Cactus y tacos en el desierto de Sonora
Con notables influencias espa?olas y mexicanas, la ciudad de Tucson, en el sur de Estados Unidos, tienta con su naturaleza, su m¨²sica y su gastronom¨ªa
Sus bosques de saguaros, esos ic¨®nicos cactus que parecen figuras humanas con los brazos levantados, han sido protagonistas del paisaje de un sinf¨ªn de pel¨ªculas del Oeste. Es quiz¨¢ la imagen m¨¢s famosa de Tucson, pero no la ¨²nica que justifica un viaje a esta ciudad del Estado de Arizona, situada a unos 100 kil¨®metros al norte de la frontera con M¨¦xico, en medio del desierto de Sonora. Los 286 d¨ªas de sol al a?o y temperaturas que en verano llegan a superar los 45 grados son otras se?as de esta urbe de medio mill¨®n de habitantes.
Se fund¨® oficialmente en 1775, con la construcci¨®n del presidio de San Agust¨ªn por parte del Ej¨¦rcito espa?ol ¡ªsus restos se pueden visitar¡ª, pero vestigios arqueol¨®gicos sugieren que la zona ya hab¨ªa sido habitada desde por lo menos el segundo milenio antes de Cristo. La ciudad pas¨® d¨¦cadas en manos espa?olas y luego mexicanas, hasta ser incorporada a Estados Unidos en 1854. El Barrio Viejo nos transporta al Tucson?del siglo XIX, con sus edificios bajos de gruesas paredes de adobe y ventanas peque?as para mantener los interiores frescos. Esta zona sol¨ªa ser mucho m¨¢s extensa, pero en las d¨¦cadas de 1960 y 1970 un gran n¨²mero de casas de arquitectura tradicional fueron derrumbadas para abrir espacio a la construcci¨®n de un centro de convenciones. Las que sobrevivieron han sido cuidadosamente restauradas, y el Barrio Viejo se ha convertido en una de las zonas m¨¢s selectas de la ciudad.
Los tohono o¡¯odham
Otro lugar para sumergirse en la historia de Tucson?es San Xavier del Bac, una de las misiones jesuitas fundadas en el siglo XVII por el monje espa?ol padre Eusebio Kino en lo que es hoy el sur de Estados Unidos y el norte de M¨¦xico. Se encuentra en la reserva de los tohono o¡¯odham, un pueblo ind¨ªgena cuya artesan¨ªa ¡ªunas maravillosas cestas de paja¡ª es muy apreciada. Conocida como la Paloma Blanca del Desierto, la misi¨®n de San Xavier del Bac, con su fachada esculpida y su interior a rebosar de murales y estatuas de madera, es una aut¨¦ntica joya colonial.
Al norte de la reserva de los tohono o¡¯odham se sit¨²a la parte oeste del parque nacional de Saguaro, con alucinantes bosques de estos cactus columnares y senderos bien se?alados (no hay que olvidar llevar agua si uno se adentra en este ¨¢rido paisaje). Al otro lado de la ciudad se encuentra la parte este del Saguaro y otros espacios naturales para hacer senderismo, como el Sabino Canyon, un espectacular ca?¨®n al pie de las monta?as de Santa Catalina, una de las cuatro cordilleras que rodean Tucson.
Con suerte, durante una caminata, uno se cruza con un correcaminos, un coyote o un jabal¨ª
El desierto de Sonora tiene una fauna muy particular y con suerte, durante una caminata, uno se cruza con un correcaminos, un coyote o un jabal¨ª. Pero, ojo, tambi¨¦n hay serpientes de cascabel, escorpiones y los llamados monstruos de Gila, unos reptiles venenosos cuyas mand¨ªbulas se bloquean al morder, obligando a su v¨ªctima a cortarles la cabeza. Para echarle un vistazo a la fauna local bajo condiciones controladas se puede acudir al Desert Museum, un interesante zool¨®gico que recrea los h¨¢bitats naturales de los animales.
Una sabrosa ruta urbana
Despu¨¦s de rodearla, es el momento ya de pisar las calles de Tucson, una ciudad que contin¨²a siendo asequible y, por tanto, atractiva para artistas emergentes. Los decanos de la efervescente escena musical son Giant Sand y Calexico, pioneros de un estilo que incorpora al universo rock elementos de la m¨²sica country y mariachi. Pero tambi¨¦n se escuchan muchos m¨²sicos j¨®venes. El club del hotel Congress es sin duda un buen lugar para asistir a un concierto. Como queda en el centro hist¨®rico, a pocos kil¨®metros de la Universidad de Arizona, tiende a estar muy lleno los viernes y s¨¢bados, por lo que es aconsejable elegir otro d¨ªa de la semana.
En el centro hist¨®rico se concentran tambi¨¦n algunos de los restaurantes, tiendas y galer¨ªas m¨¢s interesantes. Mast, por ejemplo, vende productos hechos a mano en Tucson. Las propietarias son tres amigas: una de ellas crea bisuter¨ªa; otra, bolsos de cuero, y la tercera, joyas con piedras preciosas locales como la turquesa. Mast se encuentra en el Mercado San Agust¨ªn, un espacio al aire libre con, entre otros, un estudio de yoga, una tienda de antig¨¹edades mexicanas y dos restaurantes geniales: el elegante Agust¨ªn Kitchen y Seis Kitchen.
Etherton Gallery es una galer¨ªa de arte especializada en fotograf¨ªa del siglo XX, con artistas como Danny Lyon, Richard Misrach y Ansel Adams. Un segundo lugar para ver el trabajo de Adams es el Center for Creative Photography, un museo y centro de estudios situado en el campus de la Universidad de Arizona que fue fundado en 1975, cuando Adams leg¨® su archivo a la instituci¨®n.
El espectacular Sabino Canyon invita al senderismo al pie de las monta?as de Santa Catalina
A la hora de comer se multiplican las opciones. Downtown Kitchen es un premiado restaurante y bar que incorpora ingredientes de la tradici¨®n agr¨ªcola de los pueblos ind¨ªgenas locales, como los frutos del cactus cholla y las habas de tepary. Otra alternativa es 5 Points, que combina la est¨¦tica de los caf¨¦s de toda la vida de la Am¨¦rica rural con un men¨² hipster, con opciones como bocadillo de remolacha ahumada, pudin vegano y chai latte.
La otra apuesta gastron¨®mica estrella de la ciudad es la comida mexicana. En la versi¨®n m¨¢s informal se sit¨²an los camiones y puestos que sirven chimichangas y hot dogs sonorenses (envueltos en beicon y servidos con frijoles, cebolla, tomate y salsa de jalape?o), como el cl¨¢sico El G¨¹ero Canelo y El Sinaloense Hot Dog Cart. En el otro extremo, restaurantes como el elegante Caf¨¦ Poca Cosa. La de Mi Nidito, local fundado en 1952, suele se?alarse como una de las cocinas mexicanas m¨¢s aut¨¦nticas. Todas las noches hay cola y ha sido visitado por famosos como el cantante Willie Nelson o el presidente Bill Clinton, quien se comi¨® un prodigioso plato combinado ¡ªhoy llamado el plato presidencial¡ª con una tostada de frijoles, un taco de birria, un chile relleno, una enchilada de pollo y un tamal de carne de res.
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