Los imprescindibles de isla Mauricio (m¨¢s all¨¢ de sus playas)
El curioso Museo del Penique Azul y la calle m¨¢s extensa del mundo de arte callejero en 3D, en Port Louis, y uno de los mejores rincones bot¨¢nicos del planeta en Pamplemousses son algunos de los atractivos de un viaje a esta naci¨®n insular que es m¨¢s que un destino para disfrutar de un ¡®resort¡¯ de lujo
¡°?Es el sol que declina / sobre la superficie del agua? / ?O es el cisne rojo que flota, que vuela, / herido por la flecha m¨¢gica, / y que ti?e todas las olas de rojo, / del rojo de su sangre llena de vida¡?¡±. Aunque los versos del poeta estadounidense Henry Wadsworth evocan un crep¨²sculo en tierras de los indios dakotas, el Nobel franc¨¦s Jean-Marie Gustave Le Cl¨¦zio los record¨® durante una puesta de sol en la tierra de sus ancestros, la isla Mauricio, que emergi¨® en el oc¨¦ano ?ndico a resultas de una erupci¨®n volc¨¢nica hace unos ocho millones de a?os. El escenario que embeles¨® al escritor nacido en Niza de madre mauriciana bien pudo haber sido alguna playa del suroeste de la isla, en la costa que mira hacia la francesa Reuni¨®n y m¨¢s all¨¢ a Madagascar, cuando ese rojo del cielo que se ir¨¢ tornando violeta a?ade unas gotas de poci¨®n m¨¢gica a la aventura de un turista o a la rutina de un lugare?o del pueblo Flic en Flac, de p¨ªcnic bajo un cocotero de la playa p¨²blica.
El verano es una ¨¦poca ideal para huir de las alt¨ªsimas temperaturas en la mayor parte de Espa?a y recalar en el suave invierno mauriciano, con temperaturas que animan al ba?o en aguas c¨¢lidas y temperaturas que no suelen exceder los 26? ni bajar de los 17?. Adem¨¢s, es la ¨¦poca en la que Iberojet mantiene un vuelo semanal directo desde Madrid. Pero el resto del a?o no es menos apacible, pues tiene un clima tropical de temperaturas nada extremas ¡ªsalvo en los meses de enero y febrero, cuando azotan los ciclones¡ª.
Mauricio tiene un contorno ovalado y una extensi¨®n de algo m¨¢s de 2.000 kil¨®metros cuadrados. En lo que respecta al puro viaje, el turismo aqu¨ª est¨¢ mayoritariamente enfocado a la estancia en resorts m¨¢s o menos lujosos, siempre situados, por supuesto, a pocos metros de una playa de arena blanca y aguas en calma y camuflados detr¨¢s de una l¨ªnea de palmeras, aunque cada a?o visitan la isla m¨¢s trotamundos que se mueven por su cuenta y se alojan en apartamentos, pensiones y chambres d¡¯h?tes, las casas familiares donde se puede vivir una experiencia genuinamente local.
Port Louis: ¡®food tour¡¯ y monumentos
Una visita a esta isla deshabitada hasta que los navegantes portugueses la incorporaron a su imperio a principios del siglo XVI ¡ªaunque antes la frecuentaron los navegantes ¨¢rabes¡ª debe arrancar en la capital, Port Louis, un antiguo puerto con unos 150.000 habitantes, de mayor¨ªa hind¨² y descendientes de inmigrantes del sur de la India, al igual que en el resto de esta rep¨²blica. Quiz¨¢ la mejor manera de explorar la ciudad sea apuntarse a un food tour que permitir¨¢ probar varias delicias en modestos puestos callejeros y, al mismo tiempo, echar un vistazo a los pocos monumentos importantes y restos de edificios coloniales brit¨¢nicos, que en 1810 arrebataron la colonia a Napole¨®n hasta la independencia en 1968.
Taste Buddies gu¨ªa al viajero desde el Caudan y el Waterfront, la zona moderna del puerto donde se hallan algunos puntos de inter¨¦s que habr¨¢ que visitar m¨¢s tarde con detenimiento, como el Aapravasi Ghat, un grupo de barracones bien restaurados que funcionaban como terminal de inmigraci¨®n para los trabajadores que llegaban de la India en el siglo XIX, o el inusual Museo del Penique Azul, que conserva los m¨ªticos sellos emitidos en 1847 de uno (rojo) y dos peniques (azul), considerados los m¨¢s valiosos del mundo y tasados en dos millones de euros, adem¨¢s de mapas, grabados y fotograf¨ªas antiguas. En el Mercado Central lo suyo es probar en uno de sus puestos de tentempi¨¦s indios un riqu¨ªsimo roti chaud, una tortilla de trigo rellena de alubias gros pois y un curri de salsa rougaille, a base de tomate, chiles y cilantro, o un dhal puri, menos picante y relleno de garbanzos condimentados.
La siguiente escala gastron¨®mica nos lleva, sin dejar de fijarnos en antiguos edificios de la colonia hoy ocupados por sedes de la Administraci¨®n, a un puesto de dim sum, Mr Boulettes, con una buena variedad y rellenos de pasta de gambas, verduras o carne de ternera o cerdo. Estamos cerca de China Town ¡ªlos chinos son minoritarios en la isla¡ª y tambi¨¦n cerca de la mezquita m¨¢s impresionante y bella de Mauricio, la Jummah, construida en la d¨¦cada de 1850 y que muestra una mezcla de estilos isl¨¢mico, hinduista y cr¨¦ole o aut¨®ctono. La inmensa mayor¨ªa de los musulmanes mauricianos es tambi¨¦n de origen indio y, felizmente, no se dan en esta apacible regi¨®n del hemisferio sur los violentos enfrentamientos por motivos religiosos que a menudo sacuden la tierra de sus abuelos.
Ya inmersos en un China Town no especialmente espectacular, la hora del postre es en otro local legendario: Mister Chu, casa fundada en 1932 por un inmigrante de la localidad china de Meizhou que sobrevivi¨® a una singladura desde las costas de ese pa¨ªs. En el barrio chino hay que adentrarse en el callej¨®n Fran?ois Venpin, con sus muros absolutamente cubiertos de murales vanguardistas y considerada la calle m¨¢s extensa del mundo de arte callejero en 3D. Un lugar muy divertido para fotografiarse sobre los murales tridimensionales del pavimento que provocan la ilusi¨®n de estar flotando sobre la calle.
El franc¨¦s es el idioma m¨¢s utilizado en Mauricio, as¨ª como el que se emplea en las denominaciones de ciudades y pueblos, seguido por el cr¨¦ole ¡ªel dialecto local¡ª y el ingl¨¦s, adem¨¢s de varios idiomas indost¨¢nicos. Los holandeses tambi¨¦n poseyeron la isla, entre 1598 y 1715, cuando fue anexionada por la Armada Francesa, y lo poco que permanece de su legado puede verse en las ruinas del fuerte que fue cuartel general de la Compa?¨ªa Holandesa de las Indias Orientales y un peque?o museo en Vieux Grand Port, un enclave en el sureste de la isla donde el almirante Wybrand van Warwijck desembarc¨® al mando de un grupo de colonos.
No hay que dejar Port Louis sin pasear bajo la sombra protectora de las majestuosas y enormes higueras de Bengala de los jardines, antiguas huertas de la Compa?¨ªa Francesa de las Indias Orientales, entre fuentes refrescantes, estatuas de pr¨®ceres de la patria y esculturas de otro artista franc¨¦s, Prosper d??pinay, nacido en la isla en el siglo XIX. Los Jardines de la Compa?¨ªa se extienden al sur de la plaza de Armas, frente a los museos de Historia Natural y de Fotograf¨ªa. Tampoco hay que perderse el ¨²ltimo hito cultural inaugurado en la capital, la House of Digital Art, a cinco minutos a pie desde los jardines y ubicado en otro atractivo edificio del siglo XVIII. Alberga interesantes exposiciones permanentes y temporales de los artistas digitales m¨¢s innovadores locales y otros internacionales, y diversos talleres.
El primer desplazamiento desde la capital mauriciana deber¨ªa llevarnos hasta una maravilla bot¨¢nica: los jardines de Pamplemousses, a unos 12 kil¨®metros al noreste, y cuyo rinc¨®n m¨¢s emblem¨¢tico es el Jard¨ªn Bot¨¢nico que lleva el nombre de quien lider¨® el movimiento por la independencia de Mauricio y fue su primer presidente, Seewoosagur Ramgoolam. Para muchos expertos es uno de los mejores rincones bot¨¢nicos del planeta y se puede admirar una buena variedad de palmeras asi¨¢ticas y africanas, un estanque de nen¨²fares gigantes y ejemplares de plantas aut¨®ctonas. Y ello, arrullados por una banda sonora compuesta por los trinos y graznidos de las muchas aves que tienen su h¨¢bitat en estos jardines. Si no se dispone de veh¨ªculo alquilado, se puede ir desde Port Louis en taxi o en los autobuses hacia Grand Gaube que parten de Inmigration Square.
India en Mauricio
Con una mayor¨ªa de la poblaci¨®n de origen indio, su cultura es omnipresente y se manifiesta en la gastronom¨ªa, moda, m¨²sica y, por supuesto, en sus coloridos templos t¨ªpicos del sur del gigante asi¨¢tico. El punto principal de peregrinaci¨®n hinduista en Mauricio se encuentra en Grand Bassin, una laguna formada a partir de caudal del Ganges que se derram¨® del cabello de Shiva, seg¨²n la leyenda, situada en el interior del sur de la isla. Aunque el conjunto de im¨¢genes y templos en la orilla y sobre las aguas de la laguna es un poco un pastiche kitch con esa profusi¨®n de colorines chillones, es interesante observar las pujas o ceremonias, las abluciones, las ofrendas de frutas, flores y varillas encendidas de s¨¢ndalo que celebran centenares de fieles, las mujeres envueltas en telas tambi¨¦n multicolores.
Aunque Mauricio ofrece todas las posibilidades para un viaje individual y en alojamientos de diferente rango de precios, es sobre todo un destino de lujo en el que los turistas pueden disfrutar de unas playas de postal con cocoteros, arena n¨ªvea y aguas turquesas ¡ªen la mayor¨ªa, una barrera de coral forma una suerte de laguna de muy poca profundidad¡ª y de muchas actividades acu¨¢ticas. El buceo, una de las atracciones estrella en la isla, se practica en alta mar, m¨¢s all¨¢ de la barrera, por supuesto. Y ello en unos fastuosos resorts con habitaciones en caba?as o bungalows y una buena variedad de restaurantes de cocina local ¡ªcon sus platos indios, chinos y puramente aut¨®ctonos¡ª e internacional. Algunos de los mejores alojamientos son el Sugar Beach y La Pirogue, en la playa Wolmar al sur del pueblo costero de Flic en Flac en la costa suroeste, o el Long Beach Resort, sobre la costa oriental. Y los amantes del golf pueden aprovechar la popular excursi¨®n a la Isla de los Ciervos para practicar este deporte (o recibir unas clases) en el Ile aux Cerfs Golf Club.
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