24 horas en Stavanger: la ciudad que sabe explotar su geograf¨ªa
En las calles de la localidad noruega se suceden casas de madera y un museo vikingo, y de su puerto zarpan cruceros rumbo al fiordo de Lyse y su famoso P¨²lpito
En la costa suroeste de Noruega se encuentra Stavanger. Una ciudad pesquera, de colores y puerta de entrada al fiordo de Lyse, sobre el que cae ese abismo vertical de roca pulida llamado Preikestolen, el P¨²lpito. No muy lejos de su centro urbano de casas de madera se extienden las largu¨ªsimas playas de arena blanca de Jaeren, y mar del Norte adentro se alzan las plataformas que extraen el crudo que evit¨® la bancarrota noruega a mediados del siglo XX. Los noruegos le deben tanto al petr¨®leo que en el puerto de Stavanger hasta existe un museo dedicado al oro negro. Tambi¨¦n est¨¢n los museos de las Conservas y de la Imprenta, y la Casa de los Vikingos. En su ansia de aventura, los temidos guerreros del Norte precedieron a las expediciones de Roald Amundsen, B?rge Ousland y Erling Kagge, entre otros muchos. Este ¨²ltimo es autor del libro Filosof¨ªa para exploradores polares (editorial Taurus). Los noruegos siempre han querido descubrir qu¨¦ hay m¨¢s all¨¢ de donde llegan su gritos. A los hitos mencionados hay que sumar una rica oferta de caf¨¦s, restaurantes y hoteles. Es una ciudad que saca petr¨®leo de su ubicaci¨®n geogr¨¢fica.
9.30. Muelles que hablan
De su puerto zarpan los cruceros y ferris que se adentran en el fiordo de Lyse, desde donde, mirando hacia arriba, se puede contemplar el famoso Preikestolen: una ca¨ªda libre y limpia de 600 metros de altura (tambi¨¦n se puede llegar hasta la cima en un recorrido de ocho kil¨®metros, de dificultad media). Paseando por los muelles se descubre que la pesca del arenque es la principal fuente de riqueza de Stavanger y que el petr¨®leo lo es de toda Noruega. El paso del tiempo ha convertido el puerto de la ciudad en un lugar m¨¢s de turistas que de pescadores. Las construcciones portuarias que quedan en pie datan de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Por aquel entonces eran saladeros de arenques y almacenes de bienes y aperos; en la parte trasera de los mismos se ubicaban las viviendas de sus propietarios. Hoy albergan oficinas, apartamentos y restaurantes. Una buena manera de conocer qu¨¦ y c¨®mo se hac¨ªan las cosas en el pasado es visitando el Museo de Conservas (Andasmauet, 15) (1), en el casco viejo.
11.30. En un parque eco
Descubrir en 1969 que en el fondo del mar de Noruega hab¨ªa petr¨®leo y poder explotar aquellos yacimientos cambi¨® la historia del pa¨ªs n¨®rdico. El Museo Noruego del Petr¨®leo (2) muestra c¨®mo las operaciones en alta mar se han convertido en la industria m¨¢s importante de Noruega, c¨®mo se forman el petr¨®leo y el gas o c¨®mo se encuentran los recursos bajo el lecho marino y c¨®mo se realizan las perforaciones y la producci¨®n. Las exposiciones presentan los avances tecnol¨®gicos de este sector y c¨®mo los ingresos del petr¨®leo han afectado a la sociedad noruega. Tambi¨¦n abordan el gran reto clim¨¢tico que suponen las emisiones de gases de efecto invernadero. El museo ocupa una estructura met¨¢lica sobre pilotes anclados en el agua que se asemeja a las plataformas del mar del Norte. Un museo que inspir¨® el Museo del Petr¨®leo de Sargentes de la Lora, en la provincia de Burgos. A menos de cinco minutos a pie de all¨ª se encuentra el Geopark (3), un espacio de ocio y entretenimiento infantil construido con multitud de deshechos met¨¢licos y pl¨¢sticos procedentes de la industria petrol¨ªfera.
13.00. Un casco viejo blanco
El centro hist¨®rico de Stavanger, muy cerca del puerto, es una concentraci¨®n de casas de madera con tejados a dos aguas de color blanco de finales del siglo XVIII. Casas con celos¨ªas, frondosos jardines y fachadas decoradas con plantas. De este coqueto casco urbano destacan, literalmente, la torre Valberg (4), que se us¨® para alertar a la poblaci¨®n en caso de incendio, y la catedral medieval de estilo anglonormando, que tras un incendio en 1272 se reconstruy¨® en estilo g¨®tico. Un paseo cualquiera puede acabar en la cafeter¨ªa No 18 Kulturkaf¨¦ (5), en una de las casas m¨¢s antiguas de Stavanger. En la zona tambi¨¦n hay edificios funcionalistas, de estilo imperio y art nouveau.
16.00. Entre arte callejero
Si por algo destaca Stavanger, adem¨¢s de por el petr¨®leo y la pesca del arenque, es por su arte callejero, por el color que irradian sus calles y fachadas. ?vre Holmegate es una animada y colorista v¨ªa en la que se suceden galer¨ªas de arte, tiendas de artesan¨ªas y otros peque?os negocios que hacen de este lugar uno de los m¨¢s vistosos y fotografiados de la ciudad. Cada casa es de un color, es como adentrarse en un muestrario de pantones. En una de esas coloristas casas se encuentra el bar Hanekam? (6). Lo mejor para ver en todo su esplendor la cantidad y variedad de arte callejero es hacer coincidir la visita a la ciudad con la celebraci¨®n del Festival Nuart, en el mes de septiembre, una cita que se repite anualmente desde 2001. Si una tradici¨®n cada vez que se viaja a Noruega es visitar cualquier lugar relacionado con los vikingos, en Stavanger ese sitio es la Viking House (7), un innovador espacio en el que, gracias a la realidad virtual, los visitantes pueden trasladarse a la ¨¦poca de los vikingos con solo ponerse unas gafas.
18.00. De paseo por la playa
En una ciudad portuaria la playa no suele quedar lejos. Aqu¨ª, las mejores se encuentran en la zona de Jaeen (8). Largu¨ªsimos arenales blancos, con dunas y una flora y fauna protegidas, por los que pasear, volar una cometa o, si el tiempo acompa?a, darse un ba?o o practicar alg¨²n deporte acu¨¢tico, como el kayak, el surf o el kitesurf.
20.00. Cena con estrella
Sitios en los que disfrutar de la gastronom¨ªa noruega hay muchos. Quiz¨¢, por lo t¨ªpico que es el pescado por estas latitudes, una opci¨®n atractiva sea la de cenar en el restaurante Fisketorget (9), con vistas a ese mar del que proceden los peces y mariscos con los que elaboran sus men¨²s. Si por casualidad uno se aloja en el elegante hotel boutique Eilert Smith (10), adem¨¢s de disfrutar de una estancia en uno de los alojamientos m¨¢s sofisticados y distinguidos de la ciudad, sin salir de este hermoso y funcional edificio puede sentarse a la mesa del restaurante RE-NAA, galardonado con una estrella Michelin.
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