Siete grandes aventuras para no pasar calor este verano
De Alaska al sur de Nueva Zelanda o a la regi¨®n de los samis en Finlandia, ideas viajeras para escapar de un est¨ªo sofocante
Fr¨ªos, helados, nevados o simplemente fresquitos. Cuando el calor no nos deja dormir, es mejor so?ar con destinos frescos que contar ovejitas. Esos lugares donde la temperatura puede bajar 10 o 15 grados en comparaci¨®n con los que disfrutamos (o sufrimos) en Espa?a. De Alaska al sur de Nueva Zelanda, pasando por la regi¨®n de los samis en Finlandia, aqu¨ª van siete buenas ideas para escapar de un verano sofocante.
1. Alaska, el salvaje (nor)oeste americano
Intacta e inmensa, Alaska es un destino so?ado para amantes de la naturaleza. A pesar de su situaci¨®n en el mapa, resulta bastante accesible y el esfuerzo merece la pena: naturaleza en su estado m¨¢s aut¨¦ntico y en soledad. Aqu¨ª se pueden ver de cerca osos pardos cazando salmones o alces en los arcenes de las carreteras. Pero tampoco hay que confiarse: Alaska no es lugar para timoratos. Hacer senderismo por zonas no vigiladas tiene riesgos (incluso puede llegar a ser peligroso) y en el camino aguardan multitud de imprevistos y sorpresas, como vegetaci¨®n gigantesca, ¨¦picos viajes en autob¨²s, cementerios rusos olvidados o bares donde no parece haber cambiado nada desde la d¨¦cada de 1980. En esta tierra donde los aut¨®ctonos todav¨ªa cazan para subsistir se siguen haciendo expediciones para buscar oro y el wifi es un rumor.
Entre los imprescindibles emerge el Denali, la monta?a m¨¢s alta de Norteam¨¦rica, 6.190 metros, y el parque nacional que le rodea. Esta mole de granito y hielo, que atrae a m¨¢s de 1.000 alpinistas cada verano, domina un incre¨ªble paisaje de campos de tundra repleto de vida salvaje y m¨¢s accesible a todos los p¨²blicos. Otra de las rutas cl¨¢sicas de Alaska es el Chilkoot Trail, trazado por los buscadores de oro. Este sendero hist¨®rico de 53 kil¨®metros y rodeado de frondosos paisajes conecta Dyea (cerca de Skagway) con el lago Bennett, ya en Canad¨¢.
Hay otras experiencias que tampoco defraudan, como la bah¨ªa de los Glaciares, donde se pueden ver leones marinos, frailecillos y orcas mientras enormes pedazos de hielo se desprenden (sonoramente) de los icebergs; el parque nacional de los Fiordos de Kenai, para una ruta en kayak entre enormes bloques de hielo flotante y gaviotas animando el ambiente con sus graznidos; descubrir la cultura aut¨®ctona, viajar en el ferrocarril, embarcarse en el ferri a las remotas islas Aleutianas, avistar ballenas en el sureste del Estado o descubrir glaciares tan excepcionalmente bellos como el de Mendenhall, al norte de Junneau, un r¨ªo de hielo que sale a presi¨®n desde las monta?as.
2. De excursi¨®n en las Rocosas canadienses
La gran joya del Estado canadiense de Alberta son sus lagos, especialmente en los parques nacionales de Jasper y Banff ¡ªnadie deber¨ªa perderse la contemplaci¨®n pausada del lago Louise o el Columbia Icefield¡ª, aunque en esta parte del mundo existen otros paisajes originales como las badlands incrustadas de f¨®siles de dinosaurios alrededor de Drumheller o el sendero del lago Crypt en el parque nacional de Waterton Lakes, al sur del Estado. En el norte podremos ver bisontes y en el centro de la provincia hay ranchos hist¨®ricos, lugares sagrados para los nativos y el misterioso paisaje de los hoodooos. Las ciudades de Alberta compensan la falta de historia con su esp¨ªritu: Calgary se ha vuelto moderna, con excelentes museos y bares de copas, y una cita muy especial: el festival teatral Fringe de Edmonton.
Los parques nacionales de Banff (creado en 1885) y Jasper (1907) son dos de los m¨¢s antiguos del mundo y, a pesar de su paisaje agreste, de f¨¢cil acceso. Son territorio de las Monta?as Rocosas. Las escarpadas cumbres ara?an el cielo mientras en sus precipicios cuelgan glaciares enormes. Los lagos cristalinos de color esmeralda y turquesa reciben las aguas de cascadas que caen por acantilados sin fondo. Los anchos valles est¨¢n cubiertos de tupidos bosques y los altos prados alpinos se cubren de flores. Paisajes de postal al alcance de la mano que, de hecho, acogen hasta cinco millones de visitantes anuales. Una de las experiencias m¨¢s bonitas en las Rocosas es circular por la Icefields Parkway, la carretera m¨¢s alta y espectacular de Norteam¨¦rica, que permite el m¨¢ximo acercamiento ¡ªcon veh¨ªculo¡ª a las monta?as. Abierta en el siglo XIX por ind¨ªgenas y comerciantes de pieles, en la d¨¦cada de 1930 se construy¨® la primera secci¨®n asfaltada, mientras que la actual es de los a?os sesenta. Aunque est¨¢ muy concurrida en verano, sobre todo por autocaravanas (tambi¨¦n hay quien la recorre en bicicleta), est¨¢ jalonada de c¨¢mpines, albergues y hoteles estrat¨¦gicamente distribuidos. Es, sin duda, una de las rutas m¨ªticas del mundo, y discurre entre lagos, glaciares y cumbres nevadas, y tambi¨¦n uapit¨ªes, osos, alces¡ Hay que tener muy mala suerte para no ver al menos un animal salvaje: basta con estar atentos a los atascos provocados por los osos.
3. Groenlandia, veraneo en el hielo
Adem¨¢s de fresquita, incluso helada, esta es la mayor isla del mundo y la de menor poblaci¨®n del planeta; de hecho, es un casquete de hielo que ocupa m¨¢s del 80% de su superficie. Hay pocos lugares del mundo con un paisaje tan asombroso y con una luz tan clara (en verano). Tiene enormes espacios naturales y muy pocas carreteras para que los aventureros puedan moverse a sus anchas a pie, esquiando, en trineo o en kayak. Eso s¨ª, el clima es impredecible y la naturaleza es la que manda. Hay que reservar fuerzas para observar el sol de medianoche, ver desgajarse icebergs, deslumbrarnos ante auroras boreales o aprovechar las oportunidades que la isla ofrece para escalar en roca, pescar salm¨®n, remar en kayak de mar por sus costas o conocer las tradiciones de los groenlandeses.
La vida se concentra en la costa oeste, donde est¨¢n algunos de los pueblos y lugares m¨¢s llamativos, como Uummannaq, cuyas casas de colores se aferran al litoral. Es un pueblo de cazadores muy aut¨¦ntico, con el pescado puesto a secar y pieles ondeando en el aire. Muy cerca adem¨¢s est¨¢ la principal raz¨®n por la que los viajeros suelen viajar a Groenlandia: el Ilulissat Kangerina, uno de los glaciares m¨¢s activos del planeta. En las afueras de Ilulissat, declarado patrimonio mundial, en la desembocadura del fiordo, hay icebers descomunales, algunos del tama?o de peque?as ciudades. Con 5 kil¨®metros de ancho, genera m¨¢s de 35 kil¨®metros cuadrados de hielo al a?o, cantidad suficiente para suministrar agua a la ciudad de Nueva York durante un a?o.
Rumbo al sur encontramos la capital, Nuuk, y Qassiarsuk, un pueblo a orillas de un fiordo que es el lugar donde Erik el Rojo construy¨® su granja en el siglo X. Aqu¨ª se dice que se levant¨® la primera iglesia cristiana del Nuevo Mundo, en el a?o 1000. Pueden visitarse varias ruinas n¨®rdicas y la recreaci¨®n de una caba?a de tierra y hierba inuit del siglo XIX. Muy cerca est¨¢ Nanortalik, un bonito pueblo de pescadores, el m¨¢s meridional de Groenlandia. Pero la experiencia estrella es siempre navegar por Groenlandia. Por ejemplo, desde Aappilattoq, una peque?a aldea de pescadores ubicada en un puerto natural que permite navegar por los fiordos m¨¢s espl¨¦ndidos del sur de la isla. Es una zona pr¨¢cticamente inaccesible por tierra pero que puede recorrerse a bordo de un barco que hace la traves¨ªa cada semana o practicando el qajaq groenland¨¦s, el precursor del kayak moderno.
4. Pistas blancas de verano en Argentina
Entre los para¨ªsos australes para esquiar en pleno verano europeo hay dos especialmente recomendables en Argentina. El primero, Mendoza, ciudad conocida sobre todo por sus vinos y por su ritmo tranquilo, es una meca para esquiadores, alpinistas y escaladores. La joya blanca es Las Le?as, uno de los mejores lugares para esquiar en toda Sudam¨¦rica; algo as¨ª como el Aspen argentino. El complemento perfecto es visitar el parque provincial Aconcagua, en la frontera con Chile, formado por las tierras que rodean el cerro Aconcagua (6.962 metros), en los Andes centrales, la monta?a m¨¢s alta de Am¨¦rica. Aunque no tratemos de llegar a la cima, el paisaje es igualmente magn¨ªfico.
Pero el destino invernal predilecto de los argentinos en invierno es la regi¨®n de los Lagos, repleta de posibilidades para esquiar, escalar, caminar y disfrutar de inmensos bosques y lagos glaciares. San Carlos de Bariloche es el destino principal, a orillas del lago Nahuel Huapi, en medio del precioso parque nacional hom¨®nimo. Otro punto recomendable de la regi¨®n es El Bols¨®n, que en la d¨¦cada de 1960 fue un pueblo jipi, y actualmente aboga por el ecologismo, la sostenibilidad y la conservaci¨®n de algunos de los paisajes m¨¢s espectaculares del pa¨ªs. En torno a El Bols¨®n hay numerosas crestas, cascadas y bosques, as¨ª como San Mart¨ªn de los Andes, una especie de versi¨®n m¨¢s tranquila de Bariloche.
5 Refrescante Nueva Zelanda
Donde el invierno est¨¢ asegurado en pleno mes de agosto es en nuestras ant¨ªpodas, Nueva Zelanda, y especialmente al sur de la isla Sur, en la regi¨®n conocida como Southland, donde aguardan los paisajes sublimes de monta?as, bosques y fiordos del parque nacional Fiordland. La joya de la zona es Milford Sound, un fiordo enmarcando por acantilados de kil¨®metros de altura que se form¨® por la erosi¨®n de los glaciares durante milenios. Se llega por la Milford Hwy, con magn¨ªficas vistas alpinas en cada curva. Y aunque reciba menos antenci¨®n, el virginal Doubftul Sound (¡°lugar del silencio¡±) deja boquiabiertos a todos los viajeros que lo visitan. Desde este lugar, la carretera Southern Scenic Route serpentea a trav¨¦s de Soutland hasta los Catlins, donde los prados llegan hasta ensenadas doradas y los escarpados acantilados est¨¢n habitados por focas adormiladas.
Puestos a buscar climas frescos, hay que llegar al extremo final, la isla de Stewart (Rakiura, en maor¨ª), a la que pocos neozelandeses han viajado. Es el mejor sitio para espiar a los kiwis, la t¨ªmida ave s¨ªmbolo del pa¨ªs, aunque requiere paciencia: su plumaje marr¨®n los camufla en el monte durante la noche, el mejor momento para verlos en su h¨¢bitat. En Stewart solo hay un n¨²cleo de poblaci¨®n, Oban, el resto es naturaleza salvaje en la que disfrutar de actividades al aire libre y de un santuario de aves famoso internacionalmente, la isla de Ulva. Para caminar, el Rakiura Track propone una ruta circular de tres d¨ªas (39 kil¨®metros) que bordea hermosas playas, asciende por una cresta boscosa y atraviesa el litoral protegido de la ensenada de Paterson (Te Whaka a Te Wera), con enclaves maor¨ªs de inter¨¦s hist¨®rico.
6 Finlandia con los samis
La Laponia finlandesa es la regi¨®n de los samis, un territorio que ocupa el 30% de la superficie del pa¨ªs n¨®rdico pero solo acoge un 3% de su poblaci¨®n, y donde las bajas temperaturas invernales no han impedido la afluencia tur¨ªstica: recorridos con huskies o renos, motos de nieve y pesca en el hielo, esqu¨ª¡ Lo bueno es que en verano tambi¨¦n se puede disfrutar de la zona gracias a los magn¨ªficos senderos para caminar (los parques nacionales ofrecen desde senderos accesibles en silla de ruedas hasta itinerarios exigentes), r¨ªos perfectos para descensos de pirag¨¹ismo y rafting en aguas bravas, la pesca del salm¨®n en el valle del Teno o propuestas para entrar en contacto con la cultura sami, a trav¨¦s del arte o el pastoreo de renos.
Rovaniemi, en el c¨ªrculo polar ¨¢rtico, es la principal puerta de entrada a este vasto territorio. Adem¨¢s de acoger la residencia oficial de Santa Claus, cuenta con el museo Arktikum, una introducci¨®n perfecta a estas latitudes, y es un punto base fant¨¢stico para organizar salidas y actividades. Por ejemplo, realizar una excursi¨®n a la cascada de Auttikongas, a unos 80 kil¨®metros al sureste de Rovaniemi, a la que se accede por un sendero de 3,5 kil¨®metros que atraviesa un puente colgante. En verano el paseo tiene un aliciente extra: recolectar ar¨¢ndanos azules y rojos a lo largo del camino.
7 En Islandia, entre icebers azules
Al dar la vuelta a Islandia nos encontraremos un escenario surrealista que parece m¨¢s un plat¨® natural de cine (de hecho, ya ha aparecido en varias pel¨ªculas, como Muere otro d¨ªa, de la saga James Bond). Jokulsarlon, en el sur, es una fantasmal procesi¨®n flotante de icebergs azules. Los grandes bloques de hielo se desprenden del glaciar?Breidamerkurjokull, un ramal del inmenso campo de hielo de Vatnajokull, de 8.100 kil¨®metros cuadrados. Se trata del casquete polar m¨¢s grande del mundo (fuera de los polos), una enorme extensi¨®n de hielo bajo la que descansan picos y valles, varios volcanes activos y lagos subglaciares, as¨ª como la cima m¨¢s alta del pa¨ªs. Se puede recorrer en una excursi¨®n en motonieve y, en verano, realizar paseos informativos y excursiones por el parque nacional creado para proteger este universo helado y sus glaciares.
Merece la pena pasar al menos un par de d¨ªas en esta regi¨®n islandesa para pasear por la orilla de la laguna y aprovechar la mejor luz para hacer fotos; dar una vuelta en veh¨ªculo anfibio por la playa de los Diamantes, pasear con un gu¨ªa por el glaciar, adentrarse en grutas de hielo o navegar en barco o kayak entre los icebergs. En verano, y con buen tiempo, se puede recorrer el sendero Breioarm?rk y terminar en Hofn, viendo m¨¢s glaciares de camino y quiz¨¢s d¨¢ndose un ba?o en una piscina de agua caliente.
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