Malinas, la ciudad belga de la t¨ªa Margarita
Una panor¨¢mica desde lo alto de la torre de la catedral de San Rumoldo, el recuerdo de Carlos V y una f¨¢brica de tapices centenaria. Y adem¨¢s, cervezas artesanales
Malinas es distinta a otras ciudades hist¨®ricas de Flandes porque fue, en el siglo XVI, capital de Borgo?a, un ducado que desde Francia, gracias a enjuagues de familia, extendi¨® su dominio a los Pa¨ªses Bajos. Para los espa?oles, es adem¨¢s un enclave especial. Aqu¨ª creci¨® y se educ¨® el emperador Carlos I de Espa?a y V de Alemania, que dec¨ªan los manuales escolares, en la Corte de su t¨ªa Margarita de Austria. La ciudad rebosa gui?os y recuerdos de ambos. En aquella edad dorada, por los palacios trajinaban sus birretes personajes como Erasmo de R¨®terdam o Tom¨¢s Moro. La ciudad humanista, unos 30 kil¨®metros al sur de Amberes, sigue siendo hoy un espacio a la medida del hombre. Se puede ir andando a cualquier parte o en bici si se va con prisa. La armon¨ªa y el gusto siguen brillando no solo en edificios o jardines, tambi¨¦n y sobre todo en el pulso cotidiano, la buena mesa, su esp¨ªritu abierto y cosmopolita.
9.00 538 pelda?os
Es aconsejable empezar en el Schepenhuis (1) (Vleeshouwersstraat, 6), la casa de ediles o Consistorio viejo, donde est¨¢ ahora la oficina de turismo y planificar as¨ª la visita. A solo unos pasos, est¨¢ una colosal estatua de Margarita, la t¨ªa y tutora de Carlos que fue gobernadora de los Pa¨ªses Bajos durante casi 30 a?os. La escultura estaba en la contigua Grote Markt (plaza Mayor), pero hace unos a?os se hizo un aparcamiento subterr¨¢neo y se despej¨® la plaza ¡ªlos s¨¢bados se celebra en ella un mercado al aire libre¡ª. En uno de sus frentes est¨¢ el Ayuntamiento nuevo (2); tan nuevo como que la parte g¨®tica que parece m¨¢s antigua se acab¨® en el siglo XX. En el extremo opuesto, asomando sobre un friso de casas con gablete, la catedral de San Rumoldo?(3). Contiene verdaderas maravillas, que se ven gratis; pero hay que pagar ocho euros para subir los 538 pelda?os de la torre. Vale la pena, desde arriba se puede tocar casi con los dedos el plano palpitante de Malinas.
11.00 Un tr¨ªptico de Rubens
Orientados desde las alturas, podemos ya explorar la ciudad. Por detr¨¢s del Ayuntamiento buscaremos la Keizerstraat (calle del Emperador) para llegar a los palacios de dos Margaritas, Margarita de York (4) y Margarita de Austria (5). La primera vivi¨® en el siglo XV y su palacio, tras muchas peripecias, ha acabado convertido en teatro. Margarita de Austria, su nieta, vivi¨® en el vecino palacio renacentista que ahora ocupan funcionarios judiciales. Su interior se puede ojear desde el jard¨ªn de entrada. Para hacernos cabal idea de c¨®mo era esa Corte en los buenos tiempos, debemos acercarnos al tambi¨¦n renacentista Hof van Busleyden (6) (Frederik de Merodestraat, 65). Acaba de abrir sus puertas como museo, con ap¨®sitos de dise?o vanguardista. No solo guarda piezas maestras (como el gran tapiz de la conquista de T¨²nez por Carlos V), brinda tambi¨¦n, de forma interactiva, la historia, gentes y costumbres de la ciudad. Asoma por detr¨¢s de este palacio la iglesia de San Juan, que esconde un tr¨ªptico de Rubens que representa la adoraci¨®n de los Reyes Magos. Como hay iglesias hist¨®ricas y lugares cerrados a las visitas, se ha creado la web virtualmechelen.be, que permite colarse en esos espacios vedados.
13.00 La foto, en Groen Waterke
Estamos al lado del Klapgat (literalmente, el callej¨®n del chismorreo) y de Groen Waterke (7), el rinc¨®n obligado para la foto, donde aflora el soterrado arroyo Melaan. A la hora de comer, este 2019 se podr¨¢ tomar el aperitivo en el Vleeshalle (8) o mercado de carne (Huidevettersstraat, 7), que se construy¨® en el siglo XIX y est¨¢ prevista su reapertura en breve con puestos de venta de productos exquisitos y la posibilidad de picotear. A 10 minutos a pie est¨¢ Vismarkt (9) (plaza del pescado), donde abundan las terrazas y restaurantes, algunos de vicio, como De Cirque (decirque.be). No quedan muy lejos otras opciones como Stassart 11 (en la calle y n¨²mero hom¨®nimos), Wagenoord (Maurits Sabbestraat, 123), en un antiguo garaje, o, con ambiente m¨¢s lujoso en una mansi¨®n del siglo XV, De For?tuyne (Befferstraat, 20).
15.00 Dos abad¨ªas
Con las fuerzas restauradas, volvemos casi al punto donde interrumpimos la visita para ir al encuentro de dos asilos de sendas abad¨ªas. El de la abad¨ªa de Sint-Truiden (10) (Schoutetstraat, 3), un palacete del siglo XVI, alberga ahora archivos municipales, y el cercano asilo de la abad¨ªa de Tongerlo (siglo XV), tras pasar por varios usos, aloja desde 1986 la Real F¨¢brica de Tapices De Wit?(11). Malinas brill¨® por su industria de tapices, como puede apreciarse en esta f¨¢brica centenaria ¡ªhay que reservar previamente v¨ªa e-mail¡ª. Casi enfrente se oculta el peque?o beaterio, o beguinaje, donde se reclu¨ªan las beguinas, mujeres viudas o solas (no monjas) que llevaban una vida piadosa, cada una en su casa o celda. Un poco m¨¢s adelante est¨¢ el gran beaterio?(12) (Hoviusstraat, 16), del siglo XVI y declarado patrimonio mundial (junto a otros de Flandes). Una miniciudad donde las beguinas, para subsistir, tej¨ªan encajes, entre otras cosas.
18.00 Crucero por el r¨ªo Dyle
Cerca del beaterio est¨¢ la f¨¢brica de cervezas Het Anker (13), que funciona desde 1471. Al joven Carlos, futuro emperador, le pirraban ¡°las morenitas de Malinas¡±, las mismas cervezas tostadas que ahora llevan su nombre, Gouden Carolus. Hay varias versiones, la Classic fue elegida hace poco como la mejor del mundo en su clase. Una buena forma de rematar la tarde es acercarse al r¨ªo Dyle. Hay una pasarela de madera (14) que recorre su orilla desde Haverwerf (frente a Vismarkt) hasta el jard¨ªn bot¨¢nico. De Haverwerf tambi¨¦n parten peque?os cruceros que permiten una perspectiva distinta de esta ciudad.
20.00 Dormir en una iglesia
Malinas es un lugar tranquilo y culto. Se puede encontrar animaci¨®n acorde en la Cultuurplein, plaza donde conviven un centro cultural, salas de arte y un teatro alojado en la capilla medieval del Esp¨ªritu Santo; all¨ª mismo est¨¢ el popular Kuub (15), pub alojado en un cubo dorado. A tres minutos, en Grote Markt, Makadam (16) sirve cervezas artesanales de peque?as f¨¢bricas locales. La plaza Vismarkt y callejas aleda?as, como Nauwstraat, son el punto de mayor concentraci¨®n de bares y terrazas; aqu¨ª se puede disfrutar del ambiente de bruin caf¨¦ tradicional con interior art nouveau en De Gouden Vis (17). Y en esa misma plaza se puede dormir en una antigua factor¨ªa de ahumar pescado convertida en el hotel Mercure Mechelen V¨¦?(18). Otra opci¨®n es el cercano y singular Martin¡¯s Patershof (19), una iglesia reconvertida en hotel.
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