Primero Primera, hospitalidad en una casa familiar

Vivir en las Tres Torres, un barrio con una de las rentas m¨¢s altas de Barcelona, fue el trampol¨ªn necesario para que Luis P¨¦rez-Sala llegase a ser piloto de F¨®rmula 1, d¨¦cada y media antes de que Fernando Alonso abriese la vena de t¨ªtulos para Espa?a. La casa que compart¨ªa con sus otros siete hermanos fue construida en 1955 por el padre, Carlos P¨¦rez-Sala, y su madre, Montse Valls-Taberner, que a¨²n vive a sus 98 a?os en el primero primera de este edificio residencial. Las dem¨¢s plantas, pertenecientes tambi¨¦n a la familia, fueron remodeladas en 2011 como si fuera un club brit¨¢nico con alojamiento, comedor selecto, biblioteca, salas elegantes y, algo muy casero, un zagu¨¢n donde desembarcar con veh¨ªculo propio, a modo de box de carruajes. Nuria P¨¦rez-Sala, la mayor de las hermanas e interiorista, ha sido la art¨ªfice del decorado, que se daba por descontado que iba a ser exquisito, comedido, hospitalario.

Tradici¨®n y modernidad se abrazan desde que el viajero accede al pad?dock. Una baranda sinuosa sale al encuentro de la escalera principal, una joya digna del posracionalismo arquitect¨®nico, que distribuye hacia arriba las 30 habitaciones del hotel. Por ah¨ª puede asomarse do?a Montse, encantada de saludar al que llegue. O su hijo Enrique, querencioso por establecer conversaci¨®n con la clientela que suele frecuentar el negocio: pacientes de alguna de las cl¨ªnicas de la zona, docentes de escuelas internacionales o familiares de ejecutivos for¨¢neos instalados por un tiempo en la capital catalana.

En la parte trasera del Primero Primera est¨¢ la piscina, un lujo de verano. M¨¢s british imposible, el sal¨®n honesto (autoservicio, los clientes son quienes anotan su consumici¨®n) invita a relajarse frente a la chimenea. Silvia Quintero se ocupa de la alimentaci¨®n con el t¨ªtulo en Hospitalidad de la Universidad de Boston. La magnificencia del desayuno as¨ª lo acredita: t¨¦s, caf¨¦s, cereales, reposter¨ªa casera, fruta fresca y cuantas elaboraciones finas solicite el hu¨¦sped. En el comedor o en la cama. Como en casa.

Los dormitorios ofrecen un m¨ªnimo de 20 metros cuadrados, que es mucho m¨¢s de lo que se estila en categor¨ªas similares. Ninguno se parece a otro. Ni en las vistas al jard¨ªn o a la calle, ni en el mobiliario de madera noble, ni en los tejidos o las pieles, ni en los detalles personales que privilegian a cualquiera.