El m¨ªtico Cabo de Gata en su mejor momento
Calas como la del Plomo, playones v¨ªrgenes como los Genoveses, mercadillos y una raci¨®n de pulpo en el Bar La Plaza. Una escapada redonda
El parque natural almeriense del Cabo de Gata-N¨ªjar alimenta intacto su mito. Las m¨¢ximas arideces de Europa, que en primavera son menos, sirven en bandeja macizos volc¨¢nicos y un litoral acendrado de 50 kil¨®metros que estimulan como pocos el amor por la naturaleza. A lo que hay que sumar una atm¨®sfera alternativa que, tal que en Ibiza, despierta el deseo de pertenencia.
Agua Amarga
El impulso de detener la vida cotidiana y desarraigarse se explicita cerca de Agua Amarga, en la cala del Plomo, desde donde se llega caminando en cuesti¨®n de 25 minutos a la cala de Enmedio, retirada e intacta. El efecto de sus erosiones es el de chimeneas de brujas o coliflores arborescentes. M¨¢s original resulta pasearla a lomos de un caballo (no se requiere experiencia) con H¨ªpica Aguamarga.
Agua Amarga recompensa la visita al olivo milenario con los pinchos de tortilla de Mar¨ªa Hern¨¢ndez en su bar La Plaza (+34 950 13 82 14), seguidos del arroz a banda en Los Tarahis (+34 950 13 82 35).
¡°La esencia de la comarca de Cabo de Gata no se puede descubrir sin pernoctar en ella¡± es un mantra de la zona. Una recomendaci¨®n de altos vuelos es Real Las Villas.
Fern¨¢n P¨¦rez
El vivo reflejo de un pueblo almeriense que preserva su estructura tradicional y un rastro el primer domingo de mes. As¨ª es Fern¨¢n P¨¦rez. En el Bar La Plaza uno no sabe qu¨¦ es mejor, si el trato familiar o la calidad de las tapitas de choto o de pulpo en salsa. La cortijada de los molineros fue reconvertida en casas rurales por Maise Vaquero, una de las almas de Cabo de Gata, anfitriona que hace de su trabajo un regalo personal. Su Molino Fern¨¢n P¨¦rez pertenece a la asociaci¨®n Cabo de Gata Rural, indicada ¡°para los viajeros que aprecien el valor de la luz y del silencio¡±. De junio a septiembre, La Haima acoge actividades culturales y presta servicio de restauraci¨®n desde las 20.00.
Las Negras
El ambiente juvenil y desenfadado se concentra en Las Negras, en buena medida por ser punto de partida de la senda a la playa de San Pedro, lo m¨¢s cercano que se puede encontrar en la Pen¨ªnsula al mundo jipiflower. En primavera las temperaturas moderadas permiten olvidarse de la lancha y afrontar los 45 minutos de caminata. Otra opci¨®n deportiva la brinda Buceo Las Negras, que ofrecen, adem¨¢s de inmersiones, rutas en kayak y paddle surf.
No puede tomarse una cerveza m¨¢s cerca del mar que en La Bodeguiya, antiguo almac¨¦n de artes de pesca. Lo espont¨¢neo aparece por donde menos se espera y habr¨¢ que estar al tanto de los recitales que el cantaor Zarrita, vecino de Las Hortichuelas, ofrece en los bares Cerro Negro y La Raspa. No hay que irse sin probar el pescado de El Manteca (+34 950 38 80 77).
Rodalquilar
La localidad de Rodalquilar es sede del museo La Casa de los Volcanes y del jard¨ªn bot¨¢nico, por no hablar de los restos de su mina de oro y su mercadillo de ¨²ltimo domingo de mes. Tras el inopinado cierre del restaurante La Tasquilla, urge acudir en Rodalquilar a una casa de comidas itinerante que sorprende con sus exquisiteces peruanas, thai y mexicanas. A la pasi¨®n gastron¨®mica de Emilio G¨®mez Fesser por las cocinas del mundo se une en Casa RaRo (Plaza del Tenis, +34 645 34 69 11) la manera de atender a los comensales de la poetisa y responsable de Ediciones RaRo, Rakel Rodr¨ªguez. No deber¨ªa extra?ar, por tanto, que se celebren en su local recitales y presentaciones de libros.
Para disfrutar del amanecer, nada como dormir en la construcci¨®n m¨¢s cercana al Playazo de Rodalquilar ¡ªa 1,5 kil¨®metros¡ª, el hotel Los Patios, desde donde gestionan tambi¨¦n el castillo de San Ram¨®n, al costado de la arena. El silencio de nuevo. Oro puro. Luego nos convocar¨¢n para el desayuno en el patio de la fuente.
La Isleta del Moro
Siguen las incursiones breves e intensas que dejan huella. La Isleta del Moro es quiz¨¢ el pueblo que guarda mejor las esencias junto al mar. El paseo por la playa del Pe?¨®n Blanco, el espig¨®n y la terraza del hostal, el mirador, el tr¨¢nsito de buceadores¡ nos dejan al final un regusto de jibia y pulpo en El Club Municipal 3? Edad (+34 696 63 39 31). Que su nombre no induzca a error, y es obligado reservar, m¨¢s si cabe en la terraza.
De los Genoveses a M¨®nsul
No hay nada que fascine tanto como los ¨²ltimos playones v¨ªrgenes del Mediterr¨¢neo. La calidad de la ensenada de los Genoveses es uniformemente superlativa, cuanto m¨¢s en primavera: sin agobios de p¨²blico ni restricciones al tr¨¢fico (de mediados de junio a mediados de septiembre; suele haber un servicio alternativo de acceso en autob¨²s desde San Jos¨¦). La bah¨ªa traza una curva de exquisitas l¨ªneas entre el altozano del Ave Mar¨ªa y el morr¨®n Genov¨¦s. Si bien el naturismo se practica en estas fechas por todo este litoral, son las calas del Barronal su referencia. Acabamos en la playa de M¨®nsul, con su islote de La Peineta, de imponente cualidad ic¨®nica.
San Jos¨¦
Despu¨¦s de las tapitas en La Raspa, situado en la rotonda de entrada a San Jos¨¦, solo tenemos que dar unos pasos para entrar en el Dagobah Rock Bar. Decorado con personajes de La guerra de las galaxias, juguetes vintage y caramelos Pez, es a medianoche cuando alcanza su punto de ebullici¨®n. Hay empat¨ªa entre los parroquianos, como si de un club social se tratase, y la m¨²sica setentera homenajea la presencia en el Dagobah de Joe Strummer, vocalista de The Clash.
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