Tortuguero, historias de un colorido pueblo perdido en la selva de Costa Rica
Lejos del mundanal ruido, este parque nacional en la provincia de Lim¨®n es refugio de tortugas y el pueblo, al que se llega navegando por el r¨ªo La Suerte, seduce con sus aires caribe?os y coquetas pensiones
Al subir a la barcaza de madera en La Pavona, el mundo que conocemos se queda atr¨¢s. A trav¨¦s del r¨ªo La Suerte se navega por el parque nacional Tortuguero, el llamado peque?o Amazonas, donde los r¨ªos La Suerte, Penitencia y la laguna de Tortuguero se unen formando una serie de canales navegables en la provincia de Lim¨®n, en la costa caribe?a. Un aut¨¦ntico museo natural convertido en parque nacional costarricense desde 1975. Alex es un gu¨ªa donde los haya. Explica, en espa?ol y en ingl¨¦s, la historia del parque, pero tambi¨¦n conoce cada planta, cada ¨¢rbol y animal con los que se comunica en su mismo lenguaje. ¡°Miren el tuc¨¢n, all¨¢ escondido en el ¨¢rbol de alcanfor¡±, avisa mientras imita el trino del p¨¢jaro a la perfecci¨®n, igual que lo hace con el mono aullador e incluso con el jaguar, rey de la selva costarricense.
Sonidos desconocidos brotan entre la espesura. No se ven casas, no se ve gente, solo a las personas que llevan las lanchas que cruzan el r¨ªo. En las orillas, de vez en cuando, aparece alguna construcci¨®n de madera. Desde el barco se observa la calidad de sus materiales, lo acogedor de su porche; entrada a alguno de los bares o alojamientos exclusivos que se encuentran en Tortuguero.
Tras una traves¨ªa de pel¨ªcula se llega a Laguna Lodge. El resort est¨¢ camuflado en la vegetaci¨®n tropical. Sus habitaciones son sencillas y acogedoras. El calor se combate con ventiladores y en las mecedoras del porche que da al jard¨ªn es un placer sentarse al atardecer. Este es el lugar id¨®neo para disfrutar del para¨ªso acu¨¢tico de Tortuguero. Escuchar desde la cama los sonidos nocturnos del tr¨®pico; alg¨²n coco que cae de vez en cuando, y amanecer con el sol para descubrir un universo escondido entre r¨ªos y canales.
En la veranda que da al r¨ªo La Suerte una persona disfruta apaciblemente de su caf¨¦ mientras contempla el paisaje. Es Yury Matarrita, gerente del alojamiento, un hombre tranquilo que lo sabe todo sobre el entorno que le rodea. Tras hablar sobre el emocionante desove de las tortugas en la playa de Tortuguero, se traslada mentalmente al pueblo del mismo nombre y anima a conocerlo. ¡°Solo se puede llegar por v¨ªa fluvial. Se dice que hubo una votaci¨®n en el pueblo para construir carreteras y el resultado un¨¢nime fue negativo¡±, explica el se?or Matarrita.
Conociendo el pueblo de Tortuguero
Desde el r¨ªo se alcanza a contemplar unas peque?as y coloridas construcciones y dos tallas gigantes de tucanes que dan la bienvenida a quienes desembarcan en el pueblo de Tortuguero. Como tambi¨¦n recibe a los visitantes la escultura de tama?o natural de una tortuga verde (1,50x1 metros), en honor a su especie mimada que ha dado el nombre al parque y al pueblo. Una tienda de artesan¨ªa, el vendedor de cocos y el jolgorio de los ni?os tras la pelota es lo primero que se ve al entrar en este peculiar asentamiento de calles sin asfaltar. Todo comenz¨® cuando la construcci¨®n del ferrocarril desde la capital de San Jos¨¦ a la provincia de Lim¨®n atrajo una comunidad afroamericana, llegada de Jamaica para trabajar. M¨¢s tarde fueron las madereras las que dieron trabajo en la zona. Nicaragua est¨¢ rozando la frontera, y cantidad de nicos se han asentado en Tortuguero, pero tambi¨¦n lo han hecho australianos, americanos y hasta espa?oles. El pueblo era camino de paso para los cazadores de tortugas, m¨¢s tarde enclave de los trabajadores del ferrocarril, hasta terminar siendo hoy un lugar que atrae a viajeros allende los mares.
De paseo por el pueblo se escucha m¨²sica reggae y se observan artesanos de todo tipo trabajando en la calle. Casas de colores y la iglesia pintada de amarillo hablan del origen caribe?o de muchos de sus habitantes. Se salpican pensiones agradables con su jardincito provisto de hamacas, como la de Miss Miriam, que presume de cocinar un estupendo casado (arroz, frijoles, pl¨¢tano frito, carne o pescado), o la de Miss Junie, cuya especialidad son los mariscos cocinados a fuego lento con salsa de coco. Mientras, el Budda Caf¨¦ ofrece unos deliciosos crepes de gambas en un entorno alegre, caribe?o cien por cien y punto de reuni¨®n de los vecinos. Voluntarios laboriosos acometen tareas como podar los ¨¢rboles o limpiar las calles antes de ocuparse de lo que realmente les ha llevado a Tortuguero: durante los meses del desove de las tortugas (Verde, Baula, Carey y Cabezona) vigilan su ciclo terrestre desde que salen del mar y ponen los huevos hasta que vuelven a las aguas terminado el proceso. La belleza y emoci¨®n del desove de la tortuga marina atrae voluntarios de todo el mundo que cuidan con mimo al animal prehist¨®rico durante el proceso.
Al final de la calle principal est¨¢ el Centro de Visitantes de Sea Turtle Conservancy Tortuguero, en activo desde el a?o 1959. Hoy su encargado habla con orgullo de esta construcci¨®n c¨®nica de paja, cuyo interior goza de una escalera de caracol: ¡°Tiene 33 escalones, y est¨¢ hecha a semejanza de una caracola nautilus, guardando proporciones geom¨¦tricas naturales. La escalera tiene una estructura muy sugestiva y es m¨¢s que interesante el ir conociendo datos de la zona, como que la playa de Tortuguero es la m¨¢s relevante en cuanto a la conservaci¨®n de tortugas marinas. Por otra parte, contamos en el parque nacional con 900 especies de aves, m¨¢s de 200 de mam¨ªferos y 150 de reptiles y anfibios¡±, termina el coordinador del centro. Su tatuaje en el brazo muestra una tortuga marina y su pasi¨®n por el reptil, protegido desde que el ecologista y herpet¨®logo estadounidense doctor Archie Carr comenz¨® la lucha por su conservaci¨®n en Tortuguero.
El pueblo se divide en tres zonas: Nicarag¨¹ita, refugio de nicarag¨¹enses; el Cocal, que responde a las plantaciones de coco que le rodean; as¨ª como el Guayabal lo hace con las de guayaba. A todas les une su aspecto de casas caribe?as, coloridas y abiertas, salpicadas por murales que ratifican el amor de los vecinos por las tortugas y diferentes aspectos de la vida del pueblo. Tambi¨¦n se encuentran a cada paso restos f¨¦rreos de la maquinaria que se utiliz¨® en la construcci¨®n del ferrocarril.
Las sorpresas no cejan durante el recorrido por Tortuguero. La mayor de todas es cuando paseando por el Muelle los P¨¢jaros, al entrar en una atractiva tienda de artesan¨ªa llamada The Cuma, en este lugar remoto la forma de hablar de la persona a cargo resulta familiar. ?ngeles Amat, Angie, se enamor¨® de este entorno hace ya a?os y all¨ª se traslad¨® desde su Catalu?a natal. Vive en el pueblo en compa?¨ªa, no solo de su marido e hijos, pero tambi¨¦n de otras amigas espa?olas que sucumbieron a los encantos de esta vida lejos del mundanal ruido. Amat cuenta que la mayor parte de su artesan¨ªa la fabrican ella y su marido con elementos naturales de la zona. Reciclan materiales, usan frutos y semillas, como tambi¨¦n hacen jabones biodegradables y aceite de coco. Al decir ¡°soy gu¨ªa tortuguera¡±, se le abre la sonrisa y brillan sus ojos azules. ¡°No es f¨¢cil. Hay que cumplir unos requisitos especiales y tener amplio conocimiento de las tortugas marinas. Contemplar en silencio el desove de la tortuga es emocionante. Ver como aparece entre las olas, camina hasta un lugar de la playa donde escarba su nido, se mete en ¨¦l y comienza a desovar para luego enterrar los huevos con las aletas inferiores y con las superiores camuflar el territorio. Y una vez terminado, dolorida, sale del nido y camina lentamente hacia las olas hasta desaparecer en el mar. ?Emocionante!¡±, cuenta.
Es un placer charlar con ella; escuchar detalles como el que la luz lleg¨® aqu¨ª en 1996, saber de los lugares donde va la juventud del pueblo (la discoteca Culebra o el karaoke La Taberna, entre otros). Descubrir que Tortuguero tiene escuelas de remo y de m¨²sica. Nos despedimos con cari?o y la alegr¨ªa de haber encontrado a una paisana que nos habla en primera persona sobre la cotidianidad de Tortuguero.
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