Matera, olvidar el olvido
La ciudad del sur de Italia, capital europea de la cultura 2019, atrapa todas las miradas gracias a su belleza arquitect¨®nica, esculpida en toba volc¨¢nica, y sus curiosas viviendas trogloditas
A Matera no lleg¨® Cristo. De ?boli no pas¨®. Hasta aquel sur del sur, la regi¨®n italiana de Basilicata (antigua Lucania), solo llegaban antes desterrados y proscritos. Como Carlo Levi, m¨¦dico, pintor e intelectual de fama a quien el r¨¦gimen fascista desterr¨® en 1935 a pueblos abismados, pr¨®ximos a Matera: ¡°Cristo nunca lleg¨® all¨ª, ni tampoco el tiempo ni el alma individual ni la esperanza ni la relaci¨®n entre las causas y los efectos, la raz¨®n y la historia (¡) a esa tierra obscura, sin pecado y sin redenci¨®n, donde el mal no es moral, sino un dolor terrenal que est¨¢ para siempre en las cosas, Cristo no baj¨®. Cristo se detuvo en ?boli¡±.
Eso escrib¨ªa Levi en su relato autobiogr¨¢fico Cristo si e fermato a ?boli (Cristo se detuvo en ?boli), publicado por Giulio Einaudi en 1945. Y provoc¨® una tremenda reacci¨®n. Artistas y escritores, pero tambi¨¦n arquitectos y urbanistas, volvieron sus ojos a aquel Mezzogiorno olvidado. Tambi¨¦n los cineastas: Matera servir¨ªa de plat¨® a directores como Lattuada, Rossellini, los hermanos Taviani, Giuseppe Tornatore, Fernando Arrabal¡ En 1971, Francesco Rosi llev¨® al cine el libro de Levi, con el mismo t¨ªtulo, una pel¨ªcula de culto. Antes, Pier Paolo Pasolini hab¨ªa rodado en los sassi (casas-cueva) de Matera su Evangelio seg¨²n San Mateo (1964). El mismo decorado utiliz¨® Mel Gibson para su truculenta Pasi¨®n de Cristo (2004). O sea, que al final s¨ª lleg¨® Cristo a Matera, aunque fuera un Cristo de pega.
Los sassi de Matera han sido comparados muchas veces con un nacimiento o bel¨¦n. Pero igual poder de evocaci¨®n tienen los paisajes b¨ªblicos de los pueblos cercanos; Grassano y Gagliano, donde Levi estuvo confinado, pero tambi¨¦n los ¡°pueblos blancos y lejanos: Irsina, Craco, Montalbano, Salandra, Pisticci, Grottole, Ferrandina, todos en la cumbre de su monte, y las tierras y las grutas de los bandidos hasta all¨¢, al fondo, donde tal vez estuvieran el mar, Metaponto y Taranto¡± (Levi). Hoy esos pueblos irradian pulcritud y nadie parece interesado en crear una ruta Carlo Levi o cosa por el estilo. Duele todav¨ªa el pasado. La consigna parece ser m¨¢s bien olvidar el olvido, y la injusticia sufrida. ?boli, que a nosotros nos recuerda a la princesa tuerta a la que Felipe II confin¨® en Pastrana, en arresto domiciliario no revisable, es hoy, junto a Matera, otro de los puntos fuertes de la provincia para un soplo de vitalidad que todo lo ha cambiado: el turismo.
La materia prima es inmejorable. Matera, capital de la provincia (una de las dos que tiene Basilicata: Matera y Potenza), se ha triplicado desde los tiempos de Levi (tiene ahora 60.000 habitantes), pero conserva la misma magia y casi la misma estampa: en el barrio alto o Civita, despunta la catedral rom¨¢nica, arropada por otros templos y palacios del casco viejo. Este se ve entallado por dos profundos tajos, con sus respectivos barrios, el Sasso Barisano y el Sasso Caveoso. En este ¨²ltimo se mantienen intactas (mejor dicho: recuperadas) las viviendas trogloditas que se escalonan por la pendiente hasta descender a la Gravina (barranco). Desde la breve explanada de la iglesia de San Pedro se tiene la mejor vista de la urdimbre de casas en cascada. Las viviendas, excavadas en la toba o tufo volc¨¢nico, podr¨ªan compararse a las casas-cueva de Guadix, y casi todas son ahora restaurantes, bares o incluso hoteles de toque singular.
Pero hay m¨¢s: entre las casas encadenadas hay peque?as iglesias rupestres, algunas con frescos medievales, como Santa Lucia alle Malve o Santa Barbara. Otras iglesias o conjuntos mon¨¢sticos primitivos, como el Convicino de Sant¡¯Antonio o Madonna delle Virt¨², se sit¨²an fuera del amasijo de viviendas, pero forman parte del conjunto que le vali¨® a Matera y sus sassi ser declarados por la Unesco patrimonio mundial. En total, dentro del declarado parque arqueol¨®gico hist¨®rico-natural, son 150 las iglesias o ermitas rupestres.
Naturalmente es este patrimonio fabuloso lo que Matera quiere potenciar y proyectar en este a?o de capitalidad cultural europea. Pero no solo: aspectos esenciales para el territorio, como el pan y el cibo (comida), el cine o la mujer ser¨¢n protagonistas en el programa de actividades para este a?o de reinado.
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