Buscando a Gonzalo de Berceo entre abad¨ªas en el Valle de la Lengua
El r¨ªo Najerilla ba?a las tierras riojanas donde el primer poeta de la literatura castellana creci¨® y escribi¨® su obra. San Mill¨¢n de la Cogolla es epicentro de una ruta de sepulcros ilustres y naturaleza
Entre las cimbras del p¨®rtico donde yacen los infantes de Lara y las reinas de Navarra, y filtrado por la claridad de unas nubes transparentes, el paisaje de hayedos, pinares y pastos que abriga la sierra de La Demanda parece componer un retablo. El silencio apenas roto por el canto de alg¨²n ave y el colorido espect¨¢culo del valle y las monta?as riojanas son una experiencia casi m¨ªstica. Aqu¨ª san Mill¨¢n, que era pastor de ovejas, sinti¨® la llamada de Dios y vivi¨® hasta los 100 a?os habitando una cueva sobre la que se fund¨® en el siglo VI, cuando sus milagros empezaron a darle fama, este monasterio de Suso, ¡°de arriba¡±. La afluencia de devotos hizo erigir una sencilla iglesia visig¨®tica y, sobre esta, un templo moz¨¢rabe que se reconstruir¨ªa en el siglo XI despu¨¦s de que Almanzor lo arrasara, del que qued¨® el arco de herradura en la puerta, el suelo en forma de espiga y dos capillas cuadradas. Tambi¨¦n se conservan las cuevas primitivas con algunos sepulcros y el oratorio de San Mill¨¢n con un cenotafio en m¨¢rmol negro del siglo XII que representa sus milagros, junto al altar visig¨®tico quiz¨¢ m¨¢s antiguo de Espa?a.
En el monasterio de Suso pasar¨ªa su infancia y ser¨ªa educado el primer poeta conocido en lengua castellana, Gonzalo de Berceo, que cont¨® los prodigios del monje eremita en su primera obra, Vida de San Mill¨¢n: ¡°Qui la vida quisiere de Sant Mill¨¢n saber / e de la sua historia bien certano seer, / meta mientes en esto que yo quiero leer: / ver¨¢ a do env¨ªan los pueblos so haber¡±.
Para entonces, la comunidad mon¨¢stica hab¨ªa crecido tanto que a menos de una legua se hab¨ªa levantado un gran edificio en el fondo del valle, el monasterio de Yuso, ¡°de abajo¡±, y San Mill¨¢n de la Cogolla ya era uno de los centros espirituales y culturales m¨¢s importantes de Castilla, que acog¨ªa adem¨¢s a una multitud de peregrinos en ruta hacia Santiago. En la fabulosa biblioteca de Yuso, el poeta medieval, que ejerci¨® como cl¨¦rigo secular y notario eventual del monasterio, debi¨® de pasar muchas horas estudiando y traduciendo los textos latinos sobre los que escribi¨® sus obras en castellano, asistido por sus dotes narrativas y las artes po¨¦ticas de la cuaderna v¨ªa, que estaban tan de moda. El pasado siglo, entre los valiosos vol¨²menes que guarda esta biblioteca de la abad¨ªa, se hall¨® un c¨®dice del siglo XI con anotaciones al margen llamadas Glosas Emilianenses, escritas en romance ib¨¦rico y en vasco, que representaban la primera manifestaci¨®n conocida hasta entonces de ambas lenguas y dieron fama a San Mill¨¢n de la Cogolla como cuna del castellano.
El colosal perfil de Yuso domina el llamado Valle de la Lengua, este territorio riojano ba?ado por el r¨ªo Najerilla donde coincidieron las m¨¢s primitivas expresiones del espa?ol escrito. Una senda por la dehesa de Suso entre arces, avellanos y frondosos robledales une los dos cenobios, un conjunto que fue declarado en 1997 patrimonio mundial. El monasterio fue reconstruido en el siglo XVI y atesora los relicarios de marfil de san Mill¨¢n y san Felices, y posee un claustro renacentista, una bell¨ªsima sacrist¨ªa con frescos del XVIII y un Sal¨®n de la Lengua con escudos de todos los pa¨ªses hispanohablantes, donde se realizan actividades en torno al espa?ol. En el Sal¨®n de los Reyes, una l¨¢pida de 1977 conmemora el milenario de las lenguas castellana y vasca celebrado aquel a?o. En la interesante muestra de facs¨ªmiles, c¨®dices y gigantescos cantorales de su archivo medieval se explica la importancia que hasta el siglo XIII tuvo el scriptorium de esta abad¨ªa, y c¨®mo trabajaban en ¨¦l los cal¨ªgrafos, copistas y traductores como Gonzalo de Berceo.
Sobre un pedestal, ante la Casa Consistorial de Berceo, una efigie en bronce del poeta sostiene un libro y una pluma entre los brazos. Lo que sabemos apenas de su vida, como que naci¨® en una aldea cercana, lo dej¨® escrito en algunas de sus obras: ¡°Sy queredes saber quien fizo esti dictado / Gon?alvo de Berceo es por nombre clamado / natural de Madriz, en San Mylian criado / del abat Johan Sanchez notario por nombrado¡±. En varios documentos notariales de la ¨¦poca figura junto a otros cl¨¦rigos como testigo aqu¨ª en Berceo, donde pudo ejercer tambi¨¦n como maestro. En su segunda obra narr¨® la vida de santo Domingo, que naci¨® en la vecina Ca?as y fue prior de San Mill¨¢n antes de fundar el monasterio de Silos. Berceo cuenta en ella c¨®mo el santo llega en sue?os a la orilla de un r¨ªo con dos brazos, cuyas aguas son cristalinas en uno y en el otro son rojas como el vino. En Ca?as se encuentra el monasterio de Santa Mar¨ªa de San Salvador, una de las primeras abad¨ªas cistercienses de Espa?a, al que llaman el monasterio de la luz por los grandes ventanales g¨®ticos del ¨¢bside que inundan de claridad lechosa la nave central de su iglesia. En la sala capitular se exhibe el sepulcro de la beata Urraca, que reposa en m¨¢rmol sobre un catafalco del siglo XIII rodeada de figuras en relieve. Desde aqu¨ª, por el camino viejo entre Azofra y Hornilla, se llega al Jard¨ªn Bot¨¢nico de La Rioja, con mullidos senderos de hierba para recorrerlo descalzos.
Dicen que Gonzalo de Berceo escribi¨® inspirado por la Virgen de Marzo en la Cogolla su obra m¨¢s emblem¨¢tica: Milagros de Nuestra Se?ora, un prodigio de escenas salpicadas de iron¨ªa y di¨¢logos vibrantes. Pero en aquel tiempo, el culto a la Virgen era tendencia en todas las abad¨ªas y el valle est¨¢ lleno de ellas. En N¨¢jera, al pie de la pe?a Malpica, la leyenda del monasterio de Santa Mar¨ªa la Real cuenta que el rey Don Garc¨ªa encontr¨® una imagen de la Virgen en la cueva que hay a los pies de su nave. El pante¨®n real alberga, entre las sepulturas de varias dinast¨ªas, el sepulcro de Blanca de Navarra, una joya rom¨¢nica del siglo XIII. Las escenas del para¨ªso adornan la columnata del Claustro de los Caballeros, del siglo XVI, donde cada uno de sus 24 arcos, con caladas tracer¨ªas g¨®ticas y renacentistas, es distinto. En una esquina del claustro, en la capilla que alberga el sepulcro de do?a Menc¨ªa, reposa el poeta y caballero Garcilaso de la Vega. Cerca de all¨ª, en la villa romana de Tricio, la bas¨ªlica de Santa Mar¨ªa de Arcos es el monumento religioso m¨¢s antiguo de La Rioja, levantado sobre un mausoleo romano del siglo III con los restos arquitect¨®nicos de la antigua ciudad Tritium Megalon. Hay una ruta ciclista de unos 30 kil¨®metros que desde N¨¢jera toma el Camino de Santiago para recorrer los pueblos y monasterios del Valle de la Lengua por la vega del r¨ªo C¨¢rdenas hasta San Mill¨¢n. Quiz¨¢ tambi¨¦n Berceo los visitaba en aquel tiempo de incipiente renacimiento, y al ir de uno a otro se empapaba de lo que ve¨ªa y o¨ªa en caminos y aldeas, reteniendo en su cabeza las palabras de esa lengua viva y cambiante que por todas partes se hablaba: ¡°Quiero fer una prosa en rom¨¢n paladino / en qual suele el pueblo fablar a su vezino, / ca non so tan letrado por fer otro latino: / bien valdr¨¢, como creo, un vaso de bon vino¡±.
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