Brujuleando por la Selva Negra
De Triberg a Friburgo, una ruta en coche por los pueblos y tupidos bosques de la esquina suroeste de Alemania en busca del mito rom¨¢ntico, la diversi¨®n veraniega y la mejor cerveza
Colinas extra?amente hermosas,?/ monta?as oscuras,?/ prados luminosos,?/ rocas rojas, ca?ones pardos,?/ ?bajo la sombra de los abetos!¡±. Estos cinco versos del poema Schwarzwald (Selva Negra), de Hermann Hesse, sintetizan el paisaje de la vasta franja forestal que se extiende a lo largo de 160 kil¨®metros por el suroeste alem¨¢n, desde Karlsruhe hasta la ciudad suiza de Basilea. Hesse naci¨® en Calw, al noreste de la Selva Negra, cuyos bosques de pinos, arces y robles se alternan con refrescantes lagos de origen glaciar y pueblos medievales. Como Triberg, localidad que presume de tener el reloj de cuco m¨¢s grande del mundo (15 metros de alto) y conserva la receta original de la otra Selva Negra: la tarta de bizcocho de chocolate, mermelada de cerezas y un toque de? Kirsch que se ha convertido en embajadora de una regi¨®n que, sin componer un panorama alpino despampanante, abrum¨® a las legiones romanas hace 20 siglos ¡ªMarciana Silva, selva de la frontera, la llamaron¡ª y sigue embelesando al viajero m¨¢s esc¨¦ptico. Lo hace de forma tan discreta y pausada que, igual que tras probar el famoso postre local, en un primer momento uno no llega a explicarse del todo su fama internacional. Pero ambas, la selva y la tarta, la tienen. Y con raz¨®n.
En la garganta del r¨ªo Wutach se encuentran 1.200 especies de plantas y m¨¢s de 500 tipos de mariposas
La Selva Negra es el segundo destino tur¨ªstico m¨¢s demandado del pa¨ªs, por delante de M¨²nich y solo superado por Berl¨ªn. Eso s¨ª, de los m¨¢s de ocho millones de visitantes que la recorrieron en 2017, casi tres cuartas partes fueron alemanes. Al visitante for¨¢neo le aguarda una sugerente inmersi¨®n germana que en ocasiones puntuales, como en algunos tours guiados y ante paneles de informaci¨®n, llega a complicarse cuando ni siquiera existen alternativas idiom¨¢ticas como el ingl¨¦s. De los viajeros espa?oles (que no llegan al 1% del total), la mayor¨ªa se hace perceptible en las localidades m¨¢s tur¨ªsticas, como Friburgo, la propia Triberg o Gengenbach. Basta con perderse por carreteras secundarias y pueblos rec¨®nditos ¡ªque es por otro lado la mejor manera de descubrir la regi¨®n¡ª para no escuchar una sola palabra en castellano en todo el viaje.
Enso?aci¨®n rumbo a Triberg
El navegador del coche nos dirige hacia la Bundesstrasse 500, carretera que cruza el parque natural de la Selva Negra del sur desde Waldshut, junto a la frontera suiza, hasta Triberg, en su extremo septentrional. Cerca de Urach surge un contratiempo: v¨ªa cortada, recalculando ruta. El nuevo itinerario gira a la derecha en Neuh?usle y comienza a descender mientras una densa arboleda asciende a cada lado del coche. Nos hundimos en el bosque, comienza la enso?aci¨®n. El lamento inicial ¡ª¡°nos hemos perdido¡±¡ª se torna en asombro cuando la carretera que acompa?a el r¨ªo Glaserbach se adentra en la espesura y nos envuelve esa selva oscura y profunda con la que se toparon las tropas romanas. Es mediod¨ªa, pero la luz apenas se filtra por las copas m¨¢s altas de la muralla vegetal y solo unas manchas de sol salpican el pavimento en sombra. La carretera zigzaguea siguiendo otro cauce fluvial ¡ªel del Heubach¡ª y, tras una breve apertura, la espesura vuelve a cerrarse en un desfiladero arb¨®reo que invita a reducir la marcha (m¨¢s si cabe) y mirar hacia arriba por las ventanillas para apenas vislumbrar el cielo azul. Pocos kil¨®metros despu¨¦s, ya por un di¨¢fano paisaje de verdes lomas, llegamos a Neukirch. Fin de la enso?aci¨®n, bienvenidos a la Selva Negra.
Staufen y el mito de Fausto
¡°La selva deja o¨ªr los mil acentos de la vida; fuera del valle y en el valle mismo exti¨¦ndese una faja de neblina; pero la celeste claridad desciende hasta las profundidades y las ramas de los ¨¢rboles (¡) surgen del vaporoso abismo en que dorm¨ªan sepultadas (¡). Todo cuanto me circunda se trueca para m¨ª en para¨ªso¡±. Estas palabras del Fausto de Goethe en verdad no se refieren a la Selva Negra, sino a los bosques del Harz, en el centro de Alemania, pero podr¨ªan aplicarse a la perfecci¨®n a las estampas ic¨®nicas de Schwarzwald, cuando la bruma se enreda entre las arboledas y cubre todo con un misterioso manto de niebla. Johann Georg Faust, el personaje real que inspir¨® el mito de Fausto, vivi¨® en estos bosques. Astr¨®logo y alquimista, falleci¨® en la Posada del Le¨®n de Staufen (a 20 kil¨®metros de Friburgo) en 1539 por una explosi¨®n, mientras manejaba sustancias qu¨ªmicas. La hospeder¨ªa sigue existiendo y, adem¨¢s de dormir en ella, uno puede realizar una curiosa visita guiada por las calles de la poblaci¨®n titulada Mephisto tour. Un buen inicio para una ruta que visita algunos de los escenarios m¨¢s interesantes de la Selva Negra del sur. Para sumirse en la enso?aci¨®n o para disfrutar del l¨²dico esparcimiento veraniego.
Pero a los amantes de la literatura les gustar¨¢ saber que la fascinaci¨®n rom¨¢ntica por estos bosques, donde los ¨¢rboles son tan densos y tan altos que ¡°casi es de noche a plena luz del d¨ªa¡±, lleg¨® con la publicaci¨®n, en 1832, del cuento Das kalte Herz (El coraz¨®n fr¨ªo), de Wilhelm Hauff. Heredero del Romanticismo alem¨¢n, su relato fantasioso de inspiraci¨®n f¨¢ustica ubica en las espesuras de la Selva Negra los esp¨ªritus m¨¢gicos a los que Peter Munk, joven y humilde carbonero, acude para hacer realidad sus deseos de fama y riqueza; a cambio entrega su coraz¨®n, sustituido por un g¨¦lido pedazo de piedra en su pecho.
La cascada de Todtnau
Las dos atracciones principales de Todtnau, a 30 kil¨®metros de Staufen, obligan a mirar hacia arriba. El Hasenhorn Coaster es un vertiginoso descenso en trineo sobre ra¨ªles que durante tres kil¨®metros proporciona una buena descarga de adrenalina: cambios de rasante a toda pastilla, giros cerrados y un tirabuz¨®n final que obliga a contener el aliento. Pero la aut¨¦ntica maravilla local es la cascada de Todtnau, una saltarina ca¨ªda de agua de 97 metros que forma el r¨ªo St¨¹benbach al precipitarse por un contrafuerte de granito. Una ruta de dos kil¨®metros sube desde el pueblo hasta la catarata, donde hay tumbonas de madera para contemplar (y escuchar) el panorama. Tambi¨¦n se llega en coche por la carretera que lleva a Todtnauberg (L126). Desde el aparcamiento, un sendero conduce a la cascada en pocos minutos.
Rothaus sensorial
La f¨¢brica de Rothaus, la cerveza de la Selva Negra, fue creada en la poblaci¨®n del mismo nombre por el monasterio benedictino de St. Blasien en 1791 (se ubic¨® en el restaurante Zum Roten Haus). Adem¨¢s de probar una de las pilsner m¨¢s reputadas del pa¨ªs (la Tannenz?pfle), visitar la factor¨ªa permite conocer el proceso de su elaboraci¨®n mediante un tour guiado (90 minutos, en alem¨¢n) que se detiene en la Sudhaus, cuyos modernos tanques de cocci¨®n, revestidos a la vieja usanza con una c¨²pula y chimenea de cobre, encierran el secreto de la f¨®rmu?la Rothaus. Si hora y media en alem¨¢n resulta excesivo, la alternativa es el Brauwelt, un peque?o museo (con audiogu¨ªas en ingl¨¦s y franc¨¦s) que cuenta la historia de la f¨¢brica, recoge varios hitos culturales de la regi¨®n y recopila objetos curiosos, como un carruaje para el transporte de hielo de 1900. Ambas opciones suelen acabar en la barra del bar Z?pflebar.
Y despu¨¦s de la cerveza, ?qu¨¦ tal un ba?o de bosque? El Rundwanderweg W?ldersinn es un sendero sensorial de nueve kil¨®metros entre Rothaus y Grafenhausen que se adentra en la espesura para observarla, olerla y escucharla. La ruta comienza junto al Museo H¨¹sli, una casa tradicional de 1912 que acoge una muestra etnogr¨¢fica, y pasa ante el abeto de mayor grosor de la Selva Negra, el Danieltanne, cuyo tronco supera los cinco metros de per¨ªmetro.
Wutach, dentro del ca?¨®n
Oculta bajo el dosel arb¨®reo entre Ewattingen y G¨¹ndelwangen, la garganta del r¨ªo Wutach, formada por la erosi¨®n glaciar durante el Pleistoceno, conserva una de las ¨¢reas de mayor riqueza bot¨¢nica y faun¨ªstica del parque natural: 1.200 especies de plantas, m¨¢s de 500 tipos de mariposas y la posibilidad de avistar p¨¢jaros carpinteros, mirlos acu¨¢ticos o al hermoso mart¨ªn pescador. La garganta alcanza 200 metros de profundidad y se recorre por una senda bien se?alizada desde el molino de Wutach, que dispone de aparcamiento y cafeter¨ªa. Durante 12 kil¨®metros y medio (unas cinco horas caminando) la frondosidad del bosque envuelve a los senderistas. Helechos, arces, abetos y hayas se apretujan en los laterales del ca?¨®n mientras la senda avanza pegada a verticales muros de piedra, cuyas secciones horizontales muestran el proceso sedimentario que las form¨®. Superada la capilla del Bad Boll, donde tomarse un descanso, llega el espect¨¢culo final: las bellas cascadas entre Dietfurt y el molino de Schatten.
Un paseo medieval
Separadas por tres kil¨®metros, Villingen y Schwenningen corrieron desigual suerte tras la guerra de los Treinta A?os (entre 1618 y 1648): mientras Schwenningen qued¨® derruida, Villingen, bien fortificada, resisti¨® casi intacta. Ahora es una delicia pasear por su centro hist¨®rico medieval (hay tours guiados en espa?ol), encerrado en la antigua muralla, que conserva tres de sus cuatro puertas principales, custodiadas por torres fortificadas del siglo XIII. Junto a la entrada este (Bickentor), la Kaiserturm (torre del emperador), levantada en 1372, es la ¨²nica que admite visitas. En la agradable plaza de la catedral est¨¢ la M¨¹nsterbrunner, una curiosa fuente de bronce de Klaus Ringwald que recoge pasajes y personajes hist¨®ricos de la ciudad. Y antes de sentarnos en alguna terraza de la Rietstrasse, merece la pena entrar en la barroca iglesia de los Benedictinos: conserva un ¨®rgano Silbermann, de mediados del siglo XVIII, restaurado en 2002 seg¨²n los planos originales.
Titisee: chapuz¨®n glaciar
El Titus surca las aguas del lago Titisee desde 1980. Este barco de recreo debe su nombre al general romano Tito Flavio Vespasiano, y tambi¨¦n su aspecto: se inspira en una galera de la ¨¦poca. De Vespasiano, que lleg¨® a emperador, se dice que acamp¨® cerca de la orilla en el a?o 41 y tras quedar pasmado por su belleza bautiz¨® este lago de origen glaciar y 1,3 kil¨®metros cuadrados de extensi¨®n como Titunsee. El Titus realiza una traves¨ªa circular por el Titisee (seis euros), pero hay muchas opciones m¨¢s para navegarlo, alquilando lanchas con motor el¨¦ctrico, botes de remos, barcas de pedales o un curioso d¨®nut motorizado con mesa y una enorme sombrilla para un p¨ªcnic flotante. La orilla sureste del Titisee, accesible por el sendero de ocho kil¨®metros que rodea el lago, ofrece huecos para tumbarse al sol entre chapuz¨®n y chapuz¨®n.
Desde ah¨ª divisaremos la torre de Feldberg, ubicada en la cima m¨¢s alta de la Selva Negra del sur, a 1.493 metros de altitud, cuyo mirador ofrece una panor¨¢mica circular desde una terraza a 40 metros del suelo, que alcanza en d¨ªas claros las cimas nevadas de los Alpes suizos. Adem¨¢s, la torre acoge una curiosa exposici¨®n dedicada al tradicional jam¨®n de la regi¨®n.
¡®Biergarten¡¯ en Friburgo
Una opci¨®n interesante para llegar a Friburgo, la ciudad m¨¢s importante de la zona, es seguir la carretera panor¨¢mica de la Selva Negra, que incluye dos paradas en pueblos t¨ªpicos de la regi¨®n alemana. El primero, St. M?rgen, es una apacible localidad de tradici¨®n termal donde llama la atenci¨®n la fachada del caf¨¦ Goldene Krone, levantado en 1757 para hospedar a los peregrinos que acud¨ªan al cercano monasterio. Hoy acoge a los turistas que visitan el museo mon¨¢stico. Unos kil¨®metros m¨¢s all¨¢, los esbeltos campanarios de la iglesia de St. Peter anuncian la segunda parada. Este pueblo naci¨® en torno a la abad¨ªa benedictina de 1903, que permite visitar con tours guiados su biblioteca rococ¨®.
Todo paseo estival por Friburgo debe incluir el entorno de la universidad ¡ªenvidiable dominio ciclista¡ª, las puertas de San Mart¨ªn y de Suabia (Schwabentor), la imponente catedral g¨®tica ¡ªpara subir a su puntiaguda torre, de 120 metros de altura¡ª y los callejones del centro hist¨®rico y el barrio de la Isla, junto al canal industrial. Al final espera el acogedor Biergarten de la cervecer¨ªa Feierling, la m¨¢s antigua del viejo Friburgo. La sombra de sus magn¨ªficos casta?os evoca el camino recorrido y la reconfortante sensaci¨®n de serenidad que ha generado el viaje por la m¨ªtica Selva Negra.
Diversiones gratuitas para ni?os
Circuitos de tirolinas y puentes colgantes entre ¨¢rboles. Paseos en poni, camas el¨¢sticas, rutas guiadas en bici el¨¦ctrica o un d¨ªa emocionante en el Steinwasen Park, un centro de atracciones en plena monta?a cerca de Todtnau con descensos en trineo mec¨¢nico, juegos interactivos en 3D y un peque?o zoo. Un crucero por el lago Titisee, visitar una f¨¢brica artesanal de mermeladas, hacer un curso de tiro con arco (o de paddle surf) y lanzarse por los toboganes del parque acu¨¢tico Badeparadies. Estas son algunas de las 100 atracciones gratuitas que se pueden disfrutar en familia en la Selva Negra del sur con la tarjeta Hochschwarzwald Card. Se recibe gratis al pernoctar en cualquiera de los 450 alojamientos de la zona adheridos al programa.
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