Bruselas y los ¡®malditos¡¯
Tras las huellas de Rimbaud, Charles Baudelaire, Lord Byron y otros autores de vida tormentosa a su paso por la capital belga
En Bruselas nacieron, vivieron en el exilio, se liaron a tiros, enga?aron a sus esposas, urdieron revoluciones o se embarcaron en salvajes aventuras. Victor Hugo, Marx, Baudelaire, Verlaine y Rimbaud, las hermanas Br?nte, Conrad, Cort¨¢zar¡ Una larga lista de escritores cl¨¢sicos de los siglos XIX y XX pas¨® un corto ¡ªy generalmente decisivo¡ª periodo de sus vidas en la capital belga, que ha sido tradicionalmente refugio de liberales, desarraigados y extravagantes personajes. Este es un paseo por algunos de los lugares donde dejaron huella.
Nochevieja de 1847 en La Maison du Cygne, en el n¨²mero 9 de la Grand Place. Nadie lo supo entonces, pero un hombre barbudo que cambiar¨ªa la pol¨ªtica mundial festejaba el nuevo a?o con sus camaradas. Hoy solo una discreta placa en la entrada al restaurante y un retrato de Karl Marx en el interior recuerdan a los visitantes que el fil¨®sofo alem¨¢n fue una vez cliente asiduo. Incluso se cree que escribi¨® aqu¨ª las ¨²ltimas p¨¢ginas del Manifiesto comunista. Marx residi¨® en varios domicilios de Bruselas entre 1845 y 1848, a?os en los que encontr¨® un c¨¢lido refugio para librepensadores tras haber sido expulsado de Alemania y Francia por sus ideas radicales. Se estableci¨® primero en el n¨²mero 5 de la Rue de l¡¯Alliance y poca gente sabe que fue vecino de su amigo y estrecho colaborador Friedrich Engels, quien viv¨ªa en el n¨²mero 7. Pero eso no es todo: en el n¨²mero 3 resid¨ªa Moses Hess, uno de los padres del sionismo. Casi podr¨ªa decirse que el siglo?XX comenz¨® en 1845 en esta calle del municipio bruselense de Saint-Josse-ten-Noode. Hoy un moderno edificio de cristal se alza donde estuvieron las casas de los tres fil¨®sofos.
Victor Hugo fue otro ilustre exiliado pol¨ªtico en Bruselas. Huyendo del golpe de Estado de Napole¨®n?III de 1851, se estableci¨® en B¨¦lgica y no regresar¨ªa a su pa¨ªs hasta 1870. Durante la mayor parte de su tiempo en Bruselas, el autor de Los miserables vivi¨® con su familia en la3. Place des Barricades, 4 (Saint-Josse-ten-Noode), donde una placa conmemorativa honra su memoria. El escritor franc¨¦s sol¨ªa visitar a diario a su amante de toda la vida, Juliette Drouet, quien hab¨ªa seguido sus pasos ¡ªportando en su maleta el primer manuscrito de Los miserables¡ª y ocupaba una habitaci¨®n en el n¨²mero 11 de la c¨¦ntrica Galerie des Princes, donde hoy se ubica la prestigiosa librer¨ªa Tropismes.
Seg¨²n figura en el dosier policial, en la ma?ana del 10 de julio de 1873 el poeta franc¨¦s Paul Verlaine compr¨® un rev¨®lver en el n¨²mero 11 de las Galeries Saint-Hubert. Hab¨ªa estado bebiendo absenta y esta fue su soluci¨®n desesperada para poner fin al tormentoso romance de dos a?os que manten¨ªa con el joven poeta Arthur Rimbaud, de 19 a?os, por quien Verlaine hab¨ªa abandonado a su esposa e hijo. En el ya desaparecido hotel A la Ville de Courtrai (Rue de Brasseurs, 1), donde los poetas simbolistas mantuvieron su ¨²ltimo encuentro, Verlaine dispar¨® dos veces a Rimbaud hiri¨¦ndole levemente la mu?eca. Hoy una placa recuerda el conocido como ¡°drama de Bruselas¡± a los turistas curiosos. Sinti¨¦ndose culpable, el autor de Los poetas malditos acompa?¨® a su joven amante primero al hospital Saint-Jean y despu¨¦s a la estaci¨®n de Midi, donde este se dispon¨ªa a coger un tren a Par¨ªs. Sin embargo, llegando a la Place Rouppe, Verlaine sac¨® el rev¨®lver de nuevo en un ataque de ira y su compa?ero huy¨® para encontrar a un polic¨ªa que patrullaba por la zona. La historia acab¨® en dos a?os de c¨¢rcel para Verlaine, que el poeta cumpli¨® parcialmente en la prisi¨®n que hubo una vez en el hotel Amigo, a tiro de piedra de la Grand Place.
Pero la extra?a pareja no fueron los ¨²nicos poetas malditos que se dejaron caer por Bruselas. En 1864, Charles Baudelaire escap¨® de sus acreedores en Par¨ªs para venir a refugiarse al Hotel du Grand Miror, en el n¨²mero 28 de la Rue de la Montagne. Esta etapa belga marc¨® el declive del autor de Las flores del mal, quien despotricar¨ªa de lo lindo contra el pa¨ªs en varios escritos. En 1866, a?os de drogas y alcohol combinados con los s¨ªntomas de la s¨ªfilis que padec¨ªa desembocar¨ªan en un grave derrame cerebral durante una visita a la iglesia de Saint-Loup, en Namur. Morir¨ªa al a?o siguiente en Par¨ªs. Para el brit¨¢nico Lord Byron, en cambio, Bruselas represent¨® la primera parada de su exilio de por vida. En la primavera de 1816, una mezcla de deudas y acusaciones de adulterio, incesto y sodom¨ªa forz¨® al poeta a abandonar su Inglaterra natal para siempre. En ruta hacia Suiza, pas¨® unos d¨ªas en el hotel que una vez hubo en el n¨²mero 51 de la Rue Ducale, donde una placa recuerda la estancia de Byron.
El internado de las hermanas Bront?
Nada en el Palacio de Bellas Artes de Bruselas ¡ªconocido como BOZAR¡ª parece indicar que aqu¨ª se erigi¨® una vez el Pensionado Heger, un internado demolido en 1910 en el que unas adolescentes Charlotte y Emily Bront? pasaron dos a?os, entre 1842 y 1843, aprendiendo lenguas. Pero mirando cuidadosamente puede descubrirse en la esquina una placa colocada por la UK Bront? Society que conmemora la estancia de estas literarias hermanas en el colegio; una experiencia decisiva que se dejar¨ªa notar despu¨¦s en novelas como Villette, de Charlotte Bront?.
Y no muy lejos, ir¨®nicamente escondida en la parte trasera del Palacio Real, discurre la Rue Brederode: ¡°Una calle estrecha y desierta, profundamente ensombrecida, casas altas, innumerables ventanas con celos¨ªas venecianas, silencio de muerte, hierba que brota entre las piedras, imponente arcadas para carruajes a izquierda y derecha, inmensas puertas dobles entreabiertas pesadamente¡±. La descripci¨®n de Joseph Conrad, incluida en su famosa novela El coraz¨®n de las tinieblas, recoge su propio encuentro con esta calle que acogi¨®, en el n¨²mero 9, el cuartel general de la Sociedad An¨®nima Belga para el Comercio con el Alto Congo. En 1890, el gerente de la compa?¨ªa, Albert Thys, reclut¨® al escritor polaco-brit¨¢nico como capit¨¢n de un barco de vapor en el r¨ªo Congo, donde Conrad presenciar¨ªa ¡°el horror¡± del r¨¦gimen de explotaci¨®n y esclavismo instalado por el rey Leopoldo II. En su novela, la oscura descripci¨®n de la Rue Brederode suena como un mal presagio de lo que viene despu¨¦s.
Alcanzando el siglo XX, encontramos que no todas las historias de grandes escritores en Bruselas est¨¢n marcadas por el exilio o la decadencia. Tambi¨¦n las hay de vida y esperanza: el 26 de agosto de 1914, el escritor argentino Julio Cort¨¢zar naci¨® en la antigua embajada argentina de la avenida de Louis Lepoutre, 116, en el municipio bruselense de Ixelles. ¡°Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia¡±, se encargar¨ªa de recordar ¨¦l mismo tiempo despu¨¦s; incluso lleg¨® a comentar en una entrevista que ¡°fue un nacimiento sumamente b¨¦lico, lo cual dio como resultado a uno de los hombres m¨¢s pacifistas que hay en este planeta¡±. Su padre hab¨ªa sido destinado como agregado comercial en la legaci¨®n poco antes de estallar la I Guerra Mundial, as¨ª que Cort¨¢zar vino al mundo justo cuando las tropas alemanas del k¨¢iser Guillermo II se lanzaban a la invasi¨®n de B¨¦lgica.
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