15 lugares sorprendentes de Europa
Castillos surrealistas hechos a mano, fortalezas de hielo, grutas monumentales y puentes de v¨¦rtigo en los Alpes. Rincones tan ins¨®litos como poco visitados
M¨¢s all¨¢ de los reclamos m¨¢s t¨ªpicos, y tur¨ªsticos, Europa sigue atesorando multitud de rincones desconocidos, tan ins¨®litos como poco visitados. Desde casas que desaf¨ªan las leyes de la gravedad, a castillos surrealistas, fortalezas de hielo o puentes de v¨¦rtigo en el coraz¨®n de los Alpes suizos, una ruta que descubre lugares sorprendentes que se pueden visitar.
1 Grutas petrificantes (Tours, Francia)
En las cuevas de Savvonnieres el artista es la propia naturaleza, en forma de goteo de agua rica en minerales, que va impregnando de caliza el interior de la gruta y revistiendo todas las formas y objetos que se depositan. Al resultado, brillante, el ser humano ha contribuido introduciendo objetos (jarrones o mu?ecas, que se giran cada tres semanas) que tambi¨¦n se van impregnando de caliza hasta formar estatuas. Los coleccionistas de suvenires pueden adquirir algunos de estos rebozados en la tienda de las cuevas. Este sistema subterr¨¢neo, repleto de estalactitas y formaciones rocosas a modo de ¨®rganos de iglesia, formados a lo largo de siglos, se descubri¨® en la Edad Media, y la roca caliza (tuffeau) se emple¨® adem¨¢s para la construcci¨®n de los castillos del Loira, en Francia. Adem¨¢s, en estas cuevas impera la humedad perfecta para almacenar vino, e incluso en la ¨²ltima c¨¢mara se puede disfrutar de una cata de refrescante sauvignon blanc para intensificar esta experiencia geol¨®gica.
Las Grottes Petrifiantes est¨¢n 16 kil¨®metros de Tours y ofrecen visitas guiadas.
2 El castell de P¨²bol (Girona)
Gala fue mucho m¨¢s que la esposa de Salvador Dal¨ª: fue musa de algunos de los grandes artistas del siglo XX, esposa del escritor Paul ?luard y amante del dada¨ªsta Max Ernst, antes de casarse con Dal¨ª. El artista catal¨¢n estaba loco por su mujer, la pint¨® una y otra vez y quiso darle un lugar para que ¡°reinara como una reina total¡±. Ese lugar fue el castell de P¨²bol ¨Ca una media hora de Girona en coche¨C, una fortaleza medieval que compr¨® en 1969 y decor¨® a gusto de su musa, con antig¨¹edades y techos pintados a mano. Las cortinas de terciopelo y los candelabros a¨²n decoran sus paredes, y un sof¨¢ labial y las fuentes con rapes esculpidos a?aden pinceladas de surrealismo. El edificio fue su refugio ante la bulliciosa existencia de Salvador, y permite conocer de cerca la vida en com¨²n de la pareja; Gala solo dejaba que Dal¨ª visitase el castell si antes enviaba una solicitud escrita a mano. El palacio acab¨® convirti¨¦ndose en la tumba de Gala, y tras su entierro en la cripta, el artista utiliz¨® el castillo como estudio, con la esperanza de comunicarse con su musa desde el m¨¢s all¨¢.
El Castillo Gala Dal¨ª de P¨²bol abre de mediados de marzo a diciembre.
3 Casa-museo Kijk-Kubus (R¨®terdam, Pa¨ªses Bajos)
En R¨®terdam hay muchas obras arquitect¨®nicas innovadoras, pero hay una especialmente peculiar entre ellas: los ladeados y desordenados cubos amarillos y grises de la urbanizaci¨®n Overblaak, obra de Piet Blom. Cada cubo-vivienda se dispuso en su construcci¨®n como si fuese un ¨¢rbol, de tal forma que el conjunto recordara a un bosque. Uno de estos edificios la Casa- Museo Kijk-Kubus, se puede visitar, y aunque la sensaci¨®n ante el mismo es de desorientaci¨®n total, el interior tiene m¨¢s l¨®gica y no mantiene los ¨¢ngulos de 45? que se vislumbran desde fuera. Eso s¨ª, exige adaptar los ¨¢ngulos del mobiliario para que encajen en las estancias.
4 El puente de Mois¨¦s (Halsteren, Pa¨ªses Bajos)
Al caminar por este puente cerca de Halsteren uno puede imaginarse abriendo las aguas, como hizo Mois¨¦s en el Mar Rojo seg¨²n un pasaje b¨ªblico. En este camino peatonal socavado, o loopgraafbrug (puente trinchera), el agua llega casi a la altura de la cabeza por ambos lados. La pasarela desciende hasta una orilla embarrada y cruza el foso del fuerte de Roovere, una trinchera que cay¨® en manos francesas durante la Guerra de Sucesi¨®n Austr¨ªaca, en el siglo XVIII. El estudio RO&AD Architecten cre¨® este puente de madera para conservar el aire austero y aislado de la fortaleza, atracci¨®n tur¨ªstica venida a menos ya que es el puente, en realidad, el que atrae a muchos curiosos.
El Fort de Roovere se encuentra a 100 kil¨®metros en coche al oeste de la ciudad de Eindhoven.
5 As¨ª es un palacio ideal (Hauterives, Francia)
Este palacio es una de esas obras, un tanto delirantes, que aparecen de cuando en cuando en muchos pa¨ªses, obra de alg¨²n visionario, y que llaman la atenci¨®n por el esfuerzo o la originalidad m¨¢s que por el buen gusto. El palacio Ideal de Hauterives, a unos 55 kil¨®metros al sur de Lyon, recuerda al templo hind¨² m¨¢s disparatado, y fue construido por el cartero y artista Ferdinand Cheval a lo largo de 33 a?os. Se cuenta que cuando Cheval tropez¨® con un guijarro en un d¨ªa de primavera de 1879, le fascin¨® la forma de la piedra y la guard¨® en el bolsillo. A partir de ese d¨ªa comenz¨® a recoger piedras curiosas que encontraba en los 29 kil¨®metros de su ruta laboral y acab¨® levantando un palacio de cuento ¨Cg¨¢rgolas, escaleras, torrecillas y columnas ornamentadas¨C que recoge influencias muy diversas. Cheval culmin¨® su obra en 1912, pero solo d¨¦cadas m¨¢s tarde (mucho despu¨¦s de su muerte) fue abierto a visitas.
6 Un pueblo para bucear (Noruega)
Quienes viajan a Noruega suelen embarcarse en un crucero por alguno de sus bell¨ªsimos fiordos, entre verticales acantilados trufados de cascadas y granjas aisladas. Pero tambi¨¦n hay maravillas ocultas bajo el agua, como el pueblo que reposa en el fondo del lago Lyngstoylvatnet, en el valle de Norangsdal, al suroeste del pa¨ªs escandinavo. En 1908 hubo un desprendimiento de rocas en el monte Keipen que cre¨® una presa natural (Lyngstoylvatnet), y el lago resultante engull¨® caba?as, puentes, parte de un bosque y una vieja carretera. Hoy los submarinistas expertos se calzan su traje de neopreno m¨¢s grueso para sumergirse en estas aguas g¨¦lidas para bucear entre los viejos muros de piedra y pasar bajo el puente del pueblo. Al lago, cuya inmersi¨®n solo est¨¢ recomendada a submarinistas con experiencia, se acede f¨¢cilmente en coche, y se puede a?adir dos visitas interesantes al viaje: la iglesia de Sunnylven y las cascadas de Hellesylt, a unos 35 kil¨®metros.
7 Puente de v¨¦rtigo en los Alpes (Triftbrucke, Suiza)
Si buscamos nuevas y emocionantes experiencias por el continente, en los Alpes suizos encontraremos suficientes retos sin necesidad de recurrir a agencias de turismo de aventura. Basta, por ejemplo, con atreverse a cruzar puentes como el de Triftbrucke, en que conviene no mirar hacia abajo: se trata de una de las pasarelas m¨¢s largas, altas y vertiginosas del pa¨ªs alpino, ya que tiembla con la menor brisa. Hasta la subida en telef¨¦rico previa al Triftbrucke remueve el est¨®mago. Este puente se construy¨® en el 2009 al estilo de las pasarelas de tres cuerdas nepal¨ªes, un dise?o sencillo y duradero, empleado en muchos pasos de monta?a suizos. Cruzar los 170 metros de longitud de Triftbrucke puede convertirse en una eternidad, con el vac¨ªo de la garganta del r¨ªo Trift bajo los pies, as¨ª como las aguas verdiazules del lago Triftsee. Lo mejor es fijar la mirada en el glaciar y el paisaje monta?oso circundante y evitar bajar la mirada.
El telef¨¦rico de acceso se coge en la estaci¨®n de Nessental Triftbahn, y despu¨¦s hay que continuar a pie hasta el puente, que solo puede cruzarse de junio a octubre. El trayecto completo lleva unos 90 minutos.
8 Los hombres que miran el mar (Esbjerg, Dinamarca)
Al entrar en barco al puerto de Esbjerg, en la costa suroeste de Dinamarca, es inevitable no reparar en las cuatro figuras de nueve metros de altura, sentadas junto al muelle. Se trata de la instalaci¨®n Man Meets the Sea, que en un d¨ªa despejado se puede ver desde mar adentro a unos 10 kil¨®metros de distancia. Esta colosal obra de Svend Wiig Hansen conmemor¨®, en 1995, el centenario de la independencia del municipio de Esdjerg. Su intenci¨®n fue representar una sensaci¨®n pura de uniformidad y atemporalidad que reflejara la comuni¨®n de la humanidad con la naturaleza. Mir¨¢ndolas de frente cuesta no preguntarse qu¨¦ es lo que ven en el mar del Norte.
La obra se encuentra en Saedding Strand, a unos cuatro kil¨®metros al sur de Esbjerg.
9 Los ¨¢rboles cantores de Aalborg (Dinamarca)
Si muchos jardineros hablan sus plantas, en este parque de Aalborg, al norte de Dinamarca, son estas las que responden, cantando. Cada ¨¢rbol del parque de la m¨²sica, dentro del Kildeparken, tiene su propia melod¨ªa, a menudo relacionada con el artista que lo plant¨®. Desde 1987, esta ciudad danesa ha estado invitando a m¨²sicos y cantantes para que plantasen su propio ejemplar en este espacio verde, desde Cliff Richard hasta Sting, Beyonc¨¦, Elton John, Shakira y los ZZ Top, entre otros. Y el parque, l¨®gicamente, se lo agradeci¨® con canciones: desde 2012, los robles y cerezos reproducen su propia m¨²sica, al ser activados mediante un mecanismo que los mece, autom¨¢ticamente, de una forma concreta. As¨ª que basta con darle al play de cada ¨¢rbol para que estos nos regalen la m¨²sica ideada por sus mentores.
Los ¨¢rboles musicales del Kildeparken se encuentran al sur del centro de Aalborg.
10 Fortaleza de nieve (Kemi, Finlandia)
Desde hace m¨¢s de 20 a?os, cada mes de diciembre, el pueblo lap¨®n de LumiLinna comienza la construcci¨®n del, probablemente, castillo de nieve m¨¢s grande del mundo, que se abre al p¨²blico a finales de enero con un dise?o nuevo y una tem¨¢tica diferente, y se mantiene, conservado por el fr¨ªo, hasta principios de abril, cuando los rayos de sol son ya demasiado fuertes. Pero antes de que se descongele, un tractor derriba los n¨ªveos muros y los bloques terminan en el mar B¨¢ltico. En el interior del castillo, aguardan a los visitantes esculturas de hielo cuidadosamente iluminadas, un restaurante de hielo, una capilla de hielo (con ceremonias incluidas) y hasta un hotel, donde se puede reservar habitaci¨®n y dormir una noche en c¨¢lidos sacos.
El castillo est¨¢ en Kemi, a unas 12 horas de tren desde Helsinki (hora y media en avi¨®n).
11 La cueva de los dragones (Eslovenia)
Cuando en el siglo XVII se descubrieron unos tritones espectrales en la cueva de Postojna se crey¨® que eran cr¨ªas de drag¨®n. Pero aunque no era as¨ª, la verdad sobre el olm (Proteus anguinus) es casi igual de interesante: este anfibio espectral y albino solo sobrevive en los 24 kil¨®metros de este sistema de cuevas, y puede sobrevivir hasta 10 a?os sin comer. Es ciego y corre a toda velocidad por los r¨ªos subterr¨¢neos vali¨¦ndose de su capacidad para percibir los d¨¦biles campos el¨¦ctricos. Las cuevas y sus viscosos residentes llevan mucho tiempo recibiendo visitantes. Hace m¨¢s de 140 a?os que un trenecito recorre la gruta, cuyas paredes presentan estalactitas y pilares calizos que se elevan como si fuesen el altar de una catedral barroca. Aunque El Brillante, una reluciente estalagmita de cinco metros de altura sea muy fotografiada, los olms son los que se llevan todo el protagonismo.
Los bi¨®logos estudian las posibles contribuciones de esta escurridiza especie a la ciencia, como la aplicaci¨®n de sus cualidades regenerativas en la cura de enfermedades como el c¨¢ncer o en la desaceleraci¨®n el envejecimiento.
12 Un pueblo pegado a la roca (Monsanto, Portugal)
Cuando uno llega a Monsanto parece que algunas de sus casas hayan sido aplastadas por una roca inmensa. Esta aldea ubicada en el este del pa¨ªs, cerca de la frontera con Espa?a, fue levantada en torno a un grupo de enormes bolos de granito, y en la construcci¨®n de sus casas solo se pudo hacer una cosa: acomodarse a ellos y usarlos como paredes, suelos e incluso techos de las viviendas. Aunque ya hay elementos modernos en medio del pueblo, el aspecto de Monsanto sigu siendo medieval; no circulan coches en el centro pero s¨ª se ven burros todav¨ªa por sus estrechas calles.
13 La ciudad de las estrellas (Mosc¨²)
En los bosques del noroeste de Mosc¨² se esconde una de las instalaciones secretas de la Fuerza A¨¦rea rusa, donde se desarroll¨® el programa espacial. Se la conoc¨ªa como Zvezdny Gorodok, la ciudad de las estrellas (el nombre oficial era pueblo militar cerrado n¨²mero 1), y en su tiempo no aparec¨ªa en los mapas. All¨ª era donde los cosmonautas rusos se entrenaban f¨ªsica, t¨¦cnica y psicol¨®gicamente. En 1991, tras la disoluci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, abri¨® sus puertas al p¨²blico y hoy acoge visitas que permiten desde probarse un traje espacial hasta hacer un vuelo con gravedad cero. Este Museo de Viajes y Exploraciones Espaciales expone adem¨¢s una colecci¨®n impresionante de trajes espaciales antiguos.
La ciudad de las estrellas est¨¢ a una hora en coche al noreste de Mosc¨². Hay que obtener un permiso para visitarla a trav¨¦s de algunos de los operadores que programan estas visitas.
14 El observatorio m¨¢s antiguo de Europa (Copenhague)
El Rundetarn de Copenhague es un edificio cil¨ªndrico coronado por una c¨²pula que acoge, probablemente, el observatorio m¨¢s antiguo de Europa que sigue funcionando. Se construy¨® en 1642 como un planetario en el que se mostraban las dos versiones del sistema solar: el modelo helioc¨¦ntrico de Galileo y la interpretaci¨®n geoc¨¦ntrica del astr¨®nomo dan¨¦s Tycho Brahe. Lo m¨¢s llamativo es la arquitectura interior, sin escalones, y con un pasillo en espiral, y de suelo de ladrillo, que da siete vueltas y media a una columna central. As¨ª era m¨¢s f¨¢cil transportar hasta la parte superior de la torre grandes instrumentos cient¨ªficos.
La Rundetarn est¨¢ abierta al p¨²blico como punto panor¨¢mico y de observaci¨®n astron¨®mica. Adem¨¢s, all¨ª se celebra una carretera anual de monociclos, en la que los participantes suben y bajan pedaleando por el pasillo en espiral.
15 La cueva de hielo de Dobsinska (Eslovaquia)
En el parque nacional de Slovensk? Raj, donde los murci¨¦lagos aletean entre barrancos calizos, un fen¨®meno natural provoca un aut¨¦ntico escalofr¨ªo: la cueva de hielo de Dob?insk¨¢, patrimonio mundial. En esta cavidad el invierno es perpetuo (la temperatura m¨¢xima es 0,5? C) porque el aire fr¨ªo se cuela dentro, pero no as¨ª el caliente. Gracias a esta congelaci¨®n permanente ha llegado a acumular m¨¢s de 110.100 metros c¨²bicos de hielo, entre g¨¦lidas paredes de tonos azulados, estalactitas congeladas y recios pilares de hielo que parecen arrancados del sal¨®n del baile de la Reina de las Nieves.
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