Plenitud en la sierra de Irta
Senderos junto al mar, acantilados, playas y el bello horizonte mediterr¨¢neo componen este parque natural al norte de la provincia de Castell¨®n
La primera imagen mental que puede hacerse uno de la sierra de Irta es la de una torre centinela entre la playa y el cielo. Un faro apagado de piedra, de origen musulm¨¢n (fue construido en 1554), planta circular y unos 11 metros de altura. Es la torre vig¨ªa de Badum, que representa quiz¨¢s mejor que ninguna otra (hay varias) el sentimiento de plenitud que se despliega en este espacio natural protegido y poco conocido en el extremo norte de la provincia de Castell¨®n.
Porque sus 13 kil¨®metros de costa virgen llevan la contraria a quienes piensen en un entorno entregado al ladrillo y a la masificaci¨®n. Nada de eso aparece aqu¨ª. Esta es una sierra litoral que combina rutas por el interior con recorridos asomados al mar, siempre sin maquillaje, y adonde conviene llegar sin premeditaci¨®n, pero predispuesto al placer del paseo y al de los descubrimientos de playas (el Serradal, la Basseta, el Pebret), calas de piedra y de arena (Cubanita, Mundina), algunas dunas, acantilados y horizontes azules.
Pese a que los senderos y las vistas inviten a la soledad y sea f¨¢cil perderse, aqu¨ª es poco probable encontrarse solo con uno mismo, pues se calcu?la que unos 80.000 devotos del senderismo visitan cada a?o este pedazo de costa mediterr¨¢nea ubicado en la comarca del Bajo Maestrazgo, desde julio de 2002 declarado parque natural y reserva natural marina por el Gobierno de la Comunidad Valenciana. Encuentra su altura m¨¢xima en el pico Campanilles, a 572 metros, y sus escarpadas laderas descienden pausadamente hacia un mar cristalino de tintes menorquinos y de mucho inter¨¦s pesquero y biol¨®gico (hay abundancia de hinojo marino y saladilla).
Con el coche preparado para transitar por pistas de tierra, y las piernas y la voluntad de naturaleza tambi¨¦n a punto, realizamos un incontestable ejercicio de desconexi¨®n.
De Pe?¨ªscola a la torre de Badum
Dos famosos municipios costeros circundan la sierra de Irta por el litoral. Por un lado, Pe?¨ªscola y, por otro, Alcossebre. La primera, cl¨¢sico de postal, necesita poca presentaci¨®n; lo tiene todo para entretener al visitante (casco antiguo, el castillo del Papa Luna, playas¡) y siempre es agradable volver, sobre todo si es para darse un homenaje de espardenyes en restaurantes como el Roca Platja (restaurantrocaplatja.com), al borde del mar. En la ciudad est¨¢ el centro de interpretaci¨®n del parque natural de la Serra d¡¯Irta (avenida de la Estaci¨®n, s/n; abierto de lunes a viernes, de 10.00 a 14.00, y los fines de semana y d¨ªas festivos, de 9.30 a 14.30).
Desde Pe?¨ªscola cuesta poco llegar a la torre de Badum, situada a unos seis kil¨®metros, buen sitio para iniciar los itinerarios a pie que se dejan ver desde las alturas. Este es uno de esos lugares que transmiten serenidad y equilibrio: el mar, el cielo, la luz, el acantilado, los arrecifes, los senderos blancos entre los pinos¡, todo est¨¢ en su sitio. Se dice que la torre ayudaba a proteger al pueblo de Pe?¨ªscola de los ataques piratas provenientes del mar. Como una reliquia anclada en una localizaci¨®n estrat¨¦gica, este bien de inter¨¦s cultural se levant¨® por masoner¨ªa de piedra y sin puertas, solo con una ventana a seis metros de altura. En su fachada resiste el escudo del Reino de Valencia con el ¨¢guila bic¨¦fala de los Austrias, de la ¨¦poca de Carlos I.
El castillo de Alcal¨¤ de Xivert, fortificaci¨®n de tiempos de templarios, tiene vistas de excepci¨®n
Un posible itinerario, apto y sencillo (unos 2,5 kil¨®metros), es el que lleva hasta las dunas del Pebret. M¨¢s all¨¢ de la playa d¡¯Ull de Bou seguimos la ruta indicada entre flora t¨ªpicamente mediterr¨¢nea, olor a salitre y ruido de mar de fondo, que ponen de relieve y dotan de sentido a expresiones como parque natural o sierra virgen. El hecho de que la espesura de la vegetaci¨®n acompa?e hasta pr¨¢cticamente el propio Mediterr¨¢neo ser¨¢ una constante a lo largo de toda la marcha. Brezo, palmitos, pinos (de carrasca), romero y tomillo escoltan a los senderistas hasta las calas.
Otra manera de conocer el parque natural es por el interior. Una opci¨®n es llegar en coche a Alcal¨¤ de Xivert, donde conviene buscar las indicaciones hacia el castillo. Envuelto en pinos, esta vasta fortificaci¨®n nos remite a tiempos de templarios. La primera vinculaci¨®n entre el pueblo y la orden data de 1169. Hoy se conserva como ejemplo de fortaleza musulmana adaptada a las nuevas necesidades de lo que los templarios llamaban ¡°castillo-convento¡±. En su conjunto contiene 8.000 metros cuadrados, que dan de sobra para contemplar la evoluci¨®n estructural y de materiales. Vale la pena observar las torres gemelas y el lienzo murario que las une. Las vistas son excepcionales y dibujan el perfil de una sierra en la que adentrarse por cualquiera de sus generosos caminos. En este interior, deambulando entre la frondosidad del entorno, la intuici¨®n y la observaci¨®n van de la mano. Paso a paso adquieren envergadura unos paisajes evocadores que con el tiempo ser¨¢n buen refugio para la memoria. El lujo brilla por su ausencia, y ni falta que hace. Alcal¨¤ de Xivert no queda lejos de otro pueblo a tener en cuenta: Santa Magdalena de Pulpis.
Alcossebre y el faro de Rita Lorite
M¨¢s all¨¢ y en los alrededores a¨²n quedan por descubrir calas, playas, picos como el de Campanilles, cabos como el de Irta y torres como la de Ebr¨ª. Todo para llegar adonde empezamos, pero en el lado de Alcossebre, porque all¨ª el faro de Irta nos remite a la torre Badum y nos habla del paso del tiempo a trav¨¦s de distintas concepciones de la arquitectura. Este faro blanco a los pies del mar da sombra a la estupenda cala Mundina y exhibe reminiscencias racionalistas. Fue proyectado por Rita Lorite en la d¨¦cada de 1980. Y resulta especial porque, entre otras cosas, junto al de Nules son los dos ¨²nicos faros de la geograf¨ªa espa?ola proyectados por mujeres.
La uni¨®n de mar y monta?a no solo se disfruta a nivel paisaj¨ªstico, tambi¨¦n a nivel gastron¨®mico. Por eso, hay que ir s¨ª o s¨ª a celebrar el d¨ªa al restaurante Atalaya de Alcossebre (atalayarestaurante.com). Est¨¢ regentado por Alejandra Herrador y Emanuel Carlucci, dos emprendedores sobrados de creatividad que en 2019 recibieron el premio a j¨®venes promesas de la comunidad valenciana, adem¨¢s de la menci¨®n Bib Gourmand en la gu¨ªa Michelin 2020 (que reconoce buenas cocinas a precios razonables). No es de extra?ar, sus men¨²s degustaci¨®n (Bergant¨ªn y Goleta) y sus arroces, con gran respeto por la tradici¨®n y por productos aut¨®ctonos, son de los que enriquecen est¨®mago y memoria. El buen gusto hecho cocina minimalista, minuciosa y cosmopolita.
Use Lahoz es autor de la novela ¡®Jauja¡¯ (editorial Destino).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.