Una vida sin pantallas mejora la salud mental
Las pantallas nos conectan, pero tambi¨¦n enganchan y afectan al descanso. ?Podr¨ªamos vivir sin ellas al menos el fin de semana?
?Qu¨¦ har¨ªamos si no vi¨¦semos la televisi¨®n ni accedi¨¦ramos a ning¨²n dispositivo m¨®vil durante el fin de semana? Seguramente, m¨¢s de uno se pondr¨ªa nervioso. Arrebat¨¢rnoslos de golpe podr¨ªa suponer una amputaci¨®n de buena parte de nuestra libertad o de nuestro disfrute. Eudald Carbonell, codirector de las excavaciones de Atapuerca, defiende que la tecnolog¨ªa nos hace m¨¢s humanos, ya que nos libera de tareas mon¨®tonas, nos permite dedicar tiempo a labores m¨¢s ociosas y, de paso, nos ayuda a estar m¨¢s cerca de nuestros seres queridos. ¡°La primera vez que hice una videollamada en mi vida fue cuando estuve hospitalizado con covid. No pod¨ªa hablar mucho, pero al menos pod¨ªa ver a mi familia y agradecer sus palabras de apoyo y su cari?o¡±, cuenta Antonio Ortiz, un paciente de 82 a?os que pas¨® un mes en el hospital. Posiblemente, muchos de nosotros hayamos superado la inc¨®moda soledad gracias a la conexi¨®n con personas que nos importan. Los dispositivos nos han hecho m¨¢s libres y nos han permitido permanecer m¨¢s conectados. Pero todo eso convive con otra cara de la moneda.
En 2004 se descubrieron unas neuronas camufladas en la retina que chivan a nuestro cerebro cu¨¢ndo deben prepararse para el sue?o. Si antes de dormir exponemos nuestros ojos a pantallas, el mensaje que mandamos a nuestro cuerpo es contradictorio: le decimos que debe seguir despierto, lo que afecta a nuestro ritmo circadiano o reloj interno y a la generaci¨®n de melanopsina, una sustancia fundamental para el descanso. Vivimos inmersos en un exceso de luz azul que emana de los dispositivos, y eso influye en nuestros estados de ¨¢nimo, explica Celia S¨¢nchez Ramos, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y experta en visi¨®n. El riesgo se acent¨²a a¨²n m¨¢s cuando se trata de ni?os y adolescentes.
Diversos estudios alertan del impacto del uso excesivo de las pantallas en los m¨¢s peque?os. Puede afectarles de diferentes formas: desde dificultades para conciliar el sue?o hasta el desarrollo de conductas impulsivas. En Espa?a, por ejemplo, los menores de seis a?os pasan una media de dos horas al d¨ªa frente a una pantalla, mientras que los adolescentes invierten m¨¢s de 136 d¨ªas al a?o conectados a un dispositivo. Y de adultos no somos capaces de pasar sin WhatsApp m¨¢s de una hora seguida, seg¨²n Empantallados, una iniciativa destinada a ayudar a madres y padres en la educaci¨®n de sus hijos en un mundo digital.
Parece que la tecnolog¨ªa nos conecta, pero tambi¨¦n nos engancha. La soluci¨®n no pasa por eliminar los dispositivos, porque los necesitamos, sino por la respuesta a la pregunta con la que hemos comenzado: qu¨¦ alternativa tenemos a las pantallas. En psicolog¨ªa se sabe que es m¨¢s f¨¢cil abandonar un h¨¢bito inc¨®modo si lo sustituimos con otro m¨¢s saludable.
Durante el d¨ªa nos apoyamos en la luz blanca. La luz verde, como se ha denominado, es la que nos envuelve cuando estamos en contacto con la naturaleza. Pues bien, en momentos de tanto uso de pantallas, necesitar¨ªamos hacer un diagn¨®stico de qu¨¦ actividades hacemos que tengan luz blanca o luz verde y qu¨¦ porcentaje del tiempo le dedicamos, como salir a pasear, escuchar m¨²sica relajados, mantener una conversaci¨®n sin consultar ninguna pantalla, leer un libro en papel, cocinar¡
Por otra parte, debemos aprender a ponernos l¨ªmites con el uso de los dispositivos. Necesitamos asumir que no podemos evadirnos de nuestro trabajo frente al ordenador invirtiendo nuestro tiempo de ocio frente a una pantalla de nuevo. Necesitamos definir qu¨¦ parte del d¨ªa vamos a dedicar a estar frente a dispositivos y cu¨¢l a actividades de luz blanca y verde. Para desengancharnos es recomendable identificar un motivo de peso, como dar un ejemplo positivo a nuestros hijos. O disfrutar de un peque?o reconocimiento que nos ilusione si conseguimos cumplir nuestra agenda: tomar una onza de chocolate, darse un ba?o de espuma, realizar una llamada distendida¡ En esa agenda, adem¨¢s, tenemos que incluir la necesaria desconexi¨®n de dispositivos al menos dos horas antes de dormir para que nuestro cerebro se prepare adecuadamente para el sue?o. Y, por supuesto, los l¨ªmites tambi¨¦n afectan a otros, lo que implica reducir el n¨²mero de reuniones virtuales en la medida de lo posible.
Una mayor exposici¨®n a la luz verde tiene consecuencias muy positivas para la salud. Una investigaci¨®n reciente de la Universidad de Adelaida, en Australia, demuestra que los ni?os y adolescentes hasta los 18 a?os que disminuyeron su exposici¨®n a pantallas y realizaron m¨¢s actividades al aire libre mejoraron su salud mental, sus funciones cognitivas y sus resultados acad¨¦micos. As¨ª pues, pongamos m¨¢s luz blanca y verde para mejorar nuestro estado de ¨¢nimo y nuestro descanso. ¡ª
Algunas claves para reducir el impacto de las pantallas
Despu¨¦s de una hora frente a una pantalla, hemos de cerrar los ojos durante un minuto. Es m¨¢s efectivo que mirar al infinito, como se pensaba hasta ahora. Otros consejos son parpadear con frecuencia para que haya m¨¢s grasa en la l¨¢grima. Bajar la intensidad de la luz azul en nuestros dispositivos a trav¨¦s de la opci¨®n de graduado que permiten televisores, tabletas y m¨®viles. Y proteger nuestros ojos a trav¨¦s de gafas o pantallas protectoras.
Pilar Jeric¨® es coordinadora del blog Laboratorio de felicidad de EL PA?S.
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