La crucial misi¨®n de la doctora T: la salud sexual
La Doctora T. tiene una importante misi¨®n: documentar c¨®mo ha impactado la pandemia en los derechos sexuales de las mujeres. Como relatora especial de la ONU para el derecho a la salud f¨ªsica y mental, la m¨¦dica Tlaleng Mofokeng (Qwa-Qwa, Sud¨¢frica, 38 a?os), un referente internacional en planificaci¨®n familiar, ahondar¨¢ en el quebranto que ha supuesto la falta de acceso a m¨¦todos anticonceptivos y servicios de salud reproductiva para la poblaci¨®n femenina de los pa¨ªses m¨¢s desfavorecidos. Las perdedoras invisibles de esta crisis sanitaria.
Sin duda es la mujer adecuada. Mofokeng era una buena estudiante y mejor jugadora de hockey. Fue la primera persona negra y la primera chica en conseguir la chaqueta de honor que su instituto otorgaba a los alumnos sobresalientes. Lo logr¨® dos a?os consecutivos. Para ella no hubo celebraci¨®n, nadie invit¨® a sus padres, ni hubo pastas y t¨¦ en el despacho del director, la prensa local no fue avisada y nunca apareci¨® su foto en la portada, como era la tradici¨®n¡ con los blancos. No es el ¨²nico episodio racista de su vida, pero es el que le hace llorar todav¨ªa hoy. ¡°El activismo no fue una opci¨®n, ten¨ªa que serlo por supervivencia¡±. Fue a la universidad y lleg¨® a ser m¨¦dica como siempre so?¨®. Y descubri¨® que la salud sexual y reproductiva de las mujeres le permit¨ªa aunar sus aspiraciones: la medicina, la defensa de los derechos humanos y el feminismo.
Mofokeng dirige una cl¨ªnica privada en Sandton, un suburbio de Johannesburgo, en la que se proporcionan informaci¨®n, tratamientos para enfermedades de transmisi¨®n sexual, anticonceptivos e interrupciones del embarazo. All¨ª nadie pregunta a las pacientes con cu¨¢ntos hombres se acuestan, lo que les har¨ªa sentirse juzgadas y no aportar¨ªa ninguna informaci¨®n ¨²til, cree. En DISA les interesa saber qu¨¦ tipo de sexo practican, lo necesario para asesorarles sobre c¨®mo tener relaciones placenteras y seguras. ¡°Ese es el tipo de disrupciones que introduzco en la pr¨¢ctica¡±.
Nuestro confinamiento fue duro. Las mujeres no pod¨ªan acudir a las cl¨ªnicas. Tienen los centros a 30 kil¨®metros
Sus ideas sobre descolonizar la medicina la han convertido en una reconocida y premiada activista, conferenciante y escritora. Todo empez¨® en Twitter, donde encontr¨® la oportunidad de defender el aborto, reivindicar el placer femenino y, sobre todo, debatir sobre sus verdaderas preocupaciones. ¡°Era muy personal, porque no solo soy m¨¦dica, tambi¨¦n una mujer joven y negra, y no me gusta c¨®mo nos enmarca el mundo¡±. Desde 2014 ha creado una comunidad de 96.500 seguidores.
¡°Muchas presion¨¢bamos en contra de la narrativa global sobre la sanidad. Las mujeres negras encabezan el n¨²mero de nuevas infecciones por VIH. Pero tambi¨¦n vivimos en un pa¨ªs con las mayores estad¨ªsticas de violaciones, para muchas es su primera experiencia sexual, y no tenemos ayuda postraum¨¢tica¡±. Mofokeng rechaza que los donantes y fil¨¢ntropos del norte decidan qu¨¦ es bueno para ellas. Tratamiento antirretroviral, s¨ª. Un aborto, no. ¡°Siempre pregunto qui¨¦n decidi¨® por las mujeres de ?frica que prevenir el VIH es mejor que concluir un embarazo no deseado¡±. La doctora ha sido una de las m¨¢s fervientes detractoras de la Global Gag Rule estadounidense, que proh¨ªbe financiar proyectos sospechosos de promover o practicar abortos, incluso en Sud¨¢frica, donde es legal desde 1996. Joe Biden ha derogado la ley, pero Mofokeng tiene el objetivo de que se suprima definitivamente.
Para la activista, ¡°los programas blancos¡± ignoran la diversidad del continente y por eso, en muchos casos, fracasan. Su lamento contin¨²a: ¡°Las j¨®venes negras son violadas, contraen el VIH, se quedan embarazadas y se las juzga por no ser lo suficientemente fuertes. En Sud¨¢frica, Zimbabue, Zambia y Malaui implementan programas para que las ni?as sean resilientes. Nos convierten a nosotras en un problema y no lo somos. Lo son el patriarcado y la violencia¡±. De nuevo, se vac¨ªa del dolor con l¨¢grimas. ¡°Esto es lo que me mueve a hacer mi trabajo. Deber¨ªa haber mil m¨¢s como yo y si no las hay es porque se prefiere decir a las ni?as que tienen que ser resilientes y tener sue?os. Yo los ten¨ªa y se re¨ªan de m¨ª. No se trata de que sean fuertes y tengan sue?os¡±.
La Doctora T., autora de Una gu¨ªa de salud sexual y placer, ha sido reconocida por la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates como una de las 120 l¨ªderes menores de 40 a?os en planificaci¨®n familiar. Como representante de la ONU, su primer informe se centrar¨¢ en c¨®mo ha impactado la pandemia en los derechos a la salud sexual y reproductiva. Los confinamientos, los cierres de cl¨ªnicas y la falta de personal y suministros han afectado a los servicios de planificaci¨®n familiar. Seg¨²n el Fondo de Poblaci¨®n de la ONU, 47 millones de mujeres dejaron de tener acceso a anticonceptivos en 114 pa¨ªses de renta baja y media en los seis primeros meses de crisis.
?frica subsahariana es una de las regiones m¨¢s perjudicadas. En Su?d¨¢frica, Mofokeng ha sido testigo de ello. Como miembro de la Comisi¨®n para la Igualdad de G¨¦nero del pa¨ªs, ha vigilado que las medidas para frenar la pandemia no perjudicasen a las mujeres. Pronto tuvieron que intervenir. ¡°Los servicios de salud sexual y reproductiva no se incluyeron en un primer momento como esenciales¡±.
La covid-19 exacerb¨® adem¨¢s carencias y desigualdades preexistentes. ¡°Recibimos muchas quejas. Nuestro confinamiento fue duro, con militares en las calles y movilidad limitada. Las mujeres no pod¨ªan acudir a las cl¨ªnicas. Con la planificaci¨®n del apartheid, tienen los centros a 30 kil¨®metros; si hay toque de queda, no hay transporte p¨²blico y acabas de perder el trabajo por la covid, ?c¨®mo vas a llegar? Y los cuidados m¨¦dicos privados son caros¡±, explica.
Los centros enfrentaron adem¨¢s el corte en los suministros de productos tan esenciales como los preservativos. ¡°Ya est¨¢bamos experimentando el agotamiento de las existencias de contraceptivos. ?frica consume muchos condones, pero todos se importan. Si nos enfrent¨¢bamos a problemas de abastecimiento antes de la pandemia, cuando la producci¨®n en China se par¨®, cuando un carguero no pod¨ªa moverse¡, se puede imaginar el desastre¡±.
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