Altea, para¨ªso desconocido de la Costa Blanca
Diez razones muy apetecibles para conocer el municipio alicantino
Torrevieja, Calp, Benidorm: poblaciones de tradici¨®n tur¨ªstica que se alinean en la Costa Blanca, o, lo que es lo mismo, el litoral alicantino. Estas tierras siempre han sido de las m¨¢s cotizadas por viajeros nacionales e internacionales que depositan en ellas sus esperanzas de relax y descanso durante cualquier ¨¦poca de a?o. ?Pero y Altea? Flanqueado por el mar y la monta?a, este municipio de aire bohemio con 22.000 habitantes y considerado como uno de los m¨¢s bonitos de Espa?a sigue pasando desapercibido para mucha gente. Y hay una buena raz¨®n para ello: el turismo sostenible y la conservaci¨®n del car¨¢cter esencial de Altea son dos de los grandes objetivos de vecinos y comerciantes. El resultado de esta ins¨®lita idiosincrasia tur¨ªstica se ve reflejado en sus solitarias playas de grava, en las silenciosas callejuelas tranquilas que estructuran el casco antiguo y en el car¨¢cter hospitalario de sus vecinos. Si te faltan razones para conocer la calma de Altea, aqu¨ª tienes diez.
1. Pasear por la c¨²pula de Altea
Altea se estructura en dos zonas, unidas pero diferenciadas por vecinos y visitantes: la parte baja, a la orilla de las playas, y la alta, o ¡°c¨²pula¡±, como se la conoce popularmente. En esta ¨²ltima se entrecruzan las callejuelas empedradas y estrechas del casco antiguo. Las casitas blancas son las viviendas de los afortunados vecinos de Altea, conscientes de que habitan en uno de los lugares m¨¢s bellos de la costa alicantina. Tras cada esquina del casco hist¨®rico se abre un mirador o un rinc¨®n con encanto. En verano, la animaci¨®n, la m¨²sica y la gente convierten a la plaza de la Iglesia en el centro neur¨¢lgico de Altea.
2. Contemplar la fiesta piromusical del Castell de l¡¯Olla
Es bien conocida la afici¨®n de los valencianos a la pirotecnia. La masclet¨¤ fallera de Valencia es c¨¦lebre a nivel internacional, pero la fiesta pirot¨¦cnica del Castell de l¡¯Olla, en Altea, aunque menos popular, no le va a la zaga. El castillo se celebra en agosto, la noche del segundo s¨¢bado m¨¢s cercano al d¨ªa de San Lorenzo. Hay que contemplar los fuegos artificiales desde la playa de l¡¯Olla, que empieza a llenarse de gente ya por la tarde, cuando familias con ni?os y grupos de amigos se instalan all¨ª con comida y bebida suficientes para el resto de la jornada. Los fuegos se lanzan desde una plataforma; el mar refleja sus colores y formas, provocando un efecto espejo que emociona a?o a tras a?o a los fieles de la fiesta. La m¨²sica acompa?a el espect¨¢culo.
3. Asistir a la procesi¨®n de la plant¨¤ de l¡¯arbret
La noche del 23 de junio, las playas del litoral valenciano se iluminan de manera desacostumbrada: las hogueras de San Juan toman las arenas y se convierten en el centro m¨¢gico de una noche cargada de leyendas. En Altea, adem¨¢s, esas fechas tiene lugar la tradicional plant¨¤ de l¡¯arbret, un antiguo ritual pagano que culmina con la plantaci¨®n de un gran chopo en el centro de la plaza de la Iglesia, en la c¨²pula de Altea. Los j¨®venes del pueblo pasean el ¨¢rbol en procesi¨®n por las calles del casco antiguo. Una vez plantado el chopo, se organiza una competici¨®n amistosa que gana el primero que consigue colocar una bandera en su copa. El s¨ªmbolo queda expuesto en la plaza durante semanas.
4. Explorar la Sierra de B¨¨rnia a pie
Tras las faldas de las tradicionales casitas blancas de Altea se levanta la Sierra de B¨¨rnia, la cadena monta?osa que separa las comarcas de la Marina Alta y la Marina Baja. Desde sus picos se avista la bah¨ªa de Altea. En la parte sur de la sierra, en el t¨¦rmino municipal de Callosa d¡¯en Sarri¨¤, a¨²n sobreviven algunos restos del castillo de B¨¨rnia, una construcci¨®n militar renacentista con vistas panor¨¢micas que abarcan incluso el Mar Menor murciano. Las piernas son el mejor medio de transporte para recorrer los senderos de la sierra. A sus pies se encuentra el Club de Golf Don Cayo, con nueve hoyos abiertos al p¨²blico.
5. Dejarse conquistar por el parque natural de la Serra Gelada
Uno de los parques naturales m¨¢s particulares y con m¨¢s posibilidades de robar el coraz¨®n a los reci¨¦n llegados es el de la Serra Gelada, que abarca tambi¨¦n la bah¨ªa de Altea, una de las m¨¢s valiosas de la Comunitat Valenciana por sus recursos paisaj¨ªsticos y medioambientales. Uno de los puntos m¨¢s espectaculares del parque es la illeta de l¡¯Olla, una peque?a isla a la que se puede llegar a nado desde la playa hom¨®nima. Los fondos marinos de Altea, con grandes extensiones de la valiosa posidonia oce¨¢nica, tambi¨¦n se encuadran en la Serra Gelada, y pueden explorarse buceando. En los abruptos relieves del parque se multiplican senderos que enamorar¨¢n de por vida a los aficionados a la naturaleza y al senderismo.
6 Disfrutar de una gastronom¨ªa de mar y monta?a
La costa levantina destaca por su gastronom¨ªa privilegiada: la excelente materia prima abunda en la monta?a, en la huerta y en el mar. Altea es uno de esos lugares en los que no es extra?o desear que llegue la hora de comer¡ aunque hayas desayunado hace cinco minutos. La excepcional oferta gastron¨®mica hace que, aqu¨ª, la gula sea menos pecado. Los arroces, obviamente, no pueden faltar; son tradicionales el arroz a banda, la paella con boquerones o el empedrat (arroz con habichuelas blancas y bacalao). Tambi¨¦n destacan los erizos de mar, el cruet de peix (un guiso de pescado t¨ªpico de los marineros de la comarca) y los caracoles con cebolla. Para un ambiente desenfadado pero igualmente exquisito, el gastro-bar Xef Pirata (?ngel, 22) es una muy buena opci¨®n. Quienes en verano no dejan pasar la oportunidad de refrescarse con un helado, en la helader¨ªa Qvo (Calle Mayor, 19) encontrar¨¢n una muy buena oferta artesanal. Su especialidad son los sabores de frutas.
7. Iniciarse en los deportes n¨¢uticos y acu¨¢ticos
En Altea se concentran nada m¨¢s y nada menos que tres puertos deportivos: el Marina Greenwich (tambi¨¦n conocido como Campomanes, ¨²nico puerto deportivo del mundo atravesado por el meridiano de Greenwich), el Club N¨¢utico de Altea y el Puerto Deportivo Porto Senso, que pertenece a la urbanizaci¨®n hom¨®nima. El turismo sostenible los impregna; la tranquilidad y el cuidado por los detalles son caracter¨ªsticas clave de todos ellos. Los amantes de los deportes n¨¢uticos podr¨¢n pasar all¨ª varias jornadas disfrutando de la contemplaci¨®n de las aguas cristalinas de Altea. Cientos de aficionados al kayak, el remo, el pirag¨¹ismo, la vela o el buceo escogen la localidad a?o tras a?o para encontrarse con su h¨¢bitat preferido: el mar.
8. Explorar su m¨²sica y su arte
El arte y la cultura est¨¢n presentes en cada rinc¨®n de Altea durante todo el a?o. Tal vez sea responsabilidad, en parte, de la facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hern¨¢ndez de Alicante, que tiene aqu¨ª su sede. Estudiantes y artistas de largo recorrido se inspiran en las callejuelas y en los miradores de Altea; algunos de ellos exponen los resultados en las numerosas galer¨ªas de arte del pueblo. El centro art¨ªstico de Altea es la Sala de exposiciones Toni el Fuster o Fundaci¨®n Eberhard Schlotter, nombre otorgado por su creador, un pintor y grabador alem¨¢n enamorado de Altea que falleci¨® aqu¨ª en 2014. Parte de su obra se expone en la cuarta planta del centro, que tambi¨¦n acoge exposiciones temporales de artistas nacionales e internacionales. Adem¨¢s, como en el resto de la Comunitat Valenciana, otro arte cobra un gran protagonismo en Altea: la m¨²sica. En noviembre se celebra un conocido certamen internacional de bandas y, cuando llega el buen tiempo, m¨²sicos de toda clase toman la calle y obsequian a los transe¨²ntes con sus conciertos al aire libre.
9. Descubrir sus playas sin masificar
Para el turista cansado de toparse con toallas, sombrillas y castillos de arena a cada paso, Altea es una de las mejores opciones de la Costa Blanca. Sus playas de grava y cantos rodados disuaden a muchos; los mismos que, si se decidieran a visitarlas, caer¨ªan rendidos ante la tranquilidad que reina en ellas. Pero es mejor as¨ª: poca gente, mucho relax, aguas cristalinas y kil¨®metros de paseos para que todos, ni?os y adultos, disfruten de lentos d¨ªas de playa. Las de l¡¯Olla (¨¦sta s¨ª con arena) y Cap Negret son las m¨¢s concurridas. La playa de Barreta de Gualda, al norte, es la indicada para realizar deportes n¨¢uticos, dada su proximidad al puerto deportivo Campomanes. La playa Galera-Solsida y la cala de la Barra Grande son nudistas y no suelen recibir demasiados visitantes. A la primera est¨¢ permitido llevar perros.
10. El enclave para descubrir la Costa Blanca
La magn¨ªfica oferta hotelera, que incluye opciones de alojamiento para todos los gustos y bolsillos, es una muy buena raz¨®n para convertir a Altea en el campamento base desde el que explorar el resto de atractivos de la costa alicantina. Benidorm, D¨¦nia, X¨¤bia, Calp, Elx, Santa Pola, la isla de Tabarca¡ Las excursiones diarias a todos ellos pueden finalizar con un paseo nocturno por el casco antiguo de Altea, uno de los pueblos de la Costa Blanca que mejor ha sabido mantener su esencia mediterr¨¢nea.
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