El espect¨¢culo del Ebro en Las Merindades
Ahedo de Butr¨®n, un peque?o pueblo burgal¨¦s al final de una carretera, inicia una ruta que descubre ca?ones fluviales, iglesias rom¨¢nicas y robledales maravillosos al norte de Burgos
![El ca?¨®n del Ebro cerca de Pesquera, en Las Merindades (Burgos).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/C7XMVUEMO3KUGNANKZ3LFKIJSQ.jpg?auth=8fa27323120bad8c0a6de89cf8c3e4ce31b52d9a85e7e4757c104a1ceb8cbcac&width=414)
Solemos relacionar el veraneo dom¨¦stico ¡ªy m¨¢s si es en agosto¡ª con atascos, multitudes, ruido y precios exorbitantes. No tiene por qu¨¦ ser as¨ª. El mapa est¨¢ lleno de lugares solitarios, silenciosos, asequibles y bellos. Son zonas con historia que han quedado apartadas del frenes¨ª del instante y que aportan un paisaje rotundo y una riqueza monumental asombrosa. Uno de esos lugares es la comarca de Las Merindades, situada al norte de la provincia de Burgos, entre las monta?as de Cantabria y la meseta castellana, entre el clima atl¨¢ntico y el mediterr¨¢neo, con sol y noches frescas en verano y nieve en invierno.
Adem¨¢s de buitres, por all¨ª vuelan aves con nombres tan bonitos como treparriscos o alimoches
Hay valles labrados, colinas boscosas y p¨¢ramo. Hay aldeas con casonas se?oriales que lucen blasones, torres, iglesias rom¨¢nicas y huertas; hay trigales, frutales, hayedos y encinares. Y por ah¨ª discurre el r¨ªo Ebro, horadando la caliza y modelando unos dram¨¢ticos ca?ones que sobrevuelan sin aparente esfuerzo los buitres leonados.
Un buen punto de partida para comprender la comarca es la aldea de Ahedo de Butr¨®n. Est¨¢ situada al final de una carretera estrecha y serpenteante, en una hoya, rodeada de colinas cubiertas de robles y encinas que la protegen del viento.
![Vista a¨¦rea del pueblo Ahedo de Butr¨®n, en la provincia de Burgos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EC22OX4MXSTOHAJSGM6WHA5W64.jpg?auth=6eab207a12575dcfa7229b45dcad9d49fb13107c62ebb95bf04743bc150d022f&width=414)
Ahedo apenas lo habitan siete vecinos todo el a?o, pero en verano las voces de los ni?os alegran sus calles. Los j¨®venes que trabajan fuera regresan y los vecinos acuden al lavadero de la plaza para realizar sus llamadas porque es el lugar con mejor cobertura de m¨®vil. Las viviendas lucen flores en los balcones, la casa rural Dondevilla se anima y las huertas producen calabacines de un tama?o inquietante y un sabor delicioso. Resulta agradable pasar un tiempo en un lugar relajado y relajante, donde la gente se saluda y se detiene a charlar un rato. Da pena, eso s¨ª, que su ¨²nico bar haya cerrado por un asunto burocr¨¢tico.
Las casas muestran muros de sillares de piedra caliza amarillenta, cubiertas de teja y, algunas, solana de madera en el piso m¨¢s alto. En la plaza del pueblo se levanta la imponente iglesia de la Asunci¨®n, en su mayor¨ªa de estilo renacentista. La portada, de la escuela de Silos, es lo que ha quedado de la ¨¦poca rom¨¢nica. Hay un relieve de la Epifan¨ªa, estatuas de ancianos del Apocalipsis, un ¨¢ngel y animales del bestiario.
![](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/5FLCJUCEDIWYZY6BOFYKAG3KUY.jpg?auth=153e7b4ba73ee48ad93e369ba733883988bd9e4b9e382622493c4e6e61edf716&width=414)
Ahedo, con su carretera interrumpida, podr¨ªa parecer un punto y final, pero es punto y aparte. Los andarines o ciclistas pueden salir de all¨ª aventur¨¢ndose por varios caminos que recorren las sierras y comunican la aldea con la vecina Dobro ¡ªconocida por sus quesos¡ª o con Tudanca, que invita a refrescantes ba?os en el Ebro en compa?¨ªa de so?olientas vacas. Y en esas excursiones no ser¨¢ raro, si las hacen a primera o ¨²ltima hora, que se encuentren con un corzo que les observa un instante antes de salir corriendo.
En coche son innumerables las excursiones que se pueden hacer. Una podr¨ªa comenzar con la visita del dolmen de la Cotorrita. Solo por el nombre ya valdr¨ªa la pena ir, pero es que, adem¨¢s, el megalito, un sepulcro en corredor de 5.000 a?os de antig¨¹edad, atrae por su simplicidad y emplazamiento. Orientado hacia el sol y situado en medio de un p¨¢ramo, all¨ª se encontraron los restos de al menos quince personas.
![Rafting en el r¨ªo Ebro, en la provincia de Burgos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/N67DOEYWCP7AKEDLEUW5X4D224.jpg?auth=39e78f3c232b6d7bc751c938841e04145743ca74c71827cabb8934f05a880221&width=414)
Entre arbolados ca?ones
Si tomamos la carretera comarcal BU-V-5143, podemos acompa?ar el discurrir del Ebro entre arbolados ca?ones. Por all¨ª, adem¨¢s de buitres, vuelan aves con nombres tan bonitos como treparriscos y alimoches. Desde un mirador se disfruta de una vista profunda del ca?¨®n. Para los deportistas, desde Pesquera de Ebro, un tramo del r¨ªo puede descenderse en canoa o haciendo rafting. Si entra hambre, viene bien saber que en el ¨¢rea hay productos de temporada de la huerta, quesos, morcilla, buena carne, frutas y patatas. En algunos lugares podemos encontrar incluso sobaos pasiegos.
Un lugar recomendable, en direcci¨®n norte, es el valle de Manzanedo. Pasamos de encinares y p¨¢ramo a sierra y pinos, y de pinos a hayedos y robledales. Nos desviamos por una carreterita que promete recogimiento y, cuando llegamos a Crespos y aparcamos el coche a la sombra, rodeados de verdor, frente a un columpio, nos damos cuenta de que no nos hemos equivocado al ir all¨ª. Ignoro si Crespos estuvo a punto de ser completamente abandonado, como ocurre con otras aldeas de la zona. Pudo ser as¨ª. Pero, por suerte, sus casas y jardines est¨¢n en perfecto estado, tratadas con cari?o. Son apenas un pu?ado. Hay una casa rural abierta. Y una iglesia en restauraci¨®n. Es la primera fechada en la provincia, en 1147, y nos ofrece la seductora sencillez del arte rom¨¢nico. Resulta muy entretenido observar las figuras esculpidas en los canecillos y tratar de descubrir qu¨¦ animal o personaje representa cada una.
![El monasterio de Santa Mar¨ªa de Rioseco, en Las Merindades (Burgos).](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SKGL2TYBFGPADF3VYPDMGRX4AY.jpg?auth=5c2fa4859953f8fff1dbd473847dc96e636cdefb9060c7fa19de27dd5525d962&width=414)
La mujer de San Miguel de Cornezuelo
Si continuamos camino, se puede visitar una iglesia rom¨¢nica hermana de la anterior y tambi¨¦n del siglo XII, la de San Miguel de Cornezuelo. Una de las estatuas representa una mujer que se agarra los muslos y nos muestra su sexo, en actitud obscena o natural, seg¨²n se mire. El motivo u origen de este tipo de esculturas resulta un misterio e incorpora un interesante interrogante a lo que solemos entender como arte religioso.
A pocos kil¨®metros est¨¢ el monasterio cisterciense de Santa Mar¨ªa de Rioseco, en proceso de rehabilitaci¨®n parcial a instancias de Salvemos Rioseco, una asociaci¨®n de voluntarios. En su ¨¦poca de mayor esplendor lo habitaba un centenar de monjes, pero sufri¨® los golpes sucesivos de la invasi¨®n napole¨®nica y de la desamortizaci¨®n de Mendiz¨¢bal y qued¨® vac¨ªo. En la d¨¦cada de 1960 todav¨ªa se daban misas en su iglesia, pero acab¨® por sumirse en el abandono y la decadencia. Hoy los restos del claustro dan una idea de su antigua pujanza.
De vuelta a Ahedo, espera el frescor del atardecer y el silencio entre colinas verdes. Nada m¨¢s y nada menos.
Nicol¨¢s Casariego es autor de Ant¨®n Mallick quiere ser feliz (Destino).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.