Vigo, con V de Verne
Del barrio marinero de O Berb¨¦s a un crucero ambiental por la r¨ªa que descubre su vida subacu¨¢tica, huellas del novelista franc¨¦s en la urbe gallega
Julio Verne, que tanto hab¨ªa escrito sobre viajes de aventuras, se embarc¨® en la primavera de 1878 en su primera gran traves¨ªa n¨¢utica. Una navegaci¨®n desde el puerto de Nantes hasta el Mediterr¨¢neo. No ten¨ªa previsto hacer escala en Vigo, a pesar de que la ciudad ol¨ªvica protagoniza un cap¨ªtulo de sus Veinte mil leguas de viaje submarino (1869), la novela en la que el lector se introduce en el Nautilus del capit¨¢n Nemo.
En el puerto de Vigo desembarc¨® y durmi¨® durante su estancia. Muy cerca, en el Real Club N¨¢utico, hay una escultura de un Julio Verne de bronce sentado sobre los tent¨¢culos de un calamar gigante. En la r¨ªa de Vigo no los hay, pero si se quiere descubrir qu¨¦ esconde su fondo marino hay que subir a bordo del barco oceanogr¨¢fico Nautilus. Nemo, un robot acu¨¢tico sumergible hasta 100 metros de profundidad propiedad de Ocean Secrets, que manejan los patrones Ismael y Andr¨¦s desde la cubierta de este crucero de interpretaci¨®n, muestra por medio de su c¨¢mara de m¨¢xima definici¨®n 4K lo que esconden las profundidades de esta r¨ªa, como los bajos de las bateas en las que se cr¨ªan los mejillones, alguna cuaderna (costilla de un barco hundido) y la flora y fauna marina de la zona.
Para entender este enclave gallego, Julio Verne se subi¨® al Castro. Este monte es el techo de Vigo y un balc¨®n desde el que asomarse al tr¨ªptico que dibujan el oc¨¦ano, la ciudad y la r¨ªa. El paseo hasta la cima se convierte en una escalada urbana tan encantadora como inc¨®moda, pero mientras se asciende se adivina una ciudad herrumbrosa que transgrede.
La cuna de Vigo es O Berb¨¦s, un pintoresco barrio que conserva los soportales en los que se vend¨ªa el pescado y salpicaba el Atl¨¢ntico. Los peiraos (muelles) ya no est¨¢n, al menos en su ubicaci¨®n original. Vac¨ªo de agua, el lugar conserva todo el sabor fundacional de la ciudad. Arquitectura hist¨®rica residencial que se suma a las gr¨²as industriales de los astilleros. Gigantes de hierros retorcidos que dudan si saltar al mar o echarse a andar por la r¨²a Real. De taberna en taberna, por esta gastrocalle uno se adentra en el peque?o casco viejo.
La escala t¨¦cnica del escritor franc¨¦s coincidi¨® con la fiesta de la Reconquista y la procesi¨®n del Cristo de la Victoria, que Verne contempl¨® desde los balcones del Casino de Vigo. Otra sociedad recreativa de la ciudad, La Tertulia, organiz¨® una cena de gala en su honor. En la actualidad ninguna de las dos est¨¢n abiertas. Tampoco el desaparecido hotel Continental de la r¨²a de C¨¢novas del Castillo, en el que Verne escrib¨ªa cartas y tomaba notas telegr¨¢ficas: ¡°Fiesta por la independencia recobrada en 1809 sobre los franceses. Fuegos de artificio. M¨²sica. Admisi¨®n al Casino. Iglesia reciente (colegiata de Santa Mar¨ªa), murmullos, no hay sillas¡±. Ante dicha ausencia (todav¨ªa) de asientos adaptados a la pendiente, no es mal plan catar de pie en las ostrer¨ªas y marisquer¨ªas de la r¨²a de la Pescader¨ªa ¡ªcomo la taberna O Port¨®n (986 43 81 08) o Casa Vella-Restaurante ¡ª las viandas que provienen de la r¨ªa. Una especie de fiordo que hace las veces de calendario.
De seguir abierto, un buen ep¨ªlogo ser¨ªa tomar un caf¨¦ en el Caf¨¦ Suizo (calle del Pr¨ªncipe), donde el autor de Nant¨¦s desayunaba mientras le¨ªa la prensa. La iniciativa art¨ªstica Vigo Ciudad de Color se ocupa de embellecer desde 2015, con murales y grafitis, las medianeras y fachadas de los edificios y los muros de las calles que inspiraron a Julio Verne. Una aspiraci¨®n de transformar la ciudad erradicando el fe¨ªsmo.
Tesoros en San Sim¨®n
Sentado en el Caf¨¦ Suizo, el ilustre novelista galo ley¨® sobre la batalla de Rande, y desde lo alto del monte del Castro se imagin¨® aquel combate naval que tuvo lugar, r¨ªa de Vigo adentro, en la ensenada de San Sim¨®n. En aquella contienda las escuadras angloholandesas pugnaron por hacerse con el oro y la plata de los galeones espa?oles, defendidos por fragatas y nav¨ªos franceses. Cazatesoros de toda Europa se desplazaron hasta este lugar para buscar los supuestos metales preciosos hundidos. Anclas, ca?ones y monedas es lo que encontraron. El verdadero tesoro de la batalla de Rande es su historia. Al mismo Julio Verne le propusieron hacer una inmersi¨®n ¡ªque rechaz¨®¡ª en la ensenada de San Sim¨®n, inmersi¨®n que s¨ª hace su capit¨¢n Nemo, para quien el fondo de la r¨ªa se convierte en su caja de caudales. Tesoros marinos no hay, pero en la superficie se hallan las islas de San Sim¨®n y San Ant¨®n. Un archipi¨¦lago de juguete que ha acogido el retiro de monjes, fue ocupada por piratas, donde se controlaron infecciones, encerraron a republicanos, veranearon los golpistas y en el que los hu¨¦rfanos del mar encontraron un hogar. Un lugar que hoy se conoce como la Isla del Pensamiento y que se ha convertido en un flotador para la memoria hist¨®rica. Ambas ¨ªnsulas se pueden visitar, excepto los d¨ªas que acontece, la ¨²ltima semana del mes de julio, el misterioso Festival Sinsal, cuyo cartel de artistas invitados no se desvela hasta el mismo d¨ªa en que arrancan los conciertos y en el que el aforo est¨¢ limitado a unas 1.000 personas por cuestiones de log¨ªstica y conservaci¨®n de ambos islotes. La empresa de turismo marinero Bluscus fleta embarcaciones hasta el muelle de San Sim¨®n, una traves¨ªa corta a la vista y larga a nado.
Nemo es un robot sumergible con c¨¢mara 4K que muestra las profundidades de la r¨ªa de Vigo
En recuerdo y en honor al viaje del Nautilus, en la isla de San Sim¨®n hay una placa conmemorativa. Y entre el miniarchipi¨¦lago y la playa de Cesantes, en Redondela, emerge un conjunto escult¨®rico dedicado al capit¨¢n Nemo, con dos buzos a sus pies. Al subir la marea el mar se traga a los buceadores y un cormor¨¢n se posa en la cabeza del marino creado por Julio Verne. Como una flor que decora una l¨¢pida.
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