Stalingrado, la batalla que cambi¨® la Segunda Guerra Mundial
El coronel David Glantz repasa la contienda entre el ej¨¦rcito alem¨¢n y el sovi¨¦tico Termin¨® hace hoy 75 a?os
Tras el fracaso de la Operaci¨®n Barbarroja en diciembre de 1941, Hitler decidi¨® continuar sus operaciones ofensivas a gran escala con objeto de conseguir doblegar a la Uni¨®n Sovi¨¦tica en 1942. Bajo el nombre en clave de Operaci¨®n Blau, se desencaden¨® una ofensiva que buscaba la destrucci¨®n de las fuerzas del Ej¨¦rcito Rojo en el sur de Rusia, la captura de Rostov y de la regi¨®n del bajo r¨ªo Don y penetrar profundamente en el C¨¢ucaso para hacerse con los campos petrol¨ªferos al norte y al sur de la cordillera y cercenar, de paso, el corredor persa por el cual llegaban los env¨ªos de Pr¨¦stamo y Arriendo aliados a la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Los alemanes planearon la acci¨®n en tres fases: primero, una acometida al este, hacia el Don, con una progresi¨®n hacia el sudeste siguiendo la margen meridional del r¨ªo; a continuaci¨®n, un avance doble hacia el gran meandro del Don, al oeste de Stalingrado, y la regi¨®n de Rostov; y, finalmente, un veloz empuje sobre los estrat¨¦gicos campos petrol¨ªferos del C¨¢ucaso.
Para conducir esta ofensiva, Hitler dividi¨® el Grupo de Ej¨¦rcitos Sur en los nuevos grupos de ej¨¦rcitos "A" y "B". El segundo avanzar¨ªa al este hacia el r¨ªo, mientras que el primero atacar¨ªa hacia el sur a trav¨¦s de Rostov y el C¨¢ucaso. Hitler reforz¨® ambos grupos de ej¨¦rcitos con el Segundo Ej¨¦rcito h¨²ngaro, el Tercer y Cuarto ej¨¦rcitos rumanos (el segundo de forma provisional) y el Octavo Ej¨¦rcito italiano, que se mantuvo en reserva. Las contundentes victorias que cosecharon los alemanes durante la primera fase de la Operaci¨®n Blau, especialmente la pr¨¢ctica destrucci¨®n de seis ej¨¦rcitos sovi¨¦ticos para mediados de julio, dio pie a Hitler a incluir Stalingrado en su lista de objetivos. Su nuevo plan requer¨ªa que el Sexto Ej¨¦rcito y el Cuarto Ej¨¦rcito Panzer avanzaran hacia el este para capturar la ciudad, mientras que el Primer Ej¨¦rcito Panzer y el Decimos¨¦ptimo Ej¨¦rcito proseguir¨ªan hacia el sur, rumbo al C¨¢ucaso.
Stalin orden¨® a los frentes Suroeste y Sur llevar a cabo defensas a ultranza. Tras la virtual destrucci¨®n de seis de sus ej¨¦rcitos a manos alemanas, dio instrucciones a los nuevos frentes de Vor¨®nezh y Stalingrado (1.?, 3.?, 4.? y 5.? ej¨¦rcitos de tanques y 21.?, 62.?, 63.? y 64.? ej¨¦rcitos) para detener el avance alem¨¢n a lo largo del r¨ªo Don y de su gran meandro. Acto seguido, tras la derrota de las fuerzas del Frente de Stalingrado a manos del Sexto Ej¨¦rcito y del Cuarto Panzer en el gran meandro del Don durante el mes de agosto, Stalin orden¨® a sus fuerzas defender la ciudad de Stalingrado de acuerdo con su nueva directriz: "Ni un paso atr¨¢s".
Cuando a finales de agosto el Sexto Ej¨¦rcito y el Cuarto Panzer alcanzaron las orillas del Don, Hitler les orden¨® capturar Stalingrado rode¨¢ndola por norte y sur con r¨¢pidas acometidas blindadas. Stalin y su lugarteniente, el general Zh¨²kov, reaccionaron y enviaron a los 62.? y 64.? ej¨¦rcitos para defender la ciudad y sus suburbios del sur "hasta el ¨²ltimo hombre", mientras que cuatro ej¨¦rcitos reci¨¦n formados (el 4.? de Tanques, el 24.? y el 66.? ej¨¦rcitos y el 1.? de Guardias) lanzaron contraataques sobre las fuerzas alemanas en Stalingrado desde el norte y dos ej¨¦rcitos frescos (el 57.? y el 51.?) hicieron lo propio desde el sur. Los contragolpes llevados a cabo desde la regi¨®n de Kotluban a finales de agosto y septiembre sobre el norte de la ciudad desbarataron el plan del Sexto Ej¨¦rcito de conquistar r¨¢pidamente el distrito fabril con una s¨²bita embestida panzer y arrastraron al ej¨¦rcito del general Paulus a enfangarse en una fragmentada batalla, bloque por bloque, f¨¢brica por f¨¢brica, casa por casa, por aplastar las defensas del 62.? Ej¨¦rcito del general Chuikov.
Durante el mes de octubre y primeros de noviembre, Stalin reforz¨® el ej¨¦rcito de Chuikov con las tropas justas para sostener la lucha por las ruinas de Stalingrado, al tiempo que reun¨ªa tropas frescas con las que llevar a cabo una contraofensiva para derrotar a los alemanes. Mientras, Hitler ordenaba al Sexto Ej¨¦rcito capturar Stalingrado a toda costa, obligando a Paulus a concentrar todas sus fuerzas en la ciudad para sustentar su avance. La "picadora de carne" resultante termin¨® por engullir a todo al Sexto Ej¨¦rcito, lo que oblig¨® a Hitler a encomendar las defensas adelantadas al noroeste y sur de la ciudad a cuatro ej¨¦rcitos aliados (el Segundo h¨²ngaro, el Octavo italiano y el Tercer y Cuarto rumanos). Los sovi¨¦ticos no tardaron en identificar estos puntos d¨¦biles en el per¨ªmetro alem¨¢n y se dispusieron a explotarlos.
Mientras tanto, en el C¨¢ucaso, los ej¨¦rcitos sovi¨¦ticos del Frente Transcauc¨¢sico, engrosados por las vastas remesas de tanques y equipo militar de Pr¨¦stamo y Arriendo enviadas por los Aliados, pararon en seco el avance del Primer Ej¨¦rcito Panzer y del Decimos¨¦ptimo Ej¨¦rcito a comienzos de noviembre en las proximidades de Grozni y de las monta?as del Alto C¨¢ucaso al sur de Novorossiisk. La consiguiente contraofensiva sovi¨¦tica en Stalingrado obligar¨ªa a Hitler a transferir fuerzas panzer del Grupo de Ej¨¦rcitos A al B lo que, a su vez, forz¨® a las tropas alemanas en el Ca¨²caso a pasar primero a la defensiva para, finalmente, tener que retirarse de la regi¨®n.
Al comprometer solo el n¨²mero justo de tropas en Stalingrado para mantener viva la batalla, Stalin y Zh¨²kov pudieron concentrar, durante la primera mitad de noviembre, suficientes fuerzas al norte y sur de la ciudad para ejecutar una contraofensiva basada en un plan sugerido por el general Yeremenko, comandante del Frente de Stalingrado, y revisado y robustecido por Zh¨²kov. La Operaci¨®n Urano, lanzada el 19 de noviembre, arroll¨® a las fuerzas rumanas al norte y sur de la ciudad y atrap¨® al Sexto Ej¨¦rcito y a la mayor parte del Cuarto Ej¨¦rcito Panzer (unos 300.000 hombres) en la bolsa de Stalingrado. En diciembre, los sovi¨¦ticos cerraron el cerco en torno a su presa, rechazando todo intento alem¨¢n de socorrer al Sexto Ej¨¦rcito y lanzando nuevas ofensivas que pusieron en fuga al Octavo Ej¨¦rcito italiano a lo largo del r¨ªo Don y empujaron a las fuerzas alemanas al oeste de Stalingrado. Entre enero y comienzos de febrero de 1943 los sovi¨¦ticos terminaron por reducir al embolsado Sexto Ej¨¦rcito y obligaron a Paulus a capitular, mientras conduc¨ªan renovadas ofensivas que derrotaron al Segundo Ej¨¦rcito h¨²ngaro y empujaron a los alemanes a¨²n m¨¢s al oeste, hasta el r¨ªo Don¨¦ts y la regi¨®n de Rostov.
Como ya hab¨ªa ocurrido en 1941, en la defensa a ultranza de Stalingrado los sovi¨¦ticos infligieron un volumen de bajas mucho mayor sobre las fuerzas de Hitler de lo que los alemanes hab¨ªan previsto, al tiempo que aprovecharon su vasta demograf¨ªa para reemplazar sus p¨¦rdidas y levantar nuevos ej¨¦rcitos cuando fuera preciso. La derrota de las fuerzas del Eje en la Operaci¨®n Blau se debi¨® a la sobresaliente planificaci¨®n defensiva y ofensiva sovi¨¦tica y a las mejoradas capacidades de combate de sus tropas y comandantes, pero tambi¨¦n a la innata autosuficiencia te?ida de arrogancia de los alemanes y la lamentable sobreextensi¨®n de las fuerzas del Eje. En suma, una vez m¨¢s Hitler trat¨® de conseguir demasiado con demasiado poco.
Las bajas del Eje en la campa?a de Stalingrado ascendieron hasta los 800.000 hombres. El Sexto Ej¨¦rcito y el Cuarto Ej¨¦rcito Panzer alemanes, el Tercer y Cuarto ej¨¦rcitos rumanos, el Octavo italiano y el Segundo h¨²ngaro hab¨ªan sido aniquilados, mientras que el Segundo Ej¨¦rcito alem¨¢n se encontraba seriamente da?ado y Alemania retiraba a todas sus fuerzas aliadas del combate, terribles p¨¦rdidas que mutilaron a las fuerzas de Hitler en el Frente del Este. A partir de ah¨ª la estrategia de Stalin se concentrar¨ªa en atacar por todas partes, confiado en que las defensas alemanas se hundir¨ªan en alg¨²n punto por el que poder explotar la brecha.
Si el fracaso de Barbarroja a finales de 1941 hab¨ªa puesto de manifiesto que Alemania no podr¨ªa imponerse en una corta guerra basada en la Blitzkrieg ("guerra rel¨¢mpago"), el fracaso de Blau un a?o despu¨¦s evidenciaba que, sencillamente, no podr¨ªa ganar en modo alguno. Seis meses m¨¢s tarde, la batalla de Kursk revelar¨ªa que su derrota final ser¨ªa total.
El coronel (r) David M. Glantz es editor jefe de The Journal of Slavic Military Studies y miembro de la Academia de Ciencias Naturales de Rusia (antes Sovi¨¦tica). Es autor de m¨¢s de treinta t¨ªtulos sobre el conflicto germano sovi¨¦tico, entre los que destacan Choque de Titanes (Desperta Ferro, 2017) y su obra magna, la Tetralog¨ªa de Stalingrado, cuyo primer volumen, A las puertas de Stalingrado (Desperta Ferro, 2017) acaba de ver la luz en castellano.
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