Formentera en plan ¡®hippy¡¯
En la isla balear sobreviven algunos lugares que eran parte de la ruta de 'els peluts' en la d¨¦cada de los setenta. Seis pistas imprescindibles
En la d¨¦cada de 1970, Ibiza y Formentera formaron parte de lo que se conoci¨® como el hippie trail. Si se era joven, amante del cannabis y antisistema, la geograf¨ªa trazaba una peregrinaci¨®n que pasaba por San Francisco, Katmand¨², Goa, ?msterdam o las Pitiusas. La peque?a isla balear era un lugar ideal y barato para bohemios, gente con af¨¢n de ser autosuficiente o desertores de la guerra de Vietnam. Parad¨®jicamente, els peluts ¡ªlos melenudos, como les bautizaron los payeses¡ª y los locales convivieron pac¨ªficamente. Los nuevos visitantes quer¨ªan pasar desapercibidos y evitaban molestar o apropiarse de lo ajeno; al mismo tiempo que proporcionaban ingresos a los lugare?os que les alquilaban casas y hasta cuadras. Como recuerda el formenterense Valent¨ªn Rosell¨®, testigo de esa ¨¦poca, ¡°muchos vinieron a vivir una vida hippy y se dieron cuenta de que los payeses eran m¨¢s hippies que ellos¡±. En Formentera todav¨ªa quedan algunos lugares que nacieron en esos a?os y que han sobrevivido al turismo masivo. ?
Historia de la Fonda Pepe
Carrer Major, 51 (Sant Ferran de ses Roques). Tel: 971 32 80 33. ?
El cuartel general de los hippies de entonces era la Fonda Pepe, que abri¨® sus puertas en los a?os cincuenta del siglo pasado, en el pueblo de Sant Ferran de ses Roques. Juli¨¢n Tur, de 65 a?os, regenta ahora el bar y hostal y es hijo de Pepe Tur Cardona, pescador que cogi¨® el negocio tras jubilarse. Antes que los hippies, por aqu¨ª pasaron los beatniks (la generaci¨®n Beat), precursores de los primeros, j¨®venes bohemios para los que viajar, con o sin dinero, era una premisa imprescindible. Juli¨¢n desmiente que aqu¨ª estuviera Bob Dylan, aunque s¨ª lo hicieron miembros de grupos como Pink Floyd, Led Zeppelin o King Crimson, quien escribi¨® la canci¨®n Formentera Lady. ¡°Los hippies apreciaban a mi padre porque cuando no ten¨ªan dinero ¨¦l les fiaba y aceptaba todo tipo de monedas (d¨®lares, marcos, libras), que luego cambiaba en el banco. Entonces no hab¨ªa tanto af¨¢n de enriquecerse sino de vivir¡±, comenta Juli¨¢n, que estudi¨® ingl¨¦s, lengua que luego practicaba con els peluts. ¡°Me hice amigo de ellos, jug¨¢bamos al ajedrez y tuve varias novias. Bueno, relaciones porque all¨ª no hab¨ªa novias¡±. La Fonda Pepe es hoy el t¨ªpico bar de pueblo, aunque por el local deambulan viejos hippies y mochileros en busca de un tour por el t¨²nel del tiempo. En sus muros cuelgan los preciosos dibujos del americano Jack Longhini (un beatnik), que representan estampas de la vida de entonces. Y, enfrente, est¨¢ el hostal.
El renacer de Ses Roques
Carretera La Savina a La Mola Km. 6,6. ?
Ses Roques ha pasado por varios due?os y actualmente lo regentan el italiano Piero Ameli, coautor de la canci¨®n Amante Bandido, la alemana Marina Gustas y el franc¨¦s Olivier Chardin, veteranos de la isla. La ruta nocturna de los hippies inclu¨ªa una parada en este bar en Sant Ferran de ses Roques, donde se pon¨ªa m¨²sica para bailar. Ses Roques tuvo su periodo oscuro, que coincidi¨® con la llegada de las drogas duras. ¡°Los hippies consum¨ªan sustancias, pero la entrada de la hero¨ªna y la coca¨ªna trajo muertes y problemas. En el local muri¨® un hombre como resultado de una pelea entre hermanos y el lugar cogi¨® muy mala fama¡±, cuenta Marina, que lleg¨® a Formentera por primera vez en 1976, cuando ten¨ªa 23 a?os, para pasar una semana y en cuanto baj¨® del barco experiment¨® amor a primera vista con la isla. ¡°Nosotros queremos devolverle su car¨¢cter inicial, de diversi¨®n y buen rollo¡±. Casi cada noche hay m¨²sica en directo, se puede cenar y el ambiente lo conforman gente de Formentera; ya sean j¨®venes que trabajan o hacen la temporada o residentes m¨¢s veteranos, que vienen a rememorar sus juergas de juventud.
Blue Bar, un cl¨¢sico
Carretera de La Savina a La Mola km. 8.
El actual Blue Bar naci¨® como Bar La Mata, un chiringuito cerca de la playa, pintado de azul, al que los extranjeros llamaban por su color en ingl¨¦s. Seg¨²n recuerda Valent¨ªn Rosell¨®, ¡°era uno de los lugares m¨¢s frecuentados por los hippies. En verano, se sal¨ªa cada noche. La ruta empezaba en la Fonda Pepe, luego se iba a Ses Roques o al Blue Bar y all¨ª se estaba hasta la madrugada¡±. Las fiestas nocturnas inclu¨ªan m¨²sica, marihuana, hach¨ªs y LSD para ocasiones especiales, adem¨¢s de ba?os en el mar. ¡°Hab¨ªa muchos hombres de Formentera que se apuntaban a la movida, eran los llamados palanqueros, que confraternizaban con los hippies y quer¨ªan ligar con las extranjeras¡±.?
Todos los productos vendidos en el mercadillo de La Mola est¨¢n hechos por artesanos de la isla
El mercadillo de La Mola
Avinguda de la Mola, 93 (El Pilar de la Mola).
El joyero Enric Majoral, de 71 a?os y natural de Sabadell, fue uno de los que fundaron este mercadillo hippy que abre los mi¨¦rcoles y domingos, de mayo a octubre (y de 17.00 a 22.00). ¡°Llegu¨¦ en 1972, trabajaba en la construcci¨®n pero quer¨ªa cambiar de vida as¨ª que me hice artesano y vend¨ªa mis cosas en el Club Maryland. Entonces ibas al ayuntamiento, ped¨ªas permiso y te lo daban verbalmente¡±. Le imitaron otros colegas, que vend¨ªan a los turistas, sobre todo ¡°alemanes naturistas y franceses¡±. Majoral y su mujer se fueron a vivir a El Pilar de la Mola, y a principios de los ochenta crearon, con otros artesanos, la Fira de Arte y Artesan¨ªa. ¡°En La Mola se concentraban los hippies locales, los que ten¨ªamos que ganarnos la vida. Los extranjeros viv¨ªan por el Cap de Barbaria, yo les llamaba la aristocracia porque no necesitaban trabajar¡±. Hoy aqu¨ª se vende moda, joyas, art¨ªculos en madera... todo creado por artesanos de la isla.? ?
El centenario bar Can Toni
Pla?a del Pilar, 1 (El Pilar de la Mola). Tel: 971 32 73 77. ?
Tambi¨¦n en El Pilar de la Mola est¨¢ Can Toni, que cumple 110 a?os. ¡°Mi abuelo volvi¨® de Cuba con 300 duros y construy¨® una casa y en el bajo puso un bar; pero era de esos de entonces, que solo ten¨ªan co?ac, moscatel, an¨ªs y gaseosa¡±, cuenta Miquel Tur, de 71 a?os y due?o de Can Toni, que ahora regenta su hijo. A finales de la d¨¦cada de 1960 el bar se empez¨® a llenar de extra?os personajes que no hablaban espa?ol pero que acababan entendi¨¦ndose con el due?o. ¡°En general eran buenos clientes. Ten¨ªamos bar, donde serv¨ªamos bocadillos, y tienda y se pon¨ªa m¨²sica en un radio cassette. Aunque estaba prohibido, los hippies fumaban porros y cuando ven¨ªa la Guardia Civil se escabull¨ªan¡±, recuerda Tur. ¡°A pesar de la dictadura, hab¨ªa mucha libertad y Formentera era como un universo apartado del mundo¡±.?
Puesta de sol en el Pirata Bus
La historia de este chiringuito en la playa de Migjorn comienza en la d¨¦cada de los setenta, cuando Pascual y Pablo, due?os de una discoteca en Calatayud, conocen Formentera y venden su negocio para trasladarse a la isla. Cuando el dinero se les est¨¢ acabando, deciden comprar un viejo autob¨²s y convertirlo en un bar de playa, el Pirata Bus, que lleg¨® a ser todo un referente entre la comunidad hippy. En 1983 las autoridades ordenaron retirar el veh¨ªculo, pero en su lugar se levant¨® una construcci¨®n de madera. Hoy el Pirata Bus se llena de gente para asistir al espect¨¢culo diario de la puesta de sol, herencia de aquellos a?os. Sus mojitos y nachos con guacamole son muy demandados por un p¨²blico que contempla ensimismado como el d¨ªa va pasando al blanco y negro.
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