El Gran Sue?o, m¨¢xima tranquilidad con vistas a la sierra del Sueve

Al contrario que los personajes de la novela El gran sue?o, de Jordi Sierra i Fabra, emigrantes catalanes con destino a la Nueva York de finales del siglo XIX, el brit¨¢nico Dave Haxby y su pareja, el gijon¨¦s Javier Garc¨ªa S¨¢nchez, abandonaron la vida acomodada que les ofrec¨ªa Brighton para vivir su gran sue?o de regentar un hotelito con encanto a los pies de la sierra del Sueve, en Asturias. La villa de Infiesto no cuenta m¨¢s de 2.000 habitantes, pero en torno a la plaza del Caspio, donde est¨¢ la casa, apenas quedan unas pocas almas. Era lo que deseaban. No sentir el ruido de los coches. Deambular con el murmullo del viento. Contemplar la silueta de los Picos de Europa desde la terraza.

Si en invierno la gris¨¢cea cotidianidad invita a arrebujarse entre las s¨¢banas o admirar el paisaje desde la galer¨ªa, en verano la hierba se infla de verde y la hospitalidad de los propietarios extiende sus modos al jard¨ªn. Sin pensarlo, Dave se ha convertido en un cocinero de detalles que no olvida amasar el pan ni hornear un bizcocho para el desayuno en los dominios casi secretos de su peque?o fog¨®n.

Hay espacio suficiente en la plaza para dejar el coche. Lo cual no impide a Javier se?alar el port¨®n trasero donde guardarlo y descargar el equipaje m¨¢s cerca de la casa. Enseguida se accede a cualquiera de las cinco habitaciones donde acomodarse como m¨ªnimo dos noches. Se encuentran en el primer piso, con galer¨ªas norte?as y balconadas abiertas al verde. Y nombres propios: Plaza, el antiguo dormitorio principal; Galer¨ªa, mestizaje est¨¢tico entre un mobiliario tradicional y otro de vanguardia; Terraza, la moderna, con muebles de Eames, Saarinen y Eileen Gray; Jard¨ªn, que se comunica con la anterior mediante un vest¨ªbulo, y Loft, con unos pelda?os que conducen a un altillo abuhardillado.

Signo de los nuevos tiempos y su requerimiento de espacios m¨¢s oxigenados son los tres nuevos apartamentos independientes que se ofrecen desperdigados por la villa. La Casita est¨¢ en la misma plaza de la aldea, con dos plantas. El Estudio ocupa la planta baja de una antigua cuadra, por lo que se beneficia de un jard¨ªn privado. Y el D¨²plex dispone de una terraza con vistas portentosas al Sueve.

Nadie deber¨ªa despedirse de El Gran Sue?o sin recabar, como poco, una conversaci¨®n sentada con los propietarios. Sus relatos nos recuerdan el fin ¨²ltimo de cada viaje: explorar historias y volver a casa cargados de ellas.