24 horas en T¨¢nger: entre la ¡®kasbah¡¯, la medina y las huellas de la generaci¨®n Beat
Los nuevos paseos junto a sus bonitas playas y los recientes museos de la vibrante ciudad marroqu¨ª conviven con la esencia ¨¢rabe de sus comercios, restaurantes y caf¨¦s
T¨¢nger, una ciudad que atesora las m¨¢s fascinantes leyendas, se asoma como un gran balc¨®n de Marruecos al remolino que se forma en el encuentro de las aguas del Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico. El puerto que fundaron los fenicios y fue invadido por cartagineses, romanos, almor¨¢vides, portugueses, espa?oles, esp¨ªas de las grandes potencias o los alegres beatniks de los a?os cincuenta es hoy una urbe vibrante con nuevos museos y hoteles con encanto, mientras los rehabilitados paseos mar¨ªtimos facilitan el acceso y disfrute de sus hermosas playas. Todo ello, sin perder la esencia tradicional de los comercios, restaurantes y caf¨¦s de su medina ¨¢rabe.
9.00 Desayuno con vistas a los zocos
Antes de emprender la subida a pie hasta lo m¨¢s alto de la kasbah hay que tomar fuerzas con un buen desayuno local a base de un surtido de deliciosos panes marroqu¨ªes con mermelada o miel, aceitunas y caf¨¦ o t¨¦. El hotel Mamora Bay?(1) ofrece un desayuno completo (3 euros) con vistas a la medina y sus minaretes.
La medina?(2) es una de las visitas imprescindibles en T¨¢nger; un entramado de callejuelas delimitado por las murallas portuguesas del siglo XV?donde se ubican decenas de tiendas de especias, caf¨¦ o t¨¦, artesan¨ªas, babuchas, tejidos, puestos de zumos naturales¡ y cuyas viejas puertas de metal est¨¢n siendo sustituidas por unas de madera impoluta que recuerdan a las originales de hace d¨¦cadas. El recorrido debe arrancar en la plaza del Petit Socco, donde se hallan los tradicionales caf¨¦s Central y Tingis, con sus grandes terrazas. A la sombra de alg¨²n minarete aguardan comercios especiales como el Palais Rimal, en la Rue des Almohades, un bazar aut¨¦ntico con espl¨¦ndidas antig¨¹edades.
11.00 Viajes medievales y arte contempor¨¢neo?
Desde la medina es f¨¢cil trepar hasta la kasbah (3) a trav¨¦s de empinadas calles que conducen hasta las murallas, cuya principal puerta de acceso es el arco de Bab el Kasbah. Muy cerca aparece el hermoso palacio Borj en-Naam (4), donde, desde el pasado mes de marzo, se ha instalado el Espacio para la Memoria de Ibn Batutta, el viajero medieval tangerino que recorri¨® los territorios isl¨¢micos m¨¢s importantes de su ¨¦poca, desde el ib¨¦rico Al Andalus hasta la actual Indonesia, aventuras que relat¨® en su obra A trav¨¦s del Islam. El museo contiene diagramas con mapas, ilustraciones sobre la situaci¨®n hist¨®rica con la que tuvo de lidiar Ibn Batutta en cada lugar, maquetas de los? veleros ¨¢rabes o?dhows¡
En un extremo de la atractiva Rue Riad Sultan se abre la gran explanada donde se hallan contiguos el?Museo de la Kasbah?(5) y el recientemente inaugurado de Arte Contempor¨¢neo. El primero ocupa el antiguo palacio de un sult¨¢n y en sus preciosos patios se exhiben herramientas de los primeros pobladores de la regi¨®n, objetos de la ¨¦poca romana, orfebrer¨ªa, alguna escultura y la joya de la colecci¨®n: el mosaico romano de la ciudad de Volubilis. La misma entrada sirve para visitar el Museo de Arte Contempor¨¢neo Mohamed Drissi (6), en la bien restaurada antigua prisi¨®n y con una interesante muestra de pintores actuales marroqu¨ªes. Frente a ambos edificios, la terraza en la azotea del restaurante Le Salon Bleu (7) es ideal para hacer un alto y tomar algo admirando las vistas sobre el Estrecho.
Despu¨¦s, merece la pena echar un vistazo a la cercana puerta de Bab el Assa, con su espectacular fuente de azulejos a?il y dorados y su entramado de moc¨¢rabes, antes de volver nuestros pasos para salir por Bab el Kasbah y curiosear en una de las tiendas m¨¢s atractivas de T¨¢nger: Las Chicas?(8), especializada en caftanes y ropa de dise?o, sofisticada y cara, pero de gran calidad.
14.00 Cusc¨²s y ¡®tagine¡¯ al son de una orquesta andalus¨ª
Un corto paseo desciende desde la kasbah hasta la calle de Italia, donde el tradicional restaurante Hamadi (9) sirve desde los a?os cincuenta riqu¨ªsimos guisos de cusc¨²s y tagines de carne, pescado o verduras, entre otras especialidades marroqu¨ªes. El comedor es un sal¨®n ¨¢rabe muy bien ambientado, su equipo de profesionales no puede ser m¨¢s amable y la comida est¨¢ amenizada por una orquesta andalus¨ª. Adem¨¢s, se puede pedir vino o cerveza.
15.30 Arenales infinitos entre dos mares
Para ir a alguna de las extraordinarias playas de los alrededores de T¨¢nger hay que cerciorarse primero si sopla un fuerte Poniente o un huracanado Levante, y entonces decidirse por ir m¨¢s all¨¢ del cabo Espartel (10), a 14 kil¨®metros hacia el Atl¨¢ntico, o en direcci¨®n contraria hacia el cabo Malabata (13 kil¨®metros) (11) para disfrutar de un ba?o en el Mediterr¨¢neo. Las playas de la ciudad se cuentan entre las mejores del mundo y en los ¨²ltimos tiempos han mejorado su acceso con la creaci¨®n de unos paseos mar¨ªtimos bien integrados en el entorno natural. Si no se dispone de un coche alquilado, para ir al cabo Espartel no hay otra opci¨®n que tomar un Grand taxi; sin embargo, hacia Malabata s¨ª viajan autobuses urbanos desde la estaci¨®n ferroviaria.
18.30 El recuerdo de los ¡®beatniks¡¯
El bulevar Pasteur, en la Ville Nouvelle, re¨²ne varios lugares emblem¨¢ticos del T¨¢nger glorioso del siglo pasado: la plaza de Francia, con el cl¨¢sico Caf¨¦ de Par¨ªs (12) frente al Consulado galo; la vetusta Casa de Espa?a (13) o la legendaria librer¨ªa des Colonnes (14), frecuentada en su d¨ªa por Jack Kerouac, Corso, Allen Ginsberg, Paul Bowles y otros literatos de la Beat Generation asentados en la d¨¦cada de los cincuenta en T¨¢nger, y que hoy sigue siendo una referencia cultural imprescindible.
19.30 Un paseo por la Corniche o un t¨¦ junto a las tumbas fenicias
El viejo puerto de T¨¢nger se ha renovado en los ¨²ltimos a?os con la construcci¨®n de un paseo mar¨ªtimo, la Corniche?(15), adyacente al de la playa municipal, donde se hallan siempre muy concurridas las terrazas de varios caf¨¦s y restaurantes con vistas al mar. A media tarde Tambi¨¦n es buena idea ir en un taxi hasta el barrio de Marshan y tomarse un t¨¦ a la menta contemplando las aguas del Estrecho en las gradas de otro lugar de leyenda: el Caf¨¦ Hafa (16), el ¡°Hafita¡± para los espa?oles de T¨¢nger. Y no hay que perderse los interesantes restos de las tumbas de la necr¨®polis fenicia junto a la entrada. Por aqu¨ª han pasado los Rolling Stones, los poetas beat y todo el artisteo que frecuentaba el T¨¢nger de moda.
22.00 Una cena italiana entre costuras
El legado italiano de los tiempos en que T¨¢nger era un protectorado internacional ha quedado en un recinto al oeste de la avenida Hassan II, donde se alza la iglesia de la comunidad transalpina, el hospital, un centro cultural y, sobre todo, la Casa d¡¯Italia?(17), un espl¨¦ndido restaurante de ambiente colonial, ideal para una cena en su terraza y visita obligada para los seguidores de El tiempo entre costuras, la novela de Mar¨ªa Due?as que inspir¨® una serie del mismo nombre, con algunos pasajes situados en esta bonita villa.
Para una posterior copa en un local de moda entre los noct¨¢mbulos de la colonia de expatriados y los tangerinos m¨¢s fiesteros est¨¢ El Morocco Club?(18), junto a la entrada principal a la kasbah. Un final de viaje perfecto en un lugar conocido por sus c¨®cteles y su ambientazo.
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