Isla Fogo, naturaleza y mucho arte en el fin del mundo
Ubicado en el punto m¨¢s noreste de Canad¨¢, este apartado territorio donde el bacalao es el rey acoge un importante n¨²cleo art¨ªstico internacional, galer¨ªas, arquitectura moderna y rutas senderistas para descubrir su fauna y la Estaci¨®n Marconi
Alzar la vista y ver solo azul. El claro del cielo y el oscuro del mar, el mar de Labrador. En el punto m¨¢s noreste de Canad¨¢, ah¨ª donde sus aguas van a dar a la inmensidad del Atl¨¢ntico, enormes bloques de color blanco y aguamarina salpican la gama de azules. Son los icebergs que cada primavera se desprenden de los glaciares de Groenlandia?y llegan bailando hasta la costa de Terranova y Labrador. Una brisa fresca sopla en la proa del ferri que, surcando las aguas del callej¨®n de los icebergs, como se conoce a esta franja marina, nos lleva hasta la isla Fogo. Un sol resplandeciente ilumina este id¨ªlico paisaje y sus rayos, reflejados en las estructuras de hielo de diversos tama?os, crean una atm¨®sfera cautivadora. Una especie de antesala de lo que espera en esta isla.?
Fogo?es tan inusual que uno no puede dejar de sentirse atra¨ªdo. Seduce pensar que no hay muchos barcos diarios que lleven hasta su puerto o que los pocos vuelos ch¨¢rter salgan desde un ¨²nico punto de Terranova (Gander). Poner un pie aqu¨ª es detenerse en el tiempo. Sin cines ni centros comerciales, las pocas tiendas que hay son negocios peque?os, alejados unos de otros. Es el lugar perfecto para desconectar, ralentizar el comp¨¢s y descubrir con calma todos sus recovecos naturales y culturales. Porque este para¨ªso terrenal, de casi 240 kil¨®metros cuadrados y poco m¨¢s de 2.200 habitantes, se est¨¢ consolidando como uno de los promotores de arte m¨¢s relevantes de Canad¨¢, as¨ª como de un importante n¨²cleo art¨ªstico internacional.?
Todo empez¨® a principios del a?o 2000, cuando Zita Cobb volvi¨® a su isla natal, despu¨¦s de muchos a?os desempe?ando puestos ejecutivos en la industria tecnol¨®gica, y levant¨® Fogo Island Inn: un impresionante hotel cuya arquitectura vanguardista lo ha convertido en el icono m¨¢s emblem¨¢tico del lugar. Dise?ado como si fuera un barco, desde sus habitaciones, dominadas por unos imponentes ventanales que abarcan toda la pared, solo se ve el cielo infinito fundirse con el oc¨¦ano. En los meses de verano, si uno contempla durante un rato el horizonte puede ver ballenas y focas. A veces, si tiene suerte, hasta un oso polar rondando la orilla. Junto al alojamiento, seis peque?os estudios repartidos por toda la isla completan un conjunto de arquitectura moderna que ha situado a Fogo en el mapa. Peque?as construcciones de inspiraci¨®n n¨®rdica que conviven en sublime armon¨ªa con las rocas, los acantilados, los bosques, el mar. Esto tambi¨¦n es obra de Cobb y sus hermanos que, a trav¨¦s de su fundaci¨®n Shorefast, ofrecen becas a artistas de distintas disciplinas para que, inspirados por la tranquilidad, los paisajes y la naturaleza de Fogo, desarrollen su arte.?
Pasear por la isla buscando estas residencias (que no est¨¢n abiertas al p¨²blico) es una de las mejores formas de explorar sus rincones mientras nos deleitamos con obras arquitect¨®nicas muy punteras. Uno entiende por qu¨¦ tantos artistas llegados de todas partes del mundo hacen cola para venir aqu¨ª, aunque sea durante el g¨¦lido invierno. S¨ª se puenden visitar las numerosas y peque?as galer¨ªas de autores locales como Young Studios, Herring Cove Art Gallery & Studio?o Joe Keefe Gallery. Un paseo recomendable para entender el lado m¨¢s art¨ªstico de Fogo.?
Por una de las cuatro esquinas de la Tierra
Esta es una isla de pescadores. As¨ª que zambullirse en esta industria es otra manerade entender Fogo. Aqu¨ª, el bacalao es? el rey. Tanto que cuando la gente habla de pescado se refiere principalmente a ¨¦l. La historia se remonta a 1730, cuando marinos irlandeses cruzaron el Atl¨¢ntico siguiendo los bancos de bacalao y se toparon con estas lejanas costas. El futuro prometedor que presentaban hizo que muchos de ellos se quedasen en esta isla, la m¨¢s grande de la provincia de Terranova y Labrador, y echaran ra¨ªces. Todav¨ªa hoy se pueden apreciar coletazos de acento irland¨¦s en algunos rincones de Fogo, como Tilting, que en 2003 fue declarado Sitio Hist¨®rico Nacional. Pasear por aqu¨ª, deambulando entre las peque?as casas bajas de adobe que hace tanto construyeron estos europeos, es viajar a una ¨¦poca remota que sigue latente en la isla gracias a tradiciones ancestrales que se mantienen vivas, como la manera de pescar y curar el bacalao: con ca?as y anzuelos, a la vieja usanza, y sec¨¢ndolo al aire libre sobre grandes baldas de madera o colgados de cuerdas. ?Quiere probar unos buenos bocaditos de bacalao rebozado? Ac¨¦rquese a The Cod Jigger Diner (3 Central, Main Street).?
Practicar senderismo es otra forma de conocer su historia, adem¨¢s de una oportunidad para descubrir su magn¨ªfica fauna. A lo largo de varios kil¨®metros de rutas de distinta intensidad uno puede toparse con carib¨²s, lobos, coyotes, frailecillos, los patos del ?rtico¡ Dos caminos destacan por su singularidad. El primero, Brimstone Head Trail, una de las cuatro esquinas del mundo, seg¨²n la Sociedad de la Tierra Plana. Una gran placa en la entrada avisa de d¨®nde estamos y se?ala las otras tres puntas del planeta (en Pap¨²a Nueva Guinea, el Tri¨¢ngulo de las Bermudas y la isla griega de Hidra). Solo por esto, merece la pena venir hasta aqu¨ª. El segundo es Lion¡¯s Den Trail, junto a cuya entrada se encuentra la Estaci¨®n Marconi. Construida en 1911 por orden del gobierno local, durante muchos a?os fue el ¨²nico sistema inal¨¢mbrico en la costa de Terranova que permit¨ªa la comunicaci¨®n con los marineros que surcaban sus aguas. Cuenta la historia que en esta estaci¨®n se recibieron las primeras se?ales de socorro del hundimiento del Titanic en abril de 1912, aunque es solo una de las versiones que circulan entre esta provincia y la de Nueva Escocia, en cuyas costas se encontraron muchos de los cuerpos sin vida del naufragio. Lo que s¨ª es un hecho documentado es que Guglielmo Marconi, ingeniero, inventor y padre de la transmisi¨®n inal¨¢mbrica (y premio Nobel en 1909), estableci¨® la primera se?al de red inal¨¢mbrica de Canad¨¢ en Signal Hill, en St. John¡¯s, capital de Terranova y Labrador.
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