O Saln¨¦s: playas, vino y mejillones para un verano gallego
Una cata en el pazo de Bai¨®n, el parque nacional de las Islas Atl¨¢nticas y un chapuz¨®n en la Lanzada. Placeres estivales en la r¨ªa de Arousa
Que nueve municipios a¨²nen fuerzas para presentarse bajo la misma etiqueta resulta chocante; sobre todo si cada uno posee por s¨ª mismo m¨¢s renombre que la marca com¨²n: O Saln¨¦s. Un r¨®tulo que hace vaga referencia a la sal antigua. Una esquina de Galicia entre las r¨ªas de Arousa y Pontevedra, y que abarca nombres como O Grove, A Toxa, Cambados, Sanxenxo o Vilanova y Vilagarc¨ªa de Arousa. Joyas del turismo gallego que irrumpen en tromba pensando en los nuevos tiempos, y que han dise?ado, entre otras cosas, una nueva aplicaci¨®n para divulgar sus contenidos.
Uno de los nombres m¨¢s tra¨ªdo y llevado en titulares es Vilagarc¨ªa de Arousa. Tiene palacetes tan armoniosos como el pazo de O Rial o el de Vista Alegre. Pero es el pazo de Bai¨®n el que acapar¨® portadas por mucho tiempo. Documentado ya en el siglo XV, el edificio fue reformado por un indiano a principios del XX para convertirlo en la primera bodega ¡°industrial¡± de Galicia. Lo compr¨® luego Laureano Oubi?a. Y ya se conoce la historia: tras la Operaci¨®n N¨¦cora contra el narcotr¨¢fico pas¨® a manos de la Audiencia Nacional, siendo luego subastado. Remodelado por el arquitecto C¨¦sar Portela, es ahora una de las bodegas excelentes en la producci¨®n de albari?o, el vino procedente de la uva aut¨®ctona albari?a y cuya denominaci¨®n de origen es R¨ªas Baixas. La finca se puede visitar, y reserva una curiosidad: en lo alto de la colina, en un h¨®rreo que asemeja una torre de control, ten¨ªa Oubi?a su oficina. Lo peculiar de la bodega es que emplea a j¨®venes reinsertados y que destina el 5% de su facturaci¨®n a fines sociales.
Tambi¨¦n se dedica al vino otro pazo insigne de Vilagarc¨ªa, algo alejado del casco urbano: el pazo de Rubianes. Lo peculiar de la finca es su jard¨ªn, catalogado de Excelencia Internacional y uno de los jalones de la titulada Ruta de las Camelias. La camelia, que aqu¨ª se adapta de maravilla, era la flor ex¨®tica con la que los burgueses ornaban su estatus social.
D¨®lmenes de 6.000 a?os
M¨¢s cerca de mar abierto est¨¢ Vilanova de Arousa. De hecho, tiene enfrente la isla de Arousa, amarrada a tierra firme gracias a un largo puente y bien conocida por su dedicaci¨®n a la cr¨ªa del mejill¨®n. Sus 2.600 bateas suponen dos tercios de todas las de Galicia. Y no solo cultivan un mejill¨®n con denominaci¨®n de origen, tambi¨¦n pescan centollos, n¨¦coras, navajas y otros mariscos. Lo novedoso es que se puede ver a los trabajadores del mar en plena faena, acercarse hasta casi abordar sus bateas o barcas de pesca y hablar con ellos, gracias a j¨®venes empresas de ocio que salen desde el puerto y detallan las artes de cr¨ªa o pesca, y los controles y pasos que permiten la trazabilidad del pescado.
Estas empresas tambi¨¦n realizan excursiones alrededor de la isla o hasta el islote deshabitado de Areoso, cuyas aguas turquesas parecen caribe?as mientras que sus pe?ascos pulidos recuerdan a las Seychelles. Cuatro d¨®lmenes de hace unos 6.000 a?os sugieren que la isla estuvo unida a la costa. Tambi¨¦n es posible hacer escapadas de mayor envergadura: por ejemplo, a alguno de los cuatro archipi¨¦lagos del parque nacional de las Islas Atl¨¢nticas (Cortegada, S¨¢lvora, Ons o C¨ªes). O remontar la r¨ªa siguiendo el Camino del Mar o Translatio, el que, seg¨²n la leyenda p¨ªa, recorrieron los restos del ap¨®stol Santiago. Este Camino del Mar se combina con la llamada Variante Espiritual del Camino Portugu¨¦s. Es la ruta que sigui¨® el padre Sarmiento en el a?o santo de 1745. Este monje, disc¨ªpulo del padre Feij¨®o, fue como su maestro un campe¨®n de la Ilustraci¨®n en Espa?a; luch¨® contra las supersticiones, se interes¨® por la bot¨¢nica y la medicina y dej¨® constancia de su paso por el Saln¨¦s en el libro Viaje a Galicia. En ¨¦l se inspira la Ruta del Padre Sarmiento, otra de las iniciativas promovidas por la Mancomunidad del Saln¨¦s.
Marisco y paisajes de postal
Otro pazo majestuoso, el de Fefi?anes, parece el n¨²cleo en torno al cual hubiera crecido Cambados. Se visita como museo, y el recorrido termina en una cata en su propia bodega. Y es que este es otro de los pueblos consagrados al vino; acaba de celebrar una nueva edici¨®n de la Fiesta del Albari?o, la m¨¢s antigua de Galicia. A las afueras, en Quintans, se encuentra la Fundaci¨®n Manolo Paz (la entrada cuesta 5 euros y es necesario reservar). Un remanso de belleza en la cima de un otero que domina la desembocadura del r¨ªo Umia. Entre pinos y ¨¢rboles altivos se yerguen los po¨¦ticos monolitos o estelas de piedra del escultor, con oquedades que permiten encuadrar el paisaje. No es raro encontrar al artista trabajando en el taller abierto a la pradera.
La comarca a¨²na municipios como O Grove, A Toxa, Cambados, Sanxenxo o Vilanova y Vilagarc¨ªa de Arousa
O Grove y la isla de A Toxa son nombres m¨ªticos para el turismo gallego. El primero celebra cada octubre la Fiesta del Marisco m¨¢s concurrida de Galicia. A Toxa surgi¨® al parecer cuando unas cabras sarnosas se embadurnaban en lodos que acababan por curarlas. Hoy, hoteles de m¨¢xima categor¨ªa, el balneario, el casino, el campo de golf y un entorno de postal mantienen su sello de excelencia tur¨ªstica. El cercano mirador de Siradella permite contemplar a ojo de p¨¢jaro el Complejo Intermareal Umia-O Grove, donde el agua dulce del r¨ªo Umia se mezcla con la salada de la r¨ªa de Arousa, cobijando una importante reserva ornitol¨®gica.
Al sur de la comarca, Sanxenxo es la joya de la corona del veraneo gallego, con calas deliciosas y una docena de playas. La m¨¢s conocida, sin duda, es la de la Lanzada, presidida por una ermita rom¨¢nica. Su fama se debe a la tradici¨®n del Ba?o de las Nueve Olas, seg¨²n la cual las mujeres que en el ¨²ltimo s¨¢bado de agosto, a medianoche, tomen las nueve olas rituales supuestamente podr¨¢n curar su esterilidad. En la romer¨ªa que se celebra es costumbre pasar por detr¨¢s del altar de la Virgen tres veces para librarse del mal de ojo. Ni el padre Sarmiento ni el padre Feij¨®o estaban muy de acuerdo con tales prodigios.
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