La historia hecha espect¨¢culo en Toledo

Corceles galopando a orillas de lo que parece ser un r¨ªo, el Tajo, pero puede ser el mar, de cuyo vientre emerge entera una carabela, o dos ¨®rganos enfrentados, lanzando arpegios de fuego. Una catedral g¨®tica dibujada en el aire con solo chorros de agua y luz. Un tropel de cuerpos que igual se agitan en contorsiones moriscas que en fren¨¦ticas danzas del Nuevo Mundo o ritmos de foxtrot. Una m¨²sica envolvente, de pel¨ªcula, que a pesar de los gui?os y melismas raciales evoca la atm¨®sfera orientalista de Lawrence de Arabia¡­

Estos son solo algunos de los golpes de efecto de El sue?o de Toledo. El magno espect¨¢culo que sirve de tarjeta de presentaci¨®n al parque franc¨¦s Puy du Fou para desembarcar en Espa?a. Una aventura que en Francia (concretamente, en Les Epesses) lleva funcionando 40 a?os, donde ha obtenido premios tan rotundos como ser aclamado en varias ocasiones como el mejor parque de ocio del mundo. Y que ha elegido Espa?a, y en concreto Toledo, para abrir su primera filial internacional.

En la zona de El Arrabal hay puestos de comida y bebida abiertos dos horas antes y despu¨¦s de las representaciones

Lo primero que hay que advertir es que no se trata de un parque de atracciones. Tampoco es, en sentido estricto, un parque tem¨¢tico de historia. Ser¨ªa vano buscar en ¨¦l una visi¨®n acad¨¦mica, u ortodoxa (para empezar, habr¨ªa que poner antes de acuerdo a los propios historiadores). No, se trata sobre todo de un espect¨¢culo. Un relato que toma la historia como excusa, como bastidor para urdir ante los ojos y o¨ªdos de los espectadores trucos y efectos asombrosos, pura magia. Pura poes¨ªa. A Nicolas de Villiers, presidente de la compa?¨ªa, le gusta definir este show toledano como, simplemente, un poema. Un poema a la ciudad que en su cr¨®nica local condensa mejor que ninguna otra la peripecia entera de Espa?a. Eso lo dec¨ªa Gald¨®s.

Nadie deber¨ªa pensar, por otra parte, que otros vienen de fuera a darnos lecciones de historia: la empresa es francesa, s¨ª, pero quienes han elaborado el guion est¨¢ claro que son espa?oles, y muy posiblemente toledanos de pro, o enamorados perdidamente de la ciudad. Eso explicar¨ªa que enhebre el relato un azac¨¢n toledano (?pero sabe alguien, sin mirar el diccionario, qu¨¦ es un azac¨¢n? El lenguaje est¨¢ muy cuidado, como demuestra que llamen as¨ª a un aguador). Y explica sobre todo que se recurra pr¨®digamente a leyendas toledanas. A veces se entreveran con la historia de Espa?a en general (como la leyenda del Ba?o de la Cava, que explicar¨ªa la ca¨ªda de la Pen¨ªnsula en manos de los invasores musulmanes) y otras con un color muy dom¨¦stico, y a los no toledanos pueden pasar inadvertidas (como la de la Pe?a del Moro o la del Cristo de la Luz). Por cierto, hablando de leyendas, sorprende que entre los genios evocados, relacionados con la ciudad (Cervantes, Lope de Vega, Calder¨®n de la Barca, El Greco), no figure el gran poeta rom¨¢ntico Gustavo Adolfo B¨¦cquer; algunas de sus muy populares Leyendas est¨¢n recogidas y ambientadas aqu¨ª.

4.000 espectadores

Leyendas, poes¨ªa, m¨²sica¡­ y magia casi circense. El espect¨¢culo, de 70 minutos, aprovecha la larga experiencia del parque matriz para seducir y mantener en vilo a un grader¨ªo de 4.000 espectadores. Hay efectos que asombran, al margen de la pl¨¦yade de personajes (unos 2.000), acr¨®batas, caballos al galope, carruajes, coreograf¨ªas milim¨¦tricas o fuegos de artificio; todo sobre un decorado s¨®lido de piedra y ladrillo que reproduce una Toledo ideal, como en miniatura, con sus murallas, iglesias y palacios, incluso un puente por el que llega a cabalgar un tren. El sonido es extraordinario, lo mismo que los juegos de luces. La t¨¦cnica no se ve, pero est¨¢ ah¨ª para hacer saltar las emociones: como el momento que evoca la Guerra Civil espa?ola, apenas unas palabras sin aristas, y sobre el cielo oscuro unos farolillos orientales, suspendidos por drones invisibles.

La aventura de Puy du Fou en Espa?a no se detiene en este espect¨¢culo y en el m¨¢s bien modesto El Arrabal apa?ado a la entrada, un mercado medieval con puestos de comida t¨ªpica espa?ola o bebida para las dos horas antes y las dos horas despu¨¦s de las funciones. El parque seguir¨¢ creciendo. Para el a?o 2021 estar¨¢n listos cuatro espect¨¢culos diurnos (m¨¢s el nocturno, que se mantendr¨¢ cada temporada) y se crear¨¢n tres aldeas hist¨®ricas (medieval, ¨¢rabe y de artesanos faenando), al estilo de las que funcionan con ¨¦xito en el parque de Les Epesses. Todo ello arropado por 30 hect¨¢reas de naturaleza aut¨®ctona, humilde y fragante (encinas, jaras, tomillares) con los Montes de Toledo cerrando el horizonte. Una apuesta ambiciosa, y sin duda arriesgada, que puede ayudar a Toledo a encarar el futuro.