24 horas en Deauville, la playa de arena color beis Chanel

Deauville fue una fiesta. La luz, el mar, los caballos y la memoria en forma de ilustraciones y fotograf¨ªas es lo que queda del desinhibido pasado de esta sofisticada localidad normanda a orillas del canal de la Mancha. Los arist¨®cratas, empresarios, artistas y vividores que desfilaron por el paseo mar¨ªtimo de Les Planches se convirtieron en los modelos de los fot¨®grafos y de los dise?adores de moda que crearon sus colecciones de ropa inspirados en los deportes con m¨¢s arraigo en la ciudad: las carreras de caballos, el polo, las regatas, el tenis y el golf. A Gabrielle Chanel, de la que se acaban de cumplir 50 a?os de su fallecimiento (10 de enero de 1971), las rayas horizontales que luc¨ªan los pescadores que faenaban en la zona le cambiaron la vida. Coco, a cambio, le regal¨® a Deauville la apertura, en el verano de 1913, de una de las tiendas de moda m¨¢s ic¨®nicas fuera de Par¨ªs y un color: el beis Chanel. Es el tono que adopta la arena de su playa cuando baja la marea, momento que se aprovechaba en la villa francesa para celebrar las primeras carreras de caballos cuando todav¨ªa no se hab¨ªan construido los hip¨®dromos de La Touques (1) y Clairefontaine (2).

Al duque de Morny, de paso por la vecina localidad de Trouville, se le ocurri¨® a mediados del siglo XIX domesticar las secas marismas y las dunas que hab¨ªa alrededor de un peque?o pueblo agr¨ªcola y ganadero asentado en el monte Canisy, y as¨ª construir Deauville. Una ciudad balneario y deportiva, provista de puerto, estaci¨®n de tren y aer¨®dromo, en la que la crema social europea y estadounidense, alojada en hoteles y villas de una arquitectura creativa y ecl¨¦ctica, disfrut¨® en los caf¨¦s, apostando en el hip¨®dromo, en la playa, en la terraza de alg¨²n bar, en las brasseries y en el casino.

9.30 Ba?os de mar

Los primeros visitantes fueron a Deauville a beneficiarse de las propiedades curativas de sus ba?os de mar. Despu¨¦s vino la reputaci¨®n con la que pas¨® a la historia. Las ¨¦lites nobiliarias y empresariales, dandis, divas y bohemios se cruzaban en los llamados Ba?os Pompeyanos (3). Un conjunto art d¨¦co dise?ado por Charles Adda e inaugurado en 1924 que combina la arquitectura cl¨¢sica de la antig¨¹edad con la moderna. La monocrom¨ªa de esta estructura de hormig¨®n est¨¢ atenuada por el uso de los mosaicos. El complejo de ba?os incluye una galer¨ªa porticada, saunas, sala de masajes, piscinas, un bar americano, peluquer¨ªa y tiendas.

11.00 El paseo de las estrellas

Entre estas instalaciones y la playa discurre Les Planches (4). Un paseo mar¨ªtimo de 643 metros de largo cubiertos de una ex¨®tica madera procedente de Madagascar, por el que han desfilado la artista estadounidense Josephine Baker acompa?ada de Chiquita, una cr¨ªa de guepardo, y el pintor japon¨¦s Tsuguharu Foujita luciendo un traje de ba?o hecho con naipes, adem¨¢s de mujeres fumando vestidas con jers¨¦is a rayas y hombres con pendientes en la nariz y los labios rojos. El paseo est¨¢ flanqueado por unas cabinas bautizadas cada una de ellas con los nombres de los emblem¨¢ticos actores franceses y las estrellas de Hollywood que se pasan por el Festival de Cine Americano cada mes de septiembre desde 1975. Les Planches es el mejor punto desde el que contemplar la luz, el mar y los caballos entrenando en la playa. En esa arena beis Chanel est¨¢n clavadas las sombrillas de Deauville desde 1875. Las rayas originarias se reemplazaron a?os despu¨¦s de la Primera Guerra Mundial por colores lisos, y un soporte de madera abre y pliega estas modelos perennes de la ciudad, que se alquilan entre abril y septiembre (indeauville.fr).

11.30 Barandillas festoneadas

El local estilo normando, como el del hotel Le Normandy (5) ¡ªladrillos en escaques, hormig¨®n en el que los entramados de madera se pintan y los tejados dispuestos a cuatro aguas¡ª, se mezcl¨® a partir de la d¨¦cada de 1920 con el art d¨¦co y el art nouveau, convirtiendo a Deauville en un museo de la arquitectura en el que se exhiben chal¨¦s anglonormandos cercados por barandillas de madera festoneadas. Son muchas las que hay, pero la que todo el mundo visita es la villa Strassburger (6), en la avenida hom¨®nima. Mansi¨®n que mand¨® construir el bar¨®n Henri de Rothschild en 1907, aunque su nombre actual sea el de su ¨²ltimo propietario, Ralph Beaver Strassburger. En la finca que ocupa antes estuvo la granja que perteneci¨® a la familia del escritor Gustave Flaubert. De ah¨ª que la calle aleda?a se llame Rue Bovary.

13.00 Almuerzo en las carreras

Dependiendo del inter¨¦s de cada viajero y la fecha de la visita, a la hora de comer hay dos opciones; o en el Bar du Soleil (+33 2 31 88 04 74) (7), abierto en 1929 frente a la playa y recientemente remodelado, o en alguno de los establecimientos gastron¨®micos que hay en el hip¨®dromo de La Touques (45 Avenue Hocquart de Turtot) y disfrutar de la comida mientras se disputan las carreras de caballos.

17.00 En recuerdo de Coco

La dise?adora Gabrielle Chanel apost¨® por la androginia y atemporalidad frente al estilo imperante de la belle ¨¦poque. En su tienda de Deauville, su primera boutique de moda, vend¨ªa ropa deportiva y jers¨¦is a rayas, como los que vest¨ªan los pescadores locales, revolucionando la relaci¨®n de las mujeres con su propio cuerpo y su estilo de vida. Lo hizo antes de que la ciudad se convirtiera en un resort chic frecuentado por dandis y divas de todo el mundo. Una placa conmemorativa, que incluye una inscripci¨®n decorada con una ilustraci¨®n de Coco Chanel realizada por el dise?ador Karl Lagerfeld ¡ªdirector creativo de la maison durante 36 a?os¡ª, recuerda el hito de la apertura de este local ubicado entre el Casino (8) y el hotel Le Normandy. Este ¨²ltimo, junto con Le Royal (9), fueron los dos primeros complejos hoteleros levantados en Deauville, en 1912. Durante la Segunda?Guerra Mundial se convirtieron en hospitales.

20.00 Fichas, cena y glamur

El majestuoso Casino, construido en el a?o 1912 de estilo Luis XV y sede del Festival de Cine Americano, era (m¨¢s que es) un cl¨¢sico de las noches en Deauville. Pero se puede evocar el glamur de anta?o y acabar la jornada apostando, disfrutando de alg¨²n espect¨¢culo o cenando en algunos de sus restaurantes.