Aveiro, un d¨ªa en la gran r¨ªa
Desayuno cal¨®rico en la cafeter¨ªa Veneza, paseo en 'bateira' por los canales y las casas de estilo 'art nouveau'. De la ciudad portuguesa a las playas de Costa Nova
Aveiro es una ciudad costera de Portugal cruzada por canales y pasteler¨ªas, con dominio aplastante de estas. La llamada Venecia portuguesa quiz¨¢s anta?o viviera de la sal, pero hoy sus incontables confiter¨ªas viven de sus irresistibles, omnipresentes y ¨²nicos ovos moles. Aqu¨ª el desayuno con huevos no es un suponer: se estilan las yemas de huevo mezcladas con az¨²car y envueltas en una oblea, en s¨ªntesis, el ovo mole, un dulce con la primera denominaci¨®n de origen europea. Es el s¨ªmbolo de la ciudad; en su honor hay libros, joyas y hasta esculturas callejeras, pero, sobre todo, decenas de pasteler¨ªas anunciando su propia fabricaci¨®n.
10.00 Ma?ana golosa
Los escaparates de Duquesa, Rossio, Avenida, Ramos, Barrica¡ incitan a la gula, pero el desayuno lo iniciamos en las dos pasteler¨ªas m¨¢s famosas: Peixinho (1) (desde 1886) y Maria da Apresenta??o da Cruz (1882), una muy cerca de la otra, para hacerse la cosca. Como no sirven l¨ªquidos para deglutir esta excelente bomba cal¨®rica, hay que sentarse en la vecina cafeter¨ªa Veneza (2), donde rematar con otra de las especialidades locales, el p?o de l?, un bizcocho flotante, casi l¨ªquido y no menos amarillo y dulce.
11.00 Navegando por las salinas
Entonado el cuerpo y el alma ¡ªel origen de los ovos es una monja castigada con el ayuno¡ª, es hora de pasear por la ciudad en alguna de las barcazas que fondean en el canal central (10 euros, 45 minutos). Antes de acabar en el Atl¨¢ntico, la r¨ªa de Aveiro se desparrama por miles de hect¨¢reas, creando lagunas, salinas y acuaculturas diversas. Para cada faena, los aveirenses dise?aron la barquita adecuada, como los saleiros (transportaban la sal para conservar el bacalao) y los moliceiros (transporte de algas). Acabado el negocio de bacaladeros y abono marino, saleiros y moliceiros se dedican hoy a pasear a los turistas por los canales. ¡°Hubo hasta 40 salinas y hoy apenas quedan 4¡±, explica el gondolieri. Hay algunas reconvertidas, como la de Troncalhada (3), un ecomuseo, o las de Gr? Caravela y Peijota (4), con sus ba?os salinos y de barro (dos euros), en el canal de las Pir¨¢mides. Luego la barcaza toma el rumbo del canal de San Roque, que entra en la parte vieja de la ciudad, colorida y baja, y en el del Cojo, con el nuevo urbanismo, alto, de cristal y gris¨¢ceo.
La misi¨®n actual de estas barcazas contrasta con las ilustraciones que adornan proas y popas, pulcramente pintadas con motivos que reflejan las preocupaciones de la ¨¦poca; hay pinturas sobre la mili, la emigraci¨®n o la troika, y la representaci¨®n de la mujer pasa de llevar refajo a ir en biquini (y no siempre).
12.00 Residencias muy especiales
El paseo acaba frente a la Casa do Major Pessoa (5) (Rua Dr. Barbosa de Magalh?es, 10), llamada as¨ª por su antiguo propietario. Una de las 28 casas art nouveau que a principios del siglo XX constru¨ªan los ricos llegados de Brasil. Hoy es un museo de tal corriente art¨ªstica. Casi al lado hay otra de azulejos rosas que incorpora flores y plantas. Las casas se encuentran esparcidas por la ciudad, a veces pareadas a humildes hogares de pescadores, muchas de ellas aprovechadas hoy como locales comerciales. Antes de que llegaran los indianos, ya estaba levantada, en 1864, la estaci¨®n de tren (6) (Rua do Dr. Jo?o de Moura, 2), una maravilla de pa?os de azulejos en amarillo y azul que reproducen labores tradicionales de la r¨ªa. Antes de partir para las playas, y a unos 15 minutos a pie, es inexcusable pasar por la iglesia del Santo Nombre de Jes¨²s y su convento de dominicas, sede del Museo de Aveiro (7).
15.00 Costumbres bacaladeras
Se pierde m¨¢s tiempo, sin embargo, en el Museo Mar¨ªtimo de ?lhavo (8), donde se expone un barco bacaladero y se explica la aventura de estos pescadores que desde el siglo XV navegaban a Terra Nova en busca del bacalao. Se lanzaban en solitario con su d¨®ri y se perd¨ªan (a veces literalmente) en el oc¨¦ano hasta que llenaban su barquita y regresaba al barco-madre. Los camarotes del bacaladero, sus instrumentos y costumbres, y un cortometraje de esta industria en ?lhavo a comienzos del siglo XX ilustran tan heroico oficio. Apenas separan seis kil¨®metros ?lhavo de Aveiro, pero la an¨¢rquica desembocadura de la r¨ªa dificulta su acceso a pie o en bicicleta.
17.00 El paisaje m¨¢s famoso
Los lugare?os s¨ª que culebrean con sus bateiras hasta llegar a Costa Nova (9). Esta lengua de arena linda a un lado con la r¨ªa de Aveiro y, al otro, con el oc¨¦ano Atl¨¢ntico; en medio, en su origen, los tinglados de los pescadores para guardar sus aperos. En el siglo XIX aquellos almacenes se pintaban de negro y ocre, pero despu¨¦s, no s¨¦ sabe por qu¨¦, comenzaron a pintarse de vivos colores a rayas verticales. Hoy es la singular caracter¨ªstica del paseo de Costa Nova, plagada de casitas de cuento, a cientos. No hay dos iguales, si los tejados son de teja roja, alguien lo dispuso de cemento blanco, y en la disparidad se encuentran casas totalmente negras o a rayas horizontales, seguramente por llevar la contraria. Ni un decreto ley hubiera conseguido tal unanimidad. Este arenal, azotado por el viento del Atl¨¢ntico (en los comercios, el cortavientos es un art¨ªculo m¨¢s socorrido que la sombrilla), lleva hasta la playa de Barra, con su faro?(10) de 62 metros de altura, el mayor de Portugal y el segundo m¨¢s alto de la Pen¨ªnsula. Los jueves se pueden subir sus 288 escalones; hoy, afortunadamente, es martes.
20.00 Noche en el barrio del pescado
De vuelta a la parte vieja de la ciudad, a las 19.45 en O Bairro (11) comienzan a servir cenas. Ocupa una esquina de la plaza del Pescado, junto al mercado y el barrio del mismo nombre. Aqu¨ª se concentra la vidilla nocturna de Aveiro, con bares y restaurantes que miran al canal de los Botir?es y sus casitas de una planta, la mayor¨ªa pintadas y algunas con intervenciones de modernos arquitectos que han querido dejar su huella, como la del restaurante Salpoente (12) o en el puente circular que salva el canal y que choca con el vecino de Carcavelos (13), este s¨ª totalmente veneciano. La noche hay que acabarla en el Mercado Negro (14) (Rua Jo?o Mendon?a, 17), el lugar m¨¢s interesante para los noct¨¢mbulos perdidos en la r¨ªa de Aveiro.
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