Hotel Spa Ciudad de Astorga, el descanso para el peregrino

Una vez que el invierno deje de atemorizar al caminante por sus heladas matinales, miles de peregrinos volver¨¢n a recorrer el Camino de Santiago en una de sus etapas m¨¢s aleg¨®ricas, la que lleva de Villadangos del P¨¢ramo hasta Astorga. Sin desprenderse todav¨ªa de la mochila se internar¨¢n en el eje monumental de esta ciudad leonesa para recogerse un rato en la catedral y merodear, c¨®mo no, el palacio Episcopal de Gaud¨ª, ese de los chapiteles que coronan las torres neog¨®ticas laterales, en granito gris del Bierzo. Al completar la vuelta por detr¨¢s del recinto, desde la misma catedral astorgana, algo confunde la vista a lo largo de la calle de Los Sitios. ?Qu¨¦ ser¨¢ ese palacete modernista de galer¨ªa acristalada y doble balconada de forja tan coterr¨¢neo que se parece al monumento gaudiano? Ni cien pasos hay que dar para descubrir una inscripci¨®n dorada en la verja que cierra un costado del edificio: Ciudad de Astorga, hotel spa.

Tras un leve titubeo entre la verja y la puertecita delantera art d¨¦co, el peregrino decide empu?ar el picaporte de bronce y entrar bajo otra inscripci¨®n m¨¢s tentadora en el dintel acristalado que pone: ¡°El aperitivo, tapas & vinos¡±. Esta mansi¨®n de inconfundible estilo art nouveau, con sus vidrieras emplomadas y sus decoraciones bot¨¢nicas, merece al menos un tentempi¨¦, ya sin mochila a la espalda. Para abrir boca nada mejor que unas mollejas de cordero o una tabla de embutidos maragatos.

Si hace hambre, una vez aseados y con el check in resuelto, lo aconsejable es tomar mesa en el comedor denominado El Chalet de Josele, en referencia a un antiguo habitante de la casa. Ah¨ª s¨ª que toca, con calma, dar cuenta de un chulet¨®n de buey. Porque el desayuno, desde la alborada, se ofrece en el Jard¨ªn de Maca, un sal¨®n con acceso al verde que pedir¨ªa mejores elaboraciones.

El hotel consta de dos edificios, el referido modernista y otro de nueva planta construido atr¨¢s, con 33 habitaciones suficientemente amplias y ambientadas con una sedante conjunci¨®n de estilos ingl¨¦s y escandinavo, sin mayores ditirambos decorativos. Asepsia, utilitarismo y mucha tranquilidad gracias a una meditada insonorizaci¨®n de las paredes.

Mayor tentaci¨®n es la peque?a, pero completa, instalaci¨®n balnearia, en la que no faltan una piscina din¨¢mica con cromoterapia, ca?¨®n acu¨¢tico, cascada cervical, ba?o turco, sauna finlandesa y ducha secuencial de contraste bit¨¦rmica cenital. El circuito completo, con albornoz y toalla, apenas cuesta 18 euros.

Pero nobleza obliga. Y el rumbo inici¨¢tico del peregrino lo acaba devolviendo al cuerpo modernista del hotel, donde los tragaluces juegan a tula con las baldosas de terracota y los pilares de forja marcan la salida hacia una nueva etapa del Camino.