Teher¨¢n desde el sof¨¢
Una ciudad que esconde valiosas sorpresas para quien est¨¦ dispuesto a aparcar estereotipos. De un sorprendente museo de arte moderno a un arom¨¢tico estofado de pollo con zumo de granada, b¨¢sicos de la capital iran¨ª.
1. Una visita virtual
TMoCA
Existen al menos dos Teher¨¢n. La ciudad ruidosa y contaminada que sufren vecinos y visitantes, y, eclipsada por esta, otra de jardines, fuentes y museos sorprendentes, que pervive en la nostalgia de sus habitantes m¨¢s veteranos y que las nuevas generaciones tratan de preservar. Desde casa resulta m¨¢s f¨¢cil eludir la primera.
En el parque Laleh, en el coraz¨®n urbano, se encuentra el Museo de Arte Contempor¨¢neo de Teher¨¢n, una de las joyas menos promocionadas de la ciudad, en cuyos fondos hay obras de Picasso, Mir¨®, Saura, Jasper Jones, Kandinsky, Monet, Magritte, Jackson Pollock y Warhol, entre otros. La galer¨ªa, inaugurada en 1977 a iniciativa de Farah Diba, la esposa del ¨²ltimo sah, alberga la mejor colecci¨®n de arte moderno de Oriente Pr¨®ximo. Desde la revoluci¨®n que sacudi¨® el pa¨ªs dos a?os m¨¢s tarde, la mayor¨ªa de estas joyas ¡ªlos m¨®viles de Calder o las esculturas de Brancusi, Giacometti y Moore s¨ª forman parte de la exposici¨®n permanente¡ª han estado confinadas en los s¨®tanos; en contra de la opini¨®n de algunos exaltados, ni fueron destruidas ni vendidas. Pero ?no era Ir¨¢n un pa¨ªs tan antioccidental? Depende ad¨®nde se mire. El Museo del Nido de Esp¨ªas, como la Rep¨²blica Isl¨¢mica rebautiz¨® la sede de la Embajada de Estados Unidos, ofrece otra perspectiva. A menudo est¨¢ cerrado, as¨ª que hay que conformarse con los murales revolucionarios que adornan el muro exterior. Para abarcar la diversidad de esta macrociudad en la que vive una quinta parte de los 83 millones de iran¨ªes conviene subir a la Torre Milad, irreverentemente conocida entre la juventud iran¨ª como Kir-e Tehran (la polla de Teher¨¢n).
2. Una pel¨ªcula
Taxi Teher¨¢n
Entre el documental y el docudrama, pocas pel¨ªculas captan como Taxi Teher¨¢n el alma bulliciosa y torturada de la capital iran¨ª. Ignorando la prohibici¨®n de dirigir a la que estaba condenado, Jafar Panahi se puso en 2015 al volante de un taxi compartido y coloc¨® su c¨¢mara en el salpicadero. Por ese confesionario pasan un hombre conservador que defiende la pena de muerte, una mujer que se opone a ella, un vendedor de v¨ªdeos piratas, un viejo amigo del director e incluso la abogada de derechos humanos Nasrin Sotudeh, encarcelada poco despu¨¦s. Todos muestran sus cuitas. Cuando Panahi recoge a su sobrina Hana se revela la contradicci¨®n del sistema: tiene que grabar un corto como trabajo de clase en el que se le pide que no d¨¦ mala imagen del pa¨ªs y, a la vez, se le anima a expresarse con libertad.
3. Una receta
Feseny¨¢n de pollo
El feseny¨¢n, un estofado que se elabora con zumo de granada y nueces picadas, es uno de los platos m¨¢s sorprendentes de la cocina persa (y una alternativa al omnipresente kebab). Lleva:
- 8 muslos de pollo sin piel.
- 200 gramos de nueces.
- Medio litro de caldo de pollo (o agua).
- 100 gramos de jarabe de granada (cocer un vaso grande de zumo de granada con 8 cucharadas de az¨²car hasta reducir a la mitad).
- 1 cebolla grande, 2 dientes de ajo, 1 cucharilla de canela en polvo, 2 o 3 cucharadas de miel, aceite, pimienta negra y sal.
En una cazuela, poner los muslos salpimentados en el aceite caliente, d¨¢ndoles vueltas hasta que est¨¦n dorados. Reservar. Pochar la cebolla picada hasta que est¨¦ transparente; a?adir los ajos picados un par de minutos. Trabajar las nueces con la batidora o en un mortero. Cuando los ajos empiecen a tomar color, a?adir la canela y pimienta negra al gusto, revolver bien e incorporar las nueces; revolver otra vez y regar con el caldo o el agua. Ahora a?adir el jarabe de granada, la miel y el pollo.
Cuando rompa a hervir, bajar el fuego y cocer media hora con la cazuela tapada. El resultado debe ser una salsa cremosa. Se sirve acompa?ado de arroz blanco (basmati) y puede decorarse con unos granos de granada.
4. Una vivienda t¨ªpica
Palacetes de la era Qajar
Los cambios demogr¨¢ficos que siguieron a la revoluci¨®n isl¨¢mica y la posterior fiebre del ladrillo han llenado Teher¨¢n de rascacielos anodinos. Salvo unos pocos afortunados que a¨²n conservan las viejas viviendas familiares con jard¨ªn en el centro de la ciudad o los nuevos ricos que se han construido chal¨¦s en el norte, la mayor¨ªa de los teheran¨ªes viven en pisos. Aun as¨ª, es posible hacerse una idea del esplendor pasado visitando los palacetes de la ¨¦poca Qajar (la dinast¨ªa que convirti¨® Teher¨¢n en la capital del pa¨ªs en 1786). A menudo escondidos en los parques y jardines que salpican actualmente la ciudad, hoy albergan museos, como el del Tiempo o el del Cine; asociaciones de artistas o cafeter¨ªas como el Chai Bar (@chaibartehran).
5. Una canci¨®n
Tehran
Cada teheran¨ª tiene su canci¨®n favorita. Peyman elige Shahr-e man Tehran (Mi ciudad, Teher¨¢n) de Fereydoun Farrokhzad; Maral prefiere Daram miram be Tehran (Quiero ir a Teher¨¢n) de Andy Madadian. Pero probablemente la que mejor refleje la ciudad en la actualidad sea el ?Tehran de Siavash Ghomayshi, cuyo v¨ªdeo resulta perfecto para disfrutar desde el sal¨®n. Son composiciones muy distintas en el estilo y en el tiempo, pero todas muestran la nostalgia por la ciudad perdida. No en vano la mayor¨ªa de los cantantes iran¨ªes viven en el exilio (o trabajan en la clandestinidad) debido a las limitaciones que la Rep¨²blica Isl¨¢mica pone a la m¨²sica. Los islamistas que controlan el poder desde la revoluci¨®n de 1979, y que a duras penas admiten la m¨²sica tradicional y la cl¨¢sica, censuran los sonidos occidentales y proh¨ªben a las mujeres m¨²sicos o cantantes interpretar a solas en p¨²blico; algo que no ha impedido que las voces de Parisa, Sima Bina, Ghashang Kamkar Gisu Shakeri o Googoosh sigan escuch¨¢ndose en muchos hogares.
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