24 horas en Avi?¨®n, un bomb¨®n provenzal
Paseo en bici alrededor de la muralla, un selfi ante su ic¨®nico puente sobre el r¨ªo R¨®dano, almorzar en alguno de sus palacios del vino y, de postre, un asombroso dulce de lavanda
Siete papas y dos antipapas residieron un siglo largo (1309-1417) en Avi?¨®n y convirtieron este buc¨®lico rinc¨®n de la Provenza, fragante a vino y lavanda, en una ciudad que no ten¨ªa nada que envidiar al Vaticano. Con un castillo tremendo, 4,5 kil¨®metros de murallas, siete iglesias (una por pont¨ªfice) y un mont¨®n de palacios y calles gremiales cuyas esquinas se disputan hoy 170 v¨ªrgenes ¡ªinstaladas anta?o para conjurar pestes e inundaciones¡ª, adem¨¢s de los neones de los wine-bars, esta es la capital de C?tes-du-Rh?ne, una denominaci¨®n de origen tan grande y potente que, solo mentarla, marea.
8.00. Ma?ana de pedaleo
Por un euro al d¨ªa, hay 300 bicis disponibles en las 30 estaciones del sistema p¨²blico Velopop, con las que se puede hacer turismo y ejercicio ma?anero rodeando la muralla o acerc¨¢ndonos a la isla de la Barthelasse (1), que est¨¢ en medio del inmenso R¨®dano, frente a Avi?¨®n, y mide casi nueve kil¨®metros de punta a punta. Bicis m¨¢s ligeras, o el¨¦ctricas, se alquilan en South Spirit Bike y en Provence Bike. Rodear la muralla nos llevar¨¢ 15 minutos sin parar. Ir a la isla y regresar, media hora, pero se puede echar el d¨ªa entero si uno se detiene a tomar algo en el bar flotante Vinotage (2), a comer en Le Bercail (3) o a visitar la destiler¨ªa artesanal Manguin (4). Esto ¨²ltimo es gratis los s¨¢bados, a las 11.00. Tambi¨¦n es gratuito ver aves en la isla todos los d¨ªas, a todas horas: halcones, garzas reales, ¨¢nades, cormoranes¡
9.00. Desayuno napole¨®nico
En 1784 abri¨® en la c¨¦ntrica plaza de Saint-Didier el Grand Caf¨¦ Barretta (5), del que Napole¨®n fue cliente y se march¨® un d¨ªa sin pagar una cuenta de 60 francos. Un buen sitio para desayunar, rodeados de cuadros y libros. Otro buen lugar, a 50 metros, es Le Nid (7 Rue des Trois Faucons) (6), una concept store que re¨²ne una cantina b¨ªo, tienda de dise?o y un centro de yoga.
10.00. La mejor foto de Avi?¨®n
El Palacio de los Papas (7) es una fortaleza g¨®tica impresionante, de 15.000 metros cuadrados, donde cabr¨ªa holgadamente la catedral de Sevilla. Pero desde 2017 lo es a¨²n m¨¢s, pues se visita con Histopad, una tableta que muestra, enfocando aqu¨ª y all¨¢, c¨®mo estaba decorado en el siglo XIV, con el tesoro a tope, las mesas llenas de viandas y el fuego ardiendo en las chimeneas. Es patrimonio mundial, al igual que el gigantesco puente de Avi?¨®n (8). Solo los cuatro arcos que han sobrevivido a las guerras y a las iras del R¨®dano miden ?165 metros de largo! Y lleg¨® a tener 22. La mejor foto del puente y de la ciudad se saca desde el alto jard¨ªn de Rocher des Doms (2 Mont¨¦e des Moulins) (9).
12.00. Retiro enol¨®gico
Cuando los papas se cansaban de banquetes y besamanos, se retiraban una temporada a la localidad de Ch?teauneuf-du-Pape (10), 17 kil¨®metros r¨ªo arriba, donde ten¨ªan otro castillo. Desde sus ruinas se otea buena parte del valle del R¨®dano y la Provenza, incluido el Mont Ventoux, al que Petrarca ascendi¨® en 1336, en tiempos de Benedicto XII, tercer papa de Avi?¨®n. Ch?teauneuf-du-Pape, aparte de un retiro hist¨®rico y vistoso, es la denominaci¨®n de origen m¨¢s antigua de Francia, de 1923, y raro es el que no se dedica aqu¨ª a cultivar vi?as (garnacha, sobre todo) sobre galets o cantos rodados, que le dan al vino un sabor inconfundible. Dos gustosas visitas son el museo del vino Brotte y la bodega Domaine de la Solitude, cuyos due?os descienden de los Barberini, familia que dio un papa romano: Urbano VIII.
13.30. Trufas negras y cecina de Le¨®n
Pegado al castillo de Ch?teauneuf-?du-?Pape est¨¢ el restaurante Le Verger des Papes, donde ya solo las vistas alimentan. En la mesa (mejor en la terraza), productos de la regi¨®n como las trufas negras o el toro de la Camarga. Si se regresa a Avi?¨®n para comer, hay dos lugares magn¨ªficos al pie del Palacio de los Papas, que a su vez son palacios del vino. Uno es Carr¨¦ du Palais (11), restaurante, escuela de cata y centro divulgador de todo lo que se hace en C?tes-du-Rh?ne. Instalado en el edificio del antiguo Banco de Francia, las 5.000 botellas de su bodega reposan en lo que fue la c¨¢mara acorazada. Otro palacete enol¨®gico es Le 46 (12), moderno, peque?o y desenfadado, pero con una carta de referencias muy seria; tiene 42 p¨¢ginas. Entre sus 300 vinos los hay de hasta 2.400 euros. Para compensar tienen raciones de cecina de Le¨®n y chorizo ib¨¦rico Joselito a 10 euros. Mejor no pedir postre y visitar la chocolater¨ªa de Aline G¨¦hant (13). Sus bombones de lavanda, asombrosos. Uno se imagina la Provenza de muchas formas, pero no metida en un dulce.
17.00. L¨¢mparas-medusa
Tampoco imagina el viajero que la hist¨®rica Avi?¨®n atesora tanto arte contempor¨¢neo; lo hace en dos edificios del siglo XVIII. En la Collection Lambert (14), con m¨¢s de 1.200 obras de artistas como Jean-Michel Basquiat, Sol LeWitt, Daniel Buren, Cy Twombly o Miquel Barcel¨®. Y en unas caballerizas del mismo siglo se halla Vox Populi (15), gabinete de curiosidades y tienda de la decoradora Pascale Palun. Sus l¨¢mparas-medusa son dignas de un museo.
20.00. Una cena con o sin estrella
Quien quiera (y pueda pagar) una cena de 10 y una habitaci¨®n de 11, ir¨¢ al hotel La Mirande (16), antigua residencia de cardenales con vistas al Palacio de los Papas. Su restaurante comandado por Florent Pietravalle logr¨® una estrella Michelin en 2019 y adem¨¢s organiza regularmente un taller gastron¨®mico, Le Marmiton, donde los mejores chefs de la Provenza ense?an sus t¨¦cnicas en petit comit¨¦ al amor de una cocina de le?a de 1861. Para presupuestos normales est¨¢ L¡¯Agape (17), donde se cena de lujo por unos 30 euros. Y para tomar algo despu¨¦s, L¡¯Explo (2 Rue des Teinturiers) (18), donde las cervezas artesanas de la regi¨®n corren por 10 grifos.
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