Isla Tabarca, rodeados por el relajante Mediterr¨¢neo

Si, excepto en verano, la isla de Tabarca era un lugar so?ado para vivir a lo Robinson Crusoe, qu¨¦ delirios podr¨ªamos experimentar ahora que el distanciamiento social ha puesto incluso un mar de por medio¡­ Sus cuatro casas de pescadores y el fort¨ªn aislado de la Guardia Civil siguen invitando al m¨ªstico ejercicio de la soledad. Y de la desesperanza por lo incierto de ver pronto abierta su ¨²nica playa de levante. Quienes tienen la posibilidad de abordar una golondrina (servicio de ferri) desde Santa Pola, a 12 euros el billete de ida y vuelta, gozar¨¢n m¨¢s que nunca de pasar la noche en la antigua casa del gobernador de la isla, convertida desde hace un par de d¨¦cadas en un hotelito de 14 habitaciones por la asociaci¨®n local de empresarios tur¨ªsticos y ahora transmitido a los hermanos Castillo, propietarios del hotel Alicante Siglo XVII, junto a la concatedral de San Nicol¨¢s, en Alicante.

De aquella mansi¨®n construida en el siglo XVIII, cuando Carlos III dispuso la colonizaci¨®n de la isla con genoveses liberados de su confinamiento en la verdadera Tabarka de T¨²nez, apenas queda la corrala de acceso, los muros recios y sus vistas traseras al Mediterr¨¢neo en un jubiloso esplendor matinal. Se dir¨ªa un escenario de lo m¨¢s apropiado para rodar una pel¨ªcula de piratas.

Algo desabridos son sus interiores, pese al minimalismo decorativo que se ha pretendido desde sus inicios. Una sensaci¨®n de vac¨ªo que ni siquiera suplen los frecuentes grupos juveniles que lo eligen para sus campamentos de verano, sin que los gestores se tomen la consideraci¨®n de advertirlo al viajero solitario. Una galer¨ªa trasera da salida a la explanada destartalada que cierra el borde costero, antes frecuentado por paseantes en exploraci¨®n circundante de la isla.

Entre arcos de sillares gruesos se sirve el desayuno. Correcto en estos tiempos. Arriba, los dormitorios se distribuyen a un lado y otro de la corrala. Una llave con flotador simplifica la apertura, como anta?o se estilaba en los hoteles de toda condici¨®n. Al menos evita que se nos pierda en el mar. Su configuraci¨®n es somera, con infinidad de detalles por pulir en los picaportes, los grifos del ba?o, la tersura de las toallas, la se?al de internet¡­ Por razones obvias, la considerada como j¨²nior suite familiar ofrece m¨¢s espacio y comodidades.

Eso s¨ª, todas ofrecen una panor¨¢mica relajante del mar desde sus ventanales. Id¨ªlica, salvo por un peque?o inconveniente: en primer plano se sit¨²a el basurero p¨²blico de la isla.