Tras las huellas de la antigua RDA en Berl¨ªn
De la estatua de Marx y Engels al Museo del Muro, un recorrido por la capital alemana con paradas en el Ayuntamiento Rojo, la Torre de Televisi¨®n y una antigua prisi¨®n de la Stasi
Si el protagonista de la pel¨ªcul??a Good Bye, Lenin! (2003) tuviera que seguir ocultando a su madre la ca¨ªda del Muro y llevarla hoy a pasear por la RDA, le ser¨ªa bastante complicado. Pero todav¨ªa se puede hacer una ruta que recorre lugares emblem¨¢ticos del Berl¨ªn comunista. Ostalgia es un t¨¦rmino que se deriva de la contracci¨®n de dos palabras alemanas, Ost (este) y Nostalgie (nostalgia), y describe el cari?o a esa ¨¦poca. El Ampelmann, el hombrecillo de los sem¨¢foros creado en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana y que hoy cuenta con tiendas que le rinden culto, es uno de los s¨ªmbolos de ese sentir.
9.00 Kits para espiar
El Marx-Engels Forum (1), a dos pasos de la catedral, es un parque que cuenta con dos estatuas, de Karl Marx y Friedrich Engels, m¨¢s dos paneles de relieves. Uno escenifica el mundo capitalista (con llanto y crujir de dientes), y el otro, a la sociedad liberada y feliz que ha puesto en pr¨¢ctica el ideario de estos pensadores. El espacio se inau?gur¨® en 1986 y sobrevivi¨® a la reunificaci¨®n a pesar de los partidarios de demolerlo. Hoy los padres del comunismo sirven para hacerse un selfi.
Enfrente se encuentra el Museo de la RDA (2), un piso piloto que muestra la cotidianeidad de un habitante del Berl¨ªn Oriental, reconstruido con objetos y mobiliario de la ¨¦poca. Su tienda supera cualquier expectativa: kits para espiar a otros o descubrir si se est¨¢ siendo espiado, bolis que escriben mensajes invisibles, detectores de mentiras, libros con recetas comunistas y los omnipresentes trozos aut¨¦nticos del Muro.
11.00 Una iglesia superviviente
A cinco minutos a pie, en la calle Karl-Liebknecht, est¨¢ la iglesia de Santa Mar¨ªa (3), una de las m¨¢s antiguas de la ciudad (se abri¨® en 1260), con vocaci¨®n de superviviente ya que perdur¨® a los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y al ate¨ªsmo de los urbanistas socialistas. De estilo g¨®tico, tiene un fresco medieval y un p¨²lpito de alabastro. Justo detr¨¢s, merece la pena ver la fuente de Neptuno (4), que recuerda a las romanas de estilo neobarroco, donde el rey de los mares comparte espacio con cuatro bellezas que representan los principales r¨ªos alemanes: Rin, Elba, Oder y V¨ªstula. En la misma plaza se encuentra tambi¨¦n el Ayuntamiento Rojo (5), un edificio renacentista de 1860 que puede visitarse. A pesar de que su nombre se debe al color de sus ladrillos, la actual sede de la alcald¨ªa tambi¨¦n alberg¨® el Ayuntamiento de Berl¨ªn Este.
12.30 A 368 metros de altura
Cerca aparece un icono de la antigua RDA: la Torre de Televisi¨®n (6). Se levant¨® en 1969 y ten¨ªa dos funciones: servir de antena y demostrar al mundo la superioridad del comunismo. Eso s¨ª, en plena Guerra Fr¨ªa, cuando cualquier detalle estaba cargado de simbolog¨ªa, el reflejo del sol en su esfera le jug¨® una mala pasada al r¨¦gimen, ya que dibujaba una cruz (se bautiz¨® como ¡°la venganza del Papa¡±). Con 368 metros de altura, es un mirador excelente (subir cuesta 16,50 euros) y su restaurante giratorio no es demasiado caro.
A pesar de ser la plaza berlinesa por excelencia, la Alexanderplatz (7) parece un sitio que no ha encontrado todav¨ªa su esencia, entre el pasado y los grandes proyectos de futuro. Aqu¨ª quedaban las juventudes berlinesas del Este para salir antes de 1989, concretamente en el Reloj Mundial (8), un punto de encuentro que sigue ejerciendo esta labor. Dejando la plaza, en direcci¨®n a la Karl-Marx-Alle, hay otro vestigio del Berl¨ªn Este, la Casa del Profesor (9), un edificio blanco de 1964 que cuenta con un gran friso del artista Walter Womacka. De estilo sesentero-na¨ªf, pretend¨ªa mostrar la prosperidad del modelo comunista.
14.00 La se?orial Karl-Marx-Alle
La avenida de Karl-Marx-Alle fue algo as¨ª como los Campos El¨ªseos del comunismo. Era la principal arteria de la ciudad, donde ten¨ªan lugar los desfiles y exhibiciones de fuerza, limitada por edificios grises pero se?oriales donde viv¨ªan los altos cargos del r¨¦gimen, y que recuerda a los exteriores de la pel¨ªcula La vida de los otros (2007). En este universo de uniformidad y calles sin tiendas, el Caf¨¦ Sibylle (10) (en el n¨²mero 72) es perfecto para tomar un tentempi¨¦. Abierto en 1953, una parte del bar es una especie de museo sobre la construcci¨®n de la avenida, con objetos de propaganda comunista. El lugar es hoy centro de reuni¨®n de la izquierda y acoge actos culturales. ¡°Todo el mundo es bienvenido, excepto la extrema derecha¡±, cuentan que dijo su due?o.
16.00 Recuerdo del terror
Visitar el Berlin-Hohensch?nhausen Memorial (11), en los confines de la ciudad (Genslerstrasse, 66), es una experiencia estremecedora. Esta antigua prisi¨®n central de la Seguridad del Estado (Stasi) es un viaje por las sofisticadas t¨¦cnicas de intimidaci¨®n, mediante el dolor f¨ªsico y el terror psicol¨®gico, que muchos intelectuales y disidentes sufrieron en carne propia y que el mundo no deber¨ªa olvidar.
18.00 Conducir un Trabant
El Trabant fue el veh¨ªculo oficial de la RDA. Era un coche low cost compacto, ligero y duradero. Para tener uno hab¨ªa que inscribirse en una lista y la espera pod¨ªa durar hasta 10 a?os. Algunas empresas, como Trabi-safari.de, proponen rutas por la ciudad en estas reliquias conducidas por los visitantes.
20.00 El beso en East Side Gallery
De regreso al centro, los 1,3 kil¨®metros de la calle M¨¹hlenstrasse acogen la East Side Gallery (12), el trozo m¨¢s grande de muro y donde est¨¢ el mural con el famoso beso entre Honecker y Br¨¦znev en 1979. El lugar, tan festivo y colorido, dista de ser un fiel reflejo de lo que signific¨® esa pared. Para los que quieran saber m¨¢s est¨¢ el Museo del Muro (13) (Friedrichstrasse, 43), que habla de su historia, los intentos de huida, el Checkpoint Charlie (el paso fronterizo m¨¢s famoso) y la lucha pac¨ªfica por derribarlo.
Para prolongar este viaje en el tiempo durante la noche, se puede dormir en el Ostel Hotel (14), cuya decoraci¨®n remite a la d¨¦cada de 1970 en la RDA: papeles pintados psicod¨¦licos y cuadros de l¨ªderes pol¨ªticos incluidos. Aqu¨ª el protagonista de Good Bye, Lenin! lo tendr¨ªa f¨¢cil.
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