Las playas del D¨ªa D, 75 a?os despu¨¦s
Del pueblo de Sainte-M¨¨re-?glise a los arenales de Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword, los escenarios del gran desembarco de Normand¨ªa
Si hay dos nombres m¨ªticos en la abigarrada constelaci¨®n de combates de la Segunda Guerra Mundial en suelo europeo, estos son sin duda Stalingrado y Normand¨ªa. La sangrienta batalla junto al Volga, entre 1942 y 1943, decidi¨® el sentido de la contienda en el este: Hitler nunca se recuper¨® de esa derrota. Normand¨ªa, a su vez, sentenci¨® el final de la guerra en el oeste. Con el desembarco del 6 de junio de 1944 en el norte de Francia, los Aliados abrieron el ansiado segundo frente y pusieron r¨¢pidamente direcci¨®n a Berl¨ªn.
Precisamente este mes de junio se conmemora el 75? aniversario de los hechos en tierra normanda. En 1944, tras cuatro a?os de ocupaci¨®n de Francia, el alto mando alem¨¢n sab¨ªa que tarde o temprano los Aliados forzar¨ªan un ataque terrestre, salvando el canal de la Mancha. Para evitarlo, hab¨ªan edificado el llamado Muro del Atl¨¢ntico, con un rosario de b¨²nkeres erizados de artiller¨ªa. Al frente de la gigantesca operaci¨®n de defensa se hab¨ªa situado al mariscal Erwin Rommel, el h¨¦roe de la campa?a de ?frica. El convencimiento personal del F¨¹hrer, en aquella tensa espera, era que el desembarco tendr¨ªa lugar en el Paso de Calais, la zona m¨¢s pr¨®xima a la costa inglesa. All¨ª se estacionaron las divisiones de tanques Panzer, cuya inmovilidad durante las primeras horas en Normand¨ªa ser¨ªa crucial para explicar la victoria de los Aliados.
Hay mucha literatura, y algunas buenas pel¨ªculas de Hollywood, sobre lo acaecido en Normand¨ªa. Los n¨²meros redondos (como el 75? aniversario), adem¨¢s, han servido para que la larga serie de instalaciones museogr¨¢ficas que conmemoran las diversas escaramuzas de la batalla se pongan al d¨ªa y acrecienten, si cabe, su rigurosa espectacularidad.
Todo empez¨®, en realidad, la noche del 5 al 6 de junio de 1944, con el lanzamiento de paracaidistas previo al desembarco. La 82? divisi¨®n aerotransportada fue desplegada en Sainte-M¨¨re-?glise, un peque?o pueblo de 2.000 habitantes en la pen¨ªnsula de Cotentin. La operaci¨®n cost¨® a los Aliados numerosas bajas, pero salieron victoriosos. En el terreno de las an¨¦cdotas, siempre dram¨¢tico, habr¨¢ que explicar c¨®mo el soldado John Steele (1912-1969) cay¨® sobre el campanario de la iglesia. Su paraca¨ªdas se enganch¨® y ¨¦l tuvo que contemplar toda la batalla desde la impotente circunstancia de la altura. El filme El d¨ªa m¨¢s largo (1962) populariz¨® este relato y hoy un mu?eco enganchado de una tela blanca preside el campanario del pueblo, en su recuerdo. Mientras tanto, en el otro extremo de la costa normanda, la 6? divisi¨®n aerotransportada brit¨¢nica ocupaba, con m¨²sica de gaita, un puente en B¨¦nouville famoso por su nombre en clave: Pegasus.
El grueso de la batalla, con todo, tuvo lugar a las 6.30 (Hora H) del 6 de junio de 1944 (D¨ªa D). Comenzaba la Operaci¨®n Overlord, la mayor invasi¨®n anfibia realizada nunca en un ¨²nico d¨ªa. Cont¨® con la participaci¨®n de m¨¢s de 130.000 soldados, adem¨¢s de los casi 200.000 hombres de la Marina de guerra y mercante. El desembarco fue simult¨¢neo en todos los espacios disponibles entre la pen¨ªnsula de Cotentin y el estuario del Sena, con playas divididas por cinco nombres en clave. De oeste a este: Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword.
Museos y cementerios
La primera playa donde pusieron el pie las tropas aliadas fue la de Utah. All¨ª tom¨® tierra la 4? divisi¨®n estado?unidense. El enclave ha sido transformado en un completo museo (inaugurado en 1962), con abundante material de los dos bandos, que conmemora y divulga el enfrentamiento.
En la zona de Omaha, unos 50 kil¨®metros al oeste, se encuentran m¨¢s instalaciones museogr¨¢ficas de inter¨¦s: el Overlord Museum en Colleville-sur-Mer; el Mus¨¦e M¨¦morial d¡¯Omaha Beach y la Maison de la Lib¨¦ration en Saint-Laurent-sur-Mer, o el Mus¨¦e D-Day Omaha en Vierville-sur-Mer. La playa de Omaha fue el objetivo m¨¢s dif¨ªcil del D¨ªa D. La primera oleada de la 1? y la 29? divisi¨®n estadounidense fue despanzurrada sobre la arena. Spielberg retrat¨® con gran realismo aquellas dram¨¢ticas horas en Salvar al soldado Ryan (1998).
No lejos de aqu¨ª, y como consecuencia l¨®gica de estas carnicer¨ªas, se pueden visitar algunos de los ya famosos cementerios militares de Normand¨ªa. En Colleville-sur-Mer est¨¢ el camposanto americano, buc¨®lico, ordenado y con vistas al canal. A pocos kil¨®metros, en La Cambe, se encuentra el lugar de reposo para m¨¢s de 20.000 alemanes, ca¨ªdos en una guerra que no eligieron.
Si, despu¨¦s de esto, el visitante tiene ganas de m¨¢s recreaciones b¨¦licas, a¨²n las hay. Gold y Sword fueron un asunto para las tropas brit¨¢nicas, pero Juno qued¨® reservado para la tercera divisi¨®n canadiense. En Arromanches (Gold) todav¨ªa se pueden observar, cuando baja la marea, los restos del puerto artificial que construyeron los Aliados.
Pero Normand¨ªa no se acaba aqu¨ª. Tambi¨¦n se puede visitar el complejo fortificado de la isla de Tatihou, las bater¨ªas alemanas de Longues-sur-Mer (con cuatro ca?ones de 152 mil¨ªmetros perfectamente conservados), el Museo del Muro del Atl¨¢ntico de Ouistreham (antiguo b¨²nker en superficie), el Memorial de Caen...
Los ecos de los ca?onazos, entonces, a¨²n perduran en las recreaciones virtuales. El mundo tembl¨® en una de sus contiendas decisivas¡, pero eso fue hace 75 a?os.
Joan Gar¨ª es autor de ¡®La despensa perfecta. La cocina de Miquel Barrera¡¯.
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