Un ¡®rapitenc¡¯ con Adelaida en el Montecarlo
Entre la sierra del Montsi¨¤ y el Delta del Ebro, este hostal es un lugar para darse un chapuz¨®n, comer y escuchar las historias de ayer y de hoy de su due?a
Adelaida Cervera toma cada d¨ªa un rapitenc antes de almorzar. Es un licor a base de hierbas maceradas, elaborado en Tortosa, con hielo y sif¨®n, y se lo sirve su nieto, bien fr¨ªo. Cervera tiene 95 a?os y es la propietaria del Hostal Montecarlo, dos estrellas, en la antigua carretera nacional entre Sant Carles de la R¨¤pita y Les Cases d'Alcanar, en Tarragona. Es un negocio familiar que durante el a?o funciona mayoritariamente para los autocares de jubilados que paran a comer y a escuchar las canciones que les cantan las chicas de la banda Paris La Nuit. Con la llegada del verano sus 12 habitaciones las ocupan, sobre todo, los fieles de cada a?o, procedentes de Barcelona, Arag¨®n o Francia. El hostal es c¨¦lebre desde hace d¨¦cadas en la zona del Delta del Ebro; pero internacionalmente se dio a conocer en agosto de 2017, cuando una casa al otro lado de la carretera salt¨® por los aires: era la guarida de los terroristas del atentado de Barcelona.
El Hostal Montecarlo se convirti¨® en aquellos d¨ªas de agosto en el campo base de medios de comunicaci¨®n de medio mundo: televisiones norteamericanas, alemanas, japonesas, brit¨¢nicas... Sub¨ªan a la azotea para tomar im¨¢genes, ped¨ªan caf¨¦s, se daban un chapuz¨®n y sobre todo com¨ªan los platos que cocina Salvador Vila, el hijo de Adelaida. Vila improvisa en un santiam¨¦n arroces, pescado frito, tablas de embutidos, fideu¨¢s, gambas a la plancha o un suquet de peix de campeonato. Todo acompa?ado con productos de la zona, sobre todo olivas.
Frente al peque?o edificio de dos plantas, un motel de carretera con una piscina discreta sobre el mar, est¨¢ una peque?a playa frecuentada sobre todo por los residentes de la urbanizaci¨®n Montecarlo. Desde el arenal se abre un paisaje marino y terrestre, entre agreste y apocal¨ªptico, formado por la lengua de tierra de la Punta de la Banya, la bah¨ªa de los Alfaques y el puerto de la cementera de Alcanar.
La urbanizaci¨®n Montecarlo es el cl¨¢sico centro de casas de veraneo de finales de la d¨¦cada de 1960 que se desarroll¨® sin permisos ni planificaci¨®n urban¨ªstica. Las calles no est¨¢n pavimentadas y a duras penas hay alumbrado. Fue el lugar que la c¨¦lula de Estado Isl¨¢mico eligi¨® para almacenar 106 bombonas de butano y para planificar los atentados de 2017. M¨¢s all¨¢ de la urbanizaci¨®n, subiendo hacia el interior, se despliega la sierra del Montsi¨¤, la comarca con m¨¢s olivos milenarios de la Pen¨ªnsula. Se abren los caminos entre olivos, algarrobos, higueras, almendros y chumberas. Los mismos campos que recorrieron hace 2.500 a?os los pueblos ¨ªberos que habitaban la regi¨®n y que dejaron multitud de huellas, la m¨¢s impactante de las cuales es el poblado de la Moleta del Remei. Al lado del yacimiento arqueol¨®gico se encuentra la ermita del Remei, el templo m¨¢s importante para los ciudadanos de Alcanar. Otro santuario de impacto es la ermita de la Piedad, en las alturas de la sierra de Godall, lugar de comidas, excursiones y punto de salida para la contemplaci¨®n de las pinturas rupestres de Ulldecona.
Si no est¨¢ haciendo la siesta, a Adelaida Cervera se la encuentra en el comedor de su hostal, sentada frente a un televisor encendido que ella ignora. Siempre est¨¢ dispuesta a contar historias: el bombardeo durante la Guerra Civil en su pueblo natal, el Rosell ¡ªCastell¨®n¡ª, que estuvo a punto de matarla; su empleo como camarera durante el conflicto en una caserna de soldados alemanes; la vez que sirvi¨® de cenar a Franco, o sus temidos encuentros con Teresa Pla, La Pastora, la l¨ªder maqui del Maestrazgo. Tambi¨¦n recuerda que uno de los terroristas se acerc¨® al hostal a tomar un caf¨¦ pocas horas antes de morir. La noche que estall¨® la casa, Cervera dorm¨ªa pl¨¢cidamente: ¡°Porque mis nietos me avisaron, que si no, ni me entero. Para bombas, ?las de la Guerra Civil!¡±.
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