?ngeles, guerreros y vino tinto en la cuna de Castilla
La exposici¨®n 'Angeli' en la villa de Lerma es buena excusa para esta ruta burgalesa entre el arte, la historia y la buena mesa, que pasa tambi¨¦n por Covarrubias y Santo Domingo de Silos
Se puede creer o no en ellos. Pero est¨¢n ah¨ª. Los ¨¢ngeles forman parte del paisaje cultural de la humanidad, en casi cualquier ¨¦poca y geograf¨ªa, como mensajeros o intermediarios entre dioses y hombres. La exposici¨®n a ellos dedicada en Lerma, dentro del ciclo de Las Edades del Hombre, ofrece doble inter¨¦s: por un lado est¨¢ el arte tanto de obras expuestas como de espacios que las acogen; por el otro, la muestra invita a dirigir la mirada hacia un territorio de singular importancia hist¨®rica, nada menos que la cuna de Castilla.
Un territorio feraz y diverso, de belleza minuciosa, como de c¨®dice medieval, cargado de arte y de historia. Pero que se vac¨ªa, no ya paulatinamente, sino a marchas aceleradas. Por supuesto, hay alcaldes j¨®venes que tratan de frenar esa agon¨ªa y buscan casar el campo ancestral con las necesidades y aficiones de generaciones nuevas: bodegas y enoturismo, excelencia culinaria, rutas senderistas, ciclistas o ecuestres. Por no hablar de arte y turismo cultural. Hace mil a?os estas tierras tuvieron que ser repobladas a partir de cero, tras desplazar a los musulmanes hacia el sur. Puede que ahora, de otro modo, la historia se tenga que repetir.
1. Luz y sombra
Lerma acoge la muestra Angeli en tres sedes: la primitiva parroquia, donde se proyecta un audiovisual introductorio; la colegiata, donde est¨¢ el grueso del contenido, y el convento de clarisas, ahora vac¨ªo (tambi¨¦n ¨¦l). El montaje permite admirar la belleza de la colegiata g¨®tico-renacentista. Y las obras expuestas son de excelente calidad, sean de El Greco, de Gregorio Hern¨¢ndez o de autores an¨®nimos. A destacar el programa de conciertos que acompa?ar¨¢n a la exposici¨®n hasta su final, el 10 de noviembre, con figuras como Jordi Savall y muchas otras.
El tema elegido esta vez es apasionante y universal: aparecen ¨¢ngeles en todas las culturas, desde los griegos hasta las sagas mesopot¨¢micas, en las que se inspirar¨ªa el juda¨ªsmo y, por ende, el cristianismo. El discurso de Angeli se centra en el mundo b¨ªblico, ilustr¨¢ndolo sin entrar en mayores disquisiciones. No se divaga sobre otras civilizaciones, ni siquiera sobre las propias elaboraciones doctrinales del cristianismo, donde algunos llegaron a catalogar con bistur¨ª de entom¨®logo hasta nueve categor¨ªas de ¨¢ngeles, mientras que otros modernos te¨®logos aventuran una interpretaci¨®n m¨ªtico-simb¨®lica.
Pero s¨ª se da espacio a los demonios, la sombra, la otra cara de la moneda. El mal inseparable de la luz, como el haz y el env¨¦s de una hoja. Curiosamente, Lerma es creaci¨®n de una de las figuras m¨¢s oscuras de la historia de Espa?a: el duque de Lerma, valido del rey Felipe III. ?l urbaniz¨® su ciudad; se hizo construir el palacio herreriano que es el actual y se?orial parador, unido a la colegiata por un pasadizo a¨¦reo (musealizado); atrajo ¨®rdenes y conventos, y lleg¨® a gobernar desde aqu¨ª medio mundo. Al morir Felipe?III, viendo que pod¨ªa ser juzgado por malversaci¨®n, se hizo nombrar cardenal, como cantaba una copla popular: ¡°Para no morir ahorcado?/ el mayor ladr¨®n de Espa?a?/ se visti¨® de colorado¡±.
Otro villano, o h¨¦roe, seg¨²n desde qu¨¦ lado se mire, fue el cura Merino, que se enfrent¨® a Napole¨®n. Sus guerrilleros conoc¨ªan bien el intr¨ªngulis de bodegas que trufan el pueblo y las convirtieron en refugios. El cura Merino est¨¢ enterrado junto al convento de clarisas y tiene una ruta tem¨¢tica; lo mismo que el vino de aquellas bodegas, que gozan de su propia denominaci¨®n de origen: Arlanza. Se puede probar tapeando en torno a la plaza Mayor, sobre todo por la calle de Luis Cervera, donde se encuentra un excelente asador, Fonda Caracoles, y varias tiendas con dulces y productos t¨ªpicos. Tambi¨¦n tiene ruta se?alizada Jos¨¦ Zorrilla, que ven¨ªa de joven a pasar los veranos en casa de su t¨ªo y se enamor¨® de una moza que le dio calabazas; junto a la casa, a pocos pasos de Angeli, un muro exhibe el oportuno grafiti ¡°No es verdad, ¨¢ngel de amor¡¡±, que el Tenorio susurra a la novicia do?a In¨¦s.
Hablando de monjas: en Lerma son muy populares ¡°las monjas del Whats?App¡±, las dominicas que desde su convento pegado al parador crean grupos de chat a los que env¨ªan a diario un reto de amor. No menos populares son ¡°las monjas en vaqueros¡± (su h¨¢bito es de denim), congregaci¨®n crecida por ¡°el efecto Virginia¡±, una joven que atrajo como maestra de novicias tantas vocaciones que tuvieron que trasladarse a La Aguilera y Valencia, y solo vienen a Lerma a vender sus dulces; la historia recuerda al musical La llamada. Son ahora unas 300, bajo la nueva regla Iesu Communio.
2. La cuna de Castilla
Acosado, el pobre jabal¨ª se refugi¨® en la ermita de un risco sobre el r¨ªo Arlanza, vigilado todav¨ªa hoy por nubes de buitres leonados. El cazador era el conde Fern¨¢n Gonz¨¢lez, y tres ermita?os cuidaban el lugar. Uno de ellos, san Pelayo, predijo al conde que vencer¨ªa a los moros en la decisiva batalla de Carazo. As¨ª fue, y el conde, agradecido, fund¨® bajo la pe?a el monasterio de San Pedro de Arlanza. Con el tiempo, uno de sus monjes escribi¨® el Poema de Fern¨¢n Gonz¨¢lez, monumento literario de la lengua y especie de carta puebla de Castilla. Pues el futuro reino era entonces ¡°un peque?o rinc¨®n¡±, y Fern¨¢n Gonz¨¢lez consigui¨® una independencia de facto peleando con moros y cristianos: ¡°El conde don Fernando, con muy poca compa?a (¡), mantuvo siempre guerra con los reyes d¡¯Espa?a?/ non daba m¨¢s por ellos que por una casta?a¡±.
El conde fue enterrado en el monasterio. Pero tras la Desamortizaci¨®n (1835), su sepulcro fue trasladado a Covarrubias y el cenobio qued¨® abandonado. Peor fue en la d¨¦cada de 1960, cuando la fiebre de los pantanos daba sus ¨²ltimos coletazos y se proyect¨® inundar todo el valle con la presa de Retuerta. Por fortuna, aquello se par¨® a tiempo. Ahora se est¨¢n consolidando las ruinas y se espera terminar las obras este mismo verano.
Cuando aquello era puro despojo, se convirti¨® en la misi¨®n de San Antonio de la pel¨ªcula El bueno, el feo y el malo (1966). Gente emprendedora ha creado la Ruta BFM que tambi¨¦n incluye el cementerio de Sad Hill, a cinco minutos de Silos, donde tiene lugar el duelo final de la pel¨ªcula protagonizada por Clint Eastwood. Rehecho y se?alizado, Sad Hill se extiende a los pies de la sierra de Carazo, el ¡°muy fiero castellar¡± donde se libr¨® la batalla real del romancero. Y que sirvi¨® de decorado para otra pel¨ªcula, El valle de las espadas (1963), biopic de Fern¨¢n Gonz¨¢lez (hac¨ªa de conde Espartaco Santoni, y produjo la pel¨ªcula su entonces pareja, Marujita D¨ªaz).
3. ¡®La adoraci¨®n de los Magos¡¯
De San Pedro a Covarrubias, un desv¨ªo conduce a la ermita de San Olav, especie de meteorito de hierro negro y madera ca¨ªdo en la Castilla agreste. ?Qu¨¦ pinta all¨ª el santo noruego? El santuario es el cumplimiento de una promesa¡ con varios siglos de retraso. De Noruega vino la princesa Cristina, en el siglo XIII, para casar con el hermano de Alfonso X el Sabio. Como la joven esposa a?orase su tierra, el infante le prometi¨® levantar una capilla al popular san Olav. Pero la princesa muri¨® antes. Y fue enterrada en el claustro de la colegiata de Covarrubias, donde sigue su sarc¨®fago arropado de banderas, coronas y una campanita que, seg¨²n la tradici¨®n, consigue novio a las mozas que osen ta?erla.
El claustro acaba de ser acondicionado como parte del museo parroquial, que ha quedado soberbio. Por el montaje y, sobre todo, por las piezas exhibidas. Destaca el tr¨ªptico flamenco La adoraci¨®n de los Magos, una joya de gran belleza. La colegiata, g¨®tica, ?re¨²ne tantos enterramientos que el rey Alfonso XIII la llam¨® ¡°pante¨®n real¡±; entre ellos, el de Fern¨¢n Gonz¨¢lez y su mujer, en un sarc¨®fago paleocristiano. Sobre el coro, el magn¨ªfico ¨®rgano del siglo XVII que restaur¨® Francis Chapelet, quien luego ha dado conciertos (y grabado discos) en ¨¦l.
Esos conciertos estivales siguen celebr¨¢ndose y son parte de las muchas iniciativas con que los j¨®venes ediles tratan de romper el maleficio de la Espa?a vaciada (a cada paso, carteles en las puertas con el fat¨ªdico ¡°Se vende¡±). Covarrubias recibi¨® el Premio Europa Nostra en 1979, ha remozado y peatonalizado su casco hist¨®rico y figura en el club de pueblos m¨¢s bonitos de Espa?a. A los conciertos y festejos veraniegos se suman reclamos como el vino de la denominaci¨®n de Arlanza (se puede visitar una bodega en la calle de G¨®mez Salazar, 4, pero la m¨¢s espectacular es Bodegas Buezo, al norte de Lerma); otro aliciente son las rutas a caballo.
4. El cipr¨¦s de Gerardo Diego
Es una encrucijada de caminos: en Silos confluyen, entre otros, el Camino del Cid y el Camino de la Lengua Castellana, bien se?alizados y arropados de mapas y folletos. El Camino de la Lengua, que arranca en su cuna de Berceo, en La Rioja, tiene aqu¨ª un jal¨®n notable, ya que santo Domingo de Silos fue disc¨ªpulo de san Mill¨¢n de la Cogolla, el ermita?o de Berceo, paisano por tanto de Gonzalo de Berceo. Este ¨²ltimo escribi¨® en pesados alejandrinos la vida y milagros de santo Domingo. De esa ¨¦poca (siglo XII) es el claustro del monasterio, joya del rom¨¢nico por sus capiteles y relieves de una pureza compositiva que evoca la geometr¨ªa de C¨¦zanne.
En medio del claustro, el cipr¨¦s al cual dedic¨® Gerardo Diego su c¨¦lebre soneto (¡°Enhiesto surtidor de sombra y sue?o¡¡±). Junto a la botica medieval, el refectorio y otras estancias acaban de ser remodeladas como museo. Una de las salas acoge este a?o pinturas de Antonio L¨®pez, ejercicios de un taller de pintura que, por su espiritualidad, forman parte de la exposici¨®n de Las Edades del Hombre. La primitiva iglesia rom¨¢nica fue arrasada por Ventura Rodr¨ªguez para perpetrar la actual iglesia, neocl¨¢sica y fr¨ªa como un pante¨®n. All¨ª celebran los monjes sus oficios y son muchos los que se desplazan a escuchar su canto gregoriano.
El pueblo consiste en el monasterio y poco m¨¢s. De nuevo la Espa?a vaciada. Desde el Ayuntamiento o el veterano hotel Tres Coronas (buena mesa, por cierto) se articulan rutas senderistas, ciclistas, ecuestres, todas se?alizadas y con paneles explicativos. El turismo es la ¨²nica esperanza; parece que hay m¨¢s hoteles y casas rurales que viviendas permanentes. A cinco minutos en coche, el cementerio ya citado de Sad Hill y una visi¨®n grandiosa de la sierra de Carazo, el fiero castellar del romancero. En direcci¨®n opuesta, camino de Caleruega, los sabinares del r¨ªo Mataviejas y el desfiladero de La Yecla, cuyas paredes llegan a estrecharse hasta poco m¨¢s de un metro (hay una pasarela de hierro) son un parque natural poco conocido.
5. El perro de Caleruega
Que el pueblo figure entre los m¨¢s bonitos de Espa?a est¨¢ muy bien; que salga en La divina comedia, de Dante, y adem¨¢s en el para¨ªso, eso suena a milagro. Obrado sin duda por santo Domingo de Guzm¨¢n, nacido en Caleruega en 1170, en el seno de una familia noble. Cuando su madre, la beata Juana de Aza, estaba encinta, so?¨® que alumbraba un perro con una antorcha entre las fauces; era aviso de que el hijo que traer¨ªa al mundo ser¨ªa para este una luminaria, y as¨ª en casi todas las im¨¢genes de santo Domingo aparece el perrito con la antorcha.
Domingo de Guzm¨¢n ¡ªno confundir con el de Silos, ni con otros Domingos¡ª es una figura gigante para la historia de Europa. Fund¨® la Orden de Predicadores (los dominicos) y predic¨® en el Languedoc franc¨¦s contra los c¨¢taros o albigenses. Por eso, cuando se fund¨® la Inquisici¨®n para reprimir aquella ¡°herej¨ªa¡± se encomend¨® su labor a la orden dominica. La temible Santa Inquisici¨®n debut¨® en Francia; a Castilla no llegar¨ªa hasta dos siglos despu¨¦s.
Caleruega est¨¢ ocupado en gran parte por el complejo religioso crecido en torno al Torre¨®n de los Guzmanes. Sobre la estancia donde naciera Domingo se levant¨® una iglesia cuya cripta se?ala el punto exacto del nacimiento. El convento primitivo, con un sencillo claustro del siglo XIII y salas convertidas en museo, est¨¢ ocupado por monjas dominicas de clausura, que venden sus dulces a trav¨¦s del torno. Los frailes varones ocupan un edificio anexo, pero moderno, de la d¨¦cada de 1950. Son muy pocos, solo 5 frailes y 10 monjas. Los visitantes, en cambio, son muy numerosos, as¨ª que se aprovechan los espacios del enorme complejo para celebrar conciertos y eventos culturales.
6. ¡®Hic regnat felicitas¡¯
Pe?aranda de Duero tiene dos r¨ªos, y ninguno de ellos es el Duero. Figura entre los pueblos m¨¢s bonitos de Espa?a. Su plaza, en el podio de las m¨¢s bellas del pa¨ªs, produce efecto de d¨¦ja vu: aunque nunca se haya estado all¨ª, resulta familiar aquel decorado que ha servido a pel¨ªculas y series de ¨¦poca sin gastar un c¨¦ntimo en atrezo. El palacio renacentista de los Avellaneda, con artesonados mud¨¦jares y relieves platerescos, se visita, lo mismo que la iglesia o el castillo, con solo pedirlo en la oficina de turismo. Justo al lado, una iglesia atribuida a Gil de Honta?¨®n alberga un peque?o museo y un ¨®rgano barroco que suena en conciertos veraniegos. Frente al arco-puerta de acceso a la plaza parte una carretera que lleva al monasterio de la Vid. Se puede visitar la iglesia y un museo. El enclave (con un curioso hotel tem¨¢tico) resalta la importancia del vino en esa zona, que pone acento propio a la denominaci¨®n de origen Ribera de Duero; la bodega m¨¢s ic¨®nica se puede visitar no lejos de aqu¨ª, a las afueras de Gumiel de Iz¨¢n, y es la futurista Portia, que lleva la firma de Norman Foster.
Siguiendo la carretera que cruza Pe?aranda (BU-925) se llega a Coru?a del Conde, con un castillo de la ruta del Cid y una ermita con algunos de los mejores relieves visigodos conservados. Poco m¨¢s adelante, la Colonia Clunia Sulpicia, una de las urbes m¨¢s importantes de la Hispania romana (pudo acoger a 30.000 mortales). A la entrada, un centro de interpretaci¨®n breve promete la pronta construcci¨®n de otro mucho mayor. M¨¢s arriba, el teatro acaba de ser restaurado y este verano podr¨¢ reanudar sus representaciones cl¨¢sicas. En la meseta, las termas, la llamada Casa Taracena con soberbios mosaicos, el foro y poco m¨¢s; lo excavado es apenas un 3% del ¨¢rea urbana, que espera bajo el tomillo a desvelar sus secretos.
En enero de 2012, unos desalmados robaron un sillar enorme de la Casa Taracena (solo unos d¨ªas antes destrozaban y robaban un mosaico de la cercana villa romana de Ba?os de Valdearados, que se visita). La piedra en cuesti¨®n ostentaba el relieve de un gran falo. Estos s¨ªmbolos pri¨¢picos se pon¨ªan a la entrada de algunas ciudades con la inscripci¨®n Hic regnat felicitas (aqu¨ª reina la felicidad). Algunos pose¨ªan a su vez su propio falo m¨¢s chico, patitas o incluso alas: como ¨¢ngeles oscuros de una felicidad pagana.
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