Teixidors, el proyecto social que se convirti¨® en ¨¦xito comercial
La marca catalana lleva tres d¨¦cadas manteniendo su compromiso, siendo rentables y disfrutando del ¨¦xito. Y fomentando una vida mejor para sus empleados.
La clave est¨¢ en este n¨²mero: 200. Los telares de madera pretecnol¨®gicos tejen 200 veces m¨¢s despacio que los mecanismos de las f¨¢bricas actuales. Por cada 200 metros de tela industrial, en Teixidors tejen uno. A mano, observando cada hebra. ?Por qu¨¦ trabajan con un aparato no competitivo? Porque tejen algo m¨¢s que tejidos. A diferencia de las m¨¢quinas automatizadas, para hacer funcionar estos telares se requiere de las dos manos, de ambos pies, de los ojos y del cerebro del trabajador. Todo el cuerpo se involucra en un objetivo: convertir el hilo en tela. Ese ejercicio de atenci¨®n y precisi¨®n ¡ªpisar los pedales a un ritmo uniforme que permita el paso de la lanzadera y ver aparecer la tela mientras los ojos comprueban que no hay nudos o roturas en la trama¡ª es un proceso de aprendizaje largo y exigente. Tambi¨¦n un ejercicio excelente para coordinar cuerpo y mente. Eso fue lo que pens¨® la trabajadora social Marta Ribas: los telares preindustriales son gimnasios para las personas con discapacidades ps¨ªquicas. Corr¨ªa 1983 cuando arrastr¨® a su marido, el ingeniero textil Juan Ruiz, a inaugurar la cooperativa Teixidors: un lugar de trabajo para personas con dificultades de aprendizaje. Una fotograf¨ªa en la entrada de la nueva f¨¢brica ¡ªque el Ayuntamiento de Terrassa (Barcelona) cedi¨® en 2020¡ª recuerda aquel momento. Junto a los dos fundadores posa Hortensia. Joven, seria y ataviada con bata de trabajo, es una de las empleadas m¨¢s veteranas del telar.
La ma?ana en que El Pa¨ªs Semanal visita las instalaciones, Hortensia cambia de ocupaci¨®n tres veces. Primero cose etiquetas en los chales de cachemir, luego plancha fundas de cojines, finalmente separa las peque?as imperfecciones de la lana de yak que llega de una cooperativa de ganaderos de Mongolia donde los peinan a mano. Accedieron a ellos gracias a la ayuda de Veterinarios sin Fronteras. Los textiles de Teixidors tienen una trazabilidad limpia, saben de d¨®nde llega la lana merino ¡ªde ovejas esquiladas en la Provenza¡ª, pero por encima de todo es la mano la que singulariza cada prenda. Solo producen piezas ¨²nicas, y el wabi sabi ¡ªel t¨¦rmino japon¨¦s que se refiere a la belleza de la imperfecci¨®n¡ª informa de la artesan¨ªa que esconden las bufandas o las mantas. ¡°Marta y Juan no ten¨ªan voluntad comercial. Buscaban mejorar la vida de las personas¡±, explica Jaume Mas, director t¨¦cnico del telar, ¡°pero el resultado era tan singular que triunf¨®¡±. De la responsabilidad social pasaron a la medioambiental. La rentabilidad llegar¨ªa mucho m¨¢s tarde, con el dise?o y las exportaciones.
Hortensia tiene 56 a?os. Explica que ella monta cojines, los plancha, pliega mantas y limpia lana que luego llevan al hilador. Lleva 38 a?os en la empresa, desde que ten¨ªa 18. ¡°Sirvo para muchos trabajos, pero al llegar no lo sab¨ªa. Mi padre pens¨® que podr¨ªa. Estoy orgullosa de tener empleo¡±. Vive con su madre: ¡°Estoy separada. Conoc¨ª a mi marido aqu¨ª. Estuvimos casados 27 a?os, pero me separ¨¦ porque me pegaba¡±. En casa tiene ¡°una colcha de matrimonio tejida por nosotros¡±. Parte del dinero que gana lo ahorra: ¡°Unos tutores me aconsejan qu¨¦ hacer con ¨¦l. Estoy contenta por el trabajo y agradecida por los compa?eros que tengo¡±.
¡ªEnhorabuena.
¡ªPues s¨ª.
¡ª?Puedo contar lo grabado?
¡ªClaro. Yo no tengo miedo.
Tambi¨¦n Antonio conoci¨® a su mujer, Mari Carmen, en el telar. Adem¨¢s de un avezado tejedor, es el encargado de la lavander¨ªa. ¡°El lavado ennoblece la tela. Trabajamos con materias de gran calidad y las tejemos muy bien, pero es el lavado lo que consigue la mejor versi¨®n de cada una¡±, explica Mas. Con agua caliente y jab¨®n ecol¨®gico, los tejidos de 2 metros pierden 15 cent¨ªmetros en el telar, 32 en la lavadora y 12 m¨¢s en la secadora. El punto de encogido y espesor determina la calidad de la tela. ¡°La industria separa cada una de estas etapas. Nosotros lo hacemos todo aqu¨ª: de urdir a planchar, por eso podemos asegurar la calidad¡±. Compraron una lavadora del desguace. La centrifugadora proviene del hospital Cl¨ªnic de Barcelona. En la lavander¨ªa, Antonio posa junto Mari Carmen. ¡°Siempre he estado entre hilos. Mi madre cos¨ªa, pero en casa yo solo limpiaba. Aqu¨ª, en 21 a?os, he aprendido de todo: a enhebrar, a tejer, a coser¡¡±.
¡ª?Y por qu¨¦ se encarga de limpiar?
¡ªPorque la se?ora de la limpieza est¨¢ de baja. Tambi¨¦n s¨¦ limpiar.
Antonio fue panadero y carpintero. Lleva en el telar desde su fundaci¨®n. ¡°Nos casamos hace mucho, todav¨ªa hab¨ªa pesetas¡±. El sueldo les permiti¨® independizarse. ¡°Cuando lo conoc¨ª, ¨¦l se puso rojo como un tomate y entonces me contagi¨®¡±, dice Mari Carmen. A la pregunta de qu¨¦ es lo que m¨¢s los enorgullece de trabajar all¨ª, responden como sus compa?eros: ¡°Todo. Nos gusta tener trabajo¡±.
¡°Muchos de los trabajadores de Teixidors salieron de casa por primera vez para llegar al telar. Antes alguien con discapacidad era una desgracia, una carga para las familias; en casa era un estorbo, pero en un colectivo como este es un trabajador independiente que establece relaciones de compa?erismo y amistad¡±. Mas recuerda que, cuando la cooperativa se puso en marcha, los centros de trabajo ofrec¨ªan labores ¡°como meter algo en una bolsa¡±. Marta Ribas tuvo la idea de crear puestos de trabajo estimulantes, donde el empleado aprend¨ªa un oficio y desarrollaba la atenci¨®n y la coordinaci¨®n mientras se ganaba la vida: trabajo, terapia y ejercicio f¨ªsico y mental. ¡°No hab¨ªa precedentes de unir estas tres ocupaciones en Espa?a¡±, explica Mas.
Partieron de cero: ya no se fabricaban telares preindustriales anteriores a la electricidad, pero aprendieron a construirlos. Retrocedieron en la tecnolog¨ªa para adelantar en el desarrollo humano. Pusieron la responsabilidad por delante de la rentabilidad. Con todo, la empresa no solo produce valores, sus chales se venden en tiendas tan importantes como Le Bon March¨¦, en Par¨ªs; ABC Carpet & Home, en Nueva York; Selfridges, en Londres, o Lane Crawford, en Hong Kong. Exportan el 70% de cuanto producen. En 2008 ganaron el Premio Nacional de Artesan¨ªa y tras la incorporaci¨®n de la profesora de la Escola Massana Nuria Bitria trabajan tambi¨¦n con creadores tan prestigiosos como John Pawson o Helena Rohner.
Teixidors quiere decir tejedores en catal¨¢n y los 33 que all¨ª trabajan tienen dificultad de aprendizaje. Jaume Mas, quien los organiza, cuenta que llegan a trabajar media hora antes de que se abra la puerta de la f¨¢brica. ¡°Ahora con la covid nos ha costado convencerlos de que no deben hacerlo¡±. Cuenta que hacen asambleas semanales para hablar. Cuando anunciaron la visita para el reportaje, algunos declinaron participar: sus vecinos no sab¨ªan que ten¨ªan discapacidad intelectual y no quer¨ªan hacerlo p¨²blico. Los dem¨¢s prefirieron que no se publicasen sus apellidos.
Alberto est¨¢ en el urdidor, donde se preparan los hilos que se cruzar¨¢n para formar el tejido. Es la fase inicial. Y requiere una alta capacidad de atenci¨®n: ha de manejar los hilos, comprobar que cada uno entre por su lugar y vigilar que no se rompan. Vive con su madre y su hermano, y se encarga de comprarles la comida. Lleva 22 a?os urdiendo. ¡°Empec¨¦ enhebrando, all¨ª con los compa?eros. El trabajo y los compa?eros me cambiaron la vida¡±. Estuvo de pr¨¢cticas, remuneradas, durante dos a?os. Luego consigui¨® aprender a urdir. Solo 3 de los 33 trabajadores est¨¢n formados para hacerlo. Si Alberto se pone enfermo, Cristina y Juan Carlos est¨¢n preparados para sustituirle. M¨¢s all¨¢ de la labor espec¨ªfica que desarrollen, todos en la empresa son tejedores, de ah¨ª el nombre, Teixidors. ¡°Todos menos dos personas cuyas habilidades no permit¨ªan formarlos en esta disciplina, pero s¨ª para hacer trabajos complementarios como enhebrar o como hacer canillas, donde se enrolla el hilo que ir¨¢ dentro de las lanzaderas¡±, aclara Jos¨¦ Antonio Pazos, el responsable de la formaci¨®n. A eso se dedica Marta desde hace m¨¢s de 20 a?os. Su padre ten¨ªa una f¨¢brica textil. ¡°All¨ª tambi¨¦n hac¨ªa canillas. Pero cuando ya no hubo faena me vine aqu¨ª¡±.
¡ª?Y lo que m¨¢s le gusta es?
¡ª?Todo!
¡ª?A todos les gusta todo!
¡ªBueno, a m¨ª lo que me encanta son los hilos de colores.
¡°Le gusta lo mismo que a todos: llegar por la ma?ana y que haya mucho trabajo. Esto es como el mundo al rev¨¦s¡±, sonr¨ªe Pazos.
La empresa Teixidors produce chales y mantas con una exquisita repu?taci¨®n mundial. Jaume Mas afirma que en ferias como la parisiense Maison & Objet solo les conocen por la calidad, no por su historia. Por eso, cuando una asociaci¨®n de productores de lino los visit¨®, sus miembros se emocionaron al descubrir a los trabajadores. Tras alabar la iniciativa, preguntaron: ¡°Y la producci¨®n, ?d¨®nde la hac¨¦is?¡±. No pod¨ªan asociar lo que estaban viendo con lo que conoc¨ªan de Par¨ªs. Teixidors naci¨® para las personas, no para las mantas o los chales de hilo o cachemir que hoy le han granjeado fama mundial. La cooperativa ¡ªhoy fundaci¨®n¡ª ¡°naci¨® para darles una vida a ellos y a sus familias¡±, dice Mas. Por eso, aunque tradicionalmente se disimulan las costuras, en Teixidors las evidencian, las han convertido en marca de la casa. Explican la historia de la mano que las hizo.
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