Seis razones para enamorarse del Bronx
Del jard¨ªn bot¨¢nico a la playa, pasando por el famoso zoo y el estadio de b¨¦isbol de los Yankees, una ruta encantadora por el barrio neoyorquino
Solo con nombrar este barrio neoyorquino situado al norte de la ciudad muchos se echar¨¢n las manos a la cabeza, pero hay que quitarse los prejuicios de encima y darse un largo paseo por el Bronx para descubrir sus encantos, muchos de ellos al aire libre. Aqu¨ª algunas de las paradas imprescindibles en el que es uno de los cinco distritos de la urbe estadounidense, separado de Manhattan por el r¨ªo Harlem y donde viven casi 1,5 millones de personas.
El jard¨ªn bot¨¢nico
Como golpe de efecto para enamorarse de este barrio hay que visitar el jard¨ªn bot¨¢nico de Nueva York, en la medida de lo posible en un d¨ªa soleado. Para llegar hasta all¨ª, lo mejor es bajarse en la parada de metro Bed?ford Park Boulevard y caminar durante unos 10 minutos. Sabremos que vamos por buen camino al llegar a una colina en cuya cima se encuentra un monasterio y su colegio adscrito, el Academy of Mount St. Ursula, cuyo r¨®tulo indica que llevan ¡°educando a se?oritas desde 1855¡±. S¨ª, en el Bronx, en el mismo barrio donde nacieron grandes de la cultura estadounidense como el escritor Edgar Allan Poe, el director Stanley Kubrick o la actriz Ellen Barkin.
Tras el paseo se puede hacer una parada en Webster, un cl¨¢sico diner latino donde amables trabajadoras de habla hispana ofrecen un largu¨ªsimo men¨² con ins¨®litos platos como pollo con gofres. El caf¨¦ est¨¢ a pocos metros del New York Botanical Garden, un kil¨®metro cuadrado que cuenta con su correspondiente palacio de cristal de estilo victoriano a modo de invernadero. Despu¨¦s de visitar sus m¨¢s de 40 colecciones de plantas y ¨¢rboles de distinto tipo (con¨ªferas, orqu¨ªdeas, rosas o arces, entre otros muchos), se puede asistir a conciertos de jazz, ferias de comida biol¨®gica, lecturas de poemas y exposiciones de diversa ¨ªndole. Junto al bot¨¢nico, en su lado oeste, est¨¢ la Universidad jesuita de Fordham, inspirada arquitect¨®nicamente en templos del saber brit¨¢nicos como Oxford o Cambridge, algo com¨²n en los campus estadounidenses de cierto prestigio.
El cementerio de Woodlawn
Aquellos que deseen peregrinar a lugares emblem¨¢ticos donde recordar a celebridades como Edgar Allan Poe han de acercarse sin duda al cementerio de Woodlawn. Abierto desde 1863, hoy forma parte de la lista de sitios hist¨®ricos del Bronx. Adem¨¢s de la tumba de Poe, se pueden honrar las de muchos m¨²sicos que pusieron banda sonora a la ciudad, como Celia Cruz, Miles Davis y Duke Ellington.
El zoo
Aqu¨ª tambi¨¦n est¨¢ el principal zool¨®gico de los cinco con los que cuenta la ciudad de Nueva York. Lejos de ser una triste casa de fieras, el recinto es un importante centro educativo y de investigaci¨®n sobre especies animales y, por descontado, un destino para acudir con ni?os. All¨ª los animales est¨¢n en su h¨¢bitat y viven en espacios abiertos en los que correr y saltar a sus anchas. Son los visitantes quienes se van adentrando en la biosfera de los distintos continentes dependiendo de a qu¨¦ animales se acerquen. En el ¨¢rea dedicada a ?frica encontramos a las cebras, las jirafas, los leones y una selva de gorilas del Congo. Madagascar tambi¨¦n cuenta con su zona espec¨ªfica, donde hay l¨¦mures, cocodrilos y boas, y en otros sectores est¨¢n los bisontes y la fauna del continente americano.
Sabor a Italia y La Habana
Los que pensaban que la inmigraci¨®n italiana solamente se asent¨® en el popular Little Italy de Manhattan se llevar¨¢n una grata sorpresa al pasear por Arthur Avenue, entre las calles 183 y 189, no lejos del zoo. Aqu¨ª se encuentra la colectividad italiana del Bronx, con sus pizzer¨ªas, sus lugares de encuentro donde probablemente sirvan el mejor caf¨¦ del distrito y, sobre todo, con su encantador mercado cubierto Arthur Avenue Retail Market, donde se puede comprar pan, pasta o salchichas, y comer de todo y en abundancia. De camino a ¨¦l nos ir¨¢n dando la bienvenida balcones y escaparates de tiendas engalanados con v¨ªrgenes, flores y numerosas im¨¢genes de la Madre Teresa de Calcuta, pues la comunidad albanesa est¨¢ muy presente en la zona. Una vez dentro del mercado nos parecer¨¢ estar de repente en La Habana y no tanto en Italia, pues hay unos se?ores liando hojas de tabaco de modo tradicional: son empleados de La Casa Grande Cigars, una tienda especializada en la fabricaci¨®n de cigarros que adem¨¢s ofrece talleres para aprender la t¨¦cnica. Tambi¨¦n encontraremos tiendas de ultramarinos con sus conservas apiladas impecablemente hasta llegar al c¨¦lebre Mike¡¯s Deli, un restaurante en cuyos mostradores abundan los quesos cremosos y, sobre ellos, ristras de chorizos y salamis frescos.
El templo del b¨¦isbol
Otro icono del barrio, un santuario laico para muchos, es el estadio del equipo de b¨¦isbol de los Yankees, en la parada de metro 161st-Yankee Stadium. Aunque no entendamos las reglas de ese deporte, merece la pena recorrer las instalaciones de piedra caliza, blanqu¨ªsimas e inmaculadas como las de un templo morm¨®n, de este estadio nuevo inaugurado en 2009. En el interior hay una amplia oferta de comida y bebida, aunque el ritual ineludible es comerse un perrito caliente con k¨¦tchup y mostaza.
Orchard Beach
Por ¨²ltimo, aquellos que visiten el Bronx hacia finales de mayo o en pleno verano han de acercarse a la playa de Orchard Beach, abierta solamente durante los meses de buen tiempo. Esta playa p¨²blica de casi dos kil¨®metros de largo se conoc¨ªa como La Riviera de Nueva York en la d¨¦cada de 1930 y en ella se puede hacer ?p¨ªcnic, tomar algo en sus distintos bares y restaurantes y, sobre todo, recorrer su paseo mar¨ªtimo donde seguro que se cruza con m¨¢s de un personaje peculiar.
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