10 rincones que se descubren con una novela en la mano
De la Shangh¨¢i de Amy Tan a la Sicilia del comisario Montalbano pasando por las R¨ªas Baixas en los libros de Domingo Villar
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Una buena novela puede ser la mejor gu¨ªa para recorrer una ciudad o captar la esencia de un pa¨ªs. Hay miles de pruebas en la literatura espa?ola y universal, pero hemos escogido referencias novel¨ªsticas para descubrir 10 destinos. De la novela negra que convierte las ciudades en una protagonista m¨¢s pasando por t¨ªtulos hist¨®ricos y grandes referencias cl¨¢sicas. Un viaje literario que nos lleva a Islandia, Mongolia, El Cairo o las R¨ªas Baixas.
Suecia con Stieg Larsson y Henning Mankell
Suecia siempre se nos hab¨ªa presentado como una regi¨®n pl¨¢cida y con un excelente nivel de vida, donde el d¨ªa a d¨ªa transcurr¨ªa sin sobresaltos¡. hasta que llegaron las novelas negras suecas, el llamado Nordic Noir. Aunque ya hab¨ªa antecedentes, a Espa?a llegaron para quedarse con Henning Mankell y su comisario Kurt Wallander, todo el rato deambulando por las carreteras de la tranquila (hasta entonces) regi¨®n de Escania, al sur del pa¨ªs. Ystad o M?lmo pasaron a ser ciudades apetecibles para visitar siguiendo los pasos de este polic¨ªa complejo pero acomodado a sus rutinas. Poco despu¨¦s, las novelas negras suecas dieron el salto a la categor¨ªa de best seller con Stieg Larsson. Su saga Millenium puso del rev¨¦s el decorado escandinavo y present¨® su realidad m¨¢s sombr¨ªa. La trilog¨ªa muestra una colecci¨®n de vicios, corrupciones y refinados cr¨ªmenes que parece mentira que puedan convivir con la cara amable y tranquila de la progresista y acomodada Suecia. Afortunadamente, todo es ficci¨®n.
Tras el ¨¦xito internacional de la historia del periodista Mikael Blomkvist y la hacker Lisbeth Salander es inevitable asociar Suecia o Estocolmo a horrendos cr¨ªmenes y secretos ocultos terribles. Larsson, v¨ªctima de un ataque al coraz¨®n en 2004 (poco despu¨¦s de terminar su trilog¨ªa), no pudo disfrutar del ¨¦xito. Dos adaptaciones cinematogr¨¢ficas, una sueca y otra de Hollywood, han llevado a la pantalla la isla ficticia de Hedeby, donde vive la rica familia Vanger. La primera eligi¨® la peque?a localidad de Gnesta, unos 70 kil¨®metros al sur de Estocolmo, mientras que la segunda eligi¨® la mansi¨®n Hofsta, a orillas del lago Yngaren. La pel¨ªcula de David Fincher muestra adem¨¢s el barrio de negocios de Estocolmo.
Los hombres que no amaban a las mujeres fue el primer cap¨ªtulo de esta historia llena de giros inesperados, pero que es tambi¨¦n una invitaci¨®n a conocer Estocolmo, por ejemplo, paseando por la calle de G?tgatan, donde est¨¢ la oficina del protagonista, o hacer una parada golosa en el caf¨¦ Mellqvist Kaffebar. Eso antes de emprender camino a las islas suecas.
Henning Mankell con su comisario Wallander ya hab¨ªa puesto de moda algunos escenarios suecos. Incluso se hab¨ªan desarrollado algunos circuitos tur¨ªsticos para recorrer Escania, y m¨¢s en particular Ystad, convertida desde entonces en ciudad literaria. Tambi¨¦n existen varias series sobre este polic¨ªa sueco hechas con mayor o menor fortuna, pero todas ellas animan a conocer estos paisajes absolutamente llanos y agr¨ªcolas del sur de Escandinavia, a los que se puede llegar c¨®modamente en una escapada desde Dinamarca cruzando el puente ?resund hasta Malm?.
Islandia tambi¨¦n tiene quien le escriba
Siguiendo la estela del Nordic Noir, Islandia es otro ejemplo de c¨®mo las novelas negras pueden servir de gu¨ªa para conocer un pa¨ªs. A pesar de su tasa de homicidios casi inexistente, Islandia se ha hecho con un lugar sorprendente en el ¨¢mbito de la novela polic¨ªaca en buena parte gracias a la saga de Arnaldur Indridason y su comisario Erlendur. En su primera aparici¨®n, a finales de la d¨¦cada de los noventa, investiga la muerte de un anciano. Unas fotograf¨ªas lo llevar¨¢n hacia otro cad¨¢ver enterrado en un subsuelo cenagoso y hacia una misteriosa ciudad (Jar City) donde se alinean frascos de ¨®rganos, un aut¨¦ntico archivo gen¨¦tico de la poblaci¨®n islandesa¡ Como novelista, Indridason es magn¨ªfico reproduciendo la melancol¨ªa de su pa¨ªs, su obsesi¨®n por las desapariciones y la inevitable consanguinidad en Islandia, con sus tarros y sus taras.
La capital m¨¢s septentrional del mundo, Reikiavik, proporciona el tel¨®n de fondo a las escenas del crimen, especialmente en el c¨¦ntrico barrio de Nordurmyri. Podemos seguir la trama y descubrir de paso algunos de los encantos tur¨ªsticos de la capital islandesa, centrados sobre todo en sus numerosos museos y sus barrios antiguos alrededor del lago Tj?rnin, que resuena con el sonido de m¨¢s de 40 especies de aves.
Estas novelas tienen, como no pod¨ªa ser de otra forma, su correspondiente adaptaci¨®n en forma de serie, pero si se quiere ver el aut¨¦ntico ambiente de una ciudad islandesa es m¨¢s recomendable ver la serie de la televisi¨®n islandesa Atrapados, un thriller rural de extra?a intensidad, ambientado en Sey?isfj?r?ur, un remoto pueblo en el recodo de un fiordo, en el extremo este del pa¨ªs. Vida cotidiana a la islandesa en unos paisajes impresionantes (e inquietantes).
El Cairo real en tres novelas
Para conocer El Cairo m¨¢s real (m¨¢s all¨¢ de las pir¨¢mides o las grandes mezquitas que frecuentan los turistas) proponemos no una sino tres novelas. Resulta inevitable mencionar la trilog¨ªa de El Cairo de Naguib Mahfuz: Entre dos palacios, Palacio del deseo y La Azucarera ¡ªpublicados en los a?os cincuenta del siglo pasado¡ª. El gran novelista cairota, fallecido en 2006 y ¨²nico premio Nobel de Literatura del mundo ¨¢rabe, conoci¨® el ¨¦xito con este tr¨ªptico sobre las clases populares de los barrios viejos de la capital egipcia. Cada volumen lleva el nombre de una calle que el autor conoci¨® en su juventud, y cuentan, con un estilo realista, la historia de tres generaciones de una familia de comerciantes, desde 1917 hasta la ca¨ªda del rey Faruk I, en 1952.
Mahfuz nunca sali¨® de su ciudad natal. Los caf¨¦s de El Cairo le proporcionaban su puesto de observaci¨®n favorito. ?l mismo hab¨ªa nacido en el barrio popular de Khan al Khalili, nombre del zoco m¨¢s importante de la capital egipcia. Todav¨ªa hoy el gran mercado, con sus vendedores de telas, de verduras o de especias, ve pasar personajes sacados directamente del fresco social compuesto por el autor. Convendr¨ªa perderse en el d¨¦dalo de la antigua ciudad fatamida, leer sus estratos arquitect¨®nicos, romanos, bizantinos y otomanos, para penetrar en la obra de Mahfuz.
Al margen de Mahfuz, la literatura egipcia tiene otras muchas excelentes novelas que permiten recorrer sus calles y conocer c¨®mo ha ido cambiando la ciudad, siempre con los cairotas como protagonistas y siendo la ciudad un protagonista vivo m¨¢s. Una magn¨ªfica lectura es El edificio Yacobi¨¢n (2002), de Alaa al Aswany, considerado por muchos el heredero de Mahfuz. Construido en 1930, el edificio Yacobi¨¢n est¨¢ situado en pleno centro comercial de El Cairo. En sus d¨ªas fue uno de los inmuebles m¨¢s lujosos, pero la decadencia ha llegado hasta sus pisos, como para el resto de la metr¨®poli. Por la novela desfilan sus variopintos habitantes, desde un miembro de la vieja aristocracia a un ingeniero de m¨¢s de 70 a?os que mantiene su piso para los encuentros con sus amantes. La otra cara del Yacobi¨¢n son las peque?as buhardillas, ocupadas por trabajadores y familias muy pobres, como la bella Busayna, que tras perder a su padre tiene que buscar un trabajo para sostener a su familia. Alaa al Aswany entrelaza m¨¢gicamente las vidas de unos seres humanos con sus pasiones y debilidades, y refleja la idiosincrasia de la sociedad egipcia contempor¨¢nea. La novela es, adem¨¢s, una descripci¨®n impagable de la ciudad. El edificio Yacobi¨¢n tiene tambi¨¦n una magn¨ªfica adaptaci¨®n al cine, en blanco y negro, m¨¢s que recomendable.
Por ¨²ltimo, conviene leer Taxi (2006), de Khaled al Khamissi, que ofrece una imagen realista y precisa sobre la sociedad ¨¢rabe actual, vista a trav¨¦s de los ojos de unos observadores privilegiados: los taxistas de El Cairo. Todo transcurre en un taxi, un escenario que va desplaz¨¢ndose y revelando los secretos de la ciudad y dentro del cual el protagonista va desgranando sus sufrimientos y esperanzas, sus sue?os y sus fracasos.
Estepas, yurtas y novela negra en Mongolia
No es f¨¢cil encontrar novelas ambientadas en la Mongolia actual, ese pa¨ªs que apenas acaba de salir de una larga Edad Media y que combina los m¨®viles de ¨²ltima generaci¨®n con las yurtas tradicionales en las que siguen viviendo y el rock de moda con las grandes estepas por las que corren los caballos. Una oportunidad magn¨ªfica para adentrarse en el pa¨ªs es la saga de novelas creada por Ian Manook (seud¨®nimo del franc¨¦s Patrick Manoukian), con el temperamental comisario Yeruldelgger como protagonista. El escritor se propuso hacer una novela de detectives pero ambientada en un lugar en el que apenas existiera tradici¨®n literaria. Lo encontr¨® en las estepas de Asia Central y retom¨® uno de los personajes que hab¨ªa creado hac¨ªa a?os, un polic¨ªa de Brooklyn llamado Donnelly que traslad¨® a Mongolia.
En Muertos en la estepa (2013), en su primer caso el peculiar polic¨ªa mongol investiga la muerte de una ni?a hallada junto a su triciclo. La investigaci¨®n lo llevar¨¢ de Ul¨¢n Bator a las grandes estepas mongolas, en un viaje para recuperar la estabilidad perdida tras a?os de fracasos personales.
Le siguieron Tiempos salvajes y La muerte n¨®mada, cerrando una trilog¨ªa que nos muestra c¨®mo se vive en las yurtas y las tradiciones ancestrales mongolas, nos adentra en una capital contaminada y bastante salvaje, donde las yurtas conviven con los pisos de cemento y la corrupci¨®n y los cr¨ªmenes brutales son tambi¨¦n posibles. Y, sobre todo, nos hace viajar por una Mongolia que busca la modernidad a un ritmo trepidante saliendo directamente de 3.000 a?os de cultura n¨®mada y un duro r¨¦gimen sovi¨¦tico.
Paseos por La Habana con Mario Conde y Leonardo Padura
La narrativa sobre Cuba, y m¨¢s concretamente sobre La Habana, es ampl¨ªsima. Pero para conocer la aut¨¦ntica ciudad (no la que aparece en los folletos tur¨ªsticos, sino en la que viven cada d¨ªa los habaneros), es de lectura imprescindible Leonardo Padura. De la mano de su detective, el polic¨ªa Mario Conde, cubano por los cuatro costados, uno se adentra por las calles de La Habana y conoce c¨®mo viven o sue?an los cubanos.
Padura dice que ¨¦l no escribe novelas, sino ¡°met¨¢foras polic¨ªacas¡±. Y es cierto, porque la saga creada a partir de este peculiar y sensible polic¨ªa va m¨¢s all¨¢ de la novela cl¨¢sica de detectives para mostrarnos la realidad de un pa¨ªs y de una ciudad. El entra?able Mario Conde es un detective sui g¨¦neris, un polic¨ªa que quiso haber sido escritor, fumador empedernido, amante de la buena cocina cubana y de las mujeres bellas, que vive rodeado de amigos que le acompa?an desde sus a?os en el instituto. Es un personaje culto, inteligente y noble, pero a la vez es un hombre triste, descre¨ªdo y agobiado, que imagina un pasado que nunca existi¨®, donde ¨¦l es escritor y sus amigos han logrado cumplir sus sue?os.
Las novelas de Padura son buenas intrigas criminales pero tambi¨¦n un cuadro de la sociedad real cubana, con sus defectos, sus miserias y virtudes. Toda su obra transmite un enorme amor por Cuba, por sus gentes, por su clima, por la forma de vida, a pesar de las desigualdades, del racionamiento, e incluso de las persecuciones. Con Mario Conde descubrimos los barrios menos tur¨ªsticos y tambi¨¦n la cocina cubana de la mano de Josefina, la madre de un amigo que consigue hacer milagros en una Cuba donde la escasez es lo habitual.
Como protagonista destaca el barrio de La V¨ªbora, que describe en realidad el barrio de Mantilla en el que vive el autor. Desde aqu¨ª el personaje se mueve por toda la ciudad, desde los lugares m¨¢s t¨ªpicos y emblem¨¢ticos (el malec¨®n, La Habana Vieja, caf¨¦s como El Louvre) hasta las mansiones de Miramar o el Vedado o el elegante barrio del Casino Deportivo, donde los dirigentes revolucionarios viven en cuidadas casas con jardines. Tambi¨¦n encontramos en sus p¨¢ginas la descripci¨®n de La Habana del pasado, la que vive en la nostalgia del detective y sus amigos: los juegos de pelota, las peleas de gallo, los barrios que estuvieron llenos de vida y que hoy agonizan. Sin olvidar que en las novelas de Padura encontramos cr¨ªticas a muchos aspectos de la vida, la sociedad o la pol¨ªtica de la isla.
Venecia entre l¨ªneas con el comisario Brunetti
De Venecia se ha escrito mucho y con mucho talento. La ciudad italiana es tambi¨¦n el escenario ideal para descubrir secretos fascinantes, como los que esconden las antiguas bibliotecas, llenas de valiosos manuscritos que se convierten en nostalgia de la belleza. La escritora americana Donna Leon lleva varias d¨¦cadas mostr¨¢ndonos la Venecia de nuestros d¨ªas a trav¨¦s de las historias del comisario Brunetti. Sus investigaciones nos llevan a recorrer la ciudad que viven los venecianos a espaldas de los turistas, aunque inevitablemente conviviendo con ellos. Es una ciudad de personajes curiosos, nobles decadentes, mecenas inesperados, mercados de arte legales e ilegales. Recorriendo la ciudad en las lanchas de la polic¨ªa y mientras asoman algunos de sus palacios m¨¢s bellos. Cada entrega de Donna Leon (m¨¢s de treinta hasta la fecha) nos lleva de la mano por esos escenarios que atrapan irremediablemente a sus lectores y a millones de turistas que visitan cada a?o la ciudad de los canales, algunos directamente alentados por estas novelas.
Para quienes prefieran los cl¨¢sicos, est¨¢ la inevitable La muerte en Venecia (1912) de Thomas Mann (o su inquietante versi¨®n cinematogr¨¢fica a cargo de Luchino Visconti), una obra exquisita en la que disecciona un alma ag¨®nica, la de Gustav von Aschenbach, que se retira a un balneario veneciano para rumiar su ocaso art¨ªstico.
Y los que opten por la novela hist¨®rica, tendr¨¢n mucho para elegir ya que este g¨¦nero ha dado miles de obras que discurren o pasan al menos por aqu¨ª. Una sugerencia para descubrir un aspecto muy veneciano: El impresor de Venecia (2016), de Javier Azpeitia, una novela sobre la figura real de Aldo Manuzio, un impresor que lleg¨® a Venecia en 1489 para editar los tesoros de la literatura griega. La novela recrea el nacimiento del negocio de los libros en medio de una ciudad fascinante, y nos pasea por la Venecia del Renacimiento de la mano de un editor e impresor legendario.
El Shangh¨¢i colonial con Amy Tan o el actual con el detective Chen
Las novelas de la escritora norteamericana de origen chino Amy Tan son perfectas para conocer las tradiciones chinas y su enfrentamiento con la cultura occidental. Son siempre historias con un pie en Am¨¦rica y otro en la vieja China. El valle del asombro (2013) es una de las ¨²ltimas, una vez m¨¢s una novela de madres e hijas, de secretos y deseos, como son casi todas las de Tan, y tambi¨¦n de vidas que se mueven entre dos culturas. Buena parte de la trama se desarrolla en Shangh¨¢i y nos hace viajar a otro pa¨ªs y a otra ¨¦poca. Se inspir¨® en la historia de su abuela, cortesana en Shangh¨¢i, y el libro cuenta la vida de tres mujeres de una misma familia (Lul¨², Violet y Flora) en el cambio de siglo entre el XIX y el XX cuando era una de las ciudades m¨¢s singulares de Oriente, con distritos coloniales franceses e ingleses que conviv¨ªan con la tradici¨®n china del resto de la ciudad.
La novela es tambi¨¦n un paseo por una ciudad de la que hoy queda muy poco, el de principios del siglo XX, aunque a¨²n podemos descubrir algo del viejo encanto colonial en el Bund. Era el punto de comercio febril donde se ganaban y perd¨ªan grandes fortunas. Originalmente era un camino de sirga para el arrastre de barcazas de arroz, y contin¨²a siendo el primer puerto de escala desde que los visitantes comenzaron a desembarcar aqu¨ª hace un siglo, aunque lo que atrae hoy al visitante a esta zona son los restaurantes de moda y las vistas del barrio de Pudong.
Para descubrir el Shangh¨¢i del siglo XXI podemos asomarnos a cualquiera de las novelas de Qiu Xiaolong, el m¨¢s internacional de los escritores de novela negra china. Los casos del inspector Chen Cao son tan refinados como una tortura china. Tr¨ªadas, inmigrantes clandestinos, tr¨¢fico de ¨®rganos¡ Chen vive en una democracia popular, donde no siempre conviene decir la verdad, sobre todo cuando esta sirve para iluminar las zonas oscuras de la sociedad.
El Shangh¨¢i de Xialong es una metr¨®poli tentacular, con casi 20 millones de habitantes y permanentemente en obras. M¨¢s un destino de negocios que una ciudad rom¨¢ntica, y, sobre todo, una urbe apasionante donde se dise?a el futuro del mundo. Unas referencias imprescindibles: la plaza del Pueblo, que concentra los museos m¨¢s importantes; el mencionado Bund, un paseo a orillas del r¨ªo que proporciona unas vistas magn¨ªficas sobre el skyline del centro financiero; el fant¨¢stico jard¨ªn?Yuyuan y la antigua concesi¨®n francesa, ideal para un paseo corto entre pl¨¢tanos y villas antiguas.
Lisboa con Saramago, Tabucchi y Pessoa en el recuerdo
Al margen de El Libro del desasosiego (1982) de Fernando Pessoa, que muchos citan como gu¨ªa para entender Lisboa, hay otras novelas m¨¢s actuales que nos pueden llevar de la mano por la ciudad del Tajo.
Es el caso de El a?o de la muerte de Ricardo Reis (1984), novela del Nobel Jos¨¦ Saramago. Es un homenaje a Fernando Pessoa, cuyo fantasma aparece a lo largo de las p¨¢ginas para encontrar a uno de sus alter ego, Ricardo Reis. Saramago transmite perfectamente esa atm¨®sfera pessoana mientras muestra una Lisboa casi pueblerina bajo la dictadura de Salazar que lanza sus sombras sobre la ciudad de la luz. Ricardo Reis, un m¨¦dico de origen portugu¨¦s que vuelve a su ciudad natal despu¨¦s de haber vivido durante muchos a?os en Brasil, abandona su profesi¨®n para deambular sin rumbo por las calles h¨²medas de la capital portuguesa. Sus pasos resuenan por los adoquines, las empinadas cuestas y las plazas por las que se cuela la brisa atl¨¢ntica, entre los recuerdos de las palabras de Pessoa.
La segunda novela casi imprescindible para comprender la esencia blanca y luminosa de Lisboa es Sostiene Pereira (1994), de Antonio Tabucchi, que cuenta tambi¨¦n con una magn¨ªfica adaptaci¨®n al cine de Roberto Faenza, con Marcello Mastroianni como protagonista. Pereira es un periodista sencillo, sin grandes pasiones, que trabaja en la secci¨®n cultural de su peri¨®dico y que intenta mantener su bondad y humanidad bajo el cinismo de la dictadura. Vive en el barrio de Alfama y trabaja en la calle Rua Rodrigo da Fonseca, pasea por la avenida da Liberdade, sube en el elevador de Santa Justa o se asoma a los caf¨¦s, como el Caf¨¦ Orqu¨ªdea. La novela es un melanc¨®lico retrato de la ciudad en el que tampoco falta el legado de Pessoa, siempre tan presente. Es una Lisboa nost¨¢lgica, de fachadas color pastel y reflejos blancos que coincide con la imagen que los visitantes buscan hoy cuando llegan a la capital del Tajo, incluso en una ciudad renovada y modern¨ªsima como es la Lisboa del siglo XXI.
De la Sicilia de 'El gatopardo' a la del comisario Montalbano
El gatopardo es una obra excepcional, de esas que se leen con placer a pesar de los a?os transcurridos desde que Giuseppe Tomasi di Lampedusa escribiera esta cumbre de la literatura del siglo XX en los a?os cincuenta. Es un t¨ªtulo imprescindible para entender Sicilia y los convulsos cambios en la isla a finales del siglo XIX, cuando el desembarco de Garibaldi viene a sacudir un mundo que discurr¨ªa con calma y parsimonia en medio de una campi?a de ¨¢rida belleza y orden social inamovible. La obra es el retrato de la aristocracia y burgues¨ªa sicilianas pero tambi¨¦n de una isla que vive al margen del tiempo, de sus paisajes y de sus palacios.
La novela ha quedado eclipsada por su adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica, filmada en escenarios naturales por Luchino Visconti en 1963, con unos magn¨ªficos Burt Lancaster, Alain Delon o Claudia Cardinale. La antol¨®gica escena del baile fue rodada en el Palazzo Valguarnera Gangi de Palermo, pero el trayecto que lleva a la casa solariega de vacaciones, un sitio ficticio rodado en diferentes lugares, permite recorrer la provincia de Agrigento, al suroeste de Sicilia. Si bien en el pueblo de Palma di Montechiaro se respira la atm¨®sfera de la narraci¨®n, es en Santa Margherita di Belice donde se encuentra la cuna de la familia. Por desgracia, un se¨ªsmo destruy¨® parte de las fachadas patricias.
Hoy, muchos de los que recorren la isla italiana lo hacen llevando en la maleta otras novelas aut¨¦nticamente sicilianas, comas las escritas por Andrea Camilleri con el comisario Montalbano como protagonista, mucho m¨¢s que un polic¨ªa y con los a?os convertido casi en un h¨¦roe nacional. Montalbano trabaja en Vigata, provincia de Montelusa, aunque en realidad son Porto Empedocle y la provincia de Agrigento. Sol, espacios abiertos, pueblos mediterr¨¢neos¡ Sicilia en estado puro vista desde los ojos de un comisario tenaz, ¨ªntegro, fiel, gastr¨®nomo empedernido y amante del buen vino. Aunque Camilleri no nombra directamente a las ciudades en las que se desarrollan muchos de sus casos, y Vigata o Montelusa no son lugares reales, es evidente que detr¨¢s de nombres como Fiacca (Sciacca), Fela (Gela), Muntiriali (Realmonte), Gaddotti (Giardina Gallotti) o Raccadali (Raffadali), hay pueblos reales.
Aqu¨ª lo de menos son los casos, los cad¨¢veres y los cr¨ªmenes, que no dejan de ser una ¡°percha¡± para hablarnos de la Sicilia real, del poder de la mafia en todos los estratos de la sociedad, de la gastronom¨ªa local (especialmente presente en todas las novelas de la saga) y de una forma de vida muy mediterr¨¢nea que bebe de muchas culturas. Tambi¨¦n Montalbano tiene su versi¨®n en pantalla: una serie de televisi¨®n con una bell¨ªsima fotograf¨ªa de los paisajes sicilianos, incluidas tomas a¨¦reas espectaculares, que nos hace viajar solo con sentarnos a verla en el sof¨¢.
Los escenarios gallegos de Domingo Villar
Las novelas negras ambientadas en escenarios rurales o en peque?as capitales de provincia espa?olas han despertado un enorme inter¨¦s por visitar esos escenarios. Los casos de Dolores Redondo con su trilog¨ªa del Baztan o de Eva Garc¨ªa Sa¨¦nz de Urturi en Vitoria son dos ejemplos exitosos, aunque no los ¨²nicos del turismo literario que sigue la estela de la nueva novela negra.
Especialmente interesantes por la recreaci¨®n de los paisajes gallegos son las novelas de Domingo Villar. Ojos de agua (2006) y La playa de los ahogados (2009) nos llevan a lugares como Nigr¨¢n, en Vigo. Los investigadores ya no son detectives urbanos solitarios, con atormentados pasados, como en las novelas negras tradicionales, sino guardias civiles o polic¨ªas con vidas cotidianas mucho m¨¢s sencillas pero tambi¨¦n con personalidades a veces complejas. En La playa de los ahogados, el vigu¨¦s Domingo Villar hace su propia cr¨®nica de la pesca artesanal en las R¨ªas Baixas y se sirve de fant¨¢sticos escenarios como la playa de A Madorra, en la parroquia de Panx¨®n (Vigo), donde empieza la historia. Este pueblo adormecido tras la marcha de los turistas, con puerto y lonja, es un enclave perfecto para conocer el territorio circundante que con Villar se ha convertido tambi¨¦n en territorio literario. El inspector Leo Caldas y su ayudante Rafael Est¨¦vez son nuestros gu¨ªas por el puerto de Panx¨®n, por sus nasas puestas a secar o su lonja del pescado, el t¨ªpico bar, el Bar Puerto, con las fotos antiguas del lugar en sus paredes, y las inevitables referencias gastron¨®micas, que no pod¨ªan faltar en una novela ambientada en Galicia.
Caminamos hasta Monteferro en medio de una naturaleza virgen y nos acercamos al faro de Punta Lameda, otro de los escenarios de la novela, frente al cabo Bicos de las C¨ªes. All¨ª, en la cima de Monteferro, con unas vistas privilegiadas a las islas, Baiona y la bocana de la r¨ªa de Vigo, se alza el monumento a la Marina Universal, un homenaje a las v¨ªctimas de los naufragios como los que protagonizan estas novelas gallegas.
La versi¨®n cinematogr¨¢fica de la novela, dirigida por Gerardo Herrero y con Carmelo G¨®mez como el inspector Leo Caldas, est¨¢ ambientada en diferentes escenarios de la comarca del O Baixo Mi?o y O Val Mi?or, sobre todo en Nigr¨¢n.
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