Pierre L¨¦vy: ¡°Aunque muchos no lo crean, ya ¨¦ramos muy malos antes de que existiera internet¡±
El escritor, profesor y fil¨®sofo tunecino analiza el impacto de las nuevas tecnolog¨ªas y la hiperdigitalizaci¨®n en nuestras sociedades
Hace 30 a?os, Pierre L¨¦vy (T¨²nez, 1956) ya hablaba y escrib¨ªa con soltura sobre asuntos como el teletrabajo, las noticias falsas, la realidad virtual o los cambios que las nuevas tecnolog¨ªas iban a provocar en la cultura. Estar¨ªamos, pues, ante lo que sint¨¦ticamente suele denominarse un visionario. Cuando en los primeros noventa elucubraba ante quien quisiera escucharle sobre el advenimiento indefectible de una superestructura universal de comunicaci¨®n e intercambio de datos, internet apenas estaba en sus balbuceos. La lectura de obras suyas como Los ¨¢rboles del conocimiento, Inteligencia colectiva, Cibercultura, Ciberdemocracia o ?Qu¨¦ es lo virtual? aportan valiosas claves acerca no solo de las infinitas posibilidades de las nuevas tecnolog¨ªas en las sociedades digitales, sino tambi¨¦n sobre los usos y los abusos que el poder pol¨ªtico hace de internet y sobre el triunfo de un tecnopoder mundial en el que lo que ¨¦l denomina los Estados-plataforma (Apple, Microsoft, Google, Facebook, Amazon y compa?¨ªa) ya est¨¢n por encima de los Estados-naci¨®n.
Escritor, fil¨®sofo y doctor en Sociolog¨ªa y en Historia de la Ciencia, este intelectual tunecino educado en Francia bajo la ¨¦gida de pensadores como Michel Serres o Cornelius Castoriadis es profesor em¨¦rito en la Universidad de Ottawa, profesor asociado en la de Montreal y miembro de la Academia de Ciencias de Canad¨¢. L¨¦vy dedic¨® varios a?os de su vida a investigar y desarrollar un metalenguaje digital, el IEML (Information Economy Meta Language), cuyo objetivo es ofrecer un sistema sint¨¢ctico de coordenadas para abordar los conceptos que se encuentran en internet. Su ¨²ltimo libro publicado es La sph¨¨re s¨¦mantique (La esfera sem¨¢ntica) y ultima otro sobre la relevancia de los metadatos. Es un firme defensor de las posibilidades educativas, culturales y sociales de las nuevas tecnolog¨ªas digitales. Tambi¨¦n un altavoz que avisa de sus abusos y de sus peligros.
En 1994 vaticin¨® que internet ser¨ªa ¡°la infraestructura principal de la comunicaci¨®n humana¡±. ?Sospechaba que hasta este punto?
Lo que distingue al ser humano es el lenguaje. Y cuando se invent¨® la escritura, y luego el alfabeto, y luego la imprenta, y luego los medios de comunicaci¨®n electr¨®nicos, se fue multiplicando esa potencia del lenguaje. Y pienso que eso condiciona todo el resto, toda la evoluci¨®n econ¨®mica, pol¨ªtica y cultural. As¨ª que cuando se vio, ya a finales de los a?os setenta e inicios de los ochenta, que los ordenadores no eran simplemente m¨¢quinas calculadoras, sino que conect¨¢ndose a las redes de telecomunicaciones iban a convertirse en una nueva infraestructura de tratamiento de la informaci¨®n, vi claramente que el ser humano entraba en una nueva etapa.
Cuando escribi¨® su libro Inteligencia colectiva no exist¨ªa internet. O apenas estaba en sus balbuceos¡
En efecto. Estaban el correo electr¨®nico, la transferencia de ficheros y poco m¨¢s. Y menos de un 1% de la poblaci¨®n mundial estaba conectada. Pero yo sab¨ªa ya que iban a pasar cosas muy importantes, porque llevaba tiempo estudiando todas las novedades que iban surgiendo en el ¨¢mbito inform¨¢tico y en el del hipertexto. Para m¨ª era evidente que todo aquello se iba a convertir en el nuevo gran medio de comunicaci¨®n. Y que la prensa escrita, la radio y la televisi¨®n no es que fuesen a desaparecer, pero s¨ª que iban a quedar completamente recontextualizadas en un medio mucho m¨¢s poderoso.
Pues acert¨®.
Efectivamente. Y como antes me ha preguntado si alguna vez sospech¨¦ que este proceso de digitalizaci¨®n de las actividades humanas iba a ir tan lejos, le contesto: a¨²n no hemos visto nada, estamos en el arranque de todo eso.
Pero al concepto de inteligencia colectiva que usted estableci¨® en 1994 se le pueden oponer otros: ignorancia colectiva, maldad colectiva¡ ?Cu¨¢l de ellos cree que puede m¨¢s en las sociedades hipertecnologizadas de hoy?
Es una pregunta leg¨ªtima. Cuando yo habl¨¦ de inteligencia colectiva hace 27 a?os, evidentemente, lo que estaba defendiendo era un uso ¨¦tica y socialmente positivo de la tecnolog¨ªa. Pero donde yo quer¨ªa poner el acento sobre todo era en el aumento evidente de las capacidades cognitivas. Por ejemplo, el aumento de la capacidad de memoria a trav¨¦s de su externalizaci¨®n en los medios digitales. Y ya ve, hoy, si usted no se acuerda de algo en ese momento, teclea Google y ya est¨¢. Una inmensa memoria est¨¢ a nuestra disposici¨®n. A ver, esa externalizaci¨®n de la memoria ya hab¨ªa comenzado mucho antes: una biblioteca es eso, en realidad.
De la biblioteca como dep¨®sito de memoria infinita ya habl¨® Borges.
Que, como puede imaginar, es uno de mis autores favoritos. Pero por volver a su pregunta: desde el momento en el que hay lenguaje, hay mentira y hay manipulaci¨®n. La naturaleza humana no se ha transformado, sigue siendo la misma. As¨ª que, en el fondo, esas posibilidades tecnol¨®gicas son como un espejo que nos hace reflejarnos en ¨¦l, y ver lo mejor que hay en nosotros¡ y tambi¨¦n lo peor.
?Somos injustos acusando a la tecnolog¨ªa de fechor¨ªas e injusticias de las que solo el ser humano es responsable? ?Es injusto acusar al medio en vez de al mensaje? Aunque pens¨¢ndolo bien, McLuhan dijo que el medio es el mensaje.
Cuando McLuhan dijo eso, quer¨ªa decir que el mensaje principal es la forma de civilizaci¨®n. La comunicaci¨®n instant¨¢nea, la facilidad en la colaboraci¨®n, la transformaci¨®n del tiempo y del espacio vivido¡ Est¨¢ claro que la gente no se ha vuelto mala o m¨¢s sensible a las teor¨ªas conspiranoicas por culpa de las redes sociales. Rumores absurdos ha habido a lo largo de toda la historia. Hubo genocidios bastante antes de que existiera internet, ?no? Ni en el Holocausto jud¨ªo, ni en el genocidio armenio ni en las masacres de Ruanda exist¨ªa internet. Muchos no quieren verlo, pero ya ¨¦ramos muy malos antes de que existiera internet, puede creerme.
Las noticias falsas exist¨ªan ya desde un poquito antes de que existiera internet, eso es cierto¡
Pues claro. La propaganda y la manipulaci¨®n han existido siempre. Los servicios secretos de las grandes potencias ya los pusieron en marcha antes y despu¨¦s de la guerra, la ¨²nica diferencia es que hoy se usan nuevos instrumentos. Pero el principio es exactamente el mismo: dividir al adversario, servirse de im¨¢genes de fuerte ingrediente emocional, etc¨¦tera.
Esa memoria infinita y permanentemente disponible de la que hablaba, ?no es un peligro? ?No nos impide desarrollar nuestro propio ejercicio de memoria, de recuerdo, de riesgo, de b¨²squeda?
Como se supone que soy fil¨®sofo le voy a citar a Plat¨®n. En su c¨¦lebre di¨¢logo Fedro, ya dice que la invenci¨®n de la escritura no es necesariamente algo positivo porque con ella la gente deja de ejercer su memoria personal ya que la sustituye por una memoria externa. As¨ª que esta problem¨¢tica existe desde hace 6.000 a?os con la externalizaci¨®n de nuestras facultades cognitivas, hay como una tendencia antropol¨®gica hacia ello. Ahora bien, yo llevo 40 a?os dando clases y siempre he dicho a mis alumnos que ejerciten su memoria y que alimenten su esp¨ªritu. Se trata de tener una cabeza bien amueblada. Montaigne distingu¨ªa entre una cabeza bien construida y una cabeza llena. Est¨¢ claro que hay todo un esfuerzo educativo que hacer, un esfuerzo de transmisi¨®n de la cultura.
Ya que habla de educaci¨®n¡, ?no cree que es aconsejable inculcar en los alumnos de forma constante cierta ¨¦tica tecnol¨®gica, para dejar claro que la tecnolog¨ªa no sirve para cualquier cosa y que ha de usarse con juicio?
Por supuesto. Pero vivimos una situaci¨®n compleja, no debemos simplificar demasiado las cosas. Por un lado, tenemos un aumento general de la alfabetizaci¨®n en todo el planeta, hay un acceso a la cultura y al conocimiento que no para de crecer, sobre todo en los pa¨ªses m¨¢s pobres, donde hace 50 a?os ni siquiera exist¨ªa la escolarizaci¨®n. Pero en los pa¨ªses de la OCDE, donde se realizan test de manera sistem¨¢tica para analizar la evoluci¨®n de las cosas desde hace 25 a?os, llama la atenci¨®n que las capacidades en materia de lectura y comprensi¨®n, en matem¨¢ticas y en ciencia est¨¢n en declive. Probablemente es porque hay una inadecuaci¨®n entre la cultura ambiente y lo que ocurre en la escuela. Ya no llegamos a captar la atenci¨®n de los alumnos.
?Qu¨¦ hay que hacer o qu¨¦ se puede hacer?
Pues por ejemplo utilizar nuevos m¨¦todos, usar m¨¢s un elemento como los videojuegos en el aprendizaje de la lectura o de las matem¨¢ticas. Eso funciona, se lo aseguro, porque logra captar la atenci¨®n, arrancar el compromiso del alumno hacia la materia. Pero claro, eso supone un enorme esfuerzo de estrategia pedag¨®gica, y tambi¨¦n de desarrollo tecnol¨®gico, claro.
?Las autoridades educativas est¨¢n de acuerdo con esos m¨¦todos?
Es evidente que los sistemas educativos tienen que evolucionar, hay un gran retraso en eso. Por ejemplo, en Montreal hay varias start-ups de gente joven tremendamente din¨¢mica que se dedican a las tecnolog¨ªas educativas, y hacen cosas extraordinarias, pero parece que los directivos de los colegios, los profesores y las autoridades educativas no est¨¢n de momento muy por la labor. Es una l¨¢stima, porque se han hecho encuestas y est¨¢ claro que los alumnos est¨¢n a favor. De hecho, hay todo un campo en marcha, lo que se llama digital humanities [humanidades digitales], en pleno desarrollo. Y tiene mucho futuro, solo hay que apoyarlo. Las nuevas tecnolog¨ªas digitales no son solo ciencia exacta, tambi¨¦n pueden ayudar mucho a las ciencias humanas y sociales.
?No cree que ese d¨¦ficit de atenci¨®n ¡ªpero no solo en los j¨®venes¡ª es uno de los c¨¢nceres de las sociedades digitales actuales? El alud de est¨ªmulos es de tal calibre que no hay ni tiempo ni espacio para pararse a pensar.
Totalmente de acuerdo. Creo que har¨ªamos bien en desarrollar ejercicios de atenci¨®n. Hay gente que practica ejercicios espirituales, y en esos lugares ya se intenta fijar la atenci¨®n, en este caso por los temas del esp¨ªritu. Y cada vez hay m¨¢s personas practicando meditaci¨®n. No es cualquier cosa, se debe permanecer muy atento a la respiraci¨®n, no es algo sencillo. S¨ª, hay que trabajar la atenci¨®n de las personas, y eso empieza por ense?arlo en la escuela. Sin ella, no hay nada que hacer. Ya puedes recibir una avalancha de datos y de informaciones, que si no has cultivado tu capacidad de atenci¨®n, no tienes nada que hacer con todo eso. Pero no solo, adem¨¢s es necesario reforzar nuestra capacidad de establecer prioridades. La ¨²nica forma de utilizar y aprovechar esa avalancha de informaci¨®n de forma positiva es orden¨¢ndola, analizando y decidiendo lo que es importante y lo que no. En resumen, la clave es: tener capacidad de atenci¨®n, establecer prioridades y fijarse objetivos. Algo as¨ª como gestionarnos a nosotros mismos, vaya. Ser aut¨®nomos.
En 1998, usted escribi¨® esto: ¡°El desarrollo del ciberespacio es irreversible y no se producir¨¢ ¨²nicamente bajo la forma de internet¡±. ?Qu¨¦ cree que veremos?
Me pide usted un ejercicio de mago con bola de cristal. Pero aprovechar¨¦ para contarle algo que no predije. Ya sabe, los investigadores siempre estamos alardeando de haber anticipado cosas, y yo he predicho bastantes, pero esta no: el papel que iban a acabar jugando las grandes compa?¨ªas tecnol¨®gicas¡ Apple, Google, Microsoft, Amazon, Facebook, etc¨¦tera; c¨®mo iban a acabar convertidas en nuevas formas de Estado. Yo lo llamo el Estado-plataforma. Probablemente acabar¨¢n desarrollando sus propias monedas; ya cuentan con m¨¦todos de reconocimiento de identidades m¨¢s precisos que los de los propios gobiernos; ya regulan la opini¨®n p¨²blica, puesto que son ellas las que dominan las redes sociales donde la gente se expresa, as¨ª que si deciden censurar algo lo hacen y punto, y si deciden poner en valor algo por encima del resto, lo mismo. Tienen un poder ilimitado. Y est¨¢n conformando una gran alianza con los gobiernos mediante colaboraciones con los servicios secretos, la Polic¨ªa, el Ej¨¦rcito¡, sobre todo en Estados Unidos y en China.
?Teme que un d¨ªa pueda instalarse una especie de tecnopoder planetario que supere definitivamente al poder pol¨ªtico? ?Qu¨¦ contrapesos se pueden levantar?
Esto es un problema real, y sobre todo en Europa. Porque as¨ª, en general, no veo contrapesos, no veo empresas europeas que sean tan poderosas como Google o Amazon, que son Estados-plataforma con una infinita capacidad de tratamiento de la informaci¨®n, muy superior a la de cualquier burocracia europea. Encuentro un poco deprimente que Europa se presente como un mero poder reglamentista. Frente a gigantes como esos, que tienen no solo una inmensa capacidad t¨¦cnica, sino tambi¨¦n la capacidad de satisfacer a sus clientes, no veo c¨®mo esa reglamentaci¨®n puede ejercer de contrapeso. La verdad es que no s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢, pero es un fen¨®meno que observo con inter¨¦s¡ y con inquietud. Soy bastante pesimista acerca de c¨®mo equilibrar el poder de los Estados-plataforma.
En la simbiosis del ser humano y el algoritmo¡, ?qui¨¦n dir¨ªa que va saliendo mejor parado, el ser humano o el algoritmo?
?Ja, ja, ja, ja, ja! Veamos, le confesar¨¦ que yo no creo para nada en todas esas historias seg¨²n las cuales el algoritmo tomar¨¢ el poder, o las m¨¢quinas se rebelar¨¢n contra la humanidad o cosas as¨ª. ?Sabe?, basta con desconectar la m¨¢quina y la m¨¢quina deja de funcionar.
Excepto la computadora HAL 9000 en 2001: una odisea del espacio, de Kubrick¡
?Ah, pero eso no cuenta, porque estaban completamente aislados en el espacio! Ahora en serio: el algoritmo es un producto cultural, es decir, un producto de la humanidad, hay gente que los fabrica, gente que los mejora y gente que decide que tal o cual algoritmo ya no sirve y hay que crear otro. Para quienes nos sentimos humanistas, solo el ser humano cuenta, el factor humano y la experiencia humana.
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