En ruta por el m¨¢gico reino de los mallos de Riglos
El singular conjunto geol¨®gico que se levanta sobre el pueblo oscense de Riglos, declarado monumento natural y atracci¨®n para escaladores, se puede recorrer por el Camino del Cielo en una sencilla y panor¨¢mica caminata. Y si quedan fuerzas, siempre es buena idea sumar a la excursi¨®n un rafting por las aguas bravas del r¨ªo G¨¢llego
La memoria de los mallos de Riglos, una de las formaciones geol¨®gicas m¨¢s singulares de la Pen¨ªnsula, est¨¢ impresa en las enormes bolas de roca que salpican su tez caliza. Los nummulites (f¨®siles marinos) que se aprecian en algunos de sus ic¨®nicos bolos explican el origen de estas verticales agujas que se levantan hasta 275 metros en el Prepirineo aragon¨¦s, a 45 kil¨®metros al noroeste de la ciudad de Huesca.
Este paisaje, declarado monumento natural en 2017, fija la vista de quien recorre esta zona de la Hoya de Huesca; aunque no son los ¨²nicos de la comarca aragonesa, pues los mallos de Pe?a Rueba y Ag¨¹ero quedan cerca, son para muchos m¨¢s espectaculares. Tampoco es necesario ponerse a escalar para apreciar el car¨¢cter a¨¦reo de este conjunto geol¨®gico, cuyas paredes asedia desde hace casi un siglo una habitual congregaci¨®n de escaladores. El Camino del Cielo, un sendero circular de cinco kil¨®metros y de baja dificultad ¡ªpero con repechos de generoso desnivel¡ª, se eleva entre los mallos de Riglos para rodearlos y abrir vertiginosas vistas hacia sus agujas, que sobrevuelan una numerosa colonia de buitres leonados.
Al principio aqu¨ª no hab¨ªa nada. El material geol¨®gico que componen los mallos, un espeso conglomerado de gravas y arenas calizas, prensadas y compactadas durante siglos, no estaba en este lugar. ¡°Gigantescos abanicos aluviales procedentes del Pirineo fueron almacen¨¢ndose, unos encima de otros, durante el Mioceno; desde hace unos 23 millones de a?os hasta hace cinco¡±, explica Luis Miguel Agudo, ge¨®logo del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa. Espor¨¢dicos y violentos sucesos tormentosos arrastraron masas de roca detr¨ªtica desprendidas de las monta?as pirenaicas. Esta cordillera, surgida hace unos 65 millones de a?os, yac¨ªa previamente bajo el mar, de ah¨ª que ahora se encuentren f¨®siles marinos entre los bolos de Riglos. ¡°Despu¨¦s llega la parte m¨¢s interesante en la formaci¨®n de los mallos, y que le da la singularidad de su geomorfolog¨ªa¡±, explica Agudo. ¡°El choque entre las placas ib¨¦rica y euroasi¨¢tica gener¨® procesos de fracturaci¨®n en estos dep¨®sitos de conglomerado, pero aqu¨ª surgieron agujas m¨¢s definidas porque esa densidad de fracturaci¨®n fue mayor que en otras zonas¡±, detalla el ge¨®logo, en referencia al vecino grupo de Pe?a Rueba. Visible desde Riglos, al otro lado del r¨ªo G¨¢llego, presenta un perfil mucho m¨¢s macizo. Las aguas de este cauce fueron evacuando los sedimentos arrastrados por las corrientes aparecidas entre estas enormes fracturas en la roca, que fueron separando los monolitos rocosos y por los que, millones de a?os de erosi¨®n fluvial despu¨¦s, discurre el Camino del Cielo.
Empieza la marcha
Conviene realizar esta marcha circular en sentido contrario a las agujas del reloj. As¨ª la primera parte (en ascenso) es m¨¢s tendida y asequible, y adem¨¢s se reserva el tramo m¨¢s espectacular, el Circo de Verano, para el final. Siguiendo las se?ales desde el centro del pueblo de Riglos, las calles empedradas mutan r¨¢pidamente en una pista llana y c¨®moda (GR-1) que se aproxima, hacia el este, a los mallos Menores. Tras otra indicaci¨®n que obliga a girar a la izquierda, el camino enfila, hacia arriba, varios de ellos: el mallo Colorado (a la izquierda) y el grupo formado por los mallos Chich¨ªn, Herrera y Magdalena (justo enfrente). La senda, estrecha pero c¨®moda, zigzaguea en ascenso entre ambas formaciones, para terminar rodeando la espalda del Colorado y alcanzar, a unos 920 metros de altura, un primer mirador frente al callej¨®n que forman este mallo, el del Agua y, asomando al fondo, la desplomada cara suroeste de la Visera. Esta fue una de las ¨²ltimas paredes de Riglos en ser conquistada por los escaladores. La primera de sus v¨ªas (Mosquitos) fue abierta en 1976, aunque entre los aficionados a este deporte es m¨¢s recordada la ascensi¨®n sin cuerda de La Fiesta del B¨ªceps por Carlos Garc¨ªa en 1985; 230 metros de escalada sin margen de error por un muro que, conforme gana altura, se curva hacia el vac¨ªo.
Recuperado el resuello, queda rematar la ascensi¨®n hasta la altiplanicie del Campo Roseta, donde otra desviaci¨®n (se?alizada) invita a subir al mirador de Bentuso (o de Espinablo), el punto m¨¢s alto de la ruta. Desde sus 1.038 metros uno se asoma al espectacular Circo de Verano. Aqu¨ª se est¨¢ a mayor altura que las cumbres que se contemplan; las del mallo Pis¨®n (934 metros, a la izquierda) y el Fir¨¦ (952 metros, a la derecha), una de cuyas cinco puntas, la cima Buz¨®n, pas¨® a la historia en 1935 como la primera de Riglos en ser escalada por los franceses Jean Arlaud y Jean Grelier y el italiano Piero Ghiglione; fue bautizada por el buz¨®n de piadas (rese?as) que dejaron en ella tras coronarla. Al fondo, enmarcado entre ambos monolitos, se otea el sinuoso curso del G¨¢llego y su f¨¦rtil vega de olivares, bosques de ribera, carrascales y campos de cereal. Comienza el descenso por una profusa densidad de encinar y matorral. El camino va adentr¨¢ndose poco a poco, en el majestuoso circo que acabamos de contemplar. Antes de conectar en un recodo con el sendero PR-HU 98, antigua trocha que conecta con la Foz de Escalete, hay que subirse al promontorio natural del mirador central de los mallos (junto al camino), que envuelven al senderista con sus verticales contrafuertes. Despu¨¦s, solo queda seguir bajando entre las paredes circundantes, hogar de buitres y treparriscos, hasta pasar bajo el espol¨®n norte del Pis¨®n y, con las primeras casas del pueblo a la vista, fijarse en el torre¨®n del Puro, un peque?o mallo adosado al pared¨®n sur del Pis¨®n. La cr¨®nica de su primera escalada en 1953 por los aragoneses Manuel Besc¨®s, Alberto Rabad¨¢ y ?ngel L¨®pez, Cintero, est¨¢ repleta de ¨¦pica, rivalidad y tragedia, pero esa ya es otra historia.
Cuatro planes m¨¢s
Los meses c¨¢lidos ofrecen una refrescante atracci¨®n en la Hoya de Huesca: los r¨¢pidos del r¨ªo G¨¢llego. De abril a septiembre, empresas de Murillo de G¨¢llego ¡ªUR Pirineos, Alcorce, River Guru¡ª ofrecen descensos en rafting por sus aguas bravas, con recorridos que parten desde la central de Carcavilla o el pantano de La Pe?a y pasan a los pies de los mallos de Riglos. Para familias hay descensos, entre Murillo y Santa Eulalia de G¨¢llego, que surcan r¨¢pidos m¨¢s suaves. Tambi¨¦n caben planes m¨¢s tranquilos e igualmente tentadores. De los 300 metros cuadrados de relax termal ¡ªy vistas a las agujas de Riglos¡ª que ofrece el Hotel Spa Agua de los Mallos, en Murillo de G¨¢llego, a la revisi¨®n del recetario tradicional aragon¨¦s, en clave de alta cocina ¡ªtiene una estrella Michelin¡ª, del restaurante Espacio N, en Esquedas. Y a 26 kil¨®metros de Riglos espera el castillo de Loarre, joya del arte rom¨¢nico y una fortaleza de pel¨ªcula: aqu¨ª se rod¨® El reino de los cielos, de Ridley Scott.
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