Dub¨¢i, la ciudad inventada
Del Burj Khalifa, el edificio m¨¢s alto del mundo, al encanto de las calles de Al?Bastakiya, el barrio hist¨®rico. Excentricismo y modernidad en medio del desierto

Viajo a Dub¨¢i con un amigo espa?ol que conoce bien la ciudad. La ¨²ltima noche le pide a uno de sus contactos dubait¨ªes que nos haga una reserva para cenar en el club privado del restaurante Coya, uno de los que forman parte del hotel Four Seasons Jumeirah. El Coya tiene dos ¨¢reas: una abierta al p¨²blico y otra exclusiva, en la que solo pueden entrar los socios y sus acompa?antes. Nos sentamos en la mesa y, mientras leemos la carta, el ma?tre nos avisa de que el amigo dubait¨ª de mi amigo ha telefoneado para decir que ¨¦l pagar¨¢ nuestra cena. Por primera vez en una semana pedimos vino, cuyos precios en la ciudad nunca bajan de 100 euros por botella. Esto es Dub¨¢i: el lujo exc¨¦ntrico, el exceso, el refinamiento decadente. La suntuosidad en su sentido m¨¢s estricto. Todo es esplendoroso y exorbitante: el edificio m¨¢s alto del mundo, el centro comercial m¨¢s grande, el hotel con m¨¢s estrellas.
El mapa de Dub¨¢i, horizontal y alargado, est¨¢ compuesto de tres franjas: la del mar, la de la ciudad y la del desierto. Es una ciudad casi artificial construida en mitad de la nada. No ha tenido un crecimiento org¨¢nico, como la mayor¨ªa de ciudades del mundo, sino que ha sido edificada velozmente sobre el cimiento del dinero.
A pie de tierra es una ciudad populosa (tiene 3,1 millones de habitantes), densa y agitada, pero desde la cima del Burj Khalifa ¡ªel rascacielos m¨¢s alto jam¨¢s construido, con 828 metros de altura¡ª la visi¨®n cambia por completo: la vista alcanza a distinguirlo todo, a ver el final cercano de la ciudad y la extensi¨®n interminable del desierto, a apreciar las grandes superficies de terreno edificable que a¨²n quedan en el per¨ªmetro urbano. Parad¨®jicamente, desde el cielo, lo colosal se vuelve humano.
Dub¨¢i no es, como se cree, una ciudad imposible de caminar y dise?ada exclusivamente para los coches. Las avenidas tienen aceras y comercios, y existen algunas zonas, como La Mer ¡ªun distrito playero atestado de restaurantes, bares y tiendas¡ª, en las que solo existen los peatones.
El turismo aqu¨ª no es de museos o edificios hist¨®ricos, aunque los hay, sino de hoteles, diversi¨®n y centros comerciales. Si el viajero llega buscando esto (por razones vitales o por razones antropol¨®gicas), la ciudad le fascinar¨¢. Si busca un modelo monumental o cl¨¢sico, saldr¨¢ escaldado.
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Algunos de los hoteles son peque?as ciudades. No tienen tres restaurantes, sino treinta. Hay teatros y espect¨¢culos en su interior. Acuarios gigantes. Tiendas de lujo, comercios normales y mercadillos. Piscinas y playas privadas. En el Madinat Jumeirah Resort, por ejemplo, me encuentro al aire libre un anfiteatro en el que act¨²a un grupo ¨¢rabe. El restaurante en el que voy a cenar, el Pierchic, est¨¢ levantado encima del mar, con una estructura de palafito, y para llegar a ¨¦l tengo que atravesar primero en barca un lago interior del hotel y caminar despu¨¦s a lo largo de la costa hasta el puente de madera por el que se entra. All¨ª al lado, en mitad de la playa oscura, hay un cenador iluminado con peque?as bombillas en el que dos personas, atendidas por camareros, pasan una velada rom¨¢ntica (y, sin duda, estratosf¨¦ricamente cara).
Cuatro zonas esenciales
El viajero debe visitar al menos cuatro zonas. En Dub¨¢i Downtown encontrar¨¢, adem¨¢s del Burj Khalifa, algunos de los rascacielos m¨¢s imponentes de la ciudad y el Dubai Mall, un interminable centro comercial de lujo en el que es posible recorrer tiendas de chocolates que parecen joyer¨ªas, un espacio infinito con exposiciones de zapatos incre¨ªbles o una pista de hielo gigante.
La Marina, al sur de la ciudad, es un distrito que hace 15 a?os no exist¨ªa y que ahora cuenta con un puerto deportivo, 200 restaurantes, siete kil¨®metros de paseo a lo largo del canal y una aglomeraci¨®n de rascacielos soberbios dedicados fundamentalmente a viviendas. Dub¨¢i ha sido en los ¨²ltimos a?os ¡ªy sigue si¨¦ndolo¡ª el para¨ªso de los arquitectos. Se construye con una libertad asombrosa, sin buscar armon¨ªas ni reglas, pero el resultado es seductor. Ah¨ª est¨¢ retorci¨¦ndose en el aire la Cayan Tower, por ejemplo, para demostrarlo.
Gu¨ªa
- Restaurante Coya: coyarestaurant.com
- Rascacielos Burj Khalifa. Subir al edificio m¨¢s alto del mundo cuesta a partir de 33 euros (burjkhalifa.ae)
- Restaurante Pierchic: jumeirah.com
- Centro comercial Dubai Mall: thedubaimall.com
- Turismo de Dub¨¢i: visitdubai.com; dubaiculture.gov.ae
La Palmera es uno de los distritos extravagantes construidos sobre el mar. Tiene, en efecto, forma de palmera, pero solo vista desde el aire. Desde tierra es una sucesi¨®n de calles y avenidas con edificios y palacios lujosos. En la cima de La Palmera, en el extremo, se alza el hotel Atlantis, otro de los titanes que albergan en su interior todo el cuidado, los servicios y el lujo que un turista multimillonario necesita. Se est¨¢ construyendo actualmente otra Palmera m¨¢s grande y se ha finalizado un proyecto megal¨®mano que modela mediante islas artificiales el mapa del mundo. Algunas de las islas ya han sido compradas por empresarios rusos, actores famosos o magnates de cualquier especie.
Por ¨²ltimo, queda lo m¨¢s ¡°aut¨¦ntico¡±, el barrio hist¨®rico del que naci¨® Dub¨¢i: Al Bastakiya. Un conjunto de casas rehabilitadas al antiguo modo que permite intuir c¨®mo viv¨ªan los emirat¨ªes antes de que el dinero del petr¨®leo los transformara en el espejo de la modernidad. Un entramado de calles de casas bajas, patios umbr¨ªos y zocos bulliciosos en los que, a pesar de la profilaxis, se respira a¨²n el aire de otra ¨¦poca.
Luisg¨¦ Mart¨ªn es autor del ensayo ¡®El mundo feliz¡¯ (Anagrama).
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