Palacio de los Blasones, se?or¨ªo e inspiradoras vistas a la catedral de Burgos

Mucho de lo que encontramos en un paseo por el centro de Burgos es hist¨®rico, empezando por la remembranza del primer conde de Castilla, Fern¨¢n Gonz¨¢lez, cuya v¨ªa empedrada constituye hoy la m¨¦dula vital y festiva de la ciudad, arrebujada contra el paseo del Espol¨®n y el r¨ªo Arlanz¨®n. Al final de esta calle, donde el sol vespertino enciende San Gil y el Arco del Pilar, frente a la catedral, palidece en su estrechez el antiguo palacio de los condes de Berberana. Las andanzas mercantiles de estos en Flandes, que generaron la riqueza indisimulada de sus sillares, se recuerdan todav¨ªa en el se?or¨ªo aparente de los dormitorios e instalaciones del actual hotel Rice Palacio de los Blasones, propiedad del que fuera presidente de los hoteleros burgaleses, Ricardo Garilleti.

Reabierto tras la par¨¢lisis coronav¨ªrica, las instalaciones de este cl¨¢sico entre los cl¨¢sicos presentan un aspecto necesitado a¨²n de rodaje. Los salones de eventos est¨¢n por desempolvar, cosa que no suceder¨¢ probablemente hasta 2022. Persiste la extra?a comuni¨®n entre el edificio monumental, el mobiliario de corte contempor¨¢neo y algunos detalles de interiorismo art nouveau algo extra?os. Nada que dificulte, sin embargo, la estancia de los hu¨¦spedes, conscientes muchos de que las dificultades del momento requieren, cuando menos, una mirada indulgente.

Vale la pena echar un vistazo al sal¨®n Los Arcos, as¨ª denominado por sus cinco arcadas apuntadas y las columnas que lo jalonan. En disposici¨®n de banquetes caben unas 120 personas bien sentadas. M¨¢s luminoso es el comedor La Finca, una antigua terraza cubierta por grandes lucernarios que transmiten viveza y optimismo a la hora del desayuno, escueto en propuestas culinarias, aunque convenientemente oxigenado.

Pisos arriba, las habitaciones ofrecen un dise?o funcional, suficientemente confortable. Algunas dejan a la vista sus verdaderos muros de piedra y los recovecos de su anterior uso palaciego, aun a costa de sacrificar luz natural. S¨ª se ha conseguido insonorizarlas mejor del ajetreo que la zona soporta en fines de semana. Las de la segunda planta son m¨¢s amplias, y m¨¢s todav¨ªa los d¨²plex con sal¨®n y vistas a la catedral. ?Cu¨¢nta inspiraci¨®n para teletrabajar nos surge apostados frente a esos chapiteles piramidales de base octogonal que despuntan sobre el cielo blasonado de Burgos!