La Posada del Casar, sesi¨®n de ¡®spa¡¯ en el coraz¨®n de Las Hurdes

Dicen de Las Hurdes ¡ªtierra sin pan, la bautiz¨® Bu?uel¡ª que todos los planes de desarrollo impulsados en su d¨ªa por Alfonso XIII, o por Manuel Fraga, acabaron en fracaso porque primaban al agro sobre otros sectores econ¨®micos de mayor valor a?adido. No fue hasta la europeizaci¨®n de Espa?a con los fondos estructurales Feder cuando esta comarca al norte de C¨¢ceres empez¨® a salir de su olvido gracias al turismo rural. Uno de los hotelitos surgidos de este programa, en Casar de Palomero, se apoya sobre los restos de una posada de toda la vida que lleg¨® a hospedar a Unamuno en su viaje hurdano de 1914. Sara G¨®mez Silva y Rub¨¦n Gonz¨¢lez, sus propietarios, leen y releen la novel¨ªstica unamuniana con la misma porf¨ªa desempe?ada en la conservaci¨®n de los restos del viejo hostal. Aqu¨ª una vida, all¨¢ una puerta y, que nadie se atribule, una ventana encastrada en la barra de la cafeter¨ªa. Conservar es guardar para la posteridad.

A la posada se llega por una calle adoquinada que se cruza con la Casa de la Cultura, en un ensanchamiento de la calle principal conocido como la plaza de la Fuente de Abajo. Los toldos que nublan la entrada informan que aqu¨ª lo preferente es el restaurante, querido entre los parroquianos que degustan a precios moderados los sabores de siempre: el jarrete de cordero asado, el jam¨®n ib¨¦rico de bellota y la torta del Casar, aunque la denominaci¨®n de origen de este queso extreme?o se localice al sur de la provincia, en la sierra de San Pedro.

De uso exclusivo para hu¨¦spedes e incluido en el precio de la reserva, un peque?o spa ofrece sesiones dulces que, sorpresas achampanadas aparte, pueden exfoliarse en chocolate, cerezas o aceite de oliva a la luz de las velas. Para ba?os emocionantes, mejor esperar a que llegue el verano y darse un chapuz¨®n en las pozas del r¨ªo de los ?ngeles, pr¨®ximo a la localidad.

Los siete dormitorios han sido cuidadosamente decorados por Sara y Rub¨¦n con toques diferenciados en el mobiliario, la ropa de cama y el tintado de las paredes. El n¨²mero 3 hospeda una ba?era de hierro fundido donde darse un ba?o de rosas. El n¨²mero 1 exhibe como cabecero una puerta de forja rescatada de la antigua posada, mientras que el n¨²mero 4 gusta por su rom¨¢ntico abuhardillamiento, con un balc¨®n volado a la plaza de la Fuente.

As¨ª lo describi¨® Unamuno: ¡°Buen pueblo el Casar, atractivo para quien ama la paz del retiro y el retiro de la paz¡±.