Donde nace la primavera en Espa?a
Jardines bot¨¢nicos, parques naturales y bosques viven su momento m¨¢s alegre del a?o. Propuestas en todas las comunidades aut¨®nomas para estrenar la estaci¨®n que empieza este s¨¢bado
¡°Aire de primavera. Un poco velloso. ?Ves esos tilos que bordean la calle? Negras ramas cubiertas con h¨²medas lentejuelas verdes. Todos los ¨¢rboles est¨¢n viajando hacia alg¨²n lugar¡±. Este s¨¢bado comienza la primavera en Espa?a y, como en uno de los cuentos de Vlad¨ªmir Nabokov, el aire ya huele a floraci¨®n y esperanza. La llegada de la nueva estaci¨®n tambi¨¦n coincide con dos efem¨¦rides naturales: el D¨ªa Mundial de los Bosques (21 de marzo) y el D¨ªa Mundial del Agua (22 de marzo). El tiempo es m¨¢s dulce, los campos m¨¢s alegres, los d¨ªas se alargan e invitan a gozar del sol, los parques, los jardines y los bosques. Con la movilidad restringida en Semana Santa, aqu¨ª van algunos planes divididos por comunidades aut¨®nomas para salir a oler la primavera.
Andaluc¨ªa
Jardines del Real Alc¨¢zar (Sevilla)
El Alc¨¢zar sevillano es la residencia real m¨¢s antigua de Europa, con construcciones que datan del siglo XII. Lo arropan 7.000 metros cuadrados de jardines en los que crecen m¨¢s de un millar de naranjos que florecen estos d¨ªas perfumando la ciudad (con la mermelada obtenida de sus naranjas amargas desayuna la reina Isabel II de Inglaterra). El jard¨ªn subterr¨¢neo almohade guarda una sorpresa: los ba?os de do?a Mar¨ªa de Padilla, amante del rey Pedro I de Castilla (siglo XIV).
Los Alcornocales (C¨¢diz y M¨¢laga)
Este parque natural es un bosque mixto de alcornoques, acebuches y quejigos donde la actividad humana, ligada desde tiempos inmemoriales a la saca del corcho y al pastoreo, ha permitido conservar un ecosistema ¨²nico que se extiende como un manto verde desde las sierras hasta el parque natural del Estrecho. Su cercan¨ªa a la costa hace que la humedad se acumule en valles estrechos y profundos formando bosques de laurisilva.?
Arag¨®n
Bolea (Huesca)
¡°Un viento fr¨ªo se lleva las flores de cerezo. No ver¨¦ la primavera¡±, dice un haiku del samur¨¢i Naganori. La devoci¨®n de la cultura japonesa por lo ef¨ªmero y lo bello se sublima en la flor del cerezo, de p¨¦talos blancos o ros¨¢ceos y breve vida: apenas dos semanas de abril o marzo. Esta floraci¨®n tiene en Espa?a numerosos lugares donde contemplarla, algunos muy conocidos, como el valle del Jerte (C¨¢ceres), y otros no tanto, como la localidad de Bolea, en la comarca aragonesa de Hoya de Huesca.
Selva de Oza (Huesca)
Por los valles altoaragoneses de la comarca oscense de La Jacetania, repartidos entre Echo, Ans¨®, Arag¨¹¨¦s del Puerto, Borau y A¨ªsa, se despliegan grandes masas boscosas como la Selva de Oza, por donde rondan algunos de los ¨²ltimos osos pirenaicos y se reparten entre la arboleda m¨¢s de un centenar de misteriosos c¨ªrculos megal¨ªticos conocidos en la zona como las coronas de los muertos.
Asturias
Museo Evaristo Valle (Gij¨®n)
A las afueras de Gij¨®n, los jardines de la finca La Redonda, integrados en el museo del pintor Evaristo Valle (1873-1951), son una delicia. Entre los setos brilla el biplano de acero inoxidable del escultor Carlos Cuenllas, que, aunque no vuela, deja volar la imaginaci¨®n.
Parque natural de Ponga
El s¨¦ptimo de una lista de espacios protegidos que cubren ya el 25% del Principado. En ¨¦l se encuentra el bosque de Pelo?o, con ¨¢rboles como el Robl¨®n de Bustiellos, de casi 30 metros de alto.
Baleares
Alfabia (Mallorca)
Uno de los rincones m¨¢gicos de la sierra de Tramontana son los jardines de Alfabia, situados junto al Coll de S¨®ller. Una antigua mansi¨®n de impronta barroca rodeada de palmeras, naranjos, p¨¦rgolas, estanques, patios empedrados y fuentes susurrantes que le prestan un aire oriental, fruto de la estancia de los ¨¢rabes en la isla durante m¨¢s de tres siglos.
Son Marroig y Miramar (Mallorca)
La antigua residencia del archiduque Luis Salvador de Austria guarda uno de los jardines con mejores vistas de la isla, sobre todo desde su templete de m¨¢rmol blanco de Carrara. Tambi¨¦n pertenecieron al archiduque los jardines del convento de Miramar, fundado en 1276 por Ramon Llull como escuela de lenguas orientales. En ellos destaca el claustro g¨®tico del siglo XIII, reconstruido con arcos del convento de Santa Margalida.
Canarias
Tenerife, La Palma y La Gomera
La laurisilva es un ecosistema que data del Terciario y que aprovecha la lluvia horizontal tra¨ªda por los vientos alisios para formar h¨²medos y densos bosques relictos en Tenerife, La Palma y La Gomera. Sumidos en la niebla, albergan especies end¨¦micas de la Macaronesia como el loro (Laurus azorica) o el vi?¨¢tigo (Persea indica). En primavera tambi¨¦n se pueden observar las vistosas campanillas rojas de la canarina y los grandes penachos azules y rojos de los tajinastes que florecen en las laderas del Teide.?
Jard¨ªn de aclimataci¨®n de La Orotava (Tenerife)
En la parte alta de Puerto de la Cruz, al norte de la isla, se puede visitar el vergel que Carlos III mand¨® crear en 1788 para que se aclimataran las especies bot¨¢nicas procedentes de las colonias tropicales espa?olas.?
Cantabria
Li¨¦bana
Naturea, dependiente de la Red C¨¢ntabra Rural, organiza salidas guiadas, previa reserva, por la comarca de Li¨¦bana (Saja-Nansa) y lugares como la sierra de Campulargo, el collado de Arce¨®n o la ruta de Los Cu¨¦neres. Tambi¨¦n facilitan informaci¨®n para hacer rutas por libre por otras comarcas de Cantabria.
Castilla-La Mancha
La ra?a de Caba?eros (Ciudad Real)
Situado entre Toledo y Ciudad Real, en los Montes de Toledo, el parque nacional de Caba?eros estuvo a punto de convertirse en un campo de tiro. La movilizaci¨®n ecologista consigui¨® salvar esta maravillosa representaci¨®n del bosque mediterr¨¢neo, que con sus ra?as y encinares, y su abundante poblaci¨®n de aves y ungulados, evoca las sabanas africanas.
Hoz de Pelegrina (Guadalajara)
La planicie alcarre?a se rasga en una brecha por cuyo fondo se retuerce el r¨ªo Dulce y su bosque ribere?o de chopos, ¨¢lamos, nogales y cerezos en flor, formando hoces como la que rodea al pueblo de Pelegrina. El mirador de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente, que rod¨® aqu¨ª varios cap¨ªtulos de El hombre y la Tierra, ofrece una vista del ca?¨®n y de la cascada del Gollor¨ªo.
Castilla y Le¨®n
Cuatro Valles (Le¨®n)?
Los osos se desperezan a finales de marzo en la Cordillera Cant¨¢brica, en lugares poco conocidos como Laciana, uno de los cuatro valles mineros del norte de Le¨®n, junto con Oma?a, Babia y Luna, declarados reserva de la biosfera. Un paisaje de bra?as y monta?as boscosas donde canta el urogallo. Un lugar perfecto para perderse ¡°con la sensaci¨®n de que el tiempo se inmoviliza y pervive hasta eternizarse¡±, seg¨²n el escritor Luis Mateo D¨ªez.
Sierra de Francia (Salamanca)
La primavera temprana es tambi¨¦n el momento ¨®ptimo para acercarse a las comarcas lim¨ªtrofes entre Salamanca y C¨¢ceres, con parajes como el parque natural de Las Batuecas y la Sierra de Francia.
Catalu?a?
Marimurtra, Cap Roig y Santa Clotilde (Girona)
Exuberantes formas vegetales se recortan contra el azul del Mediterr¨¢neo, como en un cuadro de Matisse, en un conjunto de cuidados jardines que se asoman al mar desde los acantilados de la Costa Brava. Los de Marimurtra, en Blanes; Cap Roig, en Calella de Palafrugell, y Santa Clotilde, en Lloret de Mar, est¨¢n entre los m¨¢s bellos.
Cam¨ª de Sant Jaume (Lleida y Girona)
El A?o Jacobeo se puede aprovechar para recorrer alg¨²n tramo de los 500 kil¨®metros se?alizados del Cam¨ª de Sant Jaume, la ruta del Camino de Santiago que se adentra en tierras catalanas por Sant Pere de Rodes y La Jonquera, en la frontera con Francia, para continuar por el monasterio de Montserrat hasta Alcarr¨¤s (en Lleida), en los l¨ªmites con la provincia de Huesca. Un segundo itinerario arranca de El Port de la Selva (Girona), en un recorrido que pasa por el monasterio de Sant Pere de Rodes antes de seguir hacia Montserrat, donde enlaza con el tramo anterior.
Comunidad de Madrid?
De flores y diosas (Museo del Prado)
Los rosas nacarados, los azules, rojos y verdes de Tiziano, Veron¨¦s, Allori, Rubens, Ribera, Poussin, Van Dyck y Vel¨¢zquez llenan de alegr¨ªa primaveral y florecillas ¡ªcomo las violetas que aparecen en el cuadro La bacanal de los andrios, de Tiziano¡ª la exposici¨®n Pasiones mitol¨®gicas que se acaba de inaugurar en el Prado. Maravillosa.
Palacio de Aranjuez
Un oasis verde a 50 kil¨®metros al sur de Madrid. Una ciudad cortesana con salones espl¨¦ndidos y dioses de m¨¢rmol junto al r¨ªo Tajo. M¨²sicos como Falla o Joaqu¨ªn Rodrigo se inspiraron en la embriagante sensualidad de sus jardines, en un conjunto que sirvi¨® durante cuatro siglos como residencia primaveral de la corte.
Comunidad Valenciana?
Vall de Laguar (Alicante)
En los valles de la Marina Alta los frutales en flor suavizan el paisaje de esta abrupta comarca, con parajes como el Barranco del Infierno, un ca?¨®n horadado por el r¨ªo Girona, al que se desciende zig?zagueando desde la Vall de Laguar por 6.800 pelda?os tallados en piedra por los moriscos.
L¡¯Albarda (Pedreguer, Alicante)
A 10 minutos en coche de D¨¦nia y a 15 minutos de X¨¤bia (J¨¢vea), un jard¨ªn mediterr¨¢neo de 50.000 metros cuadrados que alberga m¨¢s de 700 especies de plantas aut¨®ctonas y recrea los jardines renacentistas valencianos, influenciados por la cultura ¨¢rabe.
Extremadura
Dolmen del prado de L¨¢cara
Marzo tiene una cita con las dehesas extreme?as, que se llenan de olorosas flores silvestres e invitan a acercarse a espacios naturales como Monfrag¨¹e (C¨¢ceres) o el parque natural de Cornalvo, en Badajoz. Cerca de este ¨²ltimo se halla el dolmen m¨¢s importante de Extremadura: el del prado de L¨¢cara, entre La Nava de Santiago y M¨¦rida (Badajoz), con un largo corredor y una c¨¢mara funeraria de cinco metros de di¨¢metro. Se le calculan m¨¢s de 4.000 a?os de antig¨¹edad.?
La avutarda enamorada
Al comienzo de la primavera se puede observar en las estepas espa?olas la rueda, el aparatoso cortejo nupcial de la avutarda com¨²n (Otis tarda), una de las m¨¢s voluminosas y pesadas aves voladoras (hasta 18 kilos). Espa?a concentra la mayor poblaci¨®n de avutardas de Europa (unos 25.000 ejemplares) y la mitad de la poblaci¨®n mundial. Tambi¨¦n es posible ver y o¨ªr otras aves esteparias como el sis¨®n com¨²n, de peque?o y discreto plumaje pardo que le sirve para camuflarse en los campos de cereal. En primavera, los machos mudan sus plumas para adquirir una vistosa gorguera blanca y negra, y ejecutan una llamativa danza con el caracter¨ªstico sonido, el siseo, que da nombre a la especie.
Galicia
Pazo de Oca (Pontevedra)
¡°Yo recordaba nebulosamente aquel antiguo jard¨ªn donde los mirtos seculares dibujaban los escudos del fundador, en torno a una fuente abandonada. Ten¨ªan el jard¨ªn y el palacio esa vejez se?orial y melanc¨®lica de los lugares por donde en otro tiempo pas¨® la vida amable de la galanter¨ªa y el amor¡±, escribe Valle-Incl¨¢n en su Sonata de oto?o. Sobre las riveras del valle del Ulla se levanta el barroco Pazo de Oca y sus jardines, considerados entre los m¨¢s hermosos de Europa, donde estos d¨ªas florecen laberintos de camelias.?
La Rioja?
Sierra de Cebollera
La comarca riojana de Cameros tiene en el parque natural de Sierra Cebollera su espacio mejor conservado, con un paisaje de robles y hayedos regados por el r¨ªo Iregua. Siglos de intensa actividad trashumante han dejado su huella en forma de corrales, chozos y ermitas. Las cascadas de Puente Ra, las cuevas de Ortigosa o el ca?¨®n del r¨ªo Leza son otros motivos para visitar la zona.
Navarra
Hayedo de Larraun
De la antigua estaci¨®n de Lekunberri, hoy convertida en oficina de turismo, parte la v¨ªa verde del Plazaola, un camino que recupera el antiguo trazado del tren de v¨ªa estrecha que entre los a?os 1914 y 1953 un¨ªa Pamplona y San Sebasti¨¢n, atravesando los soberbios bosques de hayas del valle de Larraun y un paisaje de verdes colinas que presagian el Cant¨¢brico.
Pa¨ªs Vasco?
Alderdi Eder y Cristina Enea (San Sebasti¨¢n)
La capital donostiarra, una de las ciudades m¨¢s seductoras del Pa¨ªs Vasco, prolonga su elegante belleza en parques como el de Cristina Enea, un lugar m¨¢gico y tranquilo en el barrio de Egia, o el de Alderdi Eder, espacio muy concurrido con preciosas vistas a la playa, la isla de Santa Clara, el ayuntamiento y el monte Urgull.?
Regi¨®n de Murcia?
Cieza y Calasparra
Cieza, la capital de la Vega Alta del Segura, vive del cultivo de frutales, sobre todo del melocot¨®n, que suele tener su pico de floraci¨®n entre el 20 de febrero y el 10 marzo, aunque antes y despu¨¦s de esas fechas tambi¨¦n ofrece un buen espect¨¢culo. La visita se puede completar con una ruta por el ca?¨®n de Almadenes, entre Calasparra y Cieza, por cuyo fondo discurre el r¨ªo Segura entre paredes calizas.
Marat¨®n estelar
Las noches de luna nueva de primavera (el 20 de marzo es cuarto creciente; la primera luna nueva ser¨¢ el 12 de abril) son uno de los mejores momentos para ver el cielo nocturno. Cada a?o, muchos astr¨®nomos aficionados las aprovechan para montar sus equipos (telescopios o prism¨¢ticos) y superar el reto conocido como el marat¨®n Messier, que consiste en observar los 110 objetos celestes ¡ªc¨²mulos, galaxias y nebulosas¡ª catalogados por el astr¨®nomo franc¨¦s Charles Messier entre 1774 y 1781.
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