Qu¨¦ ver en Belgrado, la ciudad hormiguero: de los t¨²neles de la fortaleza a un b¨²nker nazi
En el subsuelo de la capital de Serbia se despliega un conjunto de angostas y oscuras galer¨ªas subterr¨¢neas que hacen que uno se sienta un poco m¨¢s topo que hormiga al recorrerlas
Algo tuvo que tener Belgrado para que celtas, romanos, eslavos, otomanos, austroh¨²ngaros, alemanes y sovi¨¦ticos la quisieran unas veces conquistar y otras destruir. A la ciudad y a sus habitantes. La capital serbia est¨¢ acostumbrada al combate y a combatir. Es una ciudad insubordinada y provocadora. Ese car¨¢cter ind¨®mito y belicoso tiene su reflejo en un urbanismo ca¨®tico y en una arquitectura heterog¨¦nea. Tambi¨¦n en su manera de competir y animar a sus deportistas, a sus equipos; el Estrella Roja y el Partiz¨¢n de Belgrado.
La ciudad antigua, al este del r¨ªo Sava y a la sombra de la fortaleza de Belgrado, desde donde se ve el Danubio, es ecl¨¦ctica. Tiene un poco de Viena, Budapest, Berl¨ªn y Estambul. En sus calles se suceden edificios hist¨®ricos y decadentes. Tampoco le faltan plazas presididas por grandes estatuas de hombres a caballo donde descansan las palomas y defecan sin remordimientos. En el viejo Belgrado, se mire d¨®nde se mire, se ve el crep¨²sculo de algo. De una fachada, de una idea. De un tiempo. En lo que se conoce como Nuevo Belgrado, una zona de la ciudad de avenidas enormes, concebidas para desfiles militares, como las que hay en Mosc¨² y Pek¨ªn, el hormig¨®n es el material omnipresente. Es el material que el mariscal Tito emple¨® para construir la Yugoslavia pos Segunda Guerra Mundial y para transmitir grandeza, poder y fuerza. De una manera sencilla, sin alardes. Pero con contundencia. Tambi¨¦n lo emple¨® para construir moles residenciales brutalistas para que sus residentes vivieran en comunidad. Durante un tiempo funcion¨®, hasta que estall¨® la Guerra de los Balcanes en 1992, aunque todo ven¨ªa turbio desde antes. Hoy en esas moles de hormig¨®n crecen hierbas silvestres en las juntas agrietadas y sus azoteas lucen carteles publicitarios. En Belgrado se hace uso del alfabeto cir¨ªlico y del latino. Conocimiento que tiene Veljko Antonijevi?, gu¨ªa local que me escribe los nombres de la iglesia, de la mezquita y de la sinagoga que hay en la ciudad y a las que acuden ortodoxos, cat¨®licos, musulmanes y jud¨ªos a cumplir fieles con su religi¨®n.
Si en Belgrado hay un sitio en el que todo el mundo habla el mismo idioma, es en una cancha de baloncesto, de tenis y de f¨²tbol. Deportes que abanderan ahora mismo Nikola Joki?, Novak Djokovic y Du?an Vlahovi?, respectivamente, y que los belgradenses practican en el foso de la fortaleza y sus alrededores. Ese lugar a 125 metros de altura que hace de balc¨®n desde donde contemplar la confluencia de los r¨ªos Sava y Danubio y donde, tiempo atr¨¢s, los locales se defend¨ªan de los invasores.
Turistas topos
Si la fortaleza del mont¨ªculo verde de Kalemegdan es una construcci¨®n visible y defensiva de la ciudad, las galer¨ªas subterr¨¢neas de la misma y que recorren el subsuelo calizo de Belgrado son v¨ªas estrat¨¦gicas invisibles que sus habitantes, a veces sus invasores, usaron para protegerse, esconderse y huir. Un hormiguero a escala humana que los romanos excavaron y drenaron, para evitar que se inundara por la profusi¨®n de los r¨ªos Sava y Danubio y por los canales subterr¨¢neos. Una ciudad con s¨®tano, pero al que solo se puede acceder a una parte.
La fortaleza en cuesti¨®n es barroca y tiene forma de estrella. Es una mezcla de fortificaci¨®n austriaca del siglo XVII, con torres serbias y otomanas del siglo XIV y rodeada por una muralla romana. Intramuros hoy es un entorno pl¨¢cido en el que hay gente paseando, patinando, sentada en un banco y jugando, as¨ª como torres, miradores y cancelas de hierro que dan acceso a escaleras de piedra empinadas hacia abajo que dan a parar a un mundo subterr¨¢neo de otro tiempo. Un entramado de t¨²neles, pasadizos y b¨²nkeres que alcanzan los 14 kil¨®metros, construidos por los romanos y Tito, quien los mand¨® hacer durante la Guerra Fr¨ªa, seguro de que la URSS atacar¨ªa a la socialista Belgrado por su postura de no-alineamiento. Ataque que no se produjo. Hoy este b¨²nker, de dos alturas comunicadas por una escalera de caracol, es una construcci¨®n que se puede ver por dentro y por fuera, ya que ha emergido de la hierba, dejando al descubierto su propia estructura y un peque?o hueco que los militares usaban para ver lo que ocurr¨ªa en el exterior. A los pies de la fortaleza hay un almac¨¦n exento de la misma. Construcci¨®n que fue un lapidario romano y un polvor¨ªn austriaco. Hoy, en vez de p¨®lvora, lo que hay es una colecci¨®n de sarc¨®fagos, l¨¢pidas y altares romanos. Durante un tiempo tambi¨¦n fue una discoteca. Belgrado no es remilgada con su patrimonio, ¡°nos gusta que sea parte de nuestra vida¡±, dice al respecto Veljko.
B¨²nker nazi
Las piedras que pulieron los romanos para realizar esas piezas de arte funerario las extrajeron de una antigua cantera sobre la que hoy se encuentra el parque urbano de Ta?majdan. Un lugar en el que tambi¨¦n los romanos excavaron y trazaron una red de galer¨ªas subterr¨¢neas. Grutas que los austriacos aprovecharon para extraer salitre para elaborar p¨®lvora. Unos pasadizos muy transitados en ciertos momentos de la ajetreada historia de la capital serbia. Una de sus puertas est¨¢ empotrada en una roca, oxidada, semioculta por la vegetaci¨®n, pintarrajeada y cerrada, salvo en contadas ocasiones que se abre para recorridos especiales. Es un lugar que pasa desapercibido para la gente, no as¨ª las dos iglesias ortodoxas que hay en las proximidades, una serbia, la de San Marcos, y otra rusa, la de la Sant¨ªsima Trinidad, y lo que queda del antiguo edificio de la Radio Televisi¨®n de Serbia, bombardeado por el ej¨¦rcito de la OTAN durante el delicado contexto del conflicto entre los serbios y los albanokosovares de 1998-1999.
Una vez abierta la puerta de acceso al b¨²nker, se aprecia la oscuridad y se intuye un interior fresco y h¨²medo. Al sitio se recomienda bajar provisto de alguna prenda de abrigo y un calzado antideslizante y cerrado. Durante la Primera Guerra Mundial en este b¨²nker se refugiaron algunas familias para ponerse a salvo de los bombardeos. En la Segunda Guerra Mundial fue el ej¨¦rcito nazi el que se instal¨® en este b¨²nker para dirigir la ocupaci¨®n de la ciudad (que dur¨® hasta octubre de 1944), protegidos y sin ser vistos ni por los partisanos yugoslavos ni por las tropas del Ej¨¦rcito Rojo sovi¨¦tico. Para adecuar el b¨²nker a sus necesidades, los nazis emplearon a los prisioneros serbios como mano de obra. Esclavos que los asesinaron al finalizar los trabajos de construcci¨®n y mejora. Por aquel entonces este b¨²nker estaba dotado con la mejor tecnolog¨ªa del momento, a nivel de acondicionamiento, aislamiento y ventilaci¨®n. Sin embargo, la industria armament¨ªstica innov¨® y se desarroll¨® tanto que hizo que este b¨²nker dejar¨¢ de ser ¨²til para los siguientes episodios b¨¦licos que ha vivido Belgrado. Hoy lo que se puede ver a la luz de una linterna frontal son pasillos abovedados, largos, estrechos y bajos, en los que se suceden salas que fueron la de control, la de comunicaciones, la cocina y otra que se intuye que ser¨ªa en la que dorm¨ªan los soldados, por los armazones de las camas de hierros sujetos a las paredes. De vuelta a la superficie, a los ojos del turista topo, Belgrado cobra otro significado.
Gu¨ªa pr¨¢ctica
- Cómo ir. Desde España se puede volar a Belgrado, al Aeropuerto Internacional Nikola Tesla, durante todo el año, con Air Serbia. En la temporada de invierno desde Barcelona hay un vuelo directo, con doble frecuencia los viernes y los sábados. Desde Madrid los lunes, miércoles y sábados, y desde Valencia, los jueves y los domingos. En la temporada de verano a esos mismos vuelos se suman los de Palma (Mallorca) los martes, jueves y sábados. Desde España no se puede hacer el registro en línea para obtener la tarjeta de embarque, hay que hacerlo en los mismos mostradores de facturación del aeropuerto pertinente. Desde la web de Airserbia el usuario se puede diseñar su viaje a medida: seleccionar asiento, prioridad a la hora de facturar y pasar el control de pasaportes y disfrutar de la sala VIP de Air Serbia por 25 euros por trayecto.
- Dónde dormir. Courtyard by Marriott Belgrade City Center (Vase ?arapi?a 2). Es un alojamiento céntrico, en la parte vieja de la ciudad. Las habitaciones son amplias y cómodas, y el desayuno un valor añadido del sitio. Otra opción es el Hotel Moskva (Balkanska, 1). Un hotel histórico de 1906 de estilo art déco, situado en el centro. En alguna de sus habitaciones se hospedaron los pasajeros del Orient Express en su parada en la ciudad de camino a Estambul.
- Dónde comer. El restaurante Madera, próximo al búnker de Tašmajdan, sirve cocina tradicional serbia. Tiene sala interior y una gran terraza cubierta.
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