En El Hierro, bajo enormes farallones
El Sabinar, el mirador de La Pe?a, los lagartos, la laurisilva, los campos de lava y el fondo marino de La Restinga. Grandes paisajes de la isla canaria
Parece incre¨ªble que una isla tan peque?a como El Hierro, con sus escasos 278 kil¨®metros cuadrados, pueda tener paisajes tan grandiosos como el que se divisa desde el mirador de La Pe?a, creaci¨®n de C¨¦sar Manrique. Aqu¨ª arriba, la niebla lo envuelve y humedece todo. Y mil metros m¨¢s abajo, el sol deslumbra la costa de El Golfo y los Roques de Salmor. Descendemos para conocer Guinea, uno de los asentamientos herre?os m¨¢s antiguos, cuyas casas se han convertido en un coqueto ecomuseo al aire libre. Al lado, en el lagartario, se admira el emblem¨¢tico lagarto end¨¦mico. Y muy cerca espera el hotel Puntagrande, con sus cuatro ¨²nicas habitaciones. Sin abandonar la zona de La Frontera, descubrimos las caprichosas formas de las sabinas centenarias, retorcidas por los fuertes vientos que soplan en esta parte de la isla. Despu¨¦s de contemplar El Golfo desde otro mirador, el de Bascos, nos acercamos al extremo m¨¢s occidental para visitar el faro de Orchilla y recorrer el litoral que en la antig¨¹edad se consideraba el fin de la tierra conocida.
El Hierro no es una isla de turismo playero, quiz¨¢ por eso su estado de conservaci¨®n y preservaci¨®n es tan bueno. Toda ella est¨¢ declarada reserva mundial de la biosfera y geoparque por la Unesco. Apenas tiene un par de playas, como la de arenas negras de Timijiraque. Pero existen hermosas pozas naturales en las que darse un buen chapuz¨®n, como la del puerto de Tamaduste, y piscinas naturales, como las del Pozo de las Calcosas, un antiguo poblado de pescadores que ha conservado sus t¨ªpicas casas de piedra volc¨¢nica y tejados de paja.
El origen de esta isla singular es una aut¨¦ntica epopeya geol¨®gica que comenz¨® hace m¨¢s de 100 millones de a?os, cuando la presi¨®n de la masa magm¨¢tica revent¨® bajo el mar la corteza terrestre haciendo surgir de las profundidades el colosal perfil c¨®nico de un gigantesco volc¨¢n de m¨¢s de 2.000 metros de altura (casi 6.000 metros desde el lecho marino). Hace cerca de 50.000 a?os, la primitiva isla-volc¨¢n sufri¨® un cataclismo como consecuencia del cual casi un tercio de ella se desgaj¨® precipit¨¢ndose al fondo del oc¨¦ano, originando as¨ª el imponente anfiteatro de El Golfo.
El Hierro conserva un halo de remota genuinidad. Es una especie de fortaleza natural defendida por perfiles escarpados y abruptos, con farallones y acantilados que a veces superan los mil metros de altura. Tambi¨¦n es la isla canaria con m¨¢s volcanes ¡ª?m¨¢s de 500¡ª y la que ha registrado la erupci¨®n submarina m¨¢s reciente (en 2014). Y cuenta con uno de los escasos bosques de laurisilva, un tipo de vegetaci¨®n coet¨¢nea de los dinosaurios.
Erupciones volc¨¢nicas
Como lo accidentado y abrupto del terreno impide que exista una carretera que circunvale toda la isla, resulta pr¨¢cticamente inevitable pasar por Valverde, la capital, para ir a casi cualquier lugar. Uno de los posibles recorridos al sur es visitar La Restinga, que, adem¨¢s de su peque?o y encantador puerto pesquero, re¨²ne varios atractivos. Para empezar, bajo el mar, a no m¨¢s de 300 metros de la costa, tuvieron lugar las ¨²ltimas erupciones volc¨¢nicas registradas en el archipi¨¦lago canario. ¡°En la erupci¨®n de 2011 estuvo a punto de surgir una nueva isla. El volc¨¢n submarino se elev¨® cerca de 300 metros, qued¨¢ndose a unos 30 metros de la superficie¡±, explica Ignacio Padr¨®n, del centro de interpretaci¨®n vulcanol¨®gico. De la mucha y antigua actividad volc¨¢nica tambi¨¦n quedan en las proximidades de la localidad extensos lajiales, campos de lava solidificada de caprichosas y espectaculares formas que llegan hasta el mar originando llamativos bufaderos.
La Restinga se ha convertido en los ¨²ltimos a?os en un privilegiado destino para los amantes del submarinismo. La enorme profundidad del oc¨¦ano a escasa distancia de la costa ¡ªhasta 3.500 metros¡ª permite la observaci¨®n de especies como el tibur¨®n ballena. Con suerte, pueden verse tambi¨¦n zifios, un tipo de cet¨¢ceo parecido a un gran delf¨ªn del que se sabe muy poco porque es escaso y permanece la mayor parte del tiempo sumergido a grandes profundidades. Aqu¨ª se han observado varias familias y es uno de los pocos lugares del mundo en el que es posible estudiar a estos raros mam¨ªferos marinos.
Ya tierra adentro, en La Restinga tambi¨¦n se encuentra la cueva de Don Justo, uno de los tubos volc¨¢nicos m¨¢s largos del mundo, que se puede visitar. Algo m¨¢s al oeste se extiende la zona de El Julan, un ¨¢rea arqueol¨®gica que conserva grabados en enormes superficies de lava lisa, infinidad de petroglifos obra de los primeros habitantes de la isla, los bimbaches. Al final de un denso pinar hay un centro de interpretaci¨®n que no siempre est¨¢ abierto.
Gu¨ªa
- Con la compra del Pasaporte El Hierro (17,95 euros) se accede a siete centros tur¨ªsticos, entre ellos el Ecomuseo de Guinea, el parque cultural de El Julan o el centro de interpretaci¨®n del geoparque
- Hotel Puntagrande: hotelpuntagrande.com
- Parador de El Hierro: parador.es
- Turismo de El Hierro: elhierro.travel
Pero en El Hierro hay otros muchos planes posibles, como hacer senderismo por los bosques de laurisilva o visitar el ¨¢rbol sagrado de Garoe. Y, sobre todo, se puede disfrutar de un lugar evocador, sencillo y aut¨¦ntico como ya quedan pocos. Hay un enclave privilegiado donde vivirlo. Discreto y solitario, al fondo de la bah¨ªa de las Playas, al pie de unos enormes farallones, el parador de El Hierro parece un peque?o barco varado. Aqu¨ª por las noches la ¨²nica compa?¨ªa que uno tiene es el batir del mar y el m¨¢s deslumbrante firmamento nocturno. Al otro lado de la gran concha pedregosa, medio sumergido, el imponente Roque de la Bonanza. Al amanecer, las primeras luces del d¨ªa van iluminando gradualmente la larga hilera de pinos que, alineados en los bordes del acantilado, coronan de suaves verdes y amarillos los precipicios rocosos. Es la isla de El Hierro en estado puro.
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