Planes de interior en Alicante
La comarca de la Marina Alta ofrece rutas para caminar, pedalear o ir en mula, pozas para ba?arse y pueblos colgados de la roca
En la cima del Montg¨®, a casi 800 metros de altura sobre D¨¦nia, se ve todo el cabo de San Antonio entrando al mar como una enorme proa. Al otro lado, tierra adentro, la comarca de la Marina Alta despliega hasta las sierras una sucesi¨®n de valles de un rugoso color esmeralda. El norte de Alicante, monta?oso, abrupto y f¨¦rtil, contradice esa etiqueta de tradicional destino playero que acompa?a siempre a la regi¨®n, y ofrece otro tipo de planes en un entorno m¨¢s agreste: mercados en pueblos encantadores, gastronom¨ªa sencilla de la tierra, v¨ªas ciclistas y rutas de senderismo que surcan barrancos y montes coronados de miradores y antiguas murallas.
En direcci¨®n a Pego, se puede empezar por recorrer el marjal del parque natural de Pego-Oliva un extenso humedal con una red de canales y antiguas acequias, cuyo ecosistema es adem¨¢s zona de especial protecci¨®n de aves. Hay pasarelas de madera para caminar sobre arrozales ecol¨®gicos y cultivos experimentales, donde adem¨¢s del tradicional arroz bomba se produce una deliciosa variedad aut¨®ctona que llaman bomb¨®n. En los meses de verano el parque ofrece barcas para remar por los canales, y tambi¨¦n los amantes de la bici disponen de una v¨ªa ciclista que parte desde la Muntanyeta Verda y discurre junto al r¨ªo Salinar entre juncos y ca?as. Desde Pego, la carretera CV-712 asciende por un puerto de monta?a con espectaculares vistas sobre las sierras de Alfaro y los campos de la Vall d¡¯Ebo desgarrados por el Barranco del Infierno. Al llegar arriba, una reserva ofrece burros y mulas con itinerarios guiados por los desfiladeros. Hay multitud de rutas, con m¨¢s o menos dificultad, para adentrarse en este incre¨ªble ca?¨®n horadado durante siglos por el r¨ªo Girona; quiz¨¢ la m¨¢s conocida sea la senda que desde la ?Vall de Laguar desciende por 6.800 pelda?os en piedra de la ¨¦poca morisca hasta el fondo del barranco. Un poco m¨¢s f¨¢cil, en la Vall d¡¯Ebo hay un sendero que parte desde la fuente de La Serra y el Lavadero y va bordeando la ladera hasta Els Tolls; all¨ª el nacimiento del r¨ªo forma pozas y cascadas de agua limp¨ªsima para darse un ba?o si el tiempo acompa?a.
Picos y cuevas
La orograf¨ªa de la comarca es un aut¨¦ntico nirvana para espele¨®logos, monta?eros y escaladores: picos rocosos, paredes verticales, cuevas y hasta simas que abren su boca a 130 metros de profundidad, como las de Els Avencs, en la carretera que viene de Pego. La cueva del Rull, una gigantesca gruta con formaciones calc¨¢reas de gran belleza, fue descubierta a principios del siglo pasado por un cazador y su perro, se abri¨® en los a?os sesenta y desde entonces es uno de los reclamos tur¨ªsticos del valle.
Quiz¨¢ menos tur¨ªsticas pero m¨¢s extraordinarias ¡ªy tambi¨¦n emocionantes¡ª son las pinturas rupestres conservadas en concavidades y grutas por todo el norte de la provincia, donde se han hallado hasta 40 abrigos de comunidades neol¨ªticas con restos de arte levantino macroesquem¨¢tico exclusivo de la zona, que fueron declarados patrimonio mundial en 1998. Castell de Castells posee el yacimiento m¨¢s importante en el santuario de Pla de Petracos, al que puede llegar en coche o, si prefiere caminar hasta all¨ª, tomando una ruta circular de unos 13 kil¨®metros que parte del pueblo, cruza el r¨ªo y pasa junto a los restos de antiguos molinos. El santuario, datado en m¨¢s de 8.000 a?os de antig¨¹edad, consta de cinco abrigos protegidos por vallas en la pared de la monta?a a gran altura, decorados con motivos que los arque¨®logos interpretan como rituales que invocaban la fertilidad de estas tierras: figuras, plantas, semillas y animales dibujados con los trazos simples y gruesos de pintura roja caracter¨ªsticos del arte macroesquem¨¢tico.
Cuando atraviese estos valles, que parecen dormir al abrigo de las altas moles calc¨¢reas, quiz¨¢ piense como yo que en realidad con sus ritos los pobladores prehist¨®ricos no invocaban la fertilidad, sino que la celebraban: largos bancales de olivos, vides, cerezos y almendros que en la primavera reventar¨¢n de flores. Las delicadas cerezas de monta?a de la Vall de Gallinera, en la vecina comarca de Comtat, tienen su merecida denominaci¨®n de origen. Hay que detenerse uno a uno en los encantadores pueblos de este valle hermanados por sus nombres ¨¢rabes: Benimar?full, Benilup, Benimassot, Benilloba; en sus calles se respira un sosiego luminoso. Gorga conserva un olivo monumental y milenario, tan grande que en su tronco vivi¨® una familia durante a?os, y en las viejas piedras de Millena, Balones y Tollos hallar¨¢ petroglifos y misteriosos s¨ªmbolos grabados. Si¨¦ntese al sol en alguna de sus plazas tranquilas a degustar un plato t¨ªpico de pericana o a probar alg¨²n tinto de monastrell acompa?ado de olivas de la tierra.
Si a¨²n quiere caminar, en Planes hay una senda que recorre el barranco de l¡¯Encant¨¤ y llega hasta las estribaciones del pantano de Beniarr¨¦s, donde adem¨¢s hay otro importante yacimiento neol¨ªtico en la Cova d¡¯Or. Pero si prefiere pedalear, en L¡¯Orxa podr¨ªa incorporarse a la V¨ªa Verde del Serpis que viene desde Muro d¡¯Alcoi por el primitivo trazado ferroviario atravesando incre¨ªbles desfiladeros, t¨²neles y apeaderos fantasmas para llegar hasta Gandia.
Ana Esteban es autora del libro de relatos Peces de charco (editorial Baile del Sol).
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