Asomados al Adri¨¢tico, de Trieste a Rijeka
De la ciudad italiana a la croata para descubrir dos enclaves con un pasado com¨²n y convulso que hoy guardan un atractivo legado
Algo m¨¢s de una hora de coche dista de Trieste a Rijeka, dos ciudades, dos mundos, dos culturas que por su posici¨®n geogr¨¢fica ¡ªambas asomadas al mar Adri¨¢tico¡ª fueron otrora motivo de disputas. Primero entre Italia y el Imperio Austriaco (las famosas guerras de independencia del siglo XIX) y despu¨¦s en los dos conflictos b¨¦licos mundiales, que alteraron mapas, fronteras y puentes¡ Al menos hasta la disoluci¨®n del tel¨®n de acero, que a su vez ejerci¨® como detonador en la desintegraci¨®n de la antigua Yugoslavia. El pasado es tan sumamente dif¨ªcil de afrontar que en ocasiones se cierra con llave ante la incapacidad de superar o admitir los errores. En medio de esta ruta de cicatrices que va de Italia a Croacia, pasando por Eslovenia, una memoria distorsionada y mal rescatada no ha impedido que para el viajero florezcan algunas rosas.
Trieste, que pas¨® a la regi¨®n italiana de Friuli-Venezia-Giulia tras la I Guerra Mundial, es una Viena con puerto. Una fusi¨®n de culturas y religiones (pas¨® de ser laica y socialista con los Austrias a democristiana a mitad del siglo XX), de ¡ªtambi¨¦n hoy¡ª ut¨®pica independencia. Irradia una animada historia (fue conquistada por Napole¨®n), una mezcla de estilos y sabores. Aqu¨ª hay que detenerse en el castillo de Miramar ¡ªconstruido como residencia de la corte imperial¡ª, la plaza de la Unidad de Italia ¡ªasomada al Golfo¡ª, sin olvidar la catedral de San Giusto Martire, el barrio del Borgo Teresiano con el Puente Rojo, palacios se?oriales, el teatro Verdi y sus ¨®peras, la Gruta Gigante con estalagmitas de hasta 12 metros¡ Y para los amantes del descubrimiento y de tomar conciencia con el pasado existe la posibilidad de visitar un campo de concentraci¨®n fascista: Risiera di San Sabba. Lugar de masacre para partisanos, jud¨ªos y detenidos pol¨ªticos.
Un lugar con heridas, con historia. Lleno de contradicciones y mina de oro de escritores y artistas, de chefs y cafeteros. Y es que en Trieste no puedes dejar de probar el goulash, la menestra de alubias y los gnocchi de pan. Adem¨¢s de frecuentar los caf¨¦s. Especialmente el Caff¨¨ degli Specchi, donde acud¨ªan Stendhal, Italo Svevo y James Joyce (se cuenta que pudo haber escrito all¨ª p¨¢ginas de Ulises). Todo cabe en una cultura independiente insertada en la m¨¦dula espinal, demasiado aut¨¦ntica, variopinta y compleja. Tierra de frontera, en definitiva.
Hacia Rijeka cruzando Eslovenia
Si Trieste fue el puerto de Viena, Fiume ¡ªen croata se pronuncia Rijeka¡ª lo fue de Budapest. La ciudad ha cogido el testigo de Matera como capital europea de la cultura en 2020, una rosa en medio de una historia repleta de heridas en una metr¨®poli quiz¨¢s m¨¢s ca¨®tica aunque interesante y acogedora, condenada a un segundo plano por culpa de la guerra.
La urbe croata coge el testigo de Matera como capital ?europea de la cultura 2020
Por carretera, la opci¨®n m¨¢s pr¨¢ctica entre ambas ciudades es atravesar Eslovenia por el interior, sin bordear la pen¨ªnsula de Istria ¡ª?una alternativa viajera m¨¢s bella por sus paisajes¡ª. Casi 78 kil¨®metros con una parada obligada antes de cruzar la primera frontera: la Foiba di Basovizza. Un pozo minero en el que los partisanos comunistas de Tito ejecutaron a prisioneros pol¨ªticos y civiles inocentes.
Prosiguiendo la ruta por Kozina, Materija, Podgrad, Starod ¡ªsegunda frontera¡ª, Pasjak y Jurdani se llega finalmente a Rijeka. Desarrollada a tres niveles, cuenta con un importante paseo mar¨ªtimo, un coraz¨®n pulsante llamado Korzo con su Torre Civica en medio y colinas. En ella se respira mar (Dante cita el golfo del Carnaro en su Infierno), arte, pasado y catolicismo. La playa de Pe?ine, las antiguas f¨¢bricas de producci¨®n de torpedos, la catedral barroca de San Vito y el castillo de Trsat ¡ªapenas cinco minutos a pie del santuario de la Madonna, que cuenta con una capilla votiva con importantes dones y gemas que regal¨® Carlos V¡ª ejercen como legado.
Gu¨ªa
- Castillo de Miramar, en Trieste: miramare.beniculturali.it
- Catedral de San Giusto Martire: sangiustomartire.it
- Gruta Gigante: grottagigante.it
- Risiera di San Sabba: risierasansabba.it
- Turismo de Trieste: turismofvg.it
- Santuario de la Madonna, en Rijeka: trsat-svetiste.com.hr
- Turismo de Rijeka: visitrijeka.eu
Situada en el ¨¢rea adri¨¢tica nororiental, fue fundada por los romanos. Despu¨¦s estuvo (siempre con una predominancia de lengua y cultura italianas) bajo el feudo de una potente familia alemana (Waldsee) hasta el siglo XIV, los Habsburgo de Austria y el Imperio Austroh¨²ngaro, creado en 1867 como reforma del austriaco. Adem¨¢s, fue Estado libre desde 1918 hasta 1924; luego pas¨® a Italia, Yugoslavia y Croacia, respectivamente. Una urbe de frontera, de conflicto, de lugares pintorescos y enjambres. Con problemas serios para reconocer su identidad. Y es que tambi¨¦n tuvo un periodo napole¨®nico antes de que el Congreso de Viena la devolviera a Austria: entre 1809 y 1813, el general franc¨¦s la insert¨® en las Provincias Ilirias.
Hay un hecho que define perfectamente los asteriscos bizarros, llenos de luminosidad, decadencia y quietud de la antigua Fiume: el poeta y militar italiano Gabriele D¡¯Annunzio entr¨® en la ciudad el 12 de septiembre de 1919, con 2.000 voluntarios aproximadamente, reivindicando la italianidad de la misma. A?os despu¨¦s, en 1924, el rey V¨ªctor Manuel III proclam¨® el pasaje de Fiume a Italia¡ Hasta 1945, que fue ocupada por el Estado balc¨¢nico bajo supervisi¨®n de la OZNA, la polic¨ªa secreta. Mussolini instrumentalizar¨ªa ese gesto dannunziano calific¨¢ndolo de fascista. Lejos de la realidad, seg¨²n afirma el escritor Giordano Bruno Guerri, lo que hizo fue defender a un pueblo oprimido que no quer¨ªa pertenecer al reino de serbios, croatas y eslovenos.
La ruta, en coche, termina donde perfectamente podr¨ªa haber comenzado. O no. Basta tener algunas kunas croatas para echar de nuevo gasolina y saber si se quiere salir de la Uni¨®n Europea rumbo a Bosnia o permanecer junto a Dante en su Infierno.
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