Saint Andrews y la playa de ¡®Carros de fuego¡¯
Una visita a su famosa universidad, el cinematogr¨¢fico arenal de West Sands y los 'pubs' de la animada Market St. Una visita a la meca escocesa del golf
Que Saint Andrews es uno de los pueblos m¨¢s pintorescos de Escocia no es un secreto para nadie. Una de las principales razones de la popularidad de esta localidad costera del condado de Fife es que all¨ª naci¨® el golf como deporte. La otra es su prestigiosa universidad, fundada en 1413 y donde en el siglo XVIII estudiar¨ªa, por ejemplo, Benjamin Franklin y, un par de siglos despu¨¦s, se conocieron el pr¨ªncipe Guillermo y Kate Middleton mientras cursaban sus estudios. Por estos y otros motivos merece la pena desviarse hasta esta ciudad de la costa este escocesa, a una hora y media en coche de Edimburgo.
Como curiosidad, y aunque no seamos aficionados a este deporte, se puede visitar el Museo del Golf y aprender que la reina Mar¨ªa Estuardo ya lo practicaba en estos prados durante el siglo XVI. El campo m¨¢s antiguo del pueblo, y probablemente uno de los m¨¢s antiguos del mundo, es The Old Course, en St Andrews Links: el primer registro de un juego de golf en este lugar data del a?o 1574. Si bien en Escocia pisar el c¨¦sped no es motivo de infracci¨®n, poner los pies sobre este pasto segado s¨ª lo es, salvo que uno est¨¦ jugando en ese momento. Es tal la popularidad del golf en Saint Andrews que muchos hu¨¦spedes de los bed and breakfasts ¡ªcasi todos ellos situados en la calle Murray Park¡ª son golfistas madrugadores, ¨¢vidos por meter bolas blancas en agujeros al son de los graznidos de las gaviotas.
Dejando de lado el golf, hay mucho por hacer en Saint Andrews. Por ejemplo, visitar Balgove Larder, una tienda y restaurante donde reinan los productos procedentes de granjas locales, y de los que el pa¨ªs presume: buen queso, buena carne y arenque ahumado, adem¨¢s de flores frescas, velas y mantas de lana. El cobertizo adjunto, Balgove Steak Barn, de largas mesas de madera, suelo de arena y ambiente r¨²stico, es un enclave perfecto para comer un rico corte de carne de la denominaci¨®n Aberdeen angus, preparado lentamente sobre una parrilla de carb¨®n.
No todo son chuletones en Escocia, y menos en Saint Andrews, que tambi¨¦n ofrece lo mejor del mar. Junto a su acuario, que cuenta con una cafeter¨ªa soleada a orillas del mar del Norte, se encuentra The Sea?food Ristorante, con una amplia carta de pescado y marisco frescos, orgulloso de haber sido nombrado Restaurante Escoc¨¦s del A?o en 2019. Desde sus salones se disfrutan unas vistas a la playa m¨¢s cinematogr¨¢fica de Escocia: la de West Sands, donde se rodaron las m¨¢s c¨¦lebres escenas de la oscarizada pel¨ªcula Carros de fuego, un hito de la d¨¦cada de 1980, con la banda sonora de Vangelis que muchos habr¨¢n tarareado. Otra playa visitable en la zona es Tentsmuir, en los alrededores de los estuarios de dos r¨ªos: el Tay y el Eden. Forma parte de la Tentsmuir National Nature Reserve, un espacio protegido perfecto para observar p¨¢jaros de todo tipo y, con suerte, focas descansando en los bancos de arena.
Cuidado con la maldici¨®n
Como la universidad es visita obligada, nadie dejar¨¢ de acercarse a su claustro principal, el de Saint Salvator (Saint Salvator Quad), que responde a la imagen arquet¨ªpica de una universidad brit¨¢nica con solera: un recinto con c¨¦sped bien cuidado y edificios medievales de piedra gastada por el tiempo. A un lado del claustro se encuentra la capilla g¨®tica tard¨ªa, que tambi¨¦n lleva el nombre del santo, y donde no pocas veces se celebran bodas entre exalumnos. A muchos visitantes tambi¨¦n les llama la atenci¨®n descubrir en el suelo (frente a la entrada de la torre del campanario) las iniciales PH, elaboradas con adoquines. La leyenda cuenta que, si alg¨²n estudiante las pisa por error, suspender¨¢ el curso de inmediato. Esta maldici¨®n se debe a que all¨ª yace Peter Hamilton, un m¨¢rtir del protestantismo quemado vivo en 1528 por llevar las ense?anzas de Lutero a Escocia.
La universidad tiene otros encantos, como su propio museo (MUSA), c¨¦lebre por su colecci¨®n de m¨¢s de 115.000 instrumentos cient¨ªficos, y otro colegio universitario, el de Saint Mary, donde se estudia Teolog¨ªa desde 1538. Merece la pena echarle un vistazo a su biblioteca, que lleva el nombre de King James por el rey Jaime VI, quien la fund¨® en 1612. El gran ¨¢rbol que preside el claustro tiene tambi¨¦n su historia: lo plant¨® la mism¨ªsima reina Mar¨ªa de Escocia (1542-1587) durante una de sus visitas a Saint Andrews.
Gu¨ªa
Saint Mary se encuentra muy cerca de las calles animadas del centro. En Market Street destaca The Central Bar, el pub recomendado por todos los lugare?os. A pocos pasos se puede comer nueva cocina escocesa en el restaurante Forgan¡¯s, que sirve la sopa de pescado tradicional de la regi¨®n ¡ªel Cullen Skink¡ª y fabrica su propia cerveza. Para alimentar el esp¨ªritu, el lugar perfecto hay que buscarlo en la cercana calle Greyfriars Garden: es Topping & Company, una de las librer¨ªas con m¨¢s encanto de Escocia. Uno no querr¨¢ salir de all¨ª por su variedad de t¨ªtulos y su sof¨¢ de cuero ajado, pero tambi¨¦n por la cantidad de escritores c¨¦lebres que pasan por este local para presentar sus libros.
Tras la lectura se impone acercarse a las ruinas con m¨¢s encanto de la costa escocesa: las de la catedral del siglo XII dedicada a san Andr¨¦s y su cementerio adjunto, de l¨¢pidas musgosas con inscripciones semiborradas que nos har¨¢n pensar en la futilidad de la vida. La contigua torre de San R¨¦gulo (St Rules) homenajea al santo que, seg¨²n cuenta la leyenda, transport¨® desde el Mediterr¨¢neo los restos de san Andr¨¦s hasta las costas de Escocia. Desde sus 33 metros de altura hay unas espl¨¦ndidas vistas.
Y al anochecer, una idea excelente para dejarse arrullar por el confort escoc¨¦s, siempre con sus estampados de tart¨¢n ya sea en la moqueta o en las paredes, es acercarse al hotel The Russell para tomarse un scotch en su acogedor pub.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.